CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

sábado, 20 de agosto de 2016

EL EVANGELIO Y LA FAMILIA - José María Castillo, Teólogo

EL EVANGELIO Y LA FAMILIA
                José M. Castillo

                Una de las cosas que más llaman la atención, cuando se leen detenidamente los evangelios, es la actitud personal de Jesús y las enseñanzas que transmitió respecto a la familia. No es posible, en el limitado espacio de este artículo, analizar al detalle la abundante documentación que ofrecen sobre todo los sinópticos sobre este asunto. Aquí me limito a señalar dónde y en qué está el problema. Más adelante (y con tiempo) espero poder explicar la hondura que entraña todo esto y las consecuencias que tiene.

                Lo primero, que hizo Jesús al iniciar su ministerio público, fue abandonar su trabajo, su casa y su familia. A partir de aquella decisión, las relaciones de Jesús con sus parientes fueron tensas, complicadas y hasta difíciles. Su familia más cercana pensaba de él que había perdido la cabeza (Mc 3, 21). Y cuando fue a su pueblo, sin duda para explicar su mensaje, ni los vecinos de Nazaret creyeron en él, se escandalizaron de lo que enseñaba y el propio Jesús se sintió despreciado por los de su casa (Mc 6, 1-6; Mt 13, 53-58; Lc 4, 16-30). En el relato, que hace Lucas de esta visita, la cosa llegó hasta el extremo de que los vecinos del pueblo intentaron matarlo (Lc 4, 28-29). Y es que Jesús revolucionó el tema de la familia hasta el extremo de que, para él, su madre y sus hermanos son, ante todo, los que hacen la voluntad del Padre del cielo (Mc 3, 31-35; Mt 12, 46-50; Lc 8, 19-21). Aquí y en esto es donde se ve más claro hasta qué punto Jesús puso las cosas en su sitio. Y hasta qué extremo reordenó todas nuestras relaciones personales, económicas y sociales.
                Por otra parte, cuando Jesús llamaba a los discípulos, que se agregaban al grupo, lo primero que les exigía, para “seguirle”, era abandonar la familia y los bienes (el dinero) (Mc 10, 17-31; Mt 19, 16-22; Lc 18, 18-30) sin poner condición alguna (Mc 1, 16-21; Mt 4, 18-22; Lc 5, 1-14). Jesús fue tan radical, en este orden de cosas, que no admitió, como justificante para retrasar la decisión de “seguirle”, ni el entierro del propio padre, ni siquiera despedirse de la familia (Mt 8, 18-22; Lc 9, 57-62).
                Ahora bien, a partir de este radicalismo evangélico, lo más duro y lo más fuerte, que planteó Jesús, fue el conflicto radical en la institución familiar: “No he venido a sembrar paz, sino espadas”, destrozando las relaciones de parentesco. Las palabras de Jesús son elocuentes y sobrecogedoras por sí solas y por sí mismas (Mt 10, 34-42; Lc 12, 51-53; 14, 26-27).
