CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

domingo, 14 de octubre de 2018

SAN OSCAR ROMERO, UN SANTO A DESTIEMPO


“La pobreza es una espiritualidad, es una actitud del cristiano, es una disponibilidad del alma abierta a Dios. Por eso decía Puebla que los pobres son una esperanza en América Latina, porque son los más disponibles para recibir los dones de Dios. Por eso Cristo dice con tanta emoción: ¡Dichosos ustedes los pobres, porque de ustedes es el reino de Dios!”
(San Oscar Romero Homilía 17 de febrero de 1980)

Conocí a Oscar Romero, gracias a la película ROMERO[1] dirigida por John Duigan en 1989 y protagonizada maravillosamente por Raúl Juliá[2] , el cual supo caracterizar el personaje de una manera excelente. Fue tanto lo que me gustó de este obispo Oscar Romero y de su mensaje y obra, que investigué bastante sobre su vida; hasta el punto de convencerme que su muerte no solo fue causa del fanatismo paramilitar de entonces, sino que estuvo encubierta por parte del clero salvadoreño que en ese momento que plegaba a la política de derechas que gobernaba El Salvador en aquella época.

Oscar murió lo mismo que murió Cristo, por ponerse junto a los pobres y necesitados. En un país donde las desapariciones de los disidentes con el gobierno eran sistemáticas, este hombre que provenía del mundo de los libros, se colocó en el papel y prototipo de PADRE DE LA PATRIA SALVADOREÑA, desde la perspectiva del pueblo, la clase pobre y trabajadora.
Es una vergüenza para el catolicismo que no haya sido canonizado hasta hoy. Si la figura de Oscar Romero como mártir latinoamericano de la libertad hubiera sido explotada debidamente, no se hubiera sucedido en América Latina el auge de iglesias particulares y de sesgo sectario de dudosa consistencia ideológica, así como el crecimiento de organizaciones católicas ultra conservadoras como el Opus Dei, Comunión y Liberación, Legionarios de Cristo, Cruzados de yo no sé qué y varios institutos más, cuya forma de dar culto y religiosidad son de autentica película de terror. Es de órdago que Escribá de Balaguer (fundador del Opus Dei) esté en los altares y que Romero haya tenido que esperar hasta un complejo equilibrio político en nuestra Iglesia, en el cual ha colaborado de manera determinante el Papa Francisco, al que queremos.
Sea como fuere, más vale tarde que nunca. San Oscar Romero, mártir por la libertad es hoy una realidad. Para El Salvador y para toda persona que le conoció él era santo desde el momento en que la bala le atravesó la cabeza cuando este hombre estaba celebrando la eucaristía. Se sesgó su vida, pero creció un gigante cuya presencia nos acompañará para siempre. Es un personaje con un Espíritu concreto que INUNDA DE VIDA Y DIGNIDAD a toda persona que sea, perseguida, represaliada, asesinada o vejada por cualquier motivo.
La causa de San Oscar Romero es la causa de toda persona que es dejada al borde del camino y que espera la llegada de esa persona samaritana, que como Oscar hacía, se acerque, le toque, abrace, cure sus heridas y le ayuda a rehabilitar su dignidad.
Hoy es un gran día para El Salvador, para toda Latinoamérica, la Iglesia entera y los que seguimos a Cristo por la senda de la progresión cristiana, apostando por un reino donde la justicia y la fraternidad sean –y nunca mejor dicho- el pan nuestro de cada día.
Un abrazo para todas y todos. Fraternalmente, Floren.

Oración a San Oscar Romero de América, Martír por la libertad
¡Oh! Dios Padre Misericordioso,
que por mediación de Jesucristo
y la intercesión de la Virgen
María, Reina de Paz; y la acción
del Espíritu Santo, concediste al mundo
la gracia del testimonio de
San Óscar Romero de América
Mártir por amor y pastor ejemplar
Al servicio de la Iglesia.
Tú quisiste que su predilección fueran
los pobres y desestimados del mundo
en los cuales Tu te complaces
y en los que vemos el rostro prefigurado de Jesucristo.
Permítemos Padre de bondad,
que observando el testimonio de Romero
nos adhiramos cada vez más a Cristo,
pues solo amando a las personas,
luchando por su dignidad,
haciendo vida tu evangelio y siendo humanos;
podremos colaborar en la construcción de tu Reino.
Te lo pedimos por intercesión de San Oscar Romero,
al cual encomendamos todas las necesidades
de los pueblos más necesitados de la tierra. Amén.


(Oración compuesta y/o modificada de la original y oficial por Floren Salvador Díaz Fernández)