ME CONFIESO PROGRESISTA
IGNACIO VIZCAGÜENAGA ARRIORTUA, Asesor Religioso de la Comunidad  Laical Trinitaria Algorta (yule@euskalnet.net)*
ALGORTA (VIZCAYA). ECLESALIA, 20/09/10.- 
Como cristiano me veo necesariamente progresista. Me  explico: quiero para el ser humano, para todo ser humano, un futuro mejor; lo  quiero más libre, con más dignidad, más respetado. Deseo para él una libertad  física, social, política, económica, sicológica, religiosa mayor, arraigada y  sustentada en la libertad interior,  espiritual, fruto de múltiples conquistas íntimas. Lo sueño más provisto de  valores, de ideales, de criterios éticos y de proyectos. Defiendo y promuevo ese  futuro.
Mi fe cristiana, lejos de bloquear  estos anhelos, me los activa con urgencia. Sueño con la revolución que Jesús encendió en la  historia. Su vida y su mensaje es un gigantesco foro que pro-yecta luz y fuerza sin  cesar en dirección al progreso humano.
La fe cristiana es una llamada a  madurar como persona, a crecer en amor y solidaridad, en respeto y tolerancia  con el "otro". A su luz, el "otro", cercano o lejano étnica y  culturalmente, se me muestra como don  -no como rival-, como riqueza familiar, como parte de ese gran Nosotros, sólo dentro del cual me es  dado realizarme como persona. El otro es mi hermano. La pluralidad, la diferencia, la descubro  como valor a respetar y a cultivar en la comunión de la unidad mundial. Por ello mi fe me lleva  a entablar con todos, con independencia de su piel, de su cultura o su credo,  relaciones fraternas, solidarias. Vínculos de amistad, de respeto y de  gratitud.
También ante el Otro (Dios), mi fe me sitúa en actitud  gozosa y esperanzada, en talante progresista. Veo a Dios, no como a Alguien que  bloquea mi dignidad y crecimiento, sino como quien fundamenta y catapulta mi  desarrollo humano "cargando" mis pilas sin sustituirme en mi responsabilidad;  quien me invita a deponer mis infantilismos y a asumir esperanzado mi adultez  creativa. El Dios que he encontrado en Jesús es Amor, Padre. Es Luz y vida. A  esa luz me "autocomprendo" mejor, y se me renueva e ilumina también toda mi  "cosmovisión"; me veo en mi admirable identidad, con todo su recorrido  inmanente-trascendente, con mis responsabilidades indeclinables  constitutivamente relacionado con Dios y con todos los humanos, abierto al  entero cosmos, respetuoso con la naturaleza.
Sí, este Dios, lejos de obstruir el  progreso humano, me lo propone como "proyecto" personal y familiar, como tarea  esencial humana. Y tan insustituible es Dios en el progreso humano que, sin él,  nos extraviamos, pervertimos nuestra identidad y vocación. Pensad en Auschwitz, Nagasaki, los Gulags… Eso sí, dejemos a Dios ser Dios;  no lo manipulemos, haciendo imágenes suyas desde nuestros intereses, a nuestra  imagen y semejanza. Clavemos los ojos en Jesús, "Dios con nosotros", a la luz de  su Espíritu. Entiendo que el progreso humano está hecho de conocimientos y  experiencias, de investigación y de vida. Defiendo la ciencia y la técnica al  servicio del progreso humano. Subrayo  humano. 
Como progresista estoy en contra de  esa apoteosis de la superficialidad y de la trivialización en nuestra cultura,  de ese intento de forjar un modelo de hombre "light", sin criterios ni valores,  con la moda como eje, con la televisión como sustento intelectual, con tanta  literatura "cleenex", filtrada hasta en muchos "best sellers". Rechazo tanta  inmadurez e irresponsabilidad ante el sexo, ante la vida y la  muerte.
Denuncio ese reventón de atropellos  que genera un consumismo y hedonismo desbocados y que atenta contra derechos  fundamentales de los más débiles. Un progreso que deja su camino sembrado de  innumerables cadáveres inocentes merece otro nombre. Denuncio, por ello, que  llamemos también "progreso" a lo que es su degeneración y su muerte. Jesús nos  enseñó que el progreso humano va siempre en dirección al Amor y a  la Vida.  En  dirección a la Felicidad, cuyos  contenidos y camino nos  señaló. 
(Eclesalia Informativo autoriza y  recomienda la difusión de sus artículos, indicando su  procedencia).
*Artículo enviado por la comunidad laical como testimonio del pensamiento de Ignacio, falleció el pasado 8 de agosto de 2010
 
