CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

domingo, 13 de octubre de 2019

EL COÑAZO DE VOTAR


"seamos merecedores de la democracia que tenemos. Debemos merecerla y por ello utilizarla"

Hace unos días estaba en una espera para que me atendieran y como es habitual me dediqué a leer para no perder el tiempo. Cuando leo me suelo sustraer de lo que acontece a mí alrededor –es un defecto que tengo-, pero hubo una expresión en una conversación cercana que llamó mi atención. Deduje que estaban hablando de las nuevas elecciones que tendremos el 10 de noviembre próximo, porque una persona le dijo a la otra con énfasis esa expresión de: “¡que coñazo de votar!”

La expresión en si misma me llevó a preguntarme cuantas cosas en la vida  de usted y mía, son un autentico coñazo. Un coñazo puede ser tener quince bodas al año y que alguna de ellas sea familiar, por aquello de estirazar el sobre. 
Un coñazo puede ser tener que decir varias veces con tinte de cabreo “queeeé….”, ante un requerimiento que no se acaba. Un coñazo puede ser someterse a la diaria rutina -que aunque precisa-, nos hace hacer las mismas cosas durante cada día. Un coñazo es que la tostada, siempre se caiga por el lado de la mantequilla. Un coñazo es ir tarde al supermercado por un producto y que esté agotado. 
Un coñazo es… cualquier cosa se hacemos sin gana. 
Pero señoras y señores, votar no es un coñazo de ninguna de las maneras. Gustará más o gustará menos en función de las expectativas que cada cual tenga sobre la fuerza política con la que simpatiza, pero en absoluto debería –repito debería- ser un coñazo votar. Sobre todo porque en cada elección es mucho lo que se pone en juego. A mí particularmente me hubiera gustado que Pedro Sánchez fuera presidente de España a todos los efectos, pero no ha sido posible. 
Yo no sé de quién es la culpa, pues Carmen Calvo dejó claro que se les pidió el gobierno por parte de los supuestos socios de gobierno. No hablemos de culpas, sino de responsabilidades. Lo cierto y verdadero es que en la cámara baja –Congreso de los Diputados- lo que cuentan para aprobar leyes y presupuestos así como la investidura, son los votos. 
Y sin una mayoría absoluta o suficiente, no se puede gobernar. Por eso vamos a votar el día diez de noviembre y meteremos el voto en la urna, no con más ganas ni con menos pues creo que no se trata de eso. Se trata de dignidad. La de usted y la mía. Tenemos una democracia joven, sí. Joven pero llena de salud. Creo que si en algo somos todos los ciudadanos iguales es en la dignidad de otorgar nuestro voto a quien nos parezca oportuno. Pues el voto del noble significa lo mismo que el voto del que tiene poco o nada. 
Por tanto, seamos merecedores de la democracia que tenemos. Debemos merecerla y por ello utilizarla. Ejercerla por la memoria de quienes lucharon para que sea hoy España un país libre donde hombres y mujeres independientemente de lo que sean, en lo que crean, estén afilados o independientemente de a quien amen, puedan caminar por la calle sin que ello suponga un riesgo para sus vidas. Esto me enorgullece como ciudadano. 
Eso sí, me inquieta mucho las políticas de tinte fascista que asoman mal justificadas en un patriotismo que no es patrimonio de nadie pues España es un país que lo engloba y se construye desde cada una de las personas que vivimos en él, incluso con el aporte de aquellos que vengan y hagan con nosotros país y fraternidad. 
¿Qué será de los derechos de las mujeres y sus conquistas, aun cuando hay partidos que justifican absolutamente la condición de mujer florero, que limpia y pare y da esplendor a la familia? 
¿Qué será de los trabajadores y las conquistas sociales logradas para llegar al actual punto más alto del salario mínimo interprofesional así como de las prestaciones y ayudas al desempleo? 
¿Qué sería de toda esa España que se ve negra para llegar a fin de mes y cuyo flotador es la paga de los abuelos? 
¿Qué sería de esa España arco iris, referencia de libertades sociales por todo el mundo y donde la vida de los mayores y su atención están protegidas por ley? 
No sé que sería –aunque me lo imagino-, pero todo esto es mucho más importante que si la bandera roja y gualda ondea por allí u ondea por aquí. Me quedo perplejo ante quienes hoy se rasgan la camisa por la bandera española, siendo sus padres y abuelos –en muchos casos- negacionistas de nuestra constitución, la libertad y las prestaciones públicas. 
Por ello creo que es importante que el día diez salgamos todos a la calle a hacer cosas que hacemos cada domingo y que pueden ser un coñazo. Pero ejerzamos nuestro derecho al voto por el desarrollo de nuestra tierra. Por nuestros derechos y de quienes no pueden ejercerlos. 
Por la LIBERTAD con mayúsculas. 
Por el sentido coherente y político que muchos ignoran, pues se cambian de ideales en función del por donde ondea el viento o los ceros de su cuenta corriente. Votemos por la España plural donde cabemos todos, incluso aquellos con los que no compartimos ideas o creencias –religiosas y/o territoriales- pero a los que respetamos dentro del marco constitucional. 
En definitiva y como he dicho, SEAMOS MERECEDORES DE LA DEMOCRACIA. Por nosotros y por los que vendrán.
Fraternalmente, Floren.

viernes, 4 de octubre de 2019

¿SE PODRÁ REPARAR LA IGLESIA?


