CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

lunes, 31 de enero de 2011

APERTURA

La Salada. Laudes

"Como obispo le he preguntado a menudo a Dios: [...] ¿por qué no nos haces más fuertes en el amor, más osados en el trato con las cuestiones de actualidad?. 
(p.19 coloq.nocturnos en Jerus)

Ayer tarde caminaba por el campo realizando una reflexión a modo de vísperas, y me fascinaba de la clarividencia del Obispo Martini. Este libro, regalo del amigo Antonio me ha capturado hasta el punto de dedicarle cada minuto de mi asueto.
Como se puede ver ahora mismo, leo con pasión y alegría este testimonio dialogante de estos dos jesuitas.
Y respecto de la frase de la entrada, pues casi que no hay que decir nada más.
Tenemos que abrirnos -respecto de la iglesia- sin perder nuestra esencia, pero volviendo el rostro a las personas y no juzgando sin sentido.
Apertura.
Frente a esto hoy me desayuno con la noticia de que procesan en el Vaticano al amigo e imprescindible Pagola por su publicación "JESÚS, APROXIMACIÓN HISTÓRICA".

Llego a la conclusión (no infalible) de que los obispos relativamente jóvenes, son peores que los viejos.
Y llego a otra conclusión. Este no es el camino correcto de la iglesia.
La gente se está cansando.
De la intransigencia, de la desmesura, de la excesiva autoridad...

sábado, 29 de enero de 2011

EL DIOS AL QUE QUEREMOS, ANTES QUE EL DIOS EN EL QUE CREEMOS

Sexta

EL DIOS AL QUE QUEREMOS, ANTES QUE EL DIOS EN EL QUE CREEMOS

Admito que quizás fue impulsado por un exacerbado consumismo, que hace muchos años compre un libro de Giovanni Martinetti titulado “¿Porqué creo en Dios?”.

Confieso que era demasiado profundo y complejo para mi joven entender. Pero pasado el tiempo, son ya numerosas las veces en las que he recurrido a su lectura y consulta, y reconozco que es esencial, para toda persona que se pregunta por la existencia de Dios, su realismo y eficiencia sobre nuestras vidas.

 

Curiosa la literatura que atesoro, pues frente a este libro nombrado, juntamente tengo “La humanización de Dios” de mi amigo y teólogo el Sr. Castillo, e influenciado por estos títulos y la formación a la que recurro; llego a la conclusión atendiendo al evangelio de este Domingo, de que a Dios hay que quererlo antes que creerlo.

Es difícil ver a Dios sobre ninguna base, y mas difícil aun el experimentar su presencia, pues quien no sabe nada de Dios, difícilmente podrá encontrar el camino, aun cuando sabemos y entendemos de la necesidad de Este –Dios- de darse a conocer.

Dios a lo largo de la historia se ha manifestado en muchísimas ocasiones por medio de “teofanías” en las cuales se ha revelado, hasta su última y más efectiva revelación en su hijo Jesús, nuestro hermano. Y puestos todos nuestros anhelos en este Jesús, hoy nos encontramos con el programa de mano de Jesús, en el sermón de la montaña, en cuya primera parte coloca Mateo las bienaventuranzas. Un  programa que nos invita a descubrir, a experimentar, a degustar a Jesús que es la revelación de Dios. Para llegados a un punto, en el cual le queramos y le sintamos como parte nuestra que es.

Jesús era un ser humano tan excepcional, que por tener cualidades, sabia interpretar la escritura que en Él se fundamentaba, e incluso sabia utilizar la escritura neotestamentaria para aplicarla actualizada, a la función propagandística del Reinado de Dios, instaurado por Él. Acordaros de aquella auto afirmación que realizó al leer en la sinagoga: “el espíritu santo está sobre mí…”. Hoy la escritura nos presenta a Jesús dándose a las personas, manifestando su objetivo –la gente- e intentando hacer didáctico el mensaje de Dios del cual Él es portador. Para plantear este programa de mano Jesús utiliza una formula contenida en Sirácida (eclesiastico) 25,7-11

“Nueve cosas he meditado en el corazón, que estimo dichosas, y una décima que voy a deciros. "El hombre que se goza en sus hijos, el que contempla en vida la caída de los enemigos". Feliz el que vive con mujer sensata, quien jamás se desliza con su lengua, quien no sirve a hombre inferior a él. Dichoso quien halla la prudencia y quien habla a oídos que le escuchan. ¡Qué grande es el que encuentra la sabiduría! Pero nadie aventaja al que teme al Señor. El temor del Señor sobrepasa a todo. El que lo posee, ¿a quién será comparado?”

Dichosos, bienaventurados, bendecidos, amados…etc seáis los que…

Y Jesús hace didáctico y evolucionado a la época concreta, las bases espirituales que deben adornar a aquellos que deseamos llegar al estado del Reino de Dios. Un estado no delimitado territorialmente, sino un estado de disposición, entrega y generosidad para con aquellos que junto a nosotros, son el objetivo de Dios, las personas, los humanos como humano fue Jesús. Hoy por casualidad –y aunque yo no creo en ella- me encuentro con un poema africano, citado en "Guía de las dificultades de la vida cotidiana" de Pierre Descouvemont; y en el cual se presenta una nueva actualización de las bienaventuranzas, como programa del reino de Dios.

