CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

miércoles, 27 de febrero de 2013

MI PARTICULAR ADIÓS AL PAPA


ADIÓS AL PAPA
"Gracias Joseph Ratzinguer, te saludo como hermano en Cristo Jesús del cual eres testigo y discípulo, como todo bautizado"


Acabo de ver en directo la última audiencia general del Papa Benedicto XVI, en la cual se ha despedido de todos los asistentes en su lengua particular y de los cuales, ha recibido la gratitud por su ministerio. Al saludar a los asistentes de habla hispana, el papa nos ha dicho que “en este año de la fe, renovar la firme confianza en Dios”. Ha implorado oraciones por su persona y por los “señores cardenales, que tienen la gran tarea de elegir a su sucesor”.
Creo que ante una despedida como esta, sobran las palabras altisonantes o las críticas destructivas. Aun así –y entendiendo que nunca gozó este papa de mi simpatía personal, aunque sí de mi respeto-, creo que el paso más responsable que ha dado ha sido el de renunciar a su ministerio, al sentirse extenuado por su tarea.
Llegado a este punto, este papa deja muchas cosas en el aire. Cosas que serán retomadas o ignoradas por su sucesor, según el talante de este y su ideal conservador o continuista, pues sabemos por experiencia que lo progresista no es cosa de los papas.

"aprovecho para pedir al Señor que la firme renovación de la fe en Dios, la hagamos desde la persona. Ignorando si fuera preciso, todas las circunstancias personas o cosas, que puedan ser un lastre en nuestra vida de fe." 

De todas formas, si el mundo ha encajado bien la renuncia de un papa, debe encajar igualmente otras situaciones, sean excepcionales o no. El poder de la iglesia –asunto último sobre el cual enseñará el papa- y su injerencia en los gobiernos de muchos países. El sacerdocio femenino. El celibato opcional. La renovación de la vida sacramental. La apertura a la participación de los laicos en la vida de la iglesia, lastrada por el absurdo poder concedido al ministerio del presbiterado. Renovación y/o revisión de la moral sexual. La renuncia a todo tipo de privilegios fiscales o de la índole que sea…etc.
Muchos de estos asuntos deberán de ser atendidos, pues tarde o temprano y por una causa u otra, la iglesia recibirá de la sociedad y de la misma comunidad cristiana y católica, un toque de atención para evaluarlos.
Yo valoro muy positivamente el último mensaje del papa a los cristianos de habla hispana: “renovar la firme confianza en Dios”. Es vital para los que creemos, pero es aun más vital e importante, para todos aquellos que tienen una fe deslocalizada, por causa del desanimo que les infligen los que son la representación de la autoridad de la iglesia en la comunidades locales.
“Al que tiene, se le dará; pero al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener” Lc 19, 11-28. Este texto nos habla de la perseverancia en la fe. Es bueno tener fe, siempre y cuando esta fe sirva a la edificación del mundo. Quien manifieste que fe y caridad son inseparables se equivocan de pleno. Pues se puede tener fe y ser un fundamentalista, un cacique y un tirano. Desde el plano de la caridad o humanidad, cualquiera está en situación de desplegar sus virtudes sin que tenga que mediar una creencia determinada. ¿Acaso no basta creer en el hombre –en la persona-, para desde ahí establecer mi punto de partida?

"El nuevo papa debe atender la solicitada apertura a la participación de los laicos en la vida de la iglesia, lastrada por el absurdo poder concedido al ministerio del presbiterado"

Por ello, en este día anterior a la renuncia del papa, agradezco su labor, su entrega –pues conscientemente lo habrá hecho lo mejor posible-, su inteligencia y su mensaje. Y aprovecho para pedir al Señor que la firme renovación de la fe en Dios, la hagamos desde la persona. Ignorando si fuera preciso, todas las circunstancias personas o cosas, que puedan ser un lastre en nuestra vida de fe. Ignorando todo aquello que nos aparte del compromiso y nos pretenda llevar –de la mano del nefasto paternalismo- hacia la manipulación, el exceso de los ritos o la intransigencia dosificada del poder y la manipulación. Nada de esto último, tiene que ver con Jesús de Nazaret. Lo suyo fue otra cosa. La gente sin complejos y que se prestan a testimoniar, a ser fieles a Él mismo desde la persona. ¿Qué puede Dios sin la mujer y el hombre de hoy? Nada. Mantengámonos pues, unidos aunque sea fraternal o cordialmente. Pero siendo conscientes de que no es posible vivir “a Dios rogando y con el mazo dando”.
Gracias Josehf Ratzinguer, te saludo como hermano en Cristo Jesús del cual eres testigo y discípulo, como todo bautizado.

EN CAMINO, TEOLOGÍA DE LA CUARESMA 3.3 CONVERSIÓN


3.3 Conversión

Para expresar lo que es la conversión, los profetas acuñan el término hebreo “teshuvá” (en griego metanoia), que significa retornar o el resultado de un retorno. Se trata de realizar un viraje profundo, un cambio de mentalidad, de valores, de criterios básicos. 

         “Jer 8,4 Les dirás: Esto dice el Señor: ¿Acaso el que cae no puede levantarse? ¿El que se ha extraviado no puede volver?”

Al tomar el NT, solo nos basta leer Lc 15,11-32 para encontrarnos con la parábola que mejor evoca la misericordia de Dios y la conversión de la persona. 
Por ello si en un sentido figurado, el pecado nos aparta de Dios, por la conversión nos hallamos de nuevo ante su presencia como aptos para la gracia y herederos del reino. Y precisamente ese Dios del reino en boca de Jesús, es el Dios de la conversión, es decir del arrepentimiento y el cambio profundo. 

A la vez es Dios de los pobres que tiene la voluntad eficaz de liberarlos como indican claramente las bienaventuranzas, que son una explicitación o un desarrollo del anuncio del reino; o como igualmente indican las acciones de Jesús o signos del Reino que consisten en salir al encuentro de los marginados, pecadores, enfermos, desplazados, posesos…etc; con una dinámica que nos haga superar el estigma de esas situaciones tan negativas.

