CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

domingo, 16 de octubre de 2016

¿SENTENCIA O DIGNIDAD? SOBRE LA INDISOLUBILIDAD DEL MATRIMONIO

No se trata de sentencia, sino de dignidad
El asunto es religioso y tiene un trasfondo político desde luego. El caso es que, sin ser yo omnisciente ni pretendiendo serlo, es curioso como cada día se puede aprender algo en el escrutinio y discernimiento de las escrituras. Y hoy concretamente me he detenido en una afirmación que los evangelios ponen en labios de Jesús: “lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre” (Mt 19,3-6. Lc 9,51s. Jn 8,6); afirmación relativa a la pregunta –de los contemporáneos de Jesús- de si puede el varón repudiar a la mujer. 

El caso es que esta afirmación, “lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”, desde tiempo inmemorial ha sido la sentencia sacerdotal, por medio de la cual el presbítero declara instituido el matrimonio entre un hombre y una mujer. La palabra sentencia es dura, lo sé. Pero la utilizo porque considero que la Iglesia desde tiempo inmemorial, la utiliza más bien como sentencia aclaratoria de que algo es tal que así, porque el sacerdote así lo declara para siempre; sin que otrora tengan que intervenir –ni siquiera los protagonistas de la unión-. 
Prueba de ello es la circunstancia de que, habiéndose agotado en una pareja la esencia o vida sacramental del matrimonio, se le sigue considerando una unión lícita y cabal canónicamente hablando. Algo que no se puede sostener –ni queriendo- pues cuando falta el amor y la entrega, se agota el sentido sacramental de la unión, y esta desaparece por el propio desafecto. 
El divorcio era legal en tiempos de Jesús, sí (Dt 24,1s). Una facción judaica lo consideraba lícito de una manera fundada y proporcional. Pero mayoritariamente, los judíos podían optar por el divorcio, por cuestiones tan arbitrarias como el hecho de que una mujer no supiera cocinar bien. Hoy en día los argumentos no son tan espurios, pero es una realidad instalada en nuestra sociedad, el hecho del fracaso del matrimonio católico en gran medida. Son muchas las indicaciones del papa Francisco al respecto de facilitar –jurídica y económicamente- la nulidad de los matrimonios fracasados, pero estas medidas son acogidas con mucho recelo por los obispos ultraconservadores y los sectores ortodoxos del catolicismo, que acuden a la nulidad canónica del matrimonio, sobre todo porque tienen miles de €uros y se lo pueden permitir. 
A varios papas le debemos la barbaridad de pretender judicializar la vida de la comunidad creyente católica, por medio del Código de Derecho Canónico”, verdadera constitución de la Iglesia, cuando debiera ser el Evangelio de Jesús. “Las propiedades esenciales del matrimonio son la unidad y la indisolubilidad, que en el matrimonio cristiano alcanzan una particular firmeza por razón del sacramento” (Canon 1056). 
La suerte del pueblo fiel y sencillo es que siempre nos quedará Jesús y la propia esencia de lo que hizo y dijo, lo cual no se puede cambiar, por mucho que a lo largo de los siglos hayan intentando tergiversarlo. Jesús de Nazaret dejó notables muestras de entrega a los desfavorecidos de la sociedad. Y uno de los sectores con los que se entregó al máximo, fue con las mujeres. Los ejemplos fueron muchos, pero me centro en la afirmación que nos ocupa, y que recuerdo, es contestación de Jesús a la pregunta de si es lícito el divorcio: “lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”. 
Por la dureza del corazón de los israelitas se dieron en nombre de Dios leyes injustas y sesgadas, que quizás hay que entender y contemporizar en función del momento en el que se promulgaron, teniendo en cuenta que ellas fueron fruto de la propia interpretación humana sobre la revelación divina; nunca dichas personalmente por Dios, pues Dios no habla personalmente con caracteres lingüísticos. 
Pero desde la venida de Jesús de Nazaret, el Señor, se nos revela el rostro amoroso y humano de Dios Padre, que desde el Hijo –Jesús- se humaniza y se hace ni más ni menos que uno como nosotros. Jesús sintió debilidad por las mujeres, por sus vidas, sus oportunidades y sus derechos. Sintió el desprecio de la sociedad hacia ellas de una manera tan intima que al ser preguntado sobre la licitud del divorcio, no solo no contesto a la pregunta de los fariseos sino que les proporcionó una afirmación que se ha malinterpretado a lo largo de los tiempos: “lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”. 
¿A qué tipo de unión se refiere Jesús? ¿Matrimonial? No, en absoluto. Jesús si algo se ha encargado de hacer desde su vida pública, es rescatar a las personas caídas en el camino de la vida y curar lo más difícil de curar, la dignidad quebrantada. En el judaísmo de la época la mujer era un objeto que –a mi juicio- servía para tres cosas fundamentales: trabajo, placer del hombre y legitimidad de la estirpe, y punto. Ni dignidad, ni persona, ni decisión, ni autoridad, ni nada de nada. 
Pero Jesús las rescata del ostracismo y la indefensión. “Jesús toma posición a favor de las víctimas, poniendo fin al privilegio de los varones para repudiar a las esposas a su antojo y exigiendo para las mujeres una vida más segura, digna y estable” (Fco.J.Sáenz de Maturana). Por eso mismo, lo que Dios ha unido es la equiparación de derechos y dignidades, llegando a considerar a la persona como sujeto idéntico sin que el género tenga que ser diferenciador. Es por ello, que la frase objeto del escrito: “lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”; en absoluto debe ser considerada apta para considerar indisoluble el matrimonio, pues el amor, la entrega y el afecto, son los mejores indicadores para optar por el cese de la vida matrimonial y sacramental. 
Hay divorcios que son una bendición de Dios, pues conllevan la liberación total de la persona. Por ello, ojalá muchas personas tengan amplitud de miras para hacer la vida más llevadera y más tolerante. La palabra distorsionada de Jesús de Nazaret no puede ser justificación para condenar a personas a una unión eterna insoportable, y tampoco hace falta la bendición de una persona concreta para vivir una vida de pareja plena y sacramental, si se ama y comparte en el nombre de Jesús.

