CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

martes, 12 de abril de 2011

MARÍA, RIMARIMANDO EN SER COFRADE




 El Rimarimando de Ser Cofrade del día 6 de abril fue el siguiente:

Siempre me ha fascinado la figura de la Virgen, desde que era niño he pasado toda la vida contemplando a muchas de ellas en el claroscuro sosegado e íntimo en el que se visten las Imágenes, porque así lo he visto hacer a mi padre, a mi tío y a otros buenos amigos que dedican su primor y su cariño a estos menesteres tan silenciosos.
Y desde el primer día me ha gustado muchísimo más la Virgen en ese instante en el que sin irreverencias y con absoluta dignidad, se coloca una simple mantilla sobre la cabeza de la Virgen María, bajo cualquier advocación hasta que se le compone el rostrillo, la pechera y todo ese ritual que implica vestir a una imagen.
La sencillez de ese rostro sin bordados, sin sedas, sin oros ni nada de nada es la aproximación máxima al ideal que yo tengo de la Virgen, una mujer humilde y grandiosa al tiempo en su sencillez. 
María dijo "sí", y confío plenamente en Dios y por eso es tan excelsa su valentía, y por eso la queremos tanto, y por eso le otorgamos la dignidad de Reina, porque es el ejemplo más fiel a seguir como cristianos ya que en Ella se humanizó el mismo Dios "haciéndose uno de tantos" y en Ella se encierran todas las virtudes, es la mujer entre las mujeres y la demostración de que en ellas están muchas de las claves del amor que Cristo nos enseño desde la cruz.
Por eso cuando veo a una Virgen cualquier día de nuestra Semana Santa y en cualquier localidad de nuestra fértil geografía cofrade, no puedo quitarme de la mente esa imagen de sencillez, y así, cada vez que veo a una Virgen encierro su rostro en lo más profundo de mis ojos y me la imagino sencilla, rebosante de hermosura y de belleza, como una mujer, como una gran mujer que puso su vida en las manos de Dios.


Te vimos en la luz y era en Belén
abrazando a un dulce niño entre pañales
y hoy son siete doloridos los puñales
que traspasan tu afligido corazón,
y ese llanto derramado de aflicción
se transforma en agonía y triste pena,
flor bendita en Nazaret de gracia plena,
manantial de excelsitud donde el Señor
se hizo hombre para darse por amor,
y morir para vivir crucificado
por tres clavos a un madero traspasado,
y la espalda por azotes mancillada.

Virgen pura por los cielos coronada
donde la eterna bondad se hace belleza,
pues por ti todo se acaba y todo empieza
y el amor de Dios por ti siempre florece
como fuente generosa que se ofrece
y maná para las almas afligidas,
pues en ti todas las glorias prometidas
se derraman en preciosa donosura,
eres tú Madre de Dios de la hermosura
templo vivo de la entrega y la templanza,
y ni el verso más sublime de alabanza
es capaz de describir tanta beldad. 

Tu virtud, tu candidez y tu bondad
en tu seno multiplica sus loores,
allí donde el Señor creció en amores
transformándose en pasión, fruto fecundo,
salvación y redención para este mundo
que nació de una mujer buena y sencilla
y al decir que "sí" se obró la maravilla
encarnándose en tu vientre inmaculado
el Cordero de Dios que sin pecado
se hace ofrenda del amor más generoso.

Y es tan grande el corazón, y es tan hermoso
que le sobran los bordados y varales,
los templetes y atributos celestiales,
pues en ella todo es magna providencia
y al mirarla solamente en su inocencia
sobrecoge tanto y tanto que enamora
pues María es nuestra fiel corredentora,
nuestra puerta hasta los cielos sempiternos
y a su nombre dulcemente allí acogernos
para estar bajo su manto de pureza.

Ella fue siempre modelo de nobleza
pues se dio como una flor de primavera,
dijo fíat, confió, fue la primera
en abrir su corazón enamorado
a la vida del Señor que fue engendrado
en su cuerpo de mujer comprometida,
ella fue luz y esperanza compartida,
ella fue senda de esfuerzo y confianza
ella fue voz de oración y de alabanza,
ella fue manos de lucha inquebrantable,
ella fue muestra de amor incomparable,
ella fue cauce y remanso de dulzura,
ella fue por ser mujer la criatura
donde el Espíritu encarnó a nuestro Señor
Santa Madre del Divino Salvador
para ser siempre el camino que nos guía
pues nació de una mujer, Virgen María
nazarena donde Dios puso su amor.

Helicón


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Publicado por José María Díaz Fernández para RIMARIMANDO