Yo tenía hambre y vosotros fundasteis un club con objetivo humanitario donde discutisteis sobre mi hambre.
Os lo agradezco.
Yo estaba en prisión y vosotros corristeis a la iglesia para rezar por mi liberación.
Os lo agradezco.
Yo estaba desnudo y vosotros discutisteis seriamente sobre las consecuencias morales de mi desnudez.
Os lo agradezco.
Yo estaba  enfermo y caísteis de rodillas para agradecer a Dios que os hubiera dado la salud.
Yo no tenía ningún techo y vosotros me hablasteis de las ventajas del amor de Dios.
Parecíais tan piadosos... tan devotos... ¡tan cerca de Dios!
Pero yo... yo tenía hambre. Yo estaba solo, desnudo, enfermo, prisionero y sin techo.
Y... ¡tenía frío!

Igualmente mi amigo Rafa, desarrolla hoy las bienaventuranzas, acentuando en la necesidad que la comunidad cristiana tiene de –como hizo Jesús-, de actualizar el mensaje del reino en primer lugar desde la vida de cada uno. Dejándonos de tareas representativas y que no ayudan a nada. Dejémonos de representar una hora y los domingos que somos cristianos. ¡¡Vivamos el estado ilusionante y esperanzador de amar a Dios!!!, y seamos reflejo hasta en el último pliegue de nuestro rostro y nuestra piel, de la solidaridad, amor y sentido fraternal de Dios con nosotros.

Os dejo con las bienaventuranzas de Rafa, buen domingo. Laus Deo.

Dichosa la Iglesia “pobre de espíritu” y de corazón sencillo, que actúa sin prepotencia ni arrogancia, sin riquezas ni esplendor, sostenida por la autoridad humilde de Jesús. De ella es el reino de Dios.

Dichosa la Iglesia que “llora” con los que lloran y sufre al ser despojada de privilegios y poder, pues podrá compartir mejor la suerte de los perdedores y también el destino de Jesús. Un día será consolada por Dios.

Dichosa la Iglesia que renuncia a imponerse por la fuerza, la coacción o el sometimiento, practicando siempre la mansedumbre de su Maestro y Señor. Heredará un día la tierra prometida.

Dichosa la Iglesia que tiene “hambre y sed de justicia” dentro de sí misma y en el mundo entero, pues buscará su propia conversión y trabajará por una vida más justa y digna para todos, empezando por los últimos. Su anhelo será saciado por Dios.

Dichosa la Iglesia compasiva que renuncia al rigorismo y prefiere la misericordia antes que los sacrificios, pues acogerá a los pecadores y no les ocultará la Buena Noticia de Jesús. Ella alcanzará de Dios misericordia.

Dichosa la Iglesia de “corazón limpio” y conducta transparente, que no encubre sus pecados ni promueve el secretismo o la ambigüedad, pues caminará en la verdad de Jesús. Un día verá a Dios.

Dichosa la Iglesia que “trabaja por la paz” y lucha contra las guerras, que aúna los corazones y siembra concordia, pues contagiará la paz de Jesús que el mundo no puede dar. Ella será hija de Dios.

Dichosa la Iglesia que sufre hostilidad y persecución a causa de la justicia, sin rehuir el martirio, pues sabrá llorar con las víctimas y conocerá la cruz de Jesús. De ella es el reino de Dios.

La sociedad actual necesita conocer comunidades cristianas marcadas por este espíritu de las bienaventuranzas. Sólo una Iglesia evangélica tiene autoridad y credibilidad para mostrar el rostro de Jesús a los hombres y mujeres de hoy.

jueves, 27 de enero de 2011

LA GRANDEZA DE CONTEMPLAR A DIOS EN LO COTIDIANO

Hoy es un día que merecerá la pena por varias cosas, pero sobre todo por una.
Por la cordialidad que entre las personas, nos lleva a un principio de relación fraternal.
Que fácil es llevarse mal y que mal sienta.
Que fácil es llevarse bien y que bien sienta en el espíritu interior.

Junto a esto recibo unas letras del amigo Antonio que denotan la grandeza de ver a Dios, de contemplarlo en lo cotidiano:


"A todos los que buscan experimentar algo grandioso en el camino místico, no siempre les resulta fácil entender que la sabiduría y la grandeza consisten pura y simplemente, en hacer lo que se está haciendo, con atención y dedicación, y que lo santo es lo que está sucediendo ahora, que lo único que importa es que uno haga con esmero y dignidad cuanto tenga que hacer. De este modo todo objeto, aún el más diminuto y todo movimiento y actividad que se lleven a cabo, pueden conducirnos al Fundamento Divino, porque todo, no solamente lo sagrado es excelso, es divino: cuidar el jardín, plantar flores, coser, hacer la comida, quitar el polvo. 
Todo acto cotidiano puede convertirse en ejercicio, […]
El maestro Eckhart decía: Si crees tener más a Dios cuando estás en la iglesia que cunado trabajas en el campo, entonces es que todavía no lo has encontrado en absoluto."

Buenas noches.

miércoles, 26 de enero de 2011

LA PINTURA SOBRE MÍ, DE JOSÉ DIAÑEZ


De esto hace años, cuando uno se revestía de acólito en las solemnidades. No es mío, ojo, lo encargó al gran Diañez una tía mía que me tiene colgado en la escalera.


Os recomiendo que sigáis a este genio del pincel. http://josedianez.com/

ME RECOMIENDAN UN LIBRO...

...QUE A SU VEZ RECOMIENDO.
adelanto de la editorial:

LA ORACIÓN DE CADA DÍA

"Aprovecha los momentos de jolgorio 
para orar. 
El ruido 
es el clamor de la creación 
en busca de Dios".

