OFICIO DIVINO. VIERNES EN LA
PASIÓN DEL SEÑOR.
LAUDES
(el himno, la
salmodia y el benedictus a dos coros; en este oficio no se dice el Gloria).
+,Pres: Dios, mío ven en mi auxilio,
Asam: Señor, date prisa en socorrerme. Amén.
*HIMNO.
1.¡Oh cruz fiel, árbol único en nobleza!
Jamás el bosque dio mejor tributo
en hoja, en flor y en fruto.
¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde la Vida empieza
con un peso tan dulce en su corteza!
2.Cantemos la nobleza de esta guerra,
el triunfo de la sangre y el madero;
y un Redentor que en trance de Cordero,
sacrificado en cruz, salvó a la tierra.
1.Dolido mi Señor por el fracaso
de Adán, que mordió muerte en la manzana,
otro árbol señaló, de flor humana,
que reparase el daño paso a paso.
2.Y así dijo el Señor: “¡Vuelva la Vida,
y que el Amor redima la condena!”
La gracia está en el fondo de la pena,
y la salud naciendo de la herida.
1.¡Oh plenitud del tiempo consumado!
Del seno de Dios Padre en que vivía,
ved la Palabra entrando por María
en el misterio mismo del pecado.
2.¿Quién vio en más estrechez gloria más plena,
y a Dios como el menor de los humanos?
Llorando en el pesebre, pies y manos
le faja una doncella nazarena.
1.En plenitud de vida y de sendero,
dio el paso hacia la muerte porque él quiso.
Mirad de par en par el paraíso
abierto por la fuerza de un Cordero.
2.Vinagre y sed la boca, apenas gime;
y, al golpe de los clavos y la lanza,
un mar de sangre fluye, inunda, avanza
por tierra, mar y cielo, y los redime.
1.Ablándate, madero, tronco abrupto
de duro corazón y fibra inerte;
doblégate a este peso y esta muerte
que cuelga de tus ramas como un fruto.
2.Tú, solo entre los árboles, crecido
para tender a Cristo en tu regazo;
tú, el arca que nos salva; tú, el abrazo
de Dios con los verdugos del Ungido.
Al Dios de los designios de la historia,
que es Padre, Hijo y Espíritu, alabanza;
al que en la cruz devuelve la esperanza
de toda salvación, honor y gloria. Amén.
SALMODIA
Introducción al Salmo
Antifona 1.
Pres: Dios no perdonó a su propio
Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros.
Salmo 50
1.Misericordia, Dios mío,
por tu bondad,
por tu inmensa compasión
borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
2.Pues yo reconozco mi
culpa,
tengo siempre presente mi
pecado:
contra ti, contra ti solo
pequé,
cometí la maldad que
aborreces.
1.En la sentencia tendrás
razón,
en el juicio resultarás
inocente.
Mira, en la culpa nací,
Pecador me concibió mi
madre.
2.Te gusta un corazón
sincero,
y en mi interior me inculcas
sabiduría.
Rocíame con el hisopo:
quedaré limpio;
Lávame: quedaré mas blanco
que la nieve.
1.Hazme oír el gozo y la
alegría,
que se alegren los huesos
quebrantados.
Aparta de mi pecado tu
vista,
Borra en mí toda culpa.
2.Oh Dios, crea en mí un
corazón puro,
renuévame por dentro con
espíritu firme:
no me arrojes lejos de tu
rostro,
no me quites tu Santo
Espíritu.
1.Devuélveme la alegría de
tu salvación,
afiánzame con espíritu
generoso:
enseñaré a los malvados tus
caminos,
los pecadores volverán a ti.
2.Líbrame de la sangre, oh
Dios,
Dios, Salvador mío,
y cantará mi lengua tu
justicia.
Señor, me abrirás los
labios,
y mi boca proclamará tu
alabanza.
1.Los sacrificios no te
satisfacen:
si te ofreciera un
holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu
quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú no lo desprecias.