Jesús por medio de esa actitud novedosa y displicente para los judíos –que consideran a los pobres y tullidos impuros-, da a entender a cuantos se le acercan, que lo importante no es la liberación de la dominación romana, sino la transformación del corazón que se manifiesta y encarna en la reconstitución del pueblo dividido, del Israel desintegrado, en la reconciliación de todos a través de una integración de los diversos grupos marginados. 

Por ello, Jesús entiende el Reino y la conversión al Reino en un sentido histórico, de realización y encarnación en la historia humana, que es nuestra propia vida. y de este modo dejar claro que solo desde nuestra humanidad nos podemos llegar a este sentido de conversión, ya que de nada vale el intentar extrapolar esta necesidad cristiana a otros mundos u otras dimensiones –la intimidad, el culto, el más allá-. 

Reino y conversión tienen para él un mismo sentido por el que él es profeta, sentido de unir y unificar todas las dimensiones de la realidad actual, eliminando barreras, sean las que sean; para hacernos sentir a todo iguales frente a los ojos de Dios. Esta es la esencia y la afirmación de Dios como promesa y utopía comunitarias de liberación y justicia. ¡Y necesitamos ponernos de parte de la justicia, e igualmente y antes, ser liberados de ciertas cosas que a todos nos esclavizan como al Israel de Egipto!.

La conversión en sentido bíblico se traduce en seguimiento. Y si seguimos a Jesús, nos debemos sentir interpelados constantemente por su mensaje, que lleva directamente a la conversión del corazón y la paz con los hermanos. El seguimiento aparece insistentemente en los evangelios (ej: Mc 2,15) “eran muchos los que le seguían”

Como nosotros hoy, aquellos seguían a un Jesús que formando parte de la historia, realiza su existencia terrena, como ejemplo del que sintiéndose llamado a la resurrección, se considera apto para ser luz en la vida actual del mundo y en la fase actual de la historia. Por ello al implicarse Jesús en la vida del hombre, de una manera tan íntima; igualmente nos hace ser compañero de camino en la realización del Reino que es una actualidad en nuestro mundo. 

Y como mensajeros que cada uno de nosotros podemos llegara ser, y como humanos que somos, estamos expuestos a la equivocación y por ello al reconocimiento de nuestra circunstancia, las circunstancias propias que de nuestro fallo se derivan y la actualización de nuestro credo cristiano por medio de la conversión.

Cuantas veces enseñamos en catequesis que, “el arrepentimiento es sincero si va seguido del cambio”. Esto expone al sujeto al único juicio de los hombres y por ello es injusto, ya que Dios que ve en el corazón del hombre, puede reconocer la actitud de dolor de los pecados y perdonar. 

Pero seamos conscientes de que si en la Iglesia vemos prefigurado el cuerpo místico de Cristo –ya que este invade todos los aspectos de la vida de los que conformamos la Iglesia-, el mismo dolor que sentimos, debe ser sensibilizado por la comunidad que nos ayudará a dar el paso hacia la autentica conversión fraterna en comunidad. 
Y es que, no podemos olvidar que el fundamento primordial de la conversión es que arraiga en un rasgo básico de la paternidad de Dios: su misericordia divina.

He aquí uno de los principales mensajes de Jesús que anuncia en su predicación y que con mayor convicción brota de sus labios: el amor y la misericordia del Padre. Es lo propio del hijo de Dios que es Padre y Madre entrañable de todos los humanos. Y si Jesús afirma esta cualidad de Dios, es porque conoce sus entrañas más profundas y atestigua con su autoridad de hijo, que Dios busca y espera a los pecadores, que se alegra más por un  pecador arrepentido que por noventa y nueve justos no necesitados de penitencia, que hace fiesta cuando el hijo pródigo vuelve, retorna arrepentido.

Las parábolas con las que Jesús explica que Dios se alegra por un pecador que se convierte reflejan por sí mismas la hondura que esta verdad tenía en el corazón de Jesús de Nazaret. El evangelista Lucas ha reunido las tres parábolas más características en ese sentido dentro del mismo capítulo, el 15, -oveja perdida, moneda perdida, hijo perdido- bajo un mismo epígrafe que se repite en las tres:; la alegría en el cielo por un pecador convertido Lc 15,7.10.32.
         15,7 Pues bien, os digo que habrá más alegría en el cielo por un    pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no       necesitan arrepentirse".

         15,10 Os digo que así se alegrarán los ángeles de Dios por un       pecador que se arrepiente".

         15,32 En cambio, tu hermano, que estaba muerto, ha vuelto a la vida;   estaba perdido y lo hemos encontrado. Convenía celebrar una fiesta y alegrarse".

Por ello, la fe en Dios Padre es en la predicación de Jesús el fundamento de una confianza filial que se extiende a todas las realidades de la existencia. Esta confianza filial debe también inspirar los sentimientos del hombre que, reconociéndose pecador, desea acercarse a Dios y obtener su perdón. Es el movimiento de la conversión. Quiero aquí hacer notar la conducta de Jesús con los pecadores, ya que este intenta en muchos casos provocar e inspirar en ellos esta confianza de misericordia divina. Así, dice a la pecadora: “tu fe te ha salvado, vete en paz (Lc 7,50); a la mujer adultera: “tampoco yo te condeno, vete y en adelante no peques más” (Jn 8,11), y al buen ladrón: “hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lc 23,43).

Y ante quienes le reprochan su acercamiento a los pecadores, Jesús pone de relieve que ha venido a llamar a aquellos que necesitan conversión y oración:
         “Mc 2,17 Jesús lo oyó y les dijo: "No tienen necesidad de médico los     sanos, sino los enfermos; no he venido a llamar a los justos, sino a    los pecadores".

¿Qué ungüento aplicaba Jesús a los que le necesitaban física, social o moralmente hablando?
Si situamos a los enfermos o tullidos en su justo contexto, probablemente además de la enseñanza inmediata que advertimos en los textos evangélicos, llegaremos a la conclusión de que un factor determinante para la vida y salvación de muchos fue simplemente el que Jesús –autoproclamado Hijo de Dios- se dirigiera a ellos. 

