CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

domingo, 15 de julio de 2012

LA ORACIÓN I. 3.1 EL BUDISMO


3. La oración en las principales religiones.

3.1 EL BUDISMO

Nacido en una aldea llamada Kapilavastu en los confines de Nepal hacia el 560 a.C y descendiente de casta de guerreros, Gautama Siddharta (el que ha conseguido su objetivo), es criado como un hijo predilecto por su padre y su tía. Casado como convenía a la tradición del lugar, hasta los 29 años lleva una vida de auténticos placeres, y es entonces cuando al encontrarse con un monje, un enfermo y un anciano, experimenta una cierta conversión que le lleva a realizar una profunda reflexión sobre la vida, su origen y su fin. 

Después de dar descendencia a su clan, escapa de su vida marital y conducido por su caballo hata la profundidad de un bosque, cambia sus vestidos y sedas por unos pobres harapos y se introduce en un mundo de silencio durante siete años. ¿Es que sólo en el silencio y desprendimiento se encuentra a Dios?.

Gautama llega a la perfección del entendimiento se su cuerpo y de su alma, se llega a afirmar: “Yo no enciendo fuego para el altar, avivo una llama que hay dentro de mí. Mi corazón es la hoguera”.
Alcanzado el nivel máximo del ascetismo se rodeo de discípulos que encontró con deseos de seguirle en un parque de Benarés. Durante 44 años recorrió el país y localidades circundantes acrecentando el número de discípulos. 

Rodeado de estos murió el 480 a.C pidiéndoles como última enseñanza que no le llorasen sino que vieran en su muerte la liberación definitiva que les espera a ellos también, si permanecían fieles a su enseñanza.

Por ello el budismo, mas que una religión de uno o varios dioses, tenemos que definirla como religión del camino. Esta perfección y caracteres personales de Gautama fueron reconocidos por sus discípulos en compañeros de religión, reconociendo que estos eran prefiguración de la nueva presencia de Gautama entre ellos. Por este motivo se establece la reencarnación como elemento esperanzador y fundamental, que hace de cada vida y de cada forma de vida, una posibilidad de reencarnación. 

Su doctrina se establece por medio del aprendizaje de memoria de los mantras o enseñanzas de Buda y los grandes maestros lamaistas, y la perfección del espíritu por el camino tántrico. Como en todas las religiones existe una parte culta y otra popular o ajena al conocimiento. En la parte culta están los integrantes del clero o lamaserias y los monjes de los monasterios. 

(Lasa, palacio del Potala el fondo, antigua resicendia del Dalay Lama)

Ellos como aspiración suprema son introducidos en los monasterios por sus familias como aspiración suprema de todo el clan al que representan. Ellos acceden al conocimiento de las enseñanzas de Buda, con la convicción de que una vida es poco tiempo para asimilar todo el conocimiento a recibir, pero mantienen la esperanza de que en la próxima reencarnación se les conceda la oportunidad en otro humano.

El pueblo por otro lado, ignora por completo la enseñanza de buda aunque a grandes rasgos desea alcanzar la perfección de este. Por ello el devoto budista emplea el peregrinar hacia el lugar santo como acto de acercamiento, por medio del cual a cada tres pasos y humillación, alcanza el favor de Buda. La oración del pueblo es expresada de forma curiosa. 

Estos, incultos en la mayoría, no rezan sino que por el contrario llevan consigo unos molinos de oración. Estos junto al deambulatorio por Lhasa, pagodas o lugares santos, y el encendido de antorchas con grasa de Yacs, es la expresión máxima de la devoción popular budista.





Autor: Florencio Salvador Díaz Fernández.
Estudiante de Teología Cristiana.
(Este material puede ser difundido o utilizado, indicando su autoría y procedencia)