PERLAS DE PAGOLA PARA EL FINDE - IGLESIA MÁS EVANGÉLICA

4 Tiempo ordinario (A) Mateo 5, 1-12
IGLESIA MÁS EVANGÉLICA
JOSÉ ANTONIO PAGOLA - SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

Al formular las bienaventuranzas, Mateo, a diferencia de Lucas, se preocupa de trazar los rasgos que han de caracterizar a los seguidores de Jesús. De ahí la importancia que tienen para nosotros en estos tiempos en que la Iglesia ha de ir encontrando su estilo cristiano de estar en medio de una sociedad secularizada.
No es posible proponer la Buena Noticia de Jesús de cualquier forma. El Evangelio sólo se difunde desde actitudes evangélicas. Las bienaventuranzas nos indican el espíritu que ha de inspirar la actuación de la Iglesia mientras peregrina hacia el Padre. Las hemos de escuchar en actitud de conversión personal y comunitaria. Sólo así hemos de caminar hacia el futuro.
Dichosa la Iglesia "pobre de espíritu" y de corazón sencillo, que actúa sin prepotencia ni arrogancia, sin riquezas ni esplendor, sostenida por la autoridad humilde de Jesús. De ella es el reino de Dios.
Dichosa la Iglesia que "llora" con los que lloran y sufre al ser despojada de privilegios y poder, pues podrá compartir mejor la suerte de los perdedores y también el destino de Jesús. Un día será consolada por Dios.
Dichosa la Iglesia que renuncia a imponerse por la fuerza, la coacción o el sometimiento, practicando siempre la mansedumbre de su Maestro y Señor. Heredará un día la tierra prometida.
Dichosa la Iglesia que tiene "hambre y sed de justicia" dentro de sí misma y en el mundo entero, pues buscará su propia conversión y trabajará por una vida más justa y digna para todos, empezando por los últimos. Su anhelo será saciado por Dios.
Dichosa la Iglesia compasiva que renuncia al rigorismo y prefiere la misericordia antes que los sacrificios, pues acogerá a los pecadores y no les ocultará la Buena Noticia de Jesús. Ella alcanzará de Dios misericordia.
Dichosa la Iglesia de "corazón limpio" y conducta transparente, que no encubre sus pecados ni promueve el secretismo o la ambigüedad, pues caminará en la verdad de Jesús. Un día verá a Dios.
Dichosa la Iglesia que "trabaja por la paz" y lucha contra las guerras, que aúna los corazones y siembra concordia, pues contagiará la paz de Jesús que el mundo no puede dar. Ella será hija de Dios.
Dichosa la Iglesia que sufre hostilidad y persecución a causa de la justicia, sin rehuir el martirio, pues sabrá llorar con las víctimas y conocerá la cruz de Jesús. De ella es el reino de Dios.
La sociedad actual necesita conocer comunidades cristianas marcadas por este espíritu de las bienaventuranzas. Sólo una Iglesia evangélica tiene autoridad y credibilidad para mostrar el rostro de Jesús a los hombres y mujeres de hoy.

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

martes, 25 de enero de 2011

EL PROCESO DE CONVERTIR LO DIVINO EN HUMANO

Buenos días.
Ayer día de la virgen de la Paz, sin lugar a dudas es un día en el que desde hace años, doy particular gracias a Dios y a la vida, por las vidas de mis sobrinos. De todos ellos que nos alegran la vida familiar y son esperanza para el mundo. Manuel, José María, Pablo, Antonio Jesús, Epi, Manolo, Salva, María.
La eucaristía fue presidida por un fraile menor pero con los pies muy en el suelo, y al que admiro y recuerdo con mucho afecto. No olvidare aquellas confesiones mutuas entre café y magdalenas ahogadas en el café, tras la cual mutuamente nos absolvíamos los pecados –entiéndaseme-. Desde aquella época pasada, la confesión para mí nunca fue lo mismo.

Y hoy es la conversión del apóstol Pablo, llamado por Manuel Santos “el apóstol de las gentes”. En el oficio de Laudes celebrado hoy en la ermita, he recordado de manera muy querida, a un gran amigo que volvió recientemente al cristianismo y con el que comparto la bella experiencia de la fe.
Y de corazón he pedido por él al Señor, para que le ilumine y todos los que le rodeamos, seamos reflejo de un cristianismo sin tacha.

Igualmente hoy abro el blog de mi amigo José Mª Castillo, y veo el titulo de su entrada más reciente: “¿Y sin nos quedamos sin sacerdotes?”.

Antes de leer su escrito reparo en esta sugerente pregunta que yo me contesto de inmediato y que luego puntualizo.
Creo, que si nos quedamos sin sacerdotes no pasa nada. La iglesia continuará, pues ésta se creo sin ellos y puede que acabe sin ellos. Y me atrevo a ir un poco más allá al admitir, que por muy necesaria que sea la eucaristía para la vida de nuestra iglesia –que lo es-, igualmente sin eucaristía es posible la vida de la iglesia. Porque la eucaristía ceremonial o ritualmente hablando, tiene un límite para llegar a todas las personas, en cuanto que su celebración la santa sede la entiende como exclusiva de los sacerdotes. El sacerdote celebra con o sin el pueblo, pero el pueblo no puede celebrar el ritual eucarístico. Por ello entiendo que la eucaristía es la esencia del ministerio ordenado, en el cual se incardina el poder jerárquico de estos sobre el resto de la comunidad. 
Pero cuando me refiero al sentido eucarístico como sacramento de fraternidad -exento de ritual alguno-, de los que en torno a Cristo y acogidos al puro “Kerigma” del evangelio, comparten sus vidas o una experiencia concreta, entiendo que el valor sacramental todos y cada uno de las personas lo podemos vivir y experimentar, haciendo a Dios presente.