                Así las cosas, el problema de fondo, que aquí se plantea, solamente se puede comprender si se tiene en cuenta lo que han analizado pacientemente los historiadores y juristas, a saber: la casa – y consiguientemente la familia – era (y sigue siendo) “la estructura básica de la sociedad en que el cristianismo nació y se desarrolló, como en realidad lo es de toda sociedad sedentaria preindustrial” (R. Aguirre). Esto es lo que explica que, en el Nuevo Testamento, como indica el mismo profesor Aguirre, se nos habla de la conversión de casas enteras (Jn 4, 53; Hech 11, 14; 16, 15. 31-34; 1 Cor 1, 16; Hech 18, 8) e incluso parece que la casa era la forma básica de organización de la Iglesia en sus inicios (cf. Rom 16, 5; 1 Cor 16, 19; Col 4, 15; Flm 1-2).
                Pero esto tuvo consecuencias dramáticas. Porque sabemos que las sociedades mediterráneas del siglo primero estaban estructuradas sobre la base de la organización familiar. Ahora bien, en la familia de aquel tiempo todo estaba organizado y legislado en torno a la figura del “pater-familias”, que era el cabeza, jefe y dueño de la casa y sus componentes. De ahí que lo determinante, en la familia, no eran las relaciones personales, sino el sometimiento al poder. Y, por consiguiente, el sometimiento también a la estructura y al sistema de la sociedad romana. Lo que llevaba consigo una consecuencia que impresiona: “mujeres, esclavos y niños” eran los sujetos que carecían de derechos y tenían que vivir callados y sumisos, es decir, eran seres humanos que tenían siempre sobre ellos a un hombre como dueño (J.Jeremias, J. Leipold). Se comprende, por esto, el enfrentamiento revolucionario de Jesús y su Evangelio a este sistema de familia y, en definitiva, de sociedad.
                El problema, que se nos plantea a partir de los orígenes más remotos de la Iglesia, está en que las primeras “iglesias” (o asambleas cristianas) fueron fundadas por Pablo, según el modelo de las “comunidades domésticas” de las que nos habla el mismo Pablo en sus cartas y en las “deuteropaulinas” (Col y Ef), que reproducen el modelo de la sociedad romana: la mujer “callada y sumisa” (Col 3, 18-4, 1; Ef 5, 22-6, 9). Es el modelo que encontramos en las comunidades organizadas por Pablo desde los años 40 a los 60. Pero en aquellos años aún no se conocían los evangelios, en su redacción definitiva (la que ha llegado a nosotros), la que la Iglesia ha aceptado y propuesto como el texto oficial para los creyentes en Jesús.
                En todo caso, me parece acertada la reflexión final que propone el profesor Rafel Aguirre: “el hecho de que la Iglesia haya puesto en primer lugar los evangelios y los haya rodeado de una estima muy particular indica que, en medio de las ambigüedades inevitables de sus opciones históricas, (la Iglesia) reconoce los principios carismáticos de Jesús como su norma fundamental… Por eso, el creyente que lee los códigos domésticos del Nuevo Testamento debe ser consciente de las opciones y repercusiones históricas y sociológicas que implican”. A lo que este modesto teólogo añade que, como he dicho recientemente y recordando un texto genial de san Juan de la Cruz, la Palabra definitiva de Dios a la humanidad es Jesús, su vida y su enseñanza.