Hoy es un día bonito que celebro desde la más absoluta modestia, porque Francisco de Asís me evoca tiempos pasados, amistades de gente muy querida, inquietudes vocacionales de cuanto tenia flequillo y sobre todo el amor a todas las criaturas –madre naturaleza- y el ejemplo de vida de un santo del siglo XIII que es de plena actualidad. “Francisco, repara mi iglesia”, manifestaba el santo de Asís que le dijo Cristo en una aparición en la iglesia de San Damián. Francisco sintió la necesidad de fundar un nuevo estilo de vida a través de una orden mendicante, para contrarrestar la vida disoluta y de escándalos que llevaba allá por el año 1205 la jerarquía católica. 
Este artículo lo escribo como persona creyente y cristiana que durante mucho tiempo se ha sentido en comunión con la iglesia, institución a la que respeto y por la que trabajé en los mejores años de mi juventud.
Dicho lo cual, considero que la reparación que aplicó Francisco de Asís en aquella época al encauzamiento del sentido evangélico de la vida cristiana, es de plena actualidad en unos momentos en los que la sociedad entiende que –por ejemplo- la justicia divina no está por encima de la justicia humana, y que para ser anunciadora del mensaje del Reino de Dios, reino de justicia y de paz; la Iglesia tiene que ser escrupulosamente justa, humana, pobre y debe permitir el libre ejercicio de la libertad sin ambages ni cortapisas.
Estoy convencido de que esta reparación es posible porque el pueblo de Dios -la gente corriente-, está mayoritariamente comprometida con los valores que Jesús de Nazaret explicitó en su mensaje. Pero la Iglesia ni quiere ni sabe dar oportunidades reales a la gente sencilla para que sean anunciadores del Reino de Dios en sus comunidades, pues todo se somete al “ordinis” a la jerarquía establecida al efecto y cuyo punto de partida es el ministerio del presbiterado, o sea los curas.
Algo que no ayuda en absoluto es la decepción que muchas personas tienen con el papa Francisco, pues ha realizado gestos maravillosos y de un formidable contenido humano; pero aun no ha realizado -ni realizará- ningún  cambio sustancial en la Iglesia que permita la renovación tan necesaria que convierta a la Iglesia en una comunidad efectivamente fraterna, PORQUE AUN NO LO ES. Existe acepción de personas.
Aun somos los homosexuales tachados de enfermos y se nos niega por parte del papa el acceso al orden y la consagración. Aun está esperando la mujer el acceso al ministerio de orden, y es mentira que Jesús quisiera solo hombres sacerdotes pues Jesús no quería ni hombres ni mujeres sacerdotes. Los/as divorciados/as pueden esperar sentados a que las anulaciones eclesiásticas sean fáciles, gratuitas y se les permita el acceso a los sacramentos. Los sacerdotes lo tienen complicado para casarse, aun cuando se acogen en la iglesia católica a pastores anglicanos, coptos o maronitas con sus mujeres y sus hijos.
¿Alguien entiende esto? El papa se la juega muy próximamente en el Sínodo del Amazonas. Una enorme extensión de terreno donde hay sacerdotes que necesariamente tienen que estar casados –y están fuera del orden- y donde urge la ordenación de mujeres como diaconas y sacerdotisas pienso yo, para ser lo mejor de sí mismas al servicio del evangelio.
Hay quien dice que al Papa no le dejan hacer. Pues si a usted no le dejan hacer, con la fuerza del Espíritu Santo se va usted a su casa y que entre savia nueva con fuerza suficiente para llevar a flote una barca que se le parece muy poco a aquella barca de Pedro por la que tanto cantamos: “tú, que has venido a la orilla”.
No sé la deriva que esto lleva, la verdad. Me entristece la estampida de personas que se alejan cada vez más. Me preocupa y mucho la pastoral de la obligatoriedad que se lleva a cabo a través de la centralización de las parroquias. Cunde el desaliento y personas cercanas me comentan que las hermandades y cofradías a las cuales considero en la actualidad salvavidas de la iglesia –en cuanto a la atracción de personas sobre todo jóvenes-, no están pasando por un buen momento.
¿Soy el único que  piensa que el Reino de Dios se le está escapando a la iglesia por entre los dedos? Si, lo creo. Empezando porque los valores del Reino de Dios anunciado por Jesús, no son patrimonio de nadie ni mucho menos del catolicismo. Y es una realidad incontestable el hecho de que aunque una persona no se denomine practicante de tal o cual religión, si es buena, fraterna y respetuosa en sus relaciones en el mundo, ESTÁ HACIENDO REINO DE DIOS aun sin saberlo. Y como a Dios le da igual las etiquetas, pues perfecto.
No olvidemos que aun hay por ahí individuos admitiendo que la religión verdadera es la católica, aun cuando nuestra religión es un refrito del judaísmo y este a su vez de otras culturas egipcias y mesopotámicas. Por eso Dios no es propiedad de nadie, pues tiene tantas perspectivas y nombres como personas pueblan el mundo.
Sea como fuere, ojalá atendamos todos –yo el primero- a testimonios tan formidables como el de Francisco de Asís, el cual nos llama a la vida desde las acciones humildes. Desde el servicio la entrega y el amor a la criaturas. Un coctel complicado de llevar a cabo es el sopor de vida que llevamos, pero cuya receta franciscana nos haría a todos desprendernos de lo vacio que llevamos dentro, encontrar nuestra perla deseada y vivir de una vez la vida en PAZ y BIEN.
Con mis mejores deseo en Estepa, 4 de Octubre de 2019.
Fraternalmente, Floren.