Demasiadas veces los que accedemos al conocimiento teologal, nos encontramos con infinidad de maneras de hacer a Jesús presente, y variados símbolos por medio de los cuales Cristo Jesús se hace presente.
Tenemos la luz, tenemos la Palabra, tenemos al Resucitado y lo que es mejor, nos tenemos a nosotros mismos.
Atemperen los ánimos, aquellos que interpreten mis palabras como apologéticas para la supresión de la eucaristía, ¡¡no!!. Allí igualmente se puede encontrar la esencia eucarística como sacramento de fraternidad. Pero, podemos asistir a misa e irnos tan panchos, sin habernos enterado de nada. Era de difuntos y solo quería dar el pésame, era una boda y solo me importa el traje del novio, eran cultos de hermandad y solo me preocupaba mi propia imagen…etc. Y tiene allí, un trozo de pan para compartirlo con tu igual en nombre de Jesús, y quizás pasas de él.

Por ello, en este día de la conversión del apóstol Pablo de Tarso –el cual creo que era laico-, pido al Señor, para que busquemos la esencia de las cosas, para que contemplemos la quietud del tiempo, la sucesión de los minutos y sepamos encontrar a Jesús en nuestras vidas. Da igual la manera, poco importa la forma. La esposa, el esposo tu familia el hermano…, la flor, un texto, una mirada…etc.

¿Cuantas cosas debemos de convertir en propia vida humana, antes de plantearnos una conversión propia?
Pasad un buen día.
Paz y bien.

domingo, 23 de enero de 2011

NECESITAR A MARÍA Y A DIOS EN LA VIDA, PARA VIVIRLA EN PLENITUD JUNTO A LOS HERMANOS

Nona. La Salada.
Llevo casi todo el día profundizando en las escrituras, y en el sentido teologal del caminar de Israel, desde la antigüedad como pueblo de Dios, hasta nuestros días, como comunidad de todos y todas las que desean buscar a Dios en su propia vida.
Complejo camino, pero apasionante.
Apasionante como apasionada es la vida. Como apasionado vivo yo este día de hoy. Si ayer la reunión de amigos tuvo valor eucarístico, pues creamos clima de fraternidad, hoy es el silencio de las horas y los minutos, con una tenue música de contrabajo y violonchelo, el detonante primordial del día.
Contemplación. Contemplación y visión profunda de la realidad, pues retirarse al campo o al pequeño monasterio de uno, no puede ser huída de nada. No, eso no es posible, sería irresponsable.
Donde está el cuerpo, está la mente. Y cuerpo y mente descansan en Dios.
Hay que ponerse en manos de Dios y ante su presencia, saberse lleno del amor del que nos trasciende. Un amor que junto a María se nos da, como si de una hermosa bandeja de fruta en su punto se tratara. Dios es así, como una manzana. Uno la toma ya con ganas, sabiendo que el fruto promete. Pero hay que estar presto a devorarla, pues si la dejas a medias, por causa de alguna injustificada distracción, se enmohece, oscurece y marchita, hasta el punto de ser incomible.
Yo estoy aquí.
Instalado en este maravilloso y pequeño rincón, donde la espiritualidad rezuma por todos los lados. Libros, estudio, deporte, descanso…etc. Todo ello no esta exento de aquello que ocupa nuestra cabeza y que da sentido a nuestra humanidad. El dolor de la gente, su alegría sus anhelos…etc.

Permita Dios que con la ayuda de María, nuestra Señora de todos los días; encontremos la manera de ser auténticos. Y siendo así, personas de verdad y sin tacha, aprendamos a irradiar todo aquello que Dios nos da como carisma.
Con una oración de mi recién descubierto trapense Thomas Merton, me despido en esta tarde a la hora de Nona.
Como el hermano Thomas, seamos humanos, vivamos en el mundo, no en babia. Pues todo lo que hagamos nos conduce, a la presencia de Dios.

ORACIÓN A MARÍA DE NAZARET

“Enséñame cómo se va a ese país que está más allá de toda palabra y de todo nombre.
Enséñame a orar a este lado de la frontera, aquí donde se encuentran estos bosques.
Necesito que tú me guíes. 
Necesito que tú muevas mi corazón. 
Necesito que mi alma se purifique por medio de tu oración. 
Necesito que robustezcas mi voluntad. 
Necesito que salves y transformes el mundo. 
Te necesito a ti para todos cuantos sufren, para todos cuantos padecen prisión, peligro o tribulación de cualquier clase. 
Te necesito para cuantos han enloquecido. 
Necesito que tus manos sanadoras no dejen de actuar en mi vida. 
Necesito que hagas de mí, como hiciste de tu Hijo, un sanador, un consolador, un salvador. 
Necesito que des nombre a los muertos. 
Necesito que ayudes a los moribundos a cruzar el río. 
Te necesito para mí, tanto si vivo como si muero. 
Necesito ser tu monje y tu hijo. 
Es preciso. 
Amén."

