CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

martes, 23 de febrero de 2016

LA CÁTEDRA, ELEMENTO A CONTEXTUALIZAR EN LA IGLESIA DEL SIGLO XXI

La cátedra, elemento a contextualizar en la Iglesia del siglo XXI
Como ya se sabe, Cátedra viene del latinazgo cathedra, y este del griego καθέδρα. Significa asiento o sede, desde el cual se imparte una determinada enseñanza o ejemplo; y también lugar del que emana una determinada autoridad y desde el que se gobierna. La más conocida es la celebrada el 22 de Febrero, la cátedra de San Pedro. Fiesta instituida en el S.IV (depositio martyrum) para fortalecer la autoridad del papado, aunque hay que tener en cuenta que “hasta el siglo X la iglesia fue sinodal, o sea que la autoridad no era exclusiva del papa” (J.Mª Castillo). 

Pero si algo caracteriza esta fiesta, es el revestimiento que se hace en el Vaticano de la imagen de San Pedro, ornándolo con unas ricas vestimentas llenas de piedras preciosas. Esto es una tradición y está bien, pues tiene su encanto. Pero no se puede perder de vista, que existiendo en el mundo las desigualdades que hay entre países y sectores de la sociedad y apostando Jesús de Nazaret por la austeridad en la vida;  se deje un poco de lado la dimensión de pastoreo y/o responsabilidad que conlleva el solio pontificio. 
Si hablamos de autoridad, basta decir que en toda dimensión de la vida en la que está el hombre y la mujer de cada tiempo, se ha hecho –en muchos casos- un uso abusivo o irresponsable de la autoridad, y la iglesia puede ser un buen ejemplo de ello y también de su aspecto antagónico; pues también hay verdaderas  personas seguidoras de Jesús que apuestan por la vida, como único soporte vital para anunciar el Reino de Dios. 
Esto pasa desde todos los planos eclesiásticos, desde el papado hasta la última parroquia de pueblo donde se pueden suceder cambios y decisiones pastorales de calado, sin tener en cuenta a nadie y bajo a autoridad episcopal; paraguas ideal para justificar todos los posibles desmanes. En estas formas de autoridad que pasan con indolencia por encima de las personas y cuya última autoridad emana de la cátedra del Pedro –sede pontificia- nada tiene que ver Jesús de Nazaret. 
Y una prueba incontestable de ello la tenemos en el evangelio de hoy, que por cierto nos habla de cátedras. “En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen” (Mateo 23,1-12). 

¿Cuántas personas sin merecerlo, han hablado en nombre de Dios o de su Hijo Jesús? 
No hagamos demagogia gratuita, pues en los escribas y fariseos están representados todas las personas que abusan de su estatus o su responsabilidad; con el gravamen de que estos se atreven a decir a la gente como tienen que actuar. Paradigma de ello son los actuales sacerdotes, pero no son los únicos, pues como digo a ese ejemplo estamos todos supeditados. ¿El camino a seguir? “Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos” (Mt 23,1ss). 
Por medio de estas palabras Jesús de Nazaret diluye la autoridad sea de la forma que sea, y la torna en responsabilidad fraterna desde la colectividad. El servicio es la clave de la praxis cristiana y no el servicio desde las planificaciones a un nivel eclesiástico “cuasi” gubernamental. Un ejemplo de servicio lo veo hoy en día en la persona del Papa Francisco, pues siendo él la propia realidad encarnada de la autoridad de la sede de Pedro –su cátedra-, anatematiza –condena- todo privilegio existente para la iglesias y los prelados y presbíteros. 
Anima a los pastores a tener olor de ovejas, o sea, vivir con la gente enseñando el evangelio desde lo que sean capaces de hacer sus manos. Y sobre todo su aspecto más fascinante, Francisco abraza sin medida, consuela y es todo corazón. Por ello, creo que para contextualizar la fiesta de la cátedra de san Pedro y su último significado hoy en día, tenemos que hacer una interpretación desde el legado que Francisco construye en nuestra Iglesia. 