Que se sintiera uno entre la multitud rica o pobre, pero necesitado por los desfavorecidos. Es una vía más para acceder a la misericordia de Dios que se muestra en el camino del que desea convertirse. Ahora bien, ¿es correcto el inclinarnos en la cuaresma a concretas practicas penitenciales, cuando durante el año no nos llegamos ni siquiera a Ser Comunidad?. Pienso que haríamos bien –si me permitís la licencia- en intentar mantenernos en una actitud concreta de permanente conversión, para llegar al menos comprometidos, ante los ojos de Dios. 

No es igual llegar sin nada que llegar con un intento fracasado. Por ello en todo tiempo, pero en este especialmente, debemos sentar las bases, en primer lugar para personalmente acercarnos al Padre Dios que nos ama y nos busca, por medio de la escucha de su llamada. Es imprescindible el disponernos y asumir nuestro compromiso y en tercer lugar tenemos que caminar con Él por el desierto de la vida. un lugar lleno de contrastes y magia donde tenemos que descubrirle.

Por tanto y en resumen, la postura de Jesús propiciando la conversión y animando a ella se fundamente en su anuncio del perdón de los pecados como uno de los signos fundamentales de la cercanía del reino de Dios.
Claves para mantenerse en actitud de conversión:

Si no busco el poder,
         ningún poderoso podrá hacerme daño.

Si no ambiciono riquezas,
jamás me sentiré amenazado por la miseria.

         Si no corro tras los honores,
         convertiré toda humillación en humildad.

Si no me comparo con nadie,
seré feliz con lo bueno que hay en mí mismo.

         Si no me dejo invadir por la prisa,
         encontraré tiempo para todo lo necesario.

Si no soy esclavo de la eficacia,
daré el fruto que los demás esperan de mí.

         Si no me enredo en la competitividad,
         entraré en comunión con lo bueno que hay en todo.

Si vivo a fondo el momento presente,
seré el dueño absoluto del pasado y del futuro.

         Si acepto el fracaso de mi vida,
         habré librado mi vida de toda frustración.

Si vivo para el AMOR,
el AMOR estará siempre vivo para mí.
           (Antonio López Baeza)
No perderos este testimonio de Oscar Romero:

martes, 26 de febrero de 2013

¿Y POR QUÉ NO UNA PAPISA?


Autor: jOsé arregui
LA teología femenina ha alcanzado la mayoría de edad hace mucho tiempo pero la Iglesia católica mira para otro lado como si le tuviera alergia. Las mujeres, excluidas de la representación de Dios, desempeñan muchas tareas eclesiales sin reconocimiento oficial, no participan de las funciones magisteriales y de gobierno, y rara vez son consultadas. A pesar de ello, la vitalidad de muchos grupos de mujeres cristianas es imparable. 
Una mujer al frente de la barca de Pedro es absolutamente impensable y la ordenación sigue siendo tabú. "Hoy en muchos foros eclesiásticos, se escucha la necesidad de ordenar mujeres, algo impensable hace unas décadas. La Iglesia no ha dado ningún paso. En algún sínodo se habló de admitir mujeres al ministerio de lector; pero luego no se ha hecho nada por el miedo a que un ministerio venga seguido de otros", afirma Isabel Gómez Acebo, teóloga feminista. Y es que el sacerdocio femenino es un tema que está frenado, pero no cerrado del todo.
Sor Teresa Forcades, autora de la Teología feminista en la Historia,asegura que la situación de marginación de la mujer en la Iglesia es "un escándalo, por eso ningún Papa se ha atrevido a prohibir ex cathedrael sacerdocio femenino". Sin embargo, la jerarquía de la Iglesia católica se resiste a cambiar una estructura machista y discriminadora que relega a la mujer a puestos de servicio, pero a la que nunca se le permite participar en las decisiones y mucho menos en el poder.
Mujeres cristianas, académicamente acreditadas, han iniciado una ofensiva para hacer frente a este ninguneo. Reclaman potenciar su liderazgo con una redefinición evangélica, social y cultural del lugar que ocupa la mujer en la Iglesia. Todo ello partiendo de que "la espiritualidad es una capacidad humana que desarrollan por igual las mujeres y los hombres que así se lo proponen", afirma Mercedes Navarro, doctora en Psicología y en Teología por la Universidad Gregoriana de Roma y una de las fundadoras de la Asociación de Teólogas Españolas.
Mientras algunos jerarcas les siguen mirando por encima del hombro, ellas continúan andando camino. Su ausencia es una provocación en una institución que no está para desperdiciar ningún caudal porque la Iglesia las necesita más que nunca. "La teología católica oficial ha considerado desde antiguo a las mujeres menos capaces que a los varones para hablar de Dios, para presidir las ceremonias o para dirigir instituciones religiosas, pero siempre han existido teólogos y teólogas que se han opuesto y han encontrado escandaloso que, en nombre de lo más sagrado, se califique negativamente a la mujer y se justifique su discriminación", dice Forcades, monja benedictina.
Las quejas son recurrentes. "La Iglesia católica a nivel institucional necesita urgentemente tomarse en serio las preguntas y las propuestas del movimiento feminista. Tiene que reconocer a las mujeres como interlocutoras válidas y competentes. Hay un miedo eclesiástico visceral al feminismo, lo cual se refleja en una distorsión muy grande de los discursos y las reivindicaciones. Hay una enorme dificultad para respetar la autonomía moral de las mujeres y su capacidad de discernimiento. A menudo se sigue considerando a las mujeres como menores de edad", denuncia Lucía Ramón, profesora de Teología Feminista y de Ecumenismo en la Facultad de Teología de Valencia. Sin embargo, precisa que la Iglesia es plural "como demuestran el desarrollo de las teologías feministas y la existencia de miles de cristianas vinculadas al movimiento feminista", indica.
El patriarcado es una máxima. Candelas Arranz pone de manifiesto que la interpretación de la Biblia se ha hecho desde una perspectiva exclusivamente masculina. "Los comentarios bíblicos han omitido la presencia de mujeres en el texto (por ejemplo en Pentecostés) y han desfigurado el significado original de personajes femeninos como María y María Magdalena". A su juicio, "urge hacer una lectura del Evangelio desde el punto de vista de la mujer. No se puede utilizar a Jesús para discriminar", subraya.
viene de: http://www.deia.com/2013/02/17/mundo/y-por-que-no-una-papisa