martes, 1 de octubre de 2019

DÍA INTERNACIONAL DE LAS PERSONAS MAYORES

¡Haz, pues, que tu padre y tu madre se sientan felices y orgullosos!
(Proverbios 23,25) 

En los años 90 la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el día de hoy como DÍA INTERNACIONAL DE LAS PERSONAS DE EDAD. 

Dice la resolución de la Naciones Unidas que “las personas mayores siempre han desempeñado un papel importante en la sociedad como líderes, cuidadores y custodios de la tradición. 



Sin embargo, también son muy vulnerables, y muchos caen en la pobreza, quedan discapacitados o sufren discriminación. A medida que mejora la atención médica, la población de personas mayores está creciendo, al igual que crecen sus necesidades y, por supuesto, sus contribuciones al mundo. 

El Día Internacional de las Personas de Edad es una ocasión perfecta para destacar las importantes aportaciones que nuestros mayores hacen a la sociedad y crear conciencia sobre las oportunidades y los desafíos del envejecimiento en el mundo de hoy.”  

Hermosas palabras que podrán ser del conocimiento –o no- de la sociedad, pero que en ocasiones no tienen la efectividad precisa, pues es una certeza que muchos mayores son abandonados, se sienten solos o son mal cuidados. 

Es cierto que somos de donde hemos venido, pero no debemos perder la perspectiva de hacia dónde vamos. Sé que este planteamiento puede ser egoísta, pues plantea la cuestión particular de que quiero que los mayores sean cuidados para ser cuidado yo cuando me llegue la hora.

Es cierto que el día de mañana nos preocupa a todos, pero no es esa la intencionalidad de quien escribe, no. Lejos de eso, no deseo perder la perspectiva de una sociedad en la que vivo y que cuida a sus mayores y hasta los venera de una manera mayoritaria. Una sociedad como la española que tiene como joya de la corona la Ley de la Dependencia, por cuya aprobación ya mereció la pena –y mucho- el gobierno del compañero Zapatero.  
José Luis entendió que la protección a la mujer, la ley de Matrimonio gay y esta ley de la Dependencia, era algo que necesitaba nuestra sociedad para equipararla no solo a la moderna Europa, sino para blindar el sentido de HUMANIDAD que debe adornar a toda la comunidad que se ampara bajo unos valores, los cuales descansan sobre una sabiduría que nos ha llegado –en muchos casos- a través del esfuerzo, la enseñanza, el testimonio –en muchos casos hasta la sangre- y dedicación de muchas personas mayores que por la sana convivencia, los derechos y la cultura; de una manera notoria o callada aportaron los mejor de sí mismos al mundo.

Ojalá les devolvamos en enseñanza, en ética y moral lo mejor que ellos nos enseñaron pero multiplicado por cuatro. Esta sociedad de la que formamos parte es una sociedad que corre el riesgo de ir por la vida mirando la pantalla de un dispositivo móvil, sin atender a las demandas que el mundo pone en nuestro camino.

Los mayores deben ser nuestra prioridad, en primer lugar para llegarnos cada cual a la perfección de nosotros mismos, cuidando y atendiendo a nuestros mayores o a los mayores de otros; sin tener miedo a las arrugas, las canas o la posible senilidad.

Todos los grandes libros de la humanidad se han hecho eco de la necesaria atención a los mayores. La Biblia, Palabra de Dios. Naciones Unidas, Constitución española…etc. Demos lo mejor de nosotros, insisto. Eduquemos en ternura y enseñemos a nuestros pequeños el valor de una caricia a un anciano, antes que a darle a la tecla del móvil. 
El móvil nos busca la hamburguesería, pero no nos calentará jamás el corazón ni nunca será el detonante de una caricia que inflame el alma hasta hacerlo rebosar de gozo, por el trabajo hecho y el beso dado.

Todo sea por nuestros mayores, y su dignidad.
Fraternalmente, Floren.

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[1] Biblia de Jerusalén Libro de los Proverbios capítulo 23,25.
[1] Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia. Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero PSOE.