Los vecinos ofrecimos un desayuno a los asistentes, cuyo chocolate nos fue regalado por el ayuntamiento de Estepa. Tras el desayuno y los dulces propios, se celebró la eucaristía, bendición del campo, las cosechas y las familias y procesionó San Isidro y la Virgen por la calle de la aldea, que para la ocasión estreno su nombre nuevo de Calle San Isidro Labrador.