Fraternalmente, Floren.

martes, 4 de octubre de 2016

CANCIÓN POR LA PAZ EN COLOMBIA - Soy Capaz





Ojalá sea posible que se reconduzca el proceso de paz. El dolor nunca desaparecerá, pero desde la esperanza de la paz duradera puede ser más llevadero.

¡¡ánimo Colombia, eres un gran pueblo!!

domingo, 2 de octubre de 2016

PSOE, EL DÍA DESPUÉS

PSOE, el día después
El día después es hoy mismo. El PSOE ha afrontado una de las mayores crisis orgánicas de su historia. ¿Está roto el partido? ¿Está abierto en canal? ¿Sus dirigentes bogan hacia la autodestrucción? No tengo claro estos titulares de prensa y críticos, pues yo como militante socialista sé donde estoy y se a lo que me debo. Al menos de momento, o al menos hasta donde mi conocimiento y coherencia me lo permitan. 

Anoche dimitió el compañero Pedro Sánchez de su responsabilidad como Secretario general del partido. Bien por él, pues creo que no se merece tener cerca a semejantes personas, encima llamándose compañeros. Quien escribe es de los que hubiera dado a Rajoy la abstención en segunda votación para que gobernara. Y aun manteniendo mi postura, considero que las formas –utilizadas por ciertas personas- para hacer claudicar a Pedro Sánchez, han sido deplorables y faltas de lealtad por parte de lo que dictamino en su día la propia Comisión Ejecutiva Federal, dar a Rajoy un NO absoluto y rotundo. Hoy que es el día después, admito que tengo que templar mi ánimo aunque manifieste con rotundidad mis sentimientos. Los que han provocado la caída de Pedro Sánchez, han pasado por encima de todos los militantes como una apisonadora y nos han faltado al respeto. ¿Nos pedirán estos mañana, que como militantes nos dejemos la piel, para la promoción política de cada uno de ellos? Es duro la vida del soldado de a pié como bien nos llamó hace días una compañera a los propios militantes. Pero como tales, somos soldados y somos personas que conformamos la propia esencia del socialismo, pues somos los que nos podemos tirar al barro de la ciudadanía y llevar el ideal socialista allí donde sea preciso. Hay que diferenciar lo sucedido en Ferraz –lucha de poderes-, con la ideología socialista que mantiene, perdura y vive en las personas que la sentimos como nuestra, y que aplicamos a la vida principios sencillos pero vitales para la convivencia digna, tales como el respeto, la solidaridad y la puesta en valor de la persona individual, sea la que sea y tenga la ideología que sea. Y de esto último, hubo bastante poco ayer en Ferraz –sede del PSOE en Madrid-. Seguiré siendo socialista por el mismo motivo por el que no puedo dejar de ser cristiano, porque lo llevo a fuego en la piel. Jesús de Nazaret se partió la cara por los necesitados de cada tiempo, sanando las heridas y restituyendo la dignidad personal a quien la había perdido. El socialismo –y la socialdemocracia- son precisos y necesarios mientras haya desigualdades en nuestro primer o tercer mundo. Mientras haya ancianos a los que nadie cuida, mientras haya personas que no pueden pagarse la sanidad privada, o buscan comida entre la basura, donde hay hombres que pegan a la mujer, donde hay fanatismo político o religioso, donde hay violencia y falta de respeto hacia el niño, el adulto o el anciano. Mientras de todo esto haya en nuestra sociedad, y mientras una sola persona esté dispuesta a eliminar desigualdades, seguirá estando vivo el socialismo y la socialdemocracia. Y España y su historia siempre reconocerán que el PSOE es el partido que más ha contribuido –y seguirá contribuyendo- en la sociedad del bienestar y la apuesta por lo público y lo social. Un saludo cordial.

Fraternalmente, Floren.

VIAJAR A RUSIA, UN SUEÑO CUMPLIDO