CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

sábado, 27 de mayo de 2023

APAGADO DEL CIRIO PASCUAL - CEREMONIA

 APAGADO DEL CIRIO PASCUAL EN LA TARDE NOCHE DEL DÍA DE PENTECOSTÉS.

Esta ceremonia litúrgica es recomendable para todas las personas cristianas que celebran la pascua de manera individual o comunitaria.

Tengamos en cuenta que para realizar esta liturgia no es preciso tener un cirio pascual bendecido o consagrado, pues son muchas las personas o comunidades religiosas o cristianas, que al reunirse suelen encender una luz que hace sirve para invocar la PRESENCIA. Es por ello, que para realizarla basta con tener encendida cualquier luz que simbolice a Cristo, presente entre nosotros o con nosotros si se hace de manera privada o individual.

(Esta ceremonia puede realizarse de manera comunitaria o privada. Es recomendable realizarla en los oficios últimos de día tales como las vísperas, eucaristía de la tarde. Lo más recomendable en realizarlo dentro del oficio de completas)

MONICIÓN:

Dios y Padre bueno, que nos amas y nos buscas. El Espíritu Santo que nos ofreces en Jesús resucitado, es el origen de la fuerza y el dinamismo de la misión evangélica que da sentido a nuestra vida y es la razón de nuestro ser comunitario y cristiano. En esta misión, las mujeres y hombres llamados a anunciar tu palabra y renacidos del agua y del Espíritu, vivimos ya las realidades del Reino de Dios mientras esperamos la plenitud gozosa de los tiempos. Esta vivencia exige y anima nuestro compromiso cristiano, para llegar a ser sembradores de tu Reino.

Un Reino que es justicia, amor y paz verdaderos.

Un Reino por el que vivimos y trabajamos desde la vocación que cada uno tenemos, para llegar a ser en el mundo instrumentos de tu paz como nuestro padre Francisco de Asís.

Agradecidos por tu compañía que se prolonga a través del tiempo y recordando nuestro compromiso de ser luz junto a tu Hijo Jesús resucitado, encendemos ahora el cirio pascual.

(Ahora se desarrolla el oficio concreto de la liturgia de las horas o la propia eucaristía o liturgia de la palabra, dejando la continuación para la ultima  parte del oficio que puede retomarse tras recitar el padre nuestro)

 

ACLAMACIONES A LA LUZ DE CRISTO:

Bendito seas Padre, fuente y origen de toda luz. Al contemplar las lumbreras del firmamento, por medio de las cuales estableciste la sucesión de las noches y los días, te alabamos gozosos, y recordamos tus prodigios en favor de tus elegidos.

Para liberar a tu pueblo de la esclavitud de Egipto, lo guiaste a través del desierto por medio de una columna de fuego y nube, dándole luego posesión de la tierra prometida.

R. Gloria a ti por los siglos.

 

Ahora, en la plenitud de los tiempos, por la muerte y resurrección de Jesucristo, nuestro Señor, has liberado a la humanidad entera de la esclavitud del pecado y de la muerte, y nos has dado nueva vida a los que, regenerados por las aguas del bautismo, hemos sido incorporados en el reino de tu Hijo y entrado en posesión de la luz verdadera.

R. Gloria a ti por los siglos.

 

Son estas maravillas de tu amor las que conmemoramos en este cirio, signo de Jesucristo vivo y presente en medio de tu pueblo. Por eso, al participar de su luz en todo el tiempo pascual, nos gloriámos en Él, que ha vencido a las tinieblas, y nos comprometemos a ser sal que conserva la alianza nueva, sellada en su Sangre; luz que brilla ante las mujeres y hombres de nuestro tiempo; testigos de tu amor en el mundo.

R. Gloria a ti por los siglos.

 

Y así, Padre, como en otro tiempo tu pueblo liberado cantó la gloria de tu nombre, nosotros, tus hijas e hijos, congregados por tu Espíritu en la confesión de una misma fe, te alabamos por tu gran ternura y cariño, mientras caminamos hacia la Jerusalén celestial, donde resplandecerá la gloria de Jesús de Nazaret, lucero sin ocaso, y habitaremos en la plenitud de tu luz.

R. Gloria a ti por los siglos.

 

Al que humanizó el mundo con su amor, al que nos mostró el rostro amoroso de Dios padre y madre, al que nació de las entrañas maternales de María y José; la alabanza y el honor, la gloria y el poder por los siglos de los siglos. R. Amén.

 

CANTO:


¡Oh luz gozosa

de la santa gloria

del Padre celeste, inmortal!

¡Santo y feliz Jesucristo!

 

Al llegar el ocaso del sol,

contemplando la luz de la tarde,

cantamos al Padre, al Hijo

y al Espíritu Santo de Dios.

 

Tú eres digno de ser alabado siempre,

con santas voces.

Hijo de Dios, que nos diste la vida,

el mundo entero te glorifica.