Pensamiento del Hno. Aarom Alfonso Valencia


lunes, 25 de febrero de 2013

EN CAMINO, TEOLOGÍA DE LA CUARESMA 3.2 PENITENCIA


3.2 Penitencia

La penitencia ha sido entendida de modos tan diferentes en la tradición cristiana que no es fácil determinar teológicamente en que consiste. Para comprenderla como virtud es necesario tener presente el sentido del sacramento de la penitencia, que durante siglos ha centrado con la eucaristía la vida cristiana. Pero así como la virtud de la penitencia se ejerce de mil maneras, el sacramento de la penitencia es la celebración del perdón, de acuerdo a un ritual promulgado por la iglesia. Dicho de otro modo, la penitencia es una virtud libremente ejercida antes de ser un sacramento ritualmente reglamentado. Las iglesias valoran la penitencia según tradiciones diferentes: los protestantes hacen hincapié en la virtud y los católicos en el sacramento. 

3.2.1 El sentido penitencial a través de la historia.
El sacramento de la penitencia ha tenido varios nombres a través de la historia, según el momento y el sentido desde el que sea mirado. Desde la antigüedad comenzó a llamarse “segunda tabla de salvación o segundo bautismo”, ya que el bautismo era considerado penitencia primera. Por ello desde los primeros tiempos fue entendido este sacramento como conversión y reconciliación. Desde los siglos VI al XI se transforma la penitencia canónica (pública y solemne) en penitencia privada e irrepetible. Luego desde el siglo XII hasta el Vaticano segundo es considerado sacramento de la confesión, con aspectos tan curiosos y variados como la contemplación de la confesión y absolución con el sacerdote ausente. Práctica que fue prohibida por medio de un decreto del Santo Oficio el 20 de Junio de 1602 y que firmo de puño y letra SS. Clemente VIII. En 1965s después de la gran reforma litúrgica conciliar, vuelve a entenderse como sacramento de la reconciliación, con la iglesia, con los hermanos y con Dios.

Para no extender el sentido explicativo de las cuatro dimensiones reconocidas por el catolicismo en este sacramento –pecado, conversión, confesión y perdón-, nos centramos en la realidad actual, y en la utilización o acceso, que de una manera correcta o incorrecta hacemos de este sacramento en la actualidad. Sobre todo porque la importancia de la conversión la tratamos a continuación.

La causa que desencadena el acceso al sacramento de la reconciliación es el pecado. “Peccare”, del latín que significa cometer una falta –contra Dios-. Es un termino que viene de la terminología jurídica cuyo origen esta en el sentido de transgredir. De una manera popular el pecado –de pensamiento, palabra, obra u omisión- es entendido como desobediencia a la ley de Dios a sabiendas de lo que uno hace, ya que es un acto consciente. En la Biblia pecar es separarse de Dios y de su rostro, es ser infiel al Padre de los cielos, e implica el romper con la alianza que a través de generaciones milenarias, Dios mantiene con nosotros.
Naturalmente si observamos el pecado desde el NT, vemos que este va siempre unido en los evangelios a la misericordia de Dios y a su perdón. Según los sinópticos el pecado nace del corazón y se opone a la realización del reino de Dios. Para san Pablo el pecado es no reconocer a Dios como Dios. Y Juan en su evangelio manifiesta que este es la oposición a la luz, a la vida y al amor.

Dijo en una ocasión Pedro Casaldáliga, Obispo emérito de Brasilia:

“  ...Pero, por otra parte, también me siento cada vez más seguro, porque lo fundamental lo veo cada vez más fundamental, y uno de los principios que ahora me orientan más, y más me satisfacen, es: relativizar lo que es relativo y absolutizar lo que es absoluto... Todo es relativo, excepto Dios y el hambre.”

En alusiones a la intención que muchas veces tiene el hombre de envolver a Dios y sus sacramentos en tantas capas y dogmas, que luego no somos capaces de llegar al interior, al fundamento.

Frente al pecado, debemos actuar con una conciencia efectivamente responsable. Una conciencia que nos sitúa en el papel de agraviantes y no agraviados. ¿Cuántas veces acudimos al sacramento de la confesión y sin reconocer en su totalidad nuestra falta, nos colocamos en el papel de victima humillada?. 
El pecado no nos hace grandes, en primer lugar porque al ofender a Dios, generalmente ofendemos a la persona –que es lo mismo- y es templo del Espíritu Santo. No debemos de caer por nada del mundo, en el jactarnos de nuestra falta a resultas, de volver a realizar la ofensa con mas ahínco aun. En nuestros oídos resuenan las palabras desafiantes de Caín cuando preguntado por Dios sobre el fratricidio de Abel, responde este ¿Es que soy yo el guardián de mi hermano?" (Gén 4,9)”
Siete veces le hace pagar Dios su pena, por la muerte de Abel. Sin lugar a dudas ahora se nos presenta el Dios de la misericordia. Un Dios que es Padre, pero –permitidme la licencia- que no es tonto y no se presta al mercadeo. ¿Alguien puede pretender que una falta grave causada en la comunidad, se subsane con el rezo de una escueta oración o el rezo de mil oraciones? 
El Sínodo de Elvira –España- que confirmo SS. Marcelino I (s.4), manifestó en el canon 77 que el creyente se puede justificar por la fe. Justificación que fue confirmada en el Concilio de Trento (1534-1549) por SS Paulo III. Y en cuyo capitulo 8, dice que el apóstol Pablo admite en Rom 3,22-24, que es efectiva esta justificación por la fe, “porque la fe es el principio de la humana salvación, el fundamento y raíz de toda justificación; sin ella es imposible agradar a Dios Heb 11,6 y llegar al consorcio con sus hijos”
Por ello aunque admitamos esta justificación, admitamos que una fe autentica y bien fundada no tiene porqué dar lugar al pecado sobre Dios o la persona. Y si se peca contra la persona, ¿acaso no se ofende Dios?. “Un vaso de agua no quedará sin recompensa”.