2.Señor, por tu bondad,
favorece a Sión,
reconstruye las murallas de
Jerusalén:
entonces aceptarás los
sacrificios rituales...,
...ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán
novillos.
Todos: Dios no perdonó a su
propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros.
Introducción al Salmo
Antifona 2.
Pres: Jesucristo nos amó y
nos ha librado de nuestros pecados por su sangre.
Cántico Ha 3,2-4.13a.15-19
1.Señor, he oído tu fama,
me ha impresionado tu obra.
en medio de los años,
realízala;
en medio de los años,
manifiéstala;
en el terremoto, acuérdate
de la misericordia.
2.El Señor viene de Temán;
el Santo, del monte Farán:
su resplandor eclipsa el
cielo,
la tierra se llena de su
alabanza;
su brillo es como el día,
su mano destella velando su
poder.
1.Sales a salvar a tu
pueblo,
a salvar a tu ungido;
pisas el mar con tus
caballos,
revolviendo las aguas del
océano.
2.Lo escuché y temblaron mis
entrañas,
al oírlo se estremecieron
mis labios;
me entró un escalofrío por
los huesos,
vacilaban mis piernas al
andar;
gimo ante el día de angustia
que sobreviene al pueblo que
nos oprime.
1.Aunque la higuera no hecha
yemas
y la viña no tiene fruto,
aunque el olivo olvida su
aceituna
y los campo no dan cosechas,
aunque se acaban las ovejas
del redil
y no quedan vacas en el
establo,
yo exultaré con el Señor,
me gloriaré en Dios, mi
salvador.
2.El Señor soberano es mi
fuerza,
él me da piernas de gacela
y me hace caminar por las
alturas.
Todos: Jesucristo nos amó y
nos ha librado de nuestros pecados por su sangre.
Introducción al Salmo
Antifona 3.
Pres: Tu cruz adoramos,
Señor, y tu santa resurrección alabamos y glorificamos; por el madero ha venido
la alegría al mundo entero.
Salmo 147
1.Glorifica al Señor,
Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los
cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos
dentro de ti;
ha puesto paz en tus
fronteras,
te sacia con flor de harina.
2.Él envía su mensaje a la
tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como
ceniza;
1.hace caer el hielo como
migajas
y con el frío congela las
aguas;
envía una orden, y se
derriten;
sopla su aliento y corren.
2.Anuncia su palabra a
Jacob,
sus decretos y mandatos a
Israel;
con ninguna nación obró así;
ni les dio a conocer sus
mandatos.
Todos:Tu cruz adoramos,
Señor, y tu santa resurrección alabamos y glorificamos; por el madero ha venido
la alegría al mundo entero.
LECTURA DEL
PROFETA ISAIAS. 53.2-12.
Mirad, mi siervo tendrá
éxito, subirá y crecerá mucho. Como muchos se espantaron de él, porque
desfigurado no parecía hombre, ni tenía aspecto humano, así asombrará a muchos
pueblos, ante él los reyes cerrarán la boca, al ver algo inenarrable y
contemplar algo inaudito. ¿Quién creyó nuestro anuncio? ¿A quién se reveló el
brazo del Señor. Creció en su presencia como brote, como raíz en tierra árida,
sin figura, sin belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado
de los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el
cual se ocultan los rostros, despreciado y desestimado. Él soportó nuestros
sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido
de Dios y humillado pero él fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado
por nuestros crímenes. Nuestro castigo saludable cayó sobre él, sus cicatrices
nos curaron.
Palabra de Dios.
(Silencio para
meditar la palabra de Dios.)