Un legado que se basa en la persona y su respeto como objetivo primordial del amor de Dios. Un legado que se apoya en la necesidad de cuidar la naturaleza –asignatura pendiente para todos- desde un cristianismo ecológico y sin perder de vista aquello que todo lo impregna, la Palabra de Dios como base, fundamento, objetivo, meta y final de todo. 
Creo que Francisco es la viva encarnación de Pedro, y no precisamente por la autoridad, sino por ser hombres sencillos que todo lo pusieron en las manos del Señor y en él confiaron y tuvieron puesta su complacencia.

Donde hay un árbol que plantar, plántalo tú.
Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú.
Donde haya un esfuerzo que todos esquiven, acéptalo tú.

Sé el que apartó del camino la piedra,
El odio de los corazones y las dificultades del problema.

Hay la alegría de ser sano y justo,
pero hay sobre todo, la inmensa alegría de servir.

Qué triste sería el mundo si todo en él estuviera hecho.
Si no hubiera un rosal que plantar, una empresa que emprender.

No caigas en el error de que sólo
se hacen méritos con los grandes trabajos.

Hay pequeños servicios: poner una mesa,
ordenar unos libros, peinar una niña.

El servir no es una faena de seres inferiores.
Dios, que es el fruto y la luz, sirve.
Y te pregunta cada día: ¿Serviste hoy?


Gloria Fuertes

viernes, 19 de febrero de 2016

ORACIÓN FRANCISCANA II DOMINGO DE CUARESMA C. LLAMADOS A TRANSFORMAR EL MUNDO DESDE LA FE

La lectura orante de la Palabra de Dios en la vida franciscana 

La Palabra de Dios ocupa un lugar central en la vida
cristiana y en la vocación franciscana.
San Francisco acogió e hizo suya la Palabra del Evangelio, que es Jesús mismo: La regla y vida de los hermanos menores es ésta: guardar el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo y seguir sus huellas.
San Francisco nos pide: Inclinad el oído de vuestro corazón y obedeced a la voz del Hijo de Dios. Guardad sus mandamientos con todo vuestro corazón y cumplid sus consejos perfectamente (CtaO 6-7)DE CUARESMA CICLO C


Para ello debemos superar la solicitud y las fatigas de este siglo, y las seducciones de la riqueza, y las
concupiscencias de las demás cosas que les penetran y ahogan la palabra” (Rnb 22,16), no sea que so pretexto de alguna merced, o quehacer, o favor, perdamos o apartemos del Señor nuestra mente y corazón” (Rnb 22,25). En esta lógica, san Francisco nos exhorta: “Restituyamos todos los bienes al Señor Dios altísimo y sumo, y reconozcamos que todos son suyos, y démosle gracias por todos ellos, ya que todo bien de Él
Procede (Rnb 17,17).
Este es el itinerario que Francisco nos ofrece para acercarnos a la Palabra de Dios, leerla, interiorizarla,
restituirla y vivirla, personalmente y en fraternidad. He aquí una oportunidad para renovar nuestra vocación. Acojámosla de buena gana.


1.  PREPARACIÓN
El primer momento consiste en invocar al Espíritu Santo, el único que puede hacer comprensible el
sentido de la Palabra y prepararnos a una escucha profunda, abierta a lo que Dios ha dicho y a lo que
quiere decirnos. Iluminados por el Espíritu, podemos quitar los obstáculos físicos, psicológicos y ambientales y centrar la atención en la escucha de la Palabra. Se trata de “escuchar la Palabra con corazón bueno y óptimo, como dice san Francisco (Rnb 22,17).
Puede hacerlo con este texto:
"Ven Espíritu Santo, ven Dios de amor.
Porque el amor es lo que más necesito.
Porque sin amor soy como una planta seca, sin raíces.
Porque el amor es vida, es fuerza y es calor. Porque sin amor el corazón se muere de fo.
Ven Espíritu de amor.
Porque el amor del mundo siempre es imperfecto.
Porque es tu amor lo que más necesito. Porque tu amor es real, es verdadero, es sincero. Ven Espíritu de amor.
Porque todo mi ser es hecho para el amor. Porque el amor le da un sentido a todo lo des. Porque sin amor, nada podhacerme feliz.
Ven Amor infinito.
Porque todos los demás amores son imperfectos, y me dejan sed del tuyo.
Ven Espíritu Santo.
Amén."


