AL ESTILO DE   JESÚS
6 Pascua (B) Juan 15,9-17 - JOSÉ   ANTONIO PAGOLA
SAN   SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).
ECLESALIA, 09/05/12.- Jesús se está despidiendo de sus   discípulos. Los ha querido apasionadamente. Los ha amado con el mismo amor con   que lo ha amado el Padre. Ahora los tiene que dejar. Conoce su egoísmo. No saben   quererse. Los ve discutiendo entre sí por obtener los primeros puestos. ¿Qué   será de ellos?
  
Las palabras de Jesús adquieren un   tono solemne. Han de quedar bien grabadas en todos: "Éste es mi mandato: que   os améis unos a otros como yo os he amado". Jesús no quiere que su estilo de   amar se pierda entre los suyos. Si un día lo olvidan, nadie los podrá reconocer   como discípulos suyos.
  
De Jesús quedó un recuerdo   imborrable. Las primeras generaciones resumían así su vida: "Pasó por todas   partes haciendo el bien". Era bueno encontrarse con él. Buscaba siempre el bien   de las personas. Ayudaba a vivir. Su vida fue una Buena Noticia. Se podía   descubrir en él la cercanía buena de Dios.
  
Jesús tiene un estilo de amar   inconfundible. Es muy sensible al sufrimiento de la gente. No puede pasar de   largo ante quien está sufriendo. Al entrar un día en la pequeña aldea de Naín,   se encuentra con un entierro: una viuda se dirige a dar tierra a su hijo único.   A Jesús le sale desde dentro su amor hacia aquella desconocida: "Mujer, no llores". Quien ama como Jesús, vive   aliviando el sufrimiento y secando lágrimas.
  
Los evangelios recuerdan en diversas   ocasiones cómo Jesús captaba con su mirada el sufrimiento de la gente. Los   miraba y se conmovía: los veía sufriendo, o abatidos o como ovejas sin pastor.   Rápidamente, se ponía a curar a los más enfermos o a alimentarlos con sus   palabras. Quien ama como Jesús, aprende a mirar los rostros de las personas con   compasión.
  
Es admirable la disponibilidad de   Jesús para hacer el bien. No piensa en sí mismo. Está atento a cualquier   llamada, dispuesto siempre a hacer lo que pueda. A un mendigo ciego que le pide   compasión mientras va de camino, lo acoge con estas palabras: "¿Qué quieres que haga por ti?". Con   esta actitud anda por la vida quien ama como Jesús. 
  
Jesús sabe estar junto a los más   desvalidos. No hace falta que se lo pidan. Hace lo que puede por curar sus   dolencias, liberar sus conciencias o contagiar confianza en Dios. Pero no puede   resolver todos los problemas de aquellas gentes.
  
Entonces se dedica a hacer gestos de   bondad: abraza a los niños de la calle: no quiere que nadie se sienta huérfano;   bendice a los enfermos: no quiere que se sientan olvidados por Dios; acaricia la   piel de los leprosos: no quiere que se vean excluidos. Así son los gestos de   quien ama como Jesús. 
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