CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

jueves, 24 de abril de 2014

EL QUE NO ESTÁ CONTRA NOSOTROS, ESTÁ A FAVOR NUESTRO. Sobre las hermandades civiles.

El que no está contra nosotros, está a favor nuestro (Mc 9,40) 


Como dice el titular del un periódico digital, proliferan las hermandades y cofradías civiles, tanto en los barrios de las ciudades como en los pueblos. El ejemplo más cercano lo tenemos en Lora de Estepa, donde aun sale a la calle una imagen de Jesús Cautivo popularmente llamado “el Zoilo”. Parece ser que en Sevilla hay varias en circulación, y que incluso entre sus fines se encuentran el de la ayuda al necesitado. Son imágenes que procesionan de la manera más digna, en cuanto que salen a la calle en sus pasos, adornados con flores, banda de música, cortejo de hombre y mujeres de chaqueta y mantilla respectivamente…etc. Y lo más significativo es que son imágenes que veneran los cristianos, pues representan como otra cualquiera a nuestro Señor y su Madre. Lo que ocurre es que estas agrupaciones o “hermandades civiles”, como suelen ser llamadas, no tienen encaje jurídico en la Iglesia Católica ni están respaldadas, y ni siquiera animadas por el obispo del lugar. Son hermandades ácratas, en cuanto que no están incardinadas canónicamente en ningún territorio eclesiástico. Las personas que mueven estas agrupaciones religioso-civiles, son gente creyente y personas corrientes que en muchos casos se encuentran de frente con la dureza de la burocracia episcopal, para llevar a buen puerto la constitución de su hermandad en la Iglesia Católica. Y esto les desanima, pues el camino burocrático es parecido al desierto en el cual cunde la desesperanza y no se dejan de sortear dificultades. Y van caminando como pueden con sus luces y sus sombras, sin dejar de tener en ciernes el continuo anatema de la oficialidad cofrade diocesana. Déjeme que le muestra un pasaje del Evangelio al uso del tema: “Juan le dijo: –Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre; pero se lo hemos prohibido, porque no es de los nuestros. Jesús contestó: –No se lo prohibáis, porque nadie que haga un milagro en mi nombre podrá luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros, está a nuestro favor. El que os dé aunque solo sea un vaso de agua por ser vosotros de Cristo, os aseguro que tendrá su recompensa.” (Marcos 9, 38-40) Respecto del texto de Marcos, la cosa está clara. Los que creemos en Cristo, tenemos la premisa de sumar y hacer comunidad sin tener en cuenta los orígenes de tal y cual. En demasiadas ocasiones respecto de la separación con otras iglesias, se ha dicho que es mucho más lo que nos une que lo que nos separa. Y sin embargo continuamos demonizando al distinto, o al que cogió un camino alternativo para llegar al mismo lugar que nosotros, LA SALVACIÓN. Por ello, con toda la serenidad del mundo me pregunto. Este asunto de las hermandades religioso-civiles y la negación absoluta a su integración en la Iglesia Católica facilitándoles el camino, ¿es una cuestión religiosa o es una cuestión de poder? Creo que es más bien lo segundo, y lo lamento. Lo lamento mucho porque me duele la iglesia, en cuanto que me duelen las personas, la gente. Y “nuestra amada e imperfecta iglesia”, como decía San Francisco, no deja de ponernos la ley antes que la vida y la norma jurídica antes que las personas. Lo diré una vez más aunque nadie me escucha, ESTE NO ES EL CAMINO. Por un lado el obispo de Málaga echa a la calle a un hermano mayor divorciado, y por otro lado el Papa Francisco dice a una divorciada qye al comulgar no hace daño a nadie. ¿Qué es lo que está fallando? ¿Acaso tenemos desvirtuado el evangelio de Jesús? Respecto del tema tratado aquí, no hay atajos posibles; El que no está contra nosotros, está a nuestro favor. Hagamos por tanto la vida lo más fácil posible a las personas, pues de no ser así de poco nos servirá la “otra caridad oficializada y bendecida”. Laus Deo.