                Esto supuesto, lo que no cabe en mi cabeza es que, a estas alturas y en el momento que vivimos, siga habiendo tantos hombres de Iglesia, profundamente religiosos, que anteponen sus ideas y conveniencias a la Palabra definitiva de Dios en el Evangelio, que nos trasmitió Jesús.     

jueves, 18 de agosto de 2016

¿CUANTAS ABSTENCIONES NECESITA RAJOY?

¿Cuántas abstenciones necesita Rajoy?
Tiempo desde luego, lo que se dice tiempo, se está tomando todo el necesario; tanto como necesitar una semana con cada uno de sus siete días y noches, para explorar la viabilidad de las propuestas del Sr. Rivera (Ciudadanos). El apreciado periodista Antón Losada[1], experto en la estrategia política de Rajoy, admite en los medios que la estrategia del presidente en funciones ante cualquier cosa, es la inmovilidad, dejando que los propios acontecimientos le indiquen el camino hasta que los vientos le sean favorables. 

Inmovilidad y sobre todo dramatización de las circunstancias, para pasar la tensión al bando contrario y forzar el apoyo que este necesita para la investidura, aplicando el lema del anuncio de la famosa marca de cosméticos LOREAL: “porque yo lo valgo”, y a ser posible “gobernar sin oposición” como dijera Pedro Sánchez [2]. 
De todas formas, vaya por delante que mi intención al escribir no es molestar a nadie, pues tengo amigos y conocidos en la facción conservadora de la política y ellos saben lo que respeto toda opción que sea así mismo respetuosa. Mi intención es hacer una sola reflexión sobre los acontecimientos presentes; teniendo en cuenta que hoy mismo tenemos fecha para la investidura, 30 de Agosto [3]
Lo cierto es que hay mucho interés por parte del PP y de Ciudadanos de colocar la llamada patata caliente, en el tejado del PSOE; pues según parece sin los apoyos de estos últimos no es posible la investidura. Ojo, cuesta creerlo, teniendo en cuenta que la Sra. Pastor es presidenta del Congreso de los Diputados sin el apoyo del PSOE; lo cual ya deja entrever que la cuestión no es falta de apoyos (pues los hay en el conservadurismo) sino incapacidad del postulado a presidente para someterse a la exigencias de unos y otros para alcanzar nuevamente la Moncloa. 
Quien escribe, a pesar de mis posibles naufragios ideológicos del partido se considera socialista, y desde luego socialdemócrata. Yo voté a Pedro Sánchez, aunque no le aburriré aquí con los motivos. Le voté en cada una de las elecciones, y aunque quizás no despliegue todo el carisma propio del sur de España o de otras tierras; es un hombre con perfil de estado, en el cual tengo mi complacencia. 
Junto a todo esto, admito que soy de los socialistas que daría a Rajoy mi abstención en la 2ª votación de investidura, para que así alcanzara la presidencia y llegarnos a lo que se llama ahora la estabilidad de un gobierno. Algo que no es del todo cierto, pues España con un gobierno en funciones y unas capacidades limitadas, es absolutamente capaz de ser gobernada, pues legisla la Cámara Baja, o sea el Congreso de los Diputados que es donde se aprueban las leyes. 
Dicho lo cual, señalo aquí que el PSOE ha presentado ya 15 iniciativas legislativas y de impulso a la acción del gobierno, además de dos solicitudes de comparecencia, y la propuesta de creación de una Comisión de Investigación. [4] Sigo con el planteamiento sobre la abstención y voy al meollo de la cuestión. Daría mi abstención para hacer a Rajoy presidente del gobierno, si. En esto convengo con Felipe González y otros políticos del PSOE. Pero el apoyo puntual a Rajoy en una investidura, no puede de ninguna manera suponer ni un chantaje al supuesto sentido de la gobernabilidad, ni siquiera una hipoteca durante cuatro años; en virtud de la cual cada vez que el PSOE niegue el apoyo a Rajoy le vamos a escuchar a todos salir con la cantinela del desastre, la falta de gobierno, inversiones y lo que te rondaré morena. 

Si esto fuera así, ¿Cuántas abstenciones necesitará Rajoy para gobernar cuatro años? Porque los socialistas no hemos votado para que Rajoy gobierne. ¿Me sigue usted? Yo apoyaría a Rajoy para ser presidente, Ok. Pero nunca le aprobaría unos presupuestos que no observen la justicia social, o nunca le volvería a dar mi apoyo mientras leyes como la ley mordaza, o supresiones del presupuesto como el de sanidad, que desde 2013 reduce un 28%[5] la financiación de programas de prevención del sida. 
Otro dato significativo es el saqueo al Fondo de Reserva de las Pensiones, o el que cada año más de cien mil personas (100.000) que habían solicitado las prestaciones por dependencia, a las que el gobierno reconoció su derecho, fallecieron sin recibir un solo euro…etc. Y lo cierto y verdadero, es que lo fácil es ocupar la presidencia, lo difícil es gobernar; porque de ahora en adelante hay que hacerlo por consenso, y el consenso es lo más necesario y lo más difícil en política. 
Ahora bien, no espero encontrar en el Sr. Rajoy el espíritu del consenso, pues debe ser difícil dialogar para quien ha estado gobernando con mayoría absoluta, haciendo de su capa un sayo. Acabo. Diálogo, diálogo y diálogo. En Madrid, en Andalucía y en Estepa –mi pueblo-, pues la ausencia de esta premisa tan necesaria para la política, hace que se enturbien las relaciones amistosas y se enquisten los proyectos. A nivel local, no se entiende que aun no haya presupuestos para 2016 en Estepa[6]
Si, escuchó usted bien. Estamos en agosto pero aun no tenemos presupuestos, teniendo en cuenta que la mayoría en el pleno municipal la tiene el gobierno tripartito. ¿Qué deja esto entrever? Pues que el desacuerdo es manifiesto, y así no se puede gobernar. En definitiva, ojalá se configure un gobierno sólido que atienda las necesidades del estado, fundamentalmente la atención a los desfavorecidos, la igualdad, apueste por lo público, la justicia social y aspirando por la fraternidad en la totalidad del vasto territorio español. Buen verano.

Respetuosa y fraternalmente, Floren.