viernes, 21 de enero de 2011

PERLAS DE PAGOLA PARA EL FINDE - SEGUIDORES

3 Tiempo ordinario (A) Mateo, 4, 12-23
SEGUIDORES
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

Cuando Jesús se entera de que el Bautista ha sido encarcelado, abandona su aldea de Nazaret y marcha a la ribera del lago de Galilea para comenzar su misión. Su primera intervención no tiene nada de espectacular. No realiza un prodigio. Sencillamente, llama a unos pescadores que responden inmediatamente a su voz: "Seguidme".
Así comienza el movimiento de seguidores de Jesús. Aquí está el germen humilde de lo que un día será su Iglesia. Aquí se nos manifiesta por vez primera la relación que ha de mantenerse siempre viva entre Jesús y quienes creen en él. El cristianismo es, antes que nada, seguimiento a Jesucristo.
Esto significa que la fe cristiana no es sólo adhesión doctrinal, sino conducta y vida marcada por nuestra vinculación a Jesús. Creer en Jesucristo es vivir su estilo de vida, animados por su Espíritu, colaborando en su proyecto del reino de Dios y cargando con su cruz para compartir su resurrección.
Nuestra tentación es siempre querer ser cristianos sin seguir a Jesús, reduciendo nuestra fe a una afirmación dogmática o a un culto a Jesús como Señor e Hijo de Dios. Sin embargo, el criterio para verificar si creemos en Jesús como Hijo encarnado de Dios es comprobar si le seguimos sólo a él.
La adhesión a Jesús no consiste sólo en admirarlo como hombre ni en adorarlo como Dios. Quien lo admira o lo adora, quedándose personalmente fuera, sin descubrir en él la exigencia a seguirle de cerca, no vive la fe cristiana de manera integral. Sólo el que sigue a Jesús se coloca en la verdadera perspectiva para entender y vivir la experiencia cristiana de forma auténtica.
En el cristianismo actual vivimos una situación paradójica. A la Iglesia no sólo pertenecen los que siguen o intentan seguir a Jesús, sino, además, los que no se preocupan en absoluto de caminar tras sus pasos. Basta estar bautizado y no romper la comunión con la institución, para pertenecer oficialmente a la Iglesia de Jesús, aunque jamás se haya propuesto seguirle.
Lo primero que hemos de escuchar de Jesús en esta Iglesia es su llamada a seguirle sin reservas, liberándonos de ataduras, cobardías y desviaciones que nos impiden caminar tras él. Estos tiempos de crisis pueden ser la mejor oportunidad para corregir el cristianismo y mover a la Iglesia en dirección hacia Jesús.
Hemos de aprender a vivir en nuestras comunidades y grupos cristianos de manera dinámica, con los ojos fijos en él, siguiendo sus pasos y colaborando con él en humanizar la vida. Disfrutaremos de nuestra fe de manera nueva. 
(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia)

jueves, 20 de enero de 2011

LA ORACIÓN DE CADA DÍA

"Cuando recibas malas noticias, 
no te aflijas. 
La oración descubre las brasas 
bajo la ceniza."

UNOS TRAPENSES PARA RECORDAR

Vi esta pelicula el martes 18 de Enero en la pantalla grande. Me conmocionó mucho y me fascino lo bien contextualizada que está. Sin lugar a dudas para muchos este acontecimiento luctuoso era ignorado. Ahora sabemos de la entrega y del servicio de estos pobres monjes trapenses.

'De dioses y hombres'
LA PELÍCULA DEL AÑO, DE LA SEMANA… Y DE TODOS LOS DÍAS
FRANCISCO R. DE PASCUAL monje cisterciense, CÓBRECES (Cantabria).

ECLESALIA, 21/01/11.- Acabada ya la Navidad, que debería haber sido una meditación litúrgica eclesial colectiva sobre el tiempo y lo que nosotros somos en él, nos llega una película que ha recibido diversos calificativos, y que, para mí, coincide en su título sobre lo que acaba de decir, o sea, sobre el misterio de los dioses y los hombres en el tiempo…
Jesús, María y José se encontraron con que su tiempo, su vida, coincidió con unos designios misteriosos, anunciados por lo visto por los profetas y reconocidos por unos reyes “paganos”, pero ignorado por “los de casa”.
La película sobre los monjes de Thibirine, mis hermanos de Orden y de ideal monástico, ha sorprendido a muchos, por lo visto. Y a mí se me ocurre una reflexión a bote pronto, entre el orgullo “familiar” y un poco de pena penita pena por lo que algunos “de casa” han descubierto: que había monjes entre musulmanes, que esos monjes eran “humanos”, que “decidían juntos” su suerte, y que, al fin, se vieron envueltos en el absurdo de una guerra “que no iba con ellos”, pero de la que fueron víctimas y salieron gloriosos.
Bien. Los monjes cistercienses. En muchas comunidades, hemos vivido esas situaciones a lo largo de los siglos, y concretamente ahora se viven, como en Midlet, en otros lugares del mundo. Es decir, que para nosotros es la película de todos los días.
Muchas personas nos escriben, nos envían los videos y nos regalarán la película, pirateada o cuando salga en DVD. Y algunos casi como que nos preguntan si sabemos algo de la historia.
Bien. Lo que se dice aquí de estas comunidades sucede en otras de todo el mundo cristiano, y en algunas con más crudeza y crueldad.
De acuerdo. De vez en cuando necesitamos una película, una página de periódico o un reportaje “impactante”. Eso está bien, son momentos de toma de conciencia importantes.
La pena penita pena que a veces siento es que las realidades esas en que se junta el tiempo de los hombres y los dioses no es tan exótico como parece, sino que es algo de cada día, de cada momento, que existe muy cerca de nosotros y que está, probablemente, a nuestro lado. Pero que no vemos. Y que, a veces, incluso hasta infravaloramos por prosaico y banal.
Quiero decir –me da la impresión- que nos enteramos de lo que hay sólo por las películas o por los periódicos.
Hablé algunas veces con el P. Christian con motivo de reuniones de nuestra Orden, hace años. Me pareció un monje sencillo, fino, agradable y casi tímido, nada singular, como hay tantos en nuestra Orden. Quizá en la misma Orden tampoco teníamos conciencia de lo que pasaba en Thibirine hasta que pasó lo que pasó. Una casa más, unos monjes más, una situación difícil como otras, y hasta pensábamos que para lo que hacían quizá fuera mejor se hubieran ido a otro sitio más “rentable” vocacional y monásticamente “productivos”.
La cuestión capital. Sólo cuando los tiempos de los dioses y de los hombres se juntan, coinciden, se cruzan, se produce la salvación y la gracia. Es la historia de Navidad repetida en el tiempo.
Sólo en esos momentos emerge la gratuidad y la libertad de los hombres y los dioses, características personales e intransferibles de cualquier aventura espiritual, vetada a los calculadores y funcionarios de lo religioso.
Los monjes de Thibirine, como otros muchos monjes, son sólo testigos de un cruce de caminos entre los dioses y los hombres, entre la libertad y la gracia, entre la dignidad de los hijos de Dios y la debilidad de lo mundano.
La película podemos verla todos los días. Quizá nos hayamos alejado, como cristianos, del cine de la gracia universal, de la historia de salación que se filma cada día y cuyos protagonistas tenemos más cerca de lo que suponemos.
Pero también en ese cine hay muchos cristianos entretenidos con los reclamos publicitarios, las palomitas de maíz y los “efectos especiales” de la acción en pantalla. 