2.  LECTURA Y ESCUCHA  DE LA PALABRA DE DIOS
El segundo momento consiste en la lectura del texto, hecha con sencillez y pureza, para captar el sentido
global de la Palabra escuchada y verificar su comprensión. Esta lectura debe ser asidua, motivada y
alimentada con la fe de la Iglesia: en su seno resuena y ella es quien la administra.


Lectura del santo Evangelio según san Lucas 9, 28b-36

En aquel tiempo, tomó Jesús a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto del monte para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió y sus vestidos brillaban de resplandor.  De repentedos  hombres  conversaban con  él:  eran Moisés  y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su éxodo, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían de sueño pero se espabilaron y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: - «Maestro
¡qué bueno es que estemos aquí! Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» No sabía lo que decía. Todaa estaba diciendo esto, cuando lle una nube que los cubrió con su sombra. Se llenaron de temor al entrar en la nube. Y una voz desde la nube decía: - «Este es mi Hijo, el Elegido, escuchadlo». Después de rse la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por aquellos as, no contaron a nadie nada de lo que haan visto.

Palabra del Señor.

3.  INTERIORIZACIÓN  Y ASIMILACIÓN  DE LA PALABRA DE DIOS
En el tercer momento es conveniente memorizar un versículo-clave que sintetice el sentido global del
fragmento que se ha leído. La Palabra memorizada nos acompañará durante la jornada o hasta el momento en que hagamos la siguiente lectura orante, a fin que arraigue en nosotros. Es conveniente que cada uno descubra, en un momento de silencio, los condicionamientos (ocupaciones, preocupaciones, afectos, quehaceres, favores… [cf. Rnb22, 25.26]) que obstaculizan, a él y a su Fraternidad, la recepción de la Palabra escuchada.
Te puedes ayudar de esta reflexión:


El evangelio de este segundo domingo de cuaresma, nos ofrece un episodio de la vida de Jesús con muchos matices. Jesús, al igual que nosotros, se siente más cerca del Padre en una  cumbre  y  por  eso  se  lleva  consigo  a  dos  discípulos.  Y  allí  tiene  lugar  un acontecimiento sobrenatural, una transformación; en definitiva una experiencia de fe. Y de esta experiencia de fe participan los apóstoles Juan y Pedro, ambos fundamento esencial para la comunidad cristiana. Juan y Pedro ven a Jesús transformado y a Moisés y Elías conversando con él, en lo que puede imaginarse como una tertulia de personas que se conocen, y así es. Los tres están relacionados. Lo están porque la fe, se establece en la vida de cada persona por medio de un proceso personal. Un proceso que puede ser


evolutivo o que puede quedar estancado. Pero sea cual sea la forma en la que cada cual se plantea su fe, Dios no deja de plantearnos alternativas para que vivamos la fe con alegría y sobre todo determinación. Ya que la fe, implica dos cosas fundamentales en la vida de un creyente; camino y transformación.

Camino: Cada uno de nosotros tenemos una vida, que Dios nos ha dado. Una vida que no implica ser dueños del mundo, ni mucho menos tener carta blanca para hacer lo que nos plazca; pues desde un plano comunitario todos estamos interrelacionados, todos nos necesitamos. Es por ello, que Dios no se cansa de poner ante nosotros ejemplos de cómo ÉL, ha modelado poco a poco las costumbres de un pueblo Israel-, hasta hacerse querer por ellos, dándoles una Ley Moisés- y consolidando un Culto religioso y una fidelidad – Elías-. Culminando el proceso con la venida del Hijo, camino verdad y vida, al que vemos transfigurado y que es centro del amor de Dios y reflejo del amor que a nosotros nos tiene. Por ello, no hay camino posible hacia Dios, que no pase por Jesús.

