EL SANTO NOMBRE DE JESÚS
(Juan B. Sorozábal)
Jesús, dulce memoria, fiel consuelo,
que dad gozo y placer al alma pura;
más dulce que la miel es la dulzura
de tu dulce presencia, Rey del cielo.
Nada se oye que dé más regocijo,
nada puede la voz cantar más suave,
nada pensar más dulce el nombre sabe,
que Jesús amoroso de Dios Hijo.
Jesús, nuestra esperanza, ¡qué piadoso
eres al que te pide humildemente!
¡Qué bueno al que te busca diligente!
Y el que logra hallarte, ¡que dichoso!
Ni la voz el decirlo es practicable,
sólo por experiencia se penetra,
ni llegarlo a explicar pude la letra;
que es amar a Jesús, bien inefable.
Sed, pues, nuestro placer, Jesús amado,
que has de ser galardón del alma pía;
sea en ti nuestra gloria y alegría
por siglos y por tiempo interminado.
Amén.
No es solo por el vínculo de mi hermandad, es que el nombre de Jesús es el de mi querido hermano y por ello igualmente lo celebro junto al de José, llegado al 19 de Marzo, pues son tres “Joses”, a cual más querido y entrañable para mi corazón. Digo que, celebro este día mañana; o sea, el día tres que es la onomástica de los “Jesús”. Y hoy prácticamente es el día en el que hago propósito para el nuevo año, teniendo en cuenta que quien escribe es bastante esquivo respecto de las efemérides de los días y las horas. Pero es algo impuesto culturalmente y no ignoro el reto que supone para un cristiano el afrontar una nueva etapa, como afrontado es el año litúrgico allá por comienzos de Diciembre.
Y este año me propongo aferrarme al nombre de Jesús. No es que yo esté hoy más devoto que nunca, ¡¡jaja!!, no. Es solo que, de corazón, solo desde la comprensión que desprende este nombre, de su significado y de la dulzura de su pronunciación, podremos superar el 2011 de una manera esperanzada. ¿Quién morirá este año?. Cercanos nadie lo sabe, pero lejanos el drama está abierto y ya llevamos dos días. Una mujer apuñalada en la madrugada del recién estrenado día uno, y gracias al cielo que esta viva. ¿Cuántas este año?. ¿Cuántos dramas causaré yo, Señor?. A Él, Jesús, el ser humano por excelencia consagro este año, para que por la invocación de su nombre, nunca pierda el sentido cristiano y humano de la esperanza, la ilusión, la coherencia y la comprensión. Mucha, mucha comprensión entre las relaciones personales, para mantenernos serenos, respetuosos y dignos.
Buenas noches a todos y a todas.
Con mis mejores deseos os dejo unas letras, trazos de un escrito mío sobre el nombre de Jesús.
“Jesús es su nombre”.
“Yosue”, “Yeshúa”, “Yeshú”, Jesús. En su origen etimológico original significa “Yavhé ayuda” o “Yavhé ayude”, aunque la etimología popular de la biblia lo reinterpreto por “Yhavé salva” o “Dios salva”. Este mensaje quedo igualmente plasmado en la comunicación del ángel a José, cuando en sueños le advirtió que Jesús sería el salvador de su pueblo (Mt 1,21). […]SS. Clemente VII concede por vez primera a la orden de frailes menores la celebración del Oficio propio del Santísimo Nombre de Jesús, los días tres del mes de Enero. Un nombre para celebrar que nos sabe a dulce. Un nombre que pertenece a una insigne persona, que si por algo llamo la atención de sus contemporáneos, fue precisamente por no ser insigne, ni digno judío, ni persona a considerar salvo por la revolución del amor, planteada como columna vertebral del Reino de Dios. […]Mis muy queridos hermanos y hermanas, os aseguro que Jesús no nos dijo en balde aquello de: “el que dé de beber a uno de estos pequeñuelos tan sólo un vaso de agua fresca […], os aseguro que no perderá su recompensa" (Mt 10,42). Hagámonos dignos del nombre de Jesús. Abrámonos a un nombre que “resuena en nuestro oídos como misericordia, perdón, porque su voz es dulce y su rostro bello. Es fundamento de la fe mediante el cual somos constituidos hijos de Dios” (San Bernardino de Siena, sermón 49).”
Florencio Salvador Díaz Fernández, Estudiante de Teología Cristiana.