¿Y la honra de aquel, y su quebrantado respeto, y su legitima dignidad?. En cada uno de esos aspectos reside la esencia de Dios que hace del hombre su último proyecto, perfeccionado en la persona de Jesús, el Hijo del Hombre, que por gratuidad nos ofrece su misma gracia, don de dones = JARIS.
Por ello, quizás debemos de recuperar un poco o un mucho de aquel sentido primigenio que adorno a las primeras comunidades paleocristianas, que accedían a la confesión personal y luego a la comunitaria:

         Mt 18,15-18 “Si tu hermano ha pecado contra ti, ve y repréndelo a olas; si te escucha, habrás ganado a tu hermano; pero si no te    escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que toda causa sea decidida por la palabra de dos o tres testigos. Si no quiere escucharles, dilo a la comunidad; y si tampoco quiere escuchar a la        comunidad, considéralo como pagano y publicano. Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo".

Aunque aquí no quiero desautorizar el magisterio de la Iglesia, en cuanto a que ofrece el perdón de parte de Dios. Si quiero manifestar como lo hacen algunos importantes teólogos, que no se puede pretender acceder al sacramento de la confesión, como instrumento liberador de la conciencia, y anular el sentido sacramental, por medio del cual la persona se encuentra con Cristo. 
Un Cristo resucitado que nos anima a resarcirnos de nuestra falta, demostrándolo con el día a día y escenificándolo por medio de la confesión penitencial.  ¿Cuántos confiesan con sacerdotes desconocidos para mantener la totalidad de su anonimato?. Cuantos ofenden a la comunidad sin tener un sentido fraterno de la comunidad? 
Lo primero que el pecador tiene que hacer es asumir su falta responsablemente, porque solo así sabrá enmendar la falta efectivamente. Contando con el perdón de Dios, pero siendo consciente de que este perdón no es dado por Dios a cambio de nada. En un perdón que ofrecido, va haciéndose efectivo, poco a poco en virtud de los pasos que el sujeto dá en pro de su propia conversión. Podemos ir de rodillas a donde queramos, pero “no todo el que me dice ¡Señor, señor! Entrara en el reino de los cielos”, nos dice Jesús.

Ayunos y auto lesiones, como elementos de penitencia.
        Mc 2,18-22 Los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando.    Se le acercaron y le preguntaron: "¿Por qué los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan, y en cambio los tuyos no ayunan?". Jesús les dijo: "¿Es que pueden ayunar los invitados a bodas mientras el esposo está con ellos? Mientras tienen consigo al esposo no pueden ayunar. […] Nadie remienda con paño nuevo un vestido viejo, pues el remiendo nuevo tiraría de lo viejo y el rasgón se haría mayor. Ni echa vino nuevo en odres viejos, pues el vino reventaría los odres y se perdería el vino y los odres, sino que el vino nuevo se echa en odres nuevos".

         “Sant 5,15 La oración hecha con fe salvará al enfermo, y el Señor lo     restablecerá y le serán perdonados los pecados que haya cometido.”

         “1Jn 1,9 Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es justo y fiel,        nos perdona nuestros pecados y nos purifica de toda injusticia.”

“… En vano el ser humano pretende ahogar el tiempo, maravillándose ante las tradiciones. Creencias y ritos son individuos y los individuos caducan; aun los más tenaces.”
(Fernando García de Cortázar, Historia de los perdedores de España)

CUARESMA DE VIDA, CUARESMA DE CONVERSIÓN

Mª Carmen Mesa Valderrama

Una cuaresma más vivimos y nos preparamos para la Pascua.Recordamos así el camino historico de Jesús hacia Jerusalen,vamos viviendo la peregrinación de la fé en la celebración liturgica de la vida cotidiana.
Por ello somos todos invitados a seguirle haciendo el transito de la desepción que supuso la muerte de Jesús a la esperanza de la resurrección. La cuaresma nos invita a hacer el camino y como en toda peregrinación el cansancio, desánimo, inquietudes, apegos y desapegos dudas en la fé etc. se harán presentes, por eso la CONVERSIÓN es imprescindible en la vida del cristiano. 
Una conversión para dejar de ver la vida con los ojos de la desesperanza y verla con los ojos de la esperanza de Dios sobre cada uno de nosotros. Se trata de convertirnos a lo mejor de nosotros mismos: 
Mirarnos con ojos de amor.El camino de la cuaresma lleva a contar la propia experiencia de encuentro personal con el resucitado. Ojalá que esta experiencia de encuentro con el Señor se haga presente en cada uno de nosotros y ser así portadores del mensaje evangelico en la resurrección.
El cristiano se compromete no con algo sino con alguien con JESÚS DE NAZARET.

viernes, 22 de febrero de 2013

COHERENCIA ANTE EL GATO DE NUEVE COLAS

Publicación cuaresmal de la Hdad. de Paz y Caridad de Estepa. Boletín nº 18, año 2013.







EN CAMINO, TEOLOGÍA DE LA CUARESMA 3. UNA CRUZ EN EL CAMINO 3.1 TEOLOGÍA DE LA CRUZ


3.1 Teología de la Cruz
Jesús murió crucificado. La cruz, que fue el instrumento de la redención, ha venido a ser, juntamente con la muerte, el sufrimiento y la sangre; uno de los términos esenciales que sirven para evocar nuestra salvación. No es una ignominia, sino un titulo de gloria, primero para Cristo y luego para los cristianos. 


Ahora bien, entre otras cosas aquí veremos la cruz como redención, no como adoración a un elemento de sufrimiento o patíbulo. Antes de adentrarnos en la reflexión sobre ella, quiero hacer una nueva comparación juntamente con Moisés. Ya hemos visto lo mucho que es comparado con Jesús, y aun así igualmente se le compara, ya que por él y por la cruz que construyo, fueron muchos los salvados. Incomprensiblemente en tiempos del rey Ezequías, existía en el gran templo de Jerusalén una serpiente de bronce que recibía culto, y que fue destruida por orden del mismo rey (2Re 18,4). 