 

ORACIÓN Y APAGADO DEL CIRIO

Te damos gracias, Padre, por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, por medio del cual nos iluminas, revelándonos la luz que no tiene ocaso. En esta fiesta de Pentecostés al término del tiempo Pascual, cuando completamos la duración de la jornada y nos acercamos al comienzo de la noche, agradecidos por tus dones, llenos de la luz del día que creaste para nuestra satisfacción, puesto que ahora, por tu gracia, nos falta la luz de la tarde, te alabamos y te glorificamos por tu Hijo Jesús.

Gracias Padre de bondad por esta luz que nos ha acompañado encendida durante todos estos días en los que nos hemos congregado ante Tu Presencia.

Gracias porque su Luz nos ayuda a sentirte cerca, ilumina nuestros pasos y nos recuerda que igualmente debemos irradiar esta luz a las mujeres y hombres con los que convivimos, para ser prolongación tuya y sembradores de tu Reino.

Unidos a todas las personas que sienten la vocación misionera de vivir junto a Ti, Padre y evangelizar junto a tu Hijo Jesús, Luz del mundo; apagamos esta luz con el deseo de que su fuego esté siempre en nuestros corazones y siempre caminemos por el mundo, de la mano de Jesús.

Por Él sea ti la gloria, el poder y el honor, con el Espíritu Santo, ahora y siempre por los siglos de los siglos.

(Y se apaga el cirio cantando por última vez a la virgen el Regina Coeli)


jueves, 6 de abril de 2023

ORACIÓN EN EL MONUMENTO EL JUEVES SANTO - HORA SANTA

 

Oración ante el Monumento el Jueves y Viernes Santo

AL ENCUENTRO DEL DIOS DE LA VIDA

Señor Jesús, gracias por quedarte con nosotros. Y por invitarnos a estar aquí contigo. En ocasiones no somos capaces de comprender lo que significa tu presencia en la Eucarística, en la Palabra Sagrada, en mí y en la persona que está junto a mí. Eres luz, eres fuerza, eres amor. Ahora –a través de tu pasión- pasas por la noche, pero nos iluminas. Ahora te sientes débil, pero nos fortaleces. Ahora nos pides amor, pero tú nos amas primero. Gracias por estar en los hermanos y hermanas. No quiero olvidar que muchos en este momento se sienten solos, están enfermos, sufren las consecuencias de la guerra o la desunión familiar, las injusticias, o son perseguidos y apenas puedes sobrevivir. Cada una de estas personas viven un Getsemaní muy actual y muy vivo. Tú, Jesús, estás ahí. También nosotros queremos unirnos espiritualmente a ellos y a ti, pues sentimos la necesidad de estar contigo, Señor. Como aquella mujer de Samaría, me siento en el brocal del pozo y me dispongo a conversar, porque siento la necesidad de de estar contigo.

 

HIMNO INICIAL (Porque siento la necesidad de estar contigo)

Porque Siento La Necesidad

Porque siento la necesidad de estar un rato contigo,

porque siento la necesidad de saber que eres mi amigo;

porque siento la necesidad de comentar lo ocurrido

hace casi dos mil años cuando fuiste concebido.

 

Jesús, eres la Verdad, la Palabra que no ha de pasar,

 Tú eres el Verbo hecho carne y yo creo que estás vivo,

Tú eres el Verbo hecho carne y yo creo que estás vivo.

 

 Porque siento la necesidad de recorrer tu camino

 de Belén hasta el calvario, de la pobreza al olvido.

 Porque siento la necesidad de estar un rato contigo

 para sofocar mi llanto al saberme redimido.

 

 Jesús eres la Verdad, el mundo pasa, Tú no has de pasar,

 cuando vuelvas a juzgarnos llévame al cielo contigo.

 

Porque siento la necesidad revivo lo que has sufrido

para redimir con sangre del pecado a su cautivo.

Porque siento la necesidad de vivir lo que has vivido,

paso a paso, golpe a golpe, hasta encontrarme contigo.

(Gonzalo Mazarrasa)

 

LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS (1Carta de Juan cap.3)

Hermanos: Mirad que amor nos ha tenido el Padre, para llamarnos hijos de Dios, pues lo somos. El mundo no nos conoce, porque no le conoció a Él. Queridos hermanos, ya somos hijos de Dios. Y aunque aún no se ha manifestado lo que seremos, sabemos que cuando Jesucristo aparezca seremos como él, porque le veremos tal como es. Este es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos unos a otros. No seamos como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué lo mató? Pues porque los hechos de Caín eran malos, y los de su hermano, buenos. Conocemos qué es el amor porque Jesucristo dio su vida por nosotros;  así también, nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos. Hijitos míos, que nuestro amor no sea solamente de palabra, sino que se demuestre con hechos. Palabra de Dios

 