Siempre es difícil aceptar
el sufrimiento; y éste permanecerá siempre es un misterio. Sin embargo es a
través del sufrimiento cómo el Siervo Sufriente de Dios ganó su victoria sobre
el mal y sobre el pecado. El sufrimiento es parte de la vida y una fuente de
vitalidad, en nosotros igual que en Jesús el Siervo Sufriente. Miremos la cruz
no como un motivo solo de adoración, sino de superación de todo aquello que
significa para nosotros muerte, esclavitud, sometimiento. Aspiremos a una
resurrección como la de Jesús, donde podamos renovar nuestras actitudes para
ser en el mundo fermento y masa, luz que alumbre a través de nuestro ejemplo,
el caminos de quienes comparten la vida con nosotros. El camino de aquellos a
los que amamos y a los que debiéramos amar más.
RESPONSORIO BREVE
Todos: Cristo, por nosotros,
se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz.
BENEDICTUS.
Lc 1, 68-79.
Antifona, Pres: Encima de su
cabeza colocaron un letrero con la acusación: “Jesús el Nazareno, el rey de los
judíos.”
1.Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque
ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos
una fuerza de salvación
en
la casa de David, su siervo,,
según
lo había predicho desde antiguo
por
boca de sus santos profetas.
2.Es
la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y
de la mano de todos los que nos odian;
realizando
la misericordia
que
tuvo con nuestros padres,
recordando
su santa alianza
y
el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
1.Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados
de la mano de los enemigos,
le
sirvamos con santidad y justicia,
en
su presencia, todos nuestros días.
2.Y
a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque
irás delante del Señor
a
preparar sus caminos,
anunciando
a su pueblo la salvación,
el
perdón de sus pecados.
1.Por
la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos
visitará el sol que nace de lo alto,
para
iluminar a los que viven en tinieblas
y
en sombra de muerte,
para
guiar nuestros pasos
por
el camino de la paz.
Todos:
Encima de su cabeza colocaron un letrero con la acusación: “Jesús el Nazareno,
el rey de los judíos.”
PRECES
(las preces las
leen diversos fieles de forma espontanea)
Pres:
Adoremos a nuestro Redentor, que por nosotros y por todos los hombres quiso
morir y ser sepultado para resucitar de entre los muertos, y supliquémosle,
diciendo:
Todos:
Señor, ten piedad de nosotros.
Señor y Maestro nuestro, que por nosotros te sometiste
incluso a la muerte, enséñanos a someternos siempre a la voluntad del Padre.
Oremos: Señor, ten piedad de nosotros.
Tú que, siendo nuestra vida, quisiste
morir en la cruz para destruir la muerte y todo su poder, haz que contigo
sepamos morir también al pecado y resucitemos contigo a una vida nueva. Oremos:
Señor, ten piedad de nosotros.
Rey nuestro, que como un gusano fuiste
el desprecio del pueblo y la vergüenza de la gente, haz que tu Iglesia no se
acobarde ante la humillación, sino que, como tú, proclame en toda circunstancia
el honor del Padre. Oremos: Señor, ten piedad de nosotros.
Salvador de todos los hombres, que
diste tu vida por los hermanos, enséñanos a amarnos mutuamente con un amor
semejante al tuyo. Oremos: Señor, ten piedad de nosotros.
Tú que al ser elevado en la cruz
atrajiste hacia ti a todos los hombres, reúne en tu reino a todos los hijos de
Dios dispersos por el mundo. Oremos: Señor, ten piedad de nosotros.
Pres: Si alguien lo desea puede pedir
por otras necesidades, a cada invocación respondemos: Señor, ten piedad de
nosotros.
Pres: Fieles a la recomendación del
Salvador, y siguiendo su divina enseñanza nos atrevemos a decir: PADRE NUESTRO
que estás en el cielo…
ORACIÓN
Pres: Mira, Señor de bondad, a tu familia
santa, por la cual Jesucristo, nuestro Señor, aceptó el tormento en la cruz,
entregándose a sus propios enemigos. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
BENDICIÓN
FINAL
Pres:
El Señor, nos bendiga y nos guarde,
nos muestre su rostro y nos conceda la
paz,
nos mire benignamente y nos conceda su
favor
El Señor, bendiga a estos sus humildes
siervos en el (+)nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.