CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

sábado, 5 de junio de 2010

LA OPINIÓN DEL CARTUJO

SEAMOS CHEF DE DIOS

Es curioso como en la primera lectura se denota la importancia –en aquella época-, de dar el diezmo al Señor. Oh sea, dar una de diez, o aquello minimo con lo que se puede vivir y el mínimo como limosna al que tiene bastante. En cualquier caso este Domingo es Domingo de pan. De pan y mucho mas. Es domingo para meterse en la cocina y cocinar para los hijos e hijas de Dios, tanto para los que sabes y se creen hijos e hijas, como para los que estando bajo el amparo de Dios, desconocen su dimensión paternal. Es en cualquier caso, el Domingo en el que se nos invita a ponernos manos a la obra. De meter los puños en la masa y realizar esa sustancia que conforma el pan, que bendecimo al reunirnos en la Eucaristía “Sacramento de la Fraternidad”. De esta manera entiendo yo la eucaristía, como mesa en la cual se comparte, lo poco o lo mucho, la alegría y la pena, la esperanza y la zozobra. Benditos seamos todos los que –además de orar y adorar- nos proponemos como Jesús, realizar obras dignas de hijos de un mismo Padre y hermanos entre sí. Un vez más y perdón por repetirme, seamos conscientes de que auténticamente somos hijos e hijas de Dios. Y tengamos en cuenta que nuestras obras y vida cristianas es el único Evangelio que mucha gente leerá en su vida. Por lo tanto, demos también nosotros de comer.
¡Feliz Domingo!

Laus Deo.


Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,11b-17):

En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar al gentío del reino de Dios y curó a los que lo necesitaban. Caía la tarde, y los Doce se le acercaron a decirle: «Despide a la gente; que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en descampado.» 
Él les contestó: «Dadles vosotros de comer.» 
Ellos replicaron: «No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para todo este gentío.» Porque eran unos cinco mil hombres. 
Jesús dijo a sus discípulos: «Decidles que se echen en grupos de unos cincuenta.» Lo hicieron así, y todos se echaron. 
Él, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y cogieron las sobras: doce cestos.

Palabra del Señor