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia)

miércoles, 19 de enero de 2011

ENVIADO POR UN AMIGO Y MONJE TRAPENSE

  Decía San Bernardo




«El amor basta por sí solo, 
satisface por sí solo y por causa de sí. 
Su mérito y su premio se identifican con él mismo. 
El amor no requiere 
otro motivo fuera de él mismo, 
ni tampoco ningún provecho; 
su fruto consiste en su misma práctica. 
Amo porque amo, amo para amar. 
Gran cosa es el amor, 
con tal que se recurra 
a su principio y origen, 
con tal que vuelva siempre a su fuente 
y sea una misma emanación de sí mismo»

(Sermón 83).

sábado, 15 de enero de 2011

PERLAS DE PAGOLA PARA EL FINDE - Hambre de espiritualidad

HAMBRE DE ESPIRITUALIDAD

2 Tiempo ordinario (A) Juan 1, 29-34
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

Las primeras generaciones cristianas sabían muy bien que "bautizarse" significa literalmente sumergirse en el agua, bañarse o limpiarse. Por eso, diferenciaban muy bien el "bautismo de agua" que impartía el Bautista en las aguas del Jordán y el "bautismo de Espíritu Santo" que reciben de Jesús.
El bautismo de Jesús no es un baño corporal que se recibe sumergiéndose en el agua, sino un baño interior en el que nos dejamos empapar y penetrar por su Espíritu, que se convierte dentro de nosotros en un manantial de vida nueva e inconfundible.
Por eso, los primeros cristianos  bautizaban invocando el nombre de Jesús sobre cada bautizado. Pablo de Tarso dice que los cristianos están bautizados en "Cristo" y, por eso, han de sentirse llamados a "vivir en Cristo", animados por su Espíritu, interiorizando su experiencia de Dios y sus actitudes más profundas.
No es difícil observar en la sociedad moderna signos que manifiestan un hambre profunda de espiritualidad. Está creciendo el número de personas que buscan algo que les dé fuerza interior para afrontar la vida de manera diferente. Es difícil vivir una vida que no apunta hacia meta alguna. No basta tampoco pasarlo bien. La existencia termina haciéndose insoportable cuando todo se reduce a pragmatismo y frivolidad.
Otros sienten necesidad de paz interior y de seguridad para hacer frente a sentimientos de miedo y de incertidumbre que nacen en su interior. Hay quienes se sienten mal por dentro: heridos, maltratados por la vida, desvalidos, necesitados de sanación interior.
Son cada vez más los que buscan algo que no es técnica, ni ciencia, ni ideología religiosa. Quieren sentirse de manera diferente en la vida. Necesitan experimentar una especie de "salvación"; entrar en contacto con el Misterio que intuyen en su interior.
Nos inquieta mucho que bastantes padres no bauticen ya a sus hijos. Lo que nos ha de preocupar es que muchos y muchas se marchan de nuestra Iglesia sin haber oído hablar del "bautismo del Espíritu" y sin haber podido experimentar a Jesús como fuente interior de vida.
Es un error que en el interior mismo de la Iglesia se esté fomentando, con frecuencia, una espiritualidad que tiende a marginar a Jesús como algo irrelevante y de poca importancia. Los seguidores de Jesús no podemos vivir una espiritualidad seria, lúcida y responsable si no está inspirada por su Espíritu. Nada más importante podemos hoy ofrecer a las personas que una ayuda a encontrarse interiormente con Jesús, nuestro Maestro y Señor. 

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

viernes, 14 de enero de 2011

VOLVER?

LA VOCACIÓN DE ENSEÑAR

Hoy gracias a Dios, de nuevo y tras dos años sin catequizar a pequeños, tuve oportunidad de hacerlo al sustituir solo por hoy a un catequista en su labor evangelizadora. Ha sido algo puntual, pero sin lugar a dudas reconocí –sin necesidad de ser petulante- que sirvo para comunicar y anunciar. Eso es algo de lo que el enseñante se percata al ver la concurrencia presente, que atiende y escucha. Frente a esto un pequeño diálogo con una catequista –antigua compañera- que me encuentro en la casa. Floren –me dice esta-, ¿por qué no vuelves?. 
Uf… dilema donde los haya. ¿Volver?. Ha sido demasiado el camino andado por mí desde entonces. Demasiado camino y demasiada responsabilidad, que conlleva el saber y el formarse.
He tenido logros en otras comunidades fuera de Estepa, y quizás inesperados incluso para quien escribe. Enseñar a mayores fue algo sorprendente y enriquecedor.
Pero, no quiero ser egoísta, como me dijera aquel hace unos meses. 
Por ello, y como soy persona de pensar, hoy resuelvo que voy a volver a la catequesis de la Parroquia de San Sebastián de Estepa. Quizás volveré mañana, pasado o pasados varios meses y varios años; pero volveré. Volveré cuando se me necesite y así se me comunique. Cuando me digan vuelve, volveré. 
Así sea.

lunes, 10 de enero de 2011

COMIENZA EL TIEMPO ORDINARIO Y ¡HACE UN DÍA PRECIOSO!