La serpiente en el antiguo Israel, es signo de culto para aquellos que le invocan como signo de la fertilidad. Precisamente este elemento de culto pagano es transformado en elemento de salvación por el escritor del libro de los Números, ya que hace de la serpiente en el estandarte –en la cruz- una mediación de Dios.

         “Núm 21,8-9 El Señor dijo a Moisés: "Hazte una serpiente de      bronce, ponla sobre un asta; los que hayan sido mordidos, al mirarla,   sanarán". Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre un        asta; cuando alguno era mordido por una serpiente, miraba a la          serpiente de bronce y quedaba curado.”

El escritor deja entrever la necesidad que tenia Dios, de que Israel mitificara de tal modo su culto y fe en Dios, como para convertir todo lo que eran reminiscencias del pasado pagano, en elemento por medio del cual, Yahvé obra en medio de su pueblo.
Esta serpiente de bronce alzada sobre un asta le proporciona a la comunidad “joanica”, un buen símbolo para expresar de una manera plástica la fuerza salvífica y el poder curativo que se infunde sobre todos los creyentes a partir de Cristo alzado en la cruz:
         “Jn 3,14-15 Como levantó Moisés la serpiente en el desierto, así será    levantado el hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga        vida eterna".

Aun así, el episodio de la serpiente en el estandarte, que tanto nos recuerda a cristo –interpretando el escrito de Números en clave cristológica-, de nuevo nos devuelve a la dinámica teológica de comportamiento del pueblo –sujeto o comunidad- ante Dios.
         1ª PECADO: impaciencia y murmuraciones del pueblo contra el Señor y contra moisés (Núm 21,4-5)
         “[…] empezó a impacientarse el pueblo, que murmuraba contra el Señor y Moisés, diciendo: "¿Por qué nos sacasteis de Egipto, para hacernos morir en el desierto? No hay pan ni agua, y estamos ya hartos de esta comida miserable".

         2ª CASTIGO: Dios envió contra el pueblo serpientes venenosas que los mordían (Núm 21,6)
         “El Señor envió entonces contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían y hacían morir a muchos israelitas.”

         3ª CONVERSIÓN: del pueblo e intercesión de Moisés; (Núm 21,7) “El pueblo fue a decir a Moisés: "Hemos pecado    murmurando contra el Señor y contra ti. Pide al Señor que aleje de       nosotros las serpientes". Moisés intercedió por el pueblo.

         4ª SALVACIÓN: (texto mas arriba)

Por ello ante la cruz de Cristo que contemplamos generalmente en cuaresma y semana santa, debemos de ver en primer lugar todo lo bueno y lo malo que conduce la humanidad del hombre, asumiendo nuestro barro y todo aquello que lastra nuestra fidelidad a Dios y al sentido fraterno de la comunidad. Y siendo consciente de esto, establecer ante la cruz una postura coherente y responsable que nos lleve a retomar de nuevo el camino correcto por medio de una rectificación que nos lleve por medio de la conversión, al sentido soteriológico de la vida al cual todo viviente se siente avocado, la salvación que se deriva de nuestra propia resurrección.

Ahora bien, sin que lo sepamos, con la actual orientación teológica que desarrollamos en nuestras comunidades –en términos generales-, estamos mas cerca del luteranismo que del catolicismo. Uno de los quebraderos de cabeza que trajo la reforma protestante fue la llamada “teología de la cruz o teología de la gloria”, según el lado del que era mirada. Lutero manifiesta que la cruz es el único objetivo de cristo desde su encarnación, centrando en ella su objetivo de vida y esencia de su mensaje, como su última consecuencia y finalidad. 

Según este, sólo podemos conocer a Dios a través de la cruz, no de la razón humana, y de plano rechazaban todo conocimiento natural de Dios, y todo intento humano de conocerle. En este sentido y aunque nos parezca este debate lejano y fuera de contexto, hay que admitir que la teología de la cruz esta permanentemente vigente en la vida de cada cristiano y en la vida de la misma iglesia de Jesús.

Hoy en día la teología de la cruz, nos ofrece la posibilidad de ver a un Dios apasionado y comprometido con el hombre, un Dios de calle. Sabemos que Dios en su inmensidad es incomprensible y permanece como misterio que trasciende y supera al hombre en muchos aspectos, pero al mirar la cruz de Jesús, se nos descubre a un Dios pasional, poderoso en su debilidad y Señor en la humillación. Por ello la cruz es fuerza de Dios que denuncia el esfuerzo humano por autojustificarse, y el orgullo del que pasando por alto el sentido de comunidad, quiere alcanzar la perfección por su propio esfuerzo.

La cruz de Jesús es la denuncia radical a la conciencia que el hombre occidental tiene de colocarse en disposición de… pero sin lanzarse al camino responsablemente, porque sabe que al responsabilizarse de ello, peligra el cimiento del primer mundo en el que esta instalado. Es esta el tipo de persona que quiere constantemente construir un paraíso en la tierra, y que sueña con una autosuficiencia histórica –yo valgo, yo puedo, yo soy capaz sin los demás-, que le hace independiente de Dios y constructor único del reino de la libertad y de la emancipación, de la utopía del reinado de Dios. Esto le llevará a labrar su pequeña porción de tierra que el cree reino de Dios, cuando es solo el lugar en el que dejarse caer él mismo.

No, la cruz es un STOP en nuestra vida, un indicador. Una señal o un aviso como la serpiente de bronce, porque el hombre en la mayoría de los casos, al pretender construir un cielo en la tierra, construye un nuevo infierno totalitarista, que nos lleva al egocentrismo de nuestras ideas y al desaforado fanatismo del que no ve mas allá de lo que cree y piensa.

En este sentido, corremos el riesgo de sea cual fuere el sentido que le demos a la cruz, nos quedemos perplejos ante ella y no reaccionemos. Esta, nos interpela y nos llama. Ante la cruz reconocemos lo que somos y de lo que somos capaces, actuando con autentica conciencia de cristianos que se consideran objetos del amor de Dios. 