REFLEXIÓN A LA LUZ DE LA PALABRA DE DIOS

Hay quien dice, que uno de los problemas que tenemos los cristianos hoy en día, es que aun no nos hemos acabado de creer que somos hijos e hijas de Dios. Es cierto. Puede que sea causa de la educación clásica recibida en muchos casos, otra causa puede ser el considerar a Dios tan altísimo, que se nos escapa de las manos…etc. Pero el evangelista Juan, el amigo de Señor, no deja lugar a la certeza al admitir que tú y todas las personas somos hijos de Dios. Él nos creo por amor. Solo por amor y nada más. Y nos puso en el mundo con una vida a desarrollar, en la cual –si decimos seguir a Jesús- debemos ocuparnos de hacer el bien. El monumento del Jueves y Viernes santos es una ocasión propicia para que hagas examen de tu vida, de lo que eres y de lo que vives. No se trata de hacer solo un examen las nuestras cosas negativas, no. Jesús el Hijo de Dios, esta ante ti, en ti y por ti. Como Él mismo, eres causa de la creación de Dios. Ofrécele a Dios todo lo que eres, tu existencia. Piensa en tu vida, en las personas con las que la compartes y reflexiona si respondes al amor de Dios, amándolos y respetándolos a ellos. Dios nos ama y nos busca en la vida. Lo hace para que todo aquello que Él nos da, nos enriquezca. Para luego poder nosotros poder enriquecer la existencia de otros. Aliviando sus penas, consolando al atribulado, siendo bálsamo ante la adversidad, cordialidad en la desavenencia y abrazo fraterno que siempre acoge sin preguntar nada. Piensa un poco en tu vida en lo bueno y en lo no tan bueno. Para ayudarte, debes hacer el siguiente ejercicio.

 

INVOCACIÓN A DIOS POR NUESTRAS MANOS

Cuando hayas pensado en tu vida, extiende las manos y míratelas. Se capaz de aplicar a cada dedo de tu mano una virtud tuya, una cualidad que poseas. Hazlo sin reparos. Luego, de la misma manera aplica a cada dedo una causa de tu vida que sea negativa o bien tengas que mejorar o rectificar. Quizás esto último te cueste más, pues no somos dados a reconocer nuestras miserias. Cuando lo hagas, ofrécele a Dios todo lo que eres. Hazlo de corazón y sin reservas. El te ama y hoy no viene a tu vida con reproches. Está aquí para conversar contigo. Tras un momento de interiorización, lee la oración “Por las obras de tus manos”

 

Dios y Padre bueno, que nos amas y nos buscas. Aquí tienes mis manos. Han sido causa de certezas y de tribulaciones. De abrazos y desprecios. De amor y de desamor. De caricias y de situaciones alejadas del amor y la compasión. Todo te lo ofrezco, Padre. Aquí, ante tu Hijo Jesús “el amor de los amores”; te pido que sea capaz de establecer un compromiso firme ante ti, Dios; para crucificar junto a tu hijo las obras de mis manos que me han apartado de tu mirada y de los hermanos que están junto a mí. Si Jesús se entregó por el mundo, ¿cómo no voy a poner yo mi granito de arena por tu Reino? Permíteme Señor, conciencia justa y determinación para llevar a cabo la obra de tu amor. Ante ti pongo mi empeño de resucitar con Cristo a una vida nueva, para que mis manos se llenen de obras de vida, esperanza, misericordia y así llegue a la plenitud ante Ti, Padre. Te lo pido por Jesús, Camino, Verdad y Vida; que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

 

PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN EL CIELO…

PRECES. Pon ahora en ante la Presencia del Señor, las necesidades del mundo. Lo que necesites para ti, díselo en último lugar.

 

PLEGARIA DE CONCLUSIÓN

Tu reino, Señor, se hace presente

cuando se fomenta la justicia y es respetada la libertad.

Cuando todos somos hijos tuyos, los sueños se deletrean:

Amistad, hermanos, paciencia, caridad.

 

Tu reinado, Señor, viene a nosotros siempre que el pueblo dispone

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de sustento, vivienda, trabajo y sanidad.

Tú nos enseñas, por Jesús,

a vivir con dignidad la vida

y a festejarla en la fraternidad.

 

En tu reino, Señor, no caben privilegios

de quienes se creen el fruto de la espiga

en honor y dignidad.

Eres un Dios vivo, enemigo de los ídolos humanos,

y no hay mayor cansancio que el tuyo.

 

El reino que predicaste llega casi de puntillas,

se revela y está escondido. Es simiente que se esparce

por los campos y levadura que fermenta entre la masa,

luz que muestra el horizonte a los perdidos.

 

El Reino de Dios, según los evangelios,

es un banquete de bodas, un adviento de ternura

que reparte los panes

en las manos frágiles de los que gozan detrás del corazón.

(Casiano Floristan)

 

¡BUENA PASCUA!                                           

Pastoral Litúrgica del Triduo Pascual