¡HACE UN DÍA PRECIOSO!
DOMINGO PÉREZ, MURCIA. ECLESALIA, 10/01/11.-

 …Sí, ya sé que el refrán no termina ahí,
pero yo quiero terminarlo y empezarlo así.
¡HACE UN DÍA PRECIOSO!
Y está en nuestras manos el que siga haciéndolo
a pesar de los que quieran joderlo (perdón por la expresión).
¡HACE UN DÍA PRECIOSO!

Ya sé que la vida cotidiana es frágil,
que nuestra historia es frágil,
que nuestro futuro y el de nuestro planeta son frágiles.
Pero, a pesar de todo, a mí me da la gana de decir que
¡HACE UN DÍA PRECIOSO!

Os veo, sonrío, me reconozco en vuestras vidas,
siento caliente vuestra terca esperanza,
a pesar de haberlo intentado tantas veces,
siento viva vuestra tierna esperanza,
a pesar de haber terminado con heridas en tantas batallas,
que no se me ocurre otra frase mejor que decir que
¡HACE UN DÍA PRECIOSO!

Enfermedades, paro, pérdidas irreparables,
augurios desastrosos, pequeñas y grandes infidelidades,
odios y cinismos corrosivos…
nos enfrentan cada día que amanece
al reto de levantarnos decididos a encontrar el abrazo
con el que digamos, saliéndonos del corazón:
¡HACE UN DÍA PRECIOSO!

Hoy, precisamente hoy,
es el momento oportuno para confirmarlo.
¿Para qué esperar mejores días?
No hay mejor día que éste, ni mejor compañía,
porque las personas que creemos en la VIDA RESUCITADA,
Restaurada, Revivida, Rehabilitada, Refundada, Revitalizada,
no tenemos mejor oración para recitar,
cada vez que abrimos los ojos a un nuevo día que…
¡HACE UN DÍA PRECIOSO!

Si estás triste, di con tristeza…
¡HACE UN DÍA PRECIOSO!

Si estás alegre, canta sonriendo
¡HACE UN DÍA PRECIOSO!

Si el enfado te acogota, dí con rabia
¡HACE UN DÍA PRECIOSO!

Si estás en paz contigo, llora de alegría y di
¡HACE UN DÍA PRECIOSO!

No dejes de decirlo, estés como estés,
sientas dolor o plenitud, con dudas o con certezas…
Quien empeña su vida como vosotras, queridas hermanicas,
como vosotros, queridos hermanicos,
no tiene una frase mejor para cualquier momento del día que
¡¡¡HACE UN DÍA PRECIOSO!!!

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda
la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

domingo, 9 de enero de 2011

DE ROJO Y JUNTO A DIOS, POR UN CAMINO DE PAZ

Laudes, La Salada

“Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto para iluminar nuestros pasos por el camino de la paz”
(Lc 1,68-79)

Creo que en el día de hoy veremos el sol a intervalos. No saldrá de manera permanente como lo ha hecho hasta las diez y pico de la mañana. Y es que las nubes se ciernen sobre la aldea y la montaña y no me decido a salir con la bicicleta de montaña. En cualquier caso tengo tarea en casa. La preparación de un examen, la terminación de una escueta historia de un personaje histórico de La Salada y la continuación de la lectura de “El cementerio de Praga”, la novela de Umberto Eco, que me regaló mi amabilísimo amigo invisible la víspera de Epifanía.
Digo que, en las Laudes de hoy, he sentido una curiosa sensación. Sensación de paz y bienestar. ¿Acaso sería por el atuendo del que estoy vestido?. Ayer de compras por una cercana ciudad, descubrí junto a mi querida amiga Rocío y su peque, una tienda de ropa de estilo, entre zen y budista. Lo cierto es que quedamos prendados del genero de la tienda, hasta el punto de que yo compre un habito budista. Si, es precisamente eso. No es de manteo largo y amarillo (propio de la tribu budista de los “Chelupas”), pero es de pantalón rojo pimentón anudado a la cintura con vuelta sobre solapa, bolsillo trasero y tiro muy bajo. La camisa es del mismo rojo, manga larga, cuello de tirilla y botones hechos con nudos de la misma tela. El caso es que sentía la necesidad de este detalle en mi vida de retiro. Y, la verdad, no tengo ganas de dar que hablar vestido como un monje cristiano con alba blanca, por aquello de querer ser lo que uno no es. Pero este atuendo budista, es incomprensible para la mayoría de los mortales que solo verán en mi a un ser curioso, o aun quizás estrafalario, que con sus animales y libro en mano se pasea por el campo a sus anchas con una determinación tremenda sobre el sentido de la libertad.
Me siento bien hoy, mañana Dios dirá.
Me siento bien vestido de este rojo casi sangre, que es color símbolo del hombre según la tradición, o mas bien símbolo de la humanidad. Que curiosos los elementos que las religiones tienen y lo mucho que se parecen entre sí.
¿Nunca ha visto usted a una imagen de Cristo Rey, o del corazón de Jesús vestida de rojo?. Y, ¿Qué inmaculada no tiene un manto celeste?.
El celeste o azul es el símbolo de la divinidad, en este caso de la virgen María. El Rojo, en el caso del corazón de Jesús es símbolo de la humanidad de Cristo que se bajo a la condición humana (texto de Filipenses). Por ello son muchas las similitudes entre religiones, teniendo en cuenta que si algo pretenden unas y otras, es que el sujeto –ser humano- se encuentre en primer lugar en armonía y equilibrio suficiente, con control de sí mismo y aptitudes para expandir lo experimentado. Este camino espiritual es parecido en muchas religiones, o puede ser utilizado, se crea en Jesús –como es mi caso- o se admire a Avaro Kitesvara, el bodisatua de la compasión budista –como también es mi caso-.
En el cristianismo predicamos cosas que nos cuestan vivir como: el amor, la caridad, la fraternidad, la solidaridad.
La moralidad budista, radica en el amor y la compasión, en primer lugar en uno mismo y luego proyectado hacia los demás. Una enseñanza que Buda impartió para “el bien de la mayoría, para la felicidad de la mayoría, por compasión hacia el mundo”. Dice Buda que la persona para ser perfecta, “debe cultivar al mismo tiempo compasión y sabiduría. Por compasión se entiende, el amor, la bondad, la tolerancia y las demás nobles cualidades de orden afectivo, mientras que la sabiduría presenta el aspecto intelectual” (Juan Roger Riviére, doctor en filosofía y ciencias orientales-).