Ante la cruz respondemos solo por nosotros mismos y manifestamos un compromiso de escuchar, disponernos y actuar conforme al espíritu de quien sabe que Dios es su todo pero que le acompaña en el duro camino de la vida. un camino que desde la cruz se torna renovado, convertido y reubicado, para ser en el mundo fermento y masa.

(Por ello, no olvidemos que la teología de la cruz es la afirmación de la necesidad de la gracia y de la gratuidad de esta, la postulación de la fragmentación del esfuerzo humano –cada ejemplo es valido- y de la búsqueda de nuestra identidad contra todo sueño de inmediatez y totalidad, ¿sabemos lo que somos?. Aunque consideremos el reino de Dios utópico, solo a el corresponde instaurarlo, según el esfuerzo del trabajo humano por conseguir las bases para tal reino –démosle motivos para ello-.)

Por ello dos actitudes básicas ante la cruz, la penitencia y la conversión.

jueves, 21 de febrero de 2013

PERLAS DE PAGOLA PARA EL FINDE - ESCUCHAR A JESÚS


2 Cuaresma (C) Lucas 9,28-36
ESCUCHAR A JESÚS
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

ECLESALIA20/02/13.- Los cristianos de todos los tiempos se han sentido atraídos por la escena llamada tradicionalmente "La transfiguración del Señor". Sin embargo, a los que pertenecemos a la cultura moderna no se nos hace fácil penetrar en el significado de un relato redactado con imágenes y recursos literarios, propios de una "teofanía" o revelación de Dios.
Sin embargo, el evangelista Lucas ha introducido detalles que nos permiten descubrir con más realismo el mensaje de un episodio que a muchos les resulta hoy extraño e inverosímil. Desde el comienzo nos indica que Jesús sube con sus discípulos más cercanos a lo alto de una montaña sencillamente "para orar", no para contemplar una transfiguración.
Todo sucede durante la oración de Jesús: "mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió". Jesús, recogido profundamente, acoge la presencia de su Padre, y su rostro cambia. Los discípulos perciben algo de su identidad más profunda y escondida. Algo que no pueden captar en la vida ordinaria de cada día.
En la vida de los seguidores de Jesús no faltan momentos de claridad y certeza, de alegría y de luz. Ignoramos lo que sucedió en lo alto de aquella montaña, pero sabemos que en la oración y el silencio es posible vislumbrar, desde la fe, algo de la identidad oculta de Jesús. Esta oración es fuente de un conocimiento que no es posible obtener de los libros.
Lucas dice que los discípulos apenas se enteran de nada, pues "se caían de sueño" y solo "al espabilarse", captaron algo. Pedro solo sabe que allí se está muy bien y que esa experiencia no debería terminar nunca. Lucas dice que "no sabía lo que decía".
Por eso, la escena culmina con una voz y un mandato solemne. Los discípulos se ven envueltos en una nube. Se asustan pues todo aquello los sobrepasa. Sin embargo, de aquella nube sale una voz: "Este es mi Hijo, el escogido. Escuchadle". La escucha ha de ser la primera actitud de los discípulos.
Los cristianos de hoy necesitamos urgentemente "interiorizar" nuestra religión si queremos reavivar nuestra fe. No basta oír el Evangelio de manera distraída, rutinaria y gastada, sin deseo alguno de escuchar. No basta tampoco una escucha inteligente preocupada solo de entender.
Necesitamos escuchar a Jesús vivo en lo más íntimo de nuestro ser. Todos, predicadores y pueblo fiel, teólogos y lectores, necesitamos escuchar su Buena Noticia de Dios, no desde fuera sino desde dentro. Dejar que sus palabras desciendan de nuestras cabezas hasta el corazón. Nuestra fe sería más fuerte, más gozosa, más contagiosa. 
(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia). 

martes, 19 de febrero de 2013

EN CAMINO, TEOLOGÍA DE LA CUARESMA - 2.4 PASCUA Y CAMINO


2.4 Pascua y Camino

Una vez que Moisés junto a su hermano, el sacerdote Aarón llegan a Egipto, con el carácter propio que imprime el hablar en nombre de Dios, estos llegan a sensibilizar a la comunidad israelita, para que acepten marchar dejando atrás el Egipto que simboliza el paganismo y llegar al sitio donde darán culto a Dios, siendo nuevamente un pueblo que se purificará por medio de las aguas del mar rojo, en un sentido profundamente bautismal. 

Este proceso evolutivo se acompaña de catástrofes naturales que podemos explicar en la actualidad desde un punto de vista histórico o científico, pero que en aquellos años fueron consideradas –nueve plagas- como signos de la ira de Dios con los paganos egipcios. Por ello ante la dureza del corazón del faraón de dejarles marchar, Dios considerando a todo su pueblo como una sola persona (similitud comparativa con Abraham o Jacob/Israel) y teniéndolo por su único hijo primogénito:

         “Ex 4,22-23 Tú dirás al Faraón: Esto dice el Señor: Israel es mi hijo primogénito. Te digo que dejes salir a mi hijo para que me sirva; si no le dejas salir, yo mataré a tu hijo primogénito".

Por ello se nos explica que la muerte del hijo del faraón es una señal concreta. Ante la celebración pascual, ante el paso del Señor por su pueblo y el contacto directo de Dios con ellos, hay que estar preparados, asumiendo de una manera efectiva que el llevar a término los planes de Dios puede significar para muchos el llegar hasta la sangre.