Transformación: Y cuando se es en la presencia de Jesús, tiene que producirse una transformación. Dios desde el cielo nos hace un llamamiento a todos: este es mi hijo amado, escuchadle, atended a su vida y a su ejemplo, pues las obras de Jesús están al alcance de cada persona que se arriesgue a seguir sus pasos. Es por ello, que el camino de la fe debe ir acompañado de una transformación nuestra, de la cual dará ejemplo nuestro comportamiento entre los nuestros, nuestra familia, nuestros amigos, nuestro instituto. Es curioso que todo lo relacionado con Jesús parece que se aparta de la frescura que representa la juventud en cada tiempo, y sin embargo nada hay más desconcertante y rompedor que Jesús; una persona que da ejemplo de vida y humanidad, por TU salvación. Y Jesús sale al paso de tu vida no de cualquier forma, sino para que le busques en el rostro de aquel o aquella que más comprensión necesita, ayuda, respeto y sobre todo, misericordia.

Conclusión: Jesús no limita nuestra libertad ni nos conduce a la opresión, pues Él fue libertador y defensor de los derechos humanos. Se ha hecho uno de nosotros y Dios nos ofrece su ejemplo para que transformemos nuestra vida a la luz del Evangelio. Por ello, felices los chavales que vivís la aventura de seguir a Jesús el amor sin falsificaciones”, porque amaréis la vida y a las personas sin hacerlos objetos o cosas. Felices los chicos y chicas que admiráis a Jesús como el tío” más comprometido que ha existido en la historia, porque descubriréis que vuestra vocación es ser compañero de camino para los demás y rostro de su misericordia.


4.RESTITUCIÓN
Es bueno restituir a Dios, mediante la alabanza, la acción de gracias, la bendición, la súplica y la invocación,
todo cuanto él nos ha ofrecido a través de la Palabra que nos ha dado en el Espíritu y que ha sido leída y
compartida como una buena noticia para cada uno y para la Fraternidad entera.
Con tu gracia, para entender tu muerte
Con tu poder, para contemplar tu rostro Con tu majestad, para adorarte como Rey , Señor; transfigúrame con tu presencia porque, en muchas ocasiones,
temo sólo verte como hombre y no como Dios
Si, Señor; transfigúrame con tu mirada porque, en el duro camino, tengo miedo a perderte
a no distinguirte en las colinas donde no alcanza mi vista
Si, Señor; transfigúrame con tu amor
y, entonces, comprenda lo mucho que me quieres:
que me amas, hasta el extremo
que me amas, hasta dar tu vida por mi que me amas, porque no quieres perderme
que me amas, porque Dios, es la fuente de tanto amor
Si, Señor; transfigúrame con tu fuerza
porque me siento débil en la lucha porque prefiero el dulce llano
a la cuesta que acaba la cumbre de tu gloria
Porque, siendo tu amigo como soy
no siempre descubro la gloria que escondes.
Transfigúrame, Sor.
Para que, mi vida como la tuya,
sea un destello que desciende desde el mismo cielo.
Destello con sabor a Dios
Destello con sabor al inmenso amor que Dios me tiene.
Amén.



5.DEVOCIÓN,  COMO VOLUNTAD DE HACER EL BIEN

tomado de: www.javierleoz.org


El quinto momento prevé la formulación de alguna propuesta enfocada a esclarecer las actitudes, las opciones
y las orientaciones que brotan de la escucha de la Palabra, para crecer en la voluntad de hacer el bien.
Mi propuesta/ nuestra propuesta después de orar con la palabra de Dios es (puedes escribirla)







Y son vivificados por el espíritu de las divinas letras quienes no apropian al cuerpo toda la letra que saben y desean saber, sino que con la palabra y el ejemplo se la restituyen al altísimo Señor Dios, de quien es todo bien. (Adm. 7,4)