CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

martes, 24 de julio de 2012

LA ORACIÓN I. 5.3 EL RITMO LITÚRGICO Y LA ORACIÓN


5. La oración en la regla de San Benito.

5.3 El ritmo litúrgico y la oración.

Su idea central es que el monje viva por y para Dios consagrando su vida al servicio suyo. Debe ser persona consagrada que se entregue con solicitud y constante ánimo a la alabanza divina, al ideal de santidad y santidad litúrgica. La celebración litúrgica de los oficios está por encima de cualquier iniciativa penitente o devocional, dándose al espíritu orante con determinación y fervor.

"-nuestro voto de conversatio morum –lo traduzcamos por “conversión de costumbres”, “vida monástica”, o de otro modo posible- implica, según lo entiende la Regla de san Benito que profesamos, la entrega personal y cotidiana al trabajo de corregir nuestras negligencias y a crecer en las virtudes cristianas. Exige de nosotros el tender constantemente a la humildad y a la plenitud de la caridad del corazón de Cristo, y a la plena implantación en nuestro cuerpo y en nuestro corazón del Reino de Dios que nos anuncia el evangelio. Y exige de nosotros la perseverancia en esta vida hasta el fin, porque el amor nunca se sacia hasta alcanzar la plena posesión del ser amado, lo que, en nuestro caso, sólo será posible en la otra vida."- (Regla cap.nn 1)

A grandes rasgos, especificamos aquí que aunque la liturgia de la iglesia sufrió modificaciones importantes a lo largo de los siglos en cuanto a iniciativas de conglomerar todo en un mismo ritual o adaptaciones al latín; el cuerpo del Oficio Divino en cuanto a su distribución y significado, es casi inalterado del primigenio instaurado por San Benito. 

Como reformas excepcionalmente importantes destacamos las mas recientes cuando SS Pablo VI con motivo del Vaticano II publica Laudius Canticum y la “Sacra Cogregatio Pro Cultu Divino” por medio del decreto 1000/71 firmado por el cardenal Tabera, declara efectiva la reforma litúrgica del oficio canónico de las Horas en latín establecida para toda la Iglesia. 


Ocho años mas tarde (23/08/79) a instancias del cardenal de Barcelona Jubany Arnau, la misma congregación aprueba la versión del tomo I de la Liturgia de las Horas en Castellano, a la cual sucedería la de los siguientes volúmenes II, III y IV.

Por ello el orden monástico, si bien reúne algunos estilos propios en cuanto a los oficios, se ajusta perfectamente a la reforma litúrgica con la misma dedicación que San Benito exhorto en su regla de vida. 
La persona, para evitar la tediosidad y el descuido que causa la ociosidad, debe estar sujeta a una serie de disposiciones que alternando la oración, el trabajo y el estudio, redunden en beneficio propio y favorable a la alabanza del Señor y bien de la comunidad y de toda la iglesia.

Prometen cuatro votos fundamentales: pobreza, castidad, obediencia al abad y permanencia en comunidad.

Su vida se mueve y es determinada por la continua celebración de las Horas, de manera solemne y a lo largo de toda la jornada.

         Vida del monje un día cualquiera:
         4.15 Oficio de Lectura
         7.00 Laudes
         8.30 Tercia (hora del Padre)
         12.30 Sexta (hora del Hijo)
         15.30 Nona (hora del Espíritu)
         18.30 Vísperas
         20.30 Completas

         



Autor: Florencio Salvador Díaz Fernández.
Estudiante de Teología Cristiana.
(Este material puede ser difundido o utilizado, indicando su autoría y procedencia)