Pero sin lugar a dudas, por medio de la décima plaga y anuncio de la muerte de los primogénitos, sin lugar a dudas comienza a estructurarse de una manera maravillosa, toda la forma –rito- y cuerpo –espiritualidad- de la Pascua judía como celebración de celebraciones.
Todo ha sido perfectamente organizado: el día diez del primer del año se escoge el animal y el catorce por la noche se sacrifica y se come, sin dejar nada para la mañana siguiente;

         “Ex 12,2 "Este mes será para vosotros el principal, el primero de los    meses del año. 12,3 Decid a toda la comunidad de Israel: El día diez de este mes cada uno se procure un cordero por familia, un cordero por casa. 12,6 Lo guardaréis hasta el día catorce de este mes; entonces todo Israel lo inmolará entre dos luces. 12,8 Esa misma noche comeréis la carne asada al fuego, con panes sin levadura y hierbas amargas. 12,10 No dejaréis nada de él para la mañana siguiente; si queda algo, lo quemáis.”

los ázimos duran siete días;
         “Ex 12,15 Durante siete días comeréis panes sin levadura; desde el primer día quitaréis la levadura de vuestras casas, porque el que en estos días coma pan fermentado será extirpado de Israel. 12,16 El día primero y el día séptimo tendréis asamblea santa. En ellos no haréis trabajo alguno. Solamente podréis preparar la comida que vayáis a tomar.”

la noche de la pascua comienza con la salida de Moisés que abandona la corte del faraón;
         “Ex10,28-29 El Faraón le dijo: "Retírate de aquí y guárdate bien de presentarte de nuevo ante mí, porque el día que vuelvas, morirás". Moisés dijo: "Has dicho bien; no volveré a presentarme ante ti".

a la caída de la tarde se celebra la liberación anticipada con el sacrificio del cordero;
         “Ex 12,6 Lo guardaréis hasta el día catorce de este mes; entonces todo Israel lo inmolará entre dos luces.”

sigue la noche horrenda en la que se funden el rito y el hecho
         “Ex 12,29-31.42; A medianoche el Señor mató a todos los primogénitos de Egipto, desde el primogénito del Faraón, su sucesor en el trono, hasta el primogénito del esclavo, recluido en la cárcel, y   a todos los primogénitos de los animales. El Faraón se levantó de          noche, él, todos sus servidores y todos los egipcios, y hubo llanto general en Egipto, porque no había casa donde no hubiera un muerto. El Faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón, todavía de noche, y les dijo: "Pronto, salid de en medio de nosotros; vosotros y todos los     israelitas, id a servir al Señor como habéis dicho. Noche de vela fue aquella para el Señor, cuando los sacó de Egipto. Ésta debe ser una noche de vela en honor del Señor para los israelitas en sus generaciones. 13,21-22; 13,21 El Señor iba delante, de día en columna de nube para marcarles el camino, y en columna de fuego de noche para alumbrarles; así podían caminar tanto de día como de noche. La columna de nube no se apartó del pueblo de día, ni de noche la de fuego.”

Es esa noche cuando Egipto e Israel se encuentran frente al mar y de noche comienzan a pasarlo. Tres momentos componen el final: alborea;
         “Ex 14,20 interponiéndose entre el campo de los egipcios y el      campo de Israel. Para unos la nube era oscura, mientras que para        otros alumbraba la noche, de suerte que no pudieron acercarse unos a      otros durante toda la noche. 14,21 Moisés extendió después su mano          sobre el mar, y el Señor, por medio de un recio viento del este,     empujó el mar, dejándolo seco y dividiendo las aguas. 14,24 Antes    de la madrugada, el Señor miró desde la columna de fuego y de nube   a las huestes egipcias y las desbarató.

amanece;
         Ex 14,27 Moisés extendió su mano sobre el mar, y al amanecer volvió el mar a su estado normal, mientras los egipcios en su huida        topaban con él. Así precipitó el Señor a los egipcios en medio del        mar.”

y llega el día escatológico, definitivo, cuando los israelitas, libres contemplan los cadáveres de los egipcios vomitados por el mar;
         “Ex 14,30-31 Así salvó el Señor aquel día a Israel de mano de los         egipcios, e Israel vio a los egipcios muertos en la orilla del mar.   Israel vio el prodigio que el Señor había obrado contra los egipcios,    temió al Señor y creyó en él y en Moisés, su siervo.

Por ello por medio de estos signos se configura la noche sagrada y ritual, que hasta nuestros días nos llegará como la más densa de la historia de la salvación. Pero para llegar a ellos, Moisés como ungido por el Señor por medio de sus obra, tuvo que pasar un proceso evolutivo de desprendimiento, de escucha de acercamiento hacia aquello que le llamaba sin cesar, el Espíritu de Dios.

¡¡HUYE, ESPÍRITU SANTO!!


¡Huye, Espíritu Santo!

No creáis que hago mofa, no. Tengo algunas nociones de pneumatología, y soy consciente y creo, que el Espíritu Santo en el conclave vaticano corres más riesgos, que al ser perseguido por un águila imperial –ahora si hago broma-. Veréis, el evangelio de hoy nos habla de rezar –Mt 6,7-15-, y de rezar conscientemente. Cada cual tiene una conciencia concreta sobre la oración, y yo que soy hombre de oración, creo que la oración es un grito que se lanza al cielo para que nos sea devuelto humanizado. Sea como fuere, orar nos hace personas, porque nos mantiene en el amor de Dios y sirve como indisoluble nexo de unión con la humanidad, junto a nosotros. Pero hoy al uso de la oración, escucho que en la diócesis de Valencia se pide a los fieles oraciones para el Papa saliente y el entrante. No frivolizaré. Está bien que recen. 
Pero, ¿por qué motivo rezar? Por la edad del papa, por su nacionalidad, su ideología, su lengua, su rigor eclesiástico, su espíritu, su color de piel…etc. Hace unos días participé en una conversación al uso del tema, y unos compañeros me preguntaron si el próximo papa podría ser negro. No dude la respuesta. Les dije, -NO, la iglesia es aún demasiado racista para tener un papa negro-. Y les dije más: -quien tache estas palabras de barbaridad, que analice el ascenso jerárquico de la mujer en la iglesia, las cuales no pueden pasar de monjas “rasas”. Y casi viene al caso, las declaraciones de Héctor González, arzobispo mexicano; que admite que “un papa negro sería como una mosca en la leche”. 
No deja de ser infantiloide el arzobispo, pero la afirmación deja traslucir bastante, la pobreza ideológica de muchos de los que elegirán al nuevo papa. Hay tantos y tantos intereses, que bien se me ocurre gritar al Espíritu Santo, ¡¡huye!!