CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

sábado, 29 de septiembre de 2018

ABRAZAR


Quien me conoce sabe que soy de besos. Sí me gusta. Creo que es algo bonito y que demuestra y transmite el afecto y la ternura. Respecto del abrazo, pues hay personas que saben que me encanta un abrazo “apretao”. Recuerdo aquella experiencia en 2007 cuando en un monasterio del norte al despedirme de un monje al que conocí allí tras bastantes días de retiro, este me dijo: -Floren, ¿puedo pedirte algo muy especial? Claro, contesté. ¿Me puedes dar un abrazo? 

"¡Hay tanto cansancio en personas que nunca han recibido un abrazo por parte de la iglesia y que sin embargo escuchan decir a los obispos como deben de vivir!"

La pregunta me dejó noqueado durante unos segundos –por su profundidad-, pero no me lo pensé. Lo hice pausadamente pero me arrojé poco a poco a los brazos de aquel monje que luchaba por ser libre de cuerpo y mente y que encontró en nuestras conversaciones nocturnas un oasis donde confiar su vida y su situación. Sea como fuere quien abraza acoge, recibe, transmite energía y sosiego, protege y demuestra consideración pues al abrazar y al acoger damos un poco o un mucho de nosotros mismos. 

Al respecto de esto, me llamó particularmente la atención el ejemplo de Jesús de Nazaret cuando explica cosas del Reino de Dios cogiendo en brazos a un niño y ponerlo como ejemplo de la sencillez y la humildad necesaria para seguir sus pasos. Esta lectura nos la ofreció la liturgia el pasado domingo (Mc 9,30ss) y este fin de semana, de nuevo las lecturas traen su propia enjundia. 
En Números (cap.11) se nos habla del Espíritu de Dios que es transmitido de una persona a otra sin que tengan que tener en común nada concreto. El salmo 18 nos anima a ser humildes en nuestras vidas, la carta de Santiago (cap.5ss) nos advierte del riesgo de poner la felicidad en aquello que es superficial y no nos colma. Y en el Evangelio de Marcos (cap.9,38ss) Jesús hace un alegato por la universalidad de su persona y de su mensaje. 
Como dijo aquel, “a partir de aquí” podemos comenzar a pelearnos…jajaja, aunque no se trata de eso en absoluto. Reconocemos que esta última lectura causa incomodidad en muchas personas que se sienten distinguidas, ungidas, ordenadas, ministros eclesiásticos…etc. 
Los apóstoles quieren impedir que una persona que no pertenece a su grupo de seguidores de Jesús, haga el bien a los demás. Jesús no se lo piensa y los censura. Quien no está en contra nuestra está a nuestro favor. La situación es clara y contradictoria con la deriva que trae la Iglesia y la que desarrolla. Seguimos en el absurdo desarrollo de la pastoral de la obligatoriedad. 
La Iglesia no sabe ya hacer atrayente el mensaje de Jesús, triste y fundamentalmente porque no está legitimada desde sus pastores para hacerlo; porque son hombres que –en muchos casos- han politizado su labor de pastores viven como príncipes en palacios y sin mezclarse con la sociedad. 
El papa Francisco acaba de decir en Letonia: “Que todos sepan que estamos dispuestos a privilegiar a los más pobres, levantar a los caídos y recibir a los demás así como vienen y se presentan ante nosotros.” 
No le quito merito al papa, en absoluto. Pero los escándalos en EE.UU. Chile, Europa sobre abusos sexuales se suceden, dejando claro que los curas abusadores fueron encubiertos por los obispos que los trasladaron una y otra vez pero nunca los cesaron. Voy al meollo de la cuestión. 
Jesús abraza a aquel niño y a todo el mundo, sin preguntar los números de tu cuenta corriente, tu sexualidad o tu creencia. ¡¡ESA ES LA GRANDEZA DE JESÚS!! Que viene a servir, pero no solo a servir a los que le siguen. Su mensaje es universal y por eso abraza, desde una conciencia pacifica, social y justa. Con todo respeto, no quiero un abrazo que no sea sincero. No quiero un abrazo que huela a puñalada trapera. No quiero el abrazo de la iglesia si no está dispuesta a cesar a los delincuentes y hacerlos pasar por la justicia de los hombres. 
¿Cuántos sacerdotes hay que cesar o poner en la puerta de la calle, uno, cien o dos mil? Los que sean, pero toda la jerarquía eclesiástica debiera de tener muy claro según el evangelio de este domingo (Marcos 9,38ss), que incluso si nos quedáramos sin sacerdotes, la Palabra de Dios sera vivida, escuchada, atesorada y puesta en práctica por todas aquellas personas que vivimos nuestra creencia desde el obligado pragmatismo y no ya desde los fuegos artificiales, promesas de vida eterna o el “Ego te absolvo a peccatis tuis”, nooo. 

Incluso seguiremos celebrando la eucaristía y compartiendo los alimentos en el nombre de Jesús, como él nos enseñó a tod@s a hacerlo. Es así de sencillo aunque determinadas personas crean que solo se puede hacer bajo las normas establecidas por el misal romano. 
Miren ustedes, lo que menos le importaba y le importa a Jesús es el culto que hagamos o a quien se lo dediquemos mientras nuestra vida construya vida humana y posibilidades de vida digna. 
¡Hay tanto cansancio en personas que nunca han recibido un abrazo por parte de la iglesia y que sin embargo escuchan decir a los obispos como deben de vivir! Es tremendo poner la ley por delante de lo que para una persona es su ser natural. Recuerdo siempre a ese matrimonio de amigas y sus dos hijas. Ninguna de las cuatro son abrazas por la iglesia pues las madres son lesbianas. Pero las hijas de ambas, sí saben quién es Jesús de Nazaret. 
Un hombre al que merece la pena imitar porque según les enseñan sus madres, PASÓ POR EL MUNDO HACIENDO EL BIEN. Abracemos pues si es posible y dejémonos abrazar con sinceridad y acogida de por medio. Un abrazo enorme.
Fraternalmente, Floren.