En definitiva, se trata se no salirse de la línea espiritual planteada –en mi caso-. De ser feliz, de obligarse, estar ordenado, mantener constantemente en la mente a Aquel que nos trasciende y al que yo llamo Dios, Jesús o Santo Espíritu.
Bueno, que me enrollo y tengo que preparar un examen.
Hasta la tarde, buen día.

domingo, 2 de enero de 2011

JESÚS ES MI PROGRAMA PARA 2011

EL SANTO NOMBRE DE JESÚS
(Juan B. Sorozábal)

Jesús, dulce memoria, fiel consuelo,
que dad gozo y placer al alma pura;
más dulce que la miel es la dulzura
de tu dulce presencia, Rey del cielo.

Nada se oye que dé más regocijo,
nada puede la voz cantar más suave,
nada pensar más dulce el nombre sabe,
que Jesús amoroso de Dios Hijo.

Jesús, nuestra esperanza, ¡qué piadoso
eres al que te pide humildemente!
¡Qué bueno al que te busca diligente!
Y el que logra hallarte, ¡que dichoso!

Ni la voz el decirlo es practicable,
sólo por experiencia se penetra,
ni llegarlo a explicar pude la letra;
que es amar a Jesús, bien inefable.

Sed, pues, nuestro placer, Jesús amado,
que has de ser galardón del alma pía;
sea en ti nuestra gloria y alegría
por siglos y por tiempo interminado.
Amén.

No es solo por el vínculo de mi hermandad, es que el nombre de Jesús es el de mi querido hermano y por ello igualmente lo celebro junto al de José, llegado al 19 de Marzo, pues son tres “Joses”, a cual más querido y entrañable para mi corazón. Digo que, celebro este día mañana; o sea, el día tres que es la onomástica de los “Jesús”. Y hoy prácticamente es el día en el que hago propósito para el nuevo año, teniendo en cuenta que quien escribe es bastante esquivo respecto de las efemérides de los días y las horas. Pero es algo impuesto culturalmente y no ignoro el reto que supone para un cristiano el afrontar una nueva etapa, como afrontado es el año litúrgico allá por comienzos de Diciembre.
Y este año me propongo aferrarme al nombre de Jesús. No es que yo esté hoy más devoto que nunca, ¡¡jaja!!, no. Es solo que, de corazón, solo desde la comprensión que desprende este nombre, de su significado y de la dulzura de su pronunciación, podremos superar el 2011 de una manera esperanzada. ¿Quién morirá este año?. Cercanos nadie lo sabe, pero lejanos el drama está abierto y ya llevamos dos días. Una mujer apuñalada en la madrugada del recién estrenado día uno, y gracias al cielo que esta viva. ¿Cuántas este año?. ¿Cuántos dramas causaré yo, Señor?. A Él, Jesús, el ser humano por excelencia consagro este año, para que por la invocación de su nombre, nunca pierda el sentido cristiano y humano de la esperanza, la ilusión, la coherencia y la comprensión. Mucha, mucha comprensión entre las relaciones personales, para mantenernos serenos, respetuosos y dignos.
Buenas noches a todos y a todas.
Con mis mejores deseos os dejo unas letras, trazos de un escrito mío sobre el nombre de Jesús.

“Jesús es su nombre”.
“Yosue”, “Yeshúa”, “Yeshú”, Jesús. En su origen etimológico original significa “Yavhé ayuda” o “Yavhé ayude”, aunque la etimología popular de la biblia lo reinterpreto por “Yhavé salva” o “Dios salva”. Este mensaje quedo igualmente plasmado en la comunicación del ángel a José, cuando en sueños le advirtió que Jesús sería el salvador de su pueblo (Mt 1,21). […]SS. Clemente VII concede por vez primera a la orden de frailes menores la celebración del Oficio propio del Santísimo Nombre de Jesús, los días tres del mes de Enero. Un nombre para celebrar que nos sabe a dulce. Un nombre que pertenece a una insigne persona, que si por algo llamo la atención de sus contemporáneos, fue precisamente por no ser insigne, ni digno judío, ni persona a considerar salvo por la revolución del amor, planteada como columna vertebral del Reino de Dios. […]Mis muy queridos hermanos y hermanas, os aseguro que Jesús no nos dijo en balde aquello de: “el que dé de beber a uno de estos pequeñuelos tan sólo un vaso de agua fresca […], os aseguro que no perderá su recompensa" (Mt 10,42). Hagámonos dignos del nombre de Jesús. Abrámonos a un nombre que “resuena en nuestro oídos como misericordia, perdón, porque su voz es dulce y su rostro bello. Es fundamento de la fe mediante el cual somos constituidos hijos de Dios” (San Bernardino de Siena, sermón 49).”

Florencio Salvador Díaz Fernández, Estudiante de Teología Cristiana.