“Entre las propuestas registradas, Batet ha destacado la subida del salario mínimo interprofesional, la aprobación de un ingreso mínimo vital, derogar la Reforma Laboral, derogar y paralizar la LOMCE, un pacto de Estado contra la violencia de género, impulsar una Ley para combatir la pobreza energética, así como la derogación de la Ley mordaza y de la Reforma Local.”

viernes, 12 de agosto de 2016

LA RESPUESTA A NUESTRAS PREGUNTAS - José María Castillo, Teológo

LA RESPUESTA A NUESTRAS PREGUNTAS
                José M. Castillo

                Mucha gente no se da cuenta de que lo más importante, que estamos viviendo ahora mismo, no es el cambio de gobierno, ni el deseado cambio en la economía, ni el anhelado (o temido) cambio de no pocas leyes y costumbres, ni los cambios en la religión y sus gobernantes. Todo eso, por supuesto, es importante. Pero no es lo fundamental.

La raíz de todos los cambios está, en este momento, en la radical transformación que estamos viviendo en nuestra cultura. Por eso anda todo revuelto. Y por eso también, en esta inquietante situación, son muchas (muchísimas) las personas que se hacen (o nos hacemos) incontables preguntas para las que no encontramos respuesta.


En muchos ámbitos de la vida, de los que no entiendo nada (o casi nada), ignoro incluso las preguntas más urgentes que ahora mismo hay que hacerse. En el terreno que trabajo, desde hace tantos años, es decir, en el ancho campo de la religión y sus muchas implicaciones en la vida, hay una respuesta a nuestras preguntas, que es sin duda alguna la respuesta más firme, fuerte y clara, que podemos afrontar. Y la respuesta también que – desde las creencias cristianas – tenemos que aceptar.

Voy derechamente al centro mismo de este asunto capital. Esta mañana, leyendo a san Juan de la Cruz, encontré este texto genial, que el santo pone en boca de Dios: “Si te tengo ya dichas todas las cosas en mi Palabras, que es mi Hijo, y no tengo otra, ¿qué te puedo yo ahora responder o revelar que sea más que eso? Pon los ojos sólo en él, porque en él lo tengo todo dicho y revelado, y hallarás en él aún más de lo que pides y deseas. Porque tú pides locuciones y revelaciones en parte, y si pones en él los ojos, lo hallarás en todo; porque él es toda mi locución y respuesta y es toda mi visión y toda mi revelación. Lo cual os he ya hablado, respondido, manifestado y revelado, dándoosle por hermano, compañero y maestro, precio y premio” (“Subida del Monte Carmelo”, libro 2 – cap. 22, nº 5).

“Pon los ojos sólo en él, porque en él lo tengo todo dicho”. Efectivamente, todo lo que Dios nos puede responder o decir, sea cual sea la pregunta que le hagamos, y sea cual sea la situación en que nos encontremos, la respuesta que Dios nos puede dar está en Jesús. La respuesta está siempre en lo que fue la vida de Jesús. Su proyecto de vida. Su forma de entender la vida. Lo que fue importante para aquella vida.

Que todos tenemos problemas, ¿quién lo duda? Que muchas personas tienen preguntas graves, quizá muy graves, para las que no encuentran respuesta, es evidente. Y que tan evidente como lo es todo esto, lo es igualmente que, en las situaciones complicadas que nos presenta la vida, raro es el caso en el que personas, nacidas y educadas en la cultura cristiana, buscan la solución y la respuesta en la “Palabra” última, definitiva y total, la respuesta a los problemas y preguntas más serias de la vida, que es Jesús, la vida que llevó Jesús, la solución que siempre tendríamos que buscar y encontrar en Jesús.

Y, por favor, que nadie me diga que estoy sacando las cosas de quicio. Los problemas y las preguntas, que nos presenta la vida, ¿no son problemas y preguntas relacionadas con la salud, el dinero, el éxito y el fracaso, el poder y sus privilegios, las relaciones humanas, el sentido o el sin-sentido de la vida, el amor y el odio, la felicidad o la desgracia, la paz o la violencia, la libertad o el sometimiento, la buena o la mala conciencia, la culpa, el perdón o la venganza, la bondad o los malos sentimientos, el triunfo o el fracaso en la vida, la fama o el olvido general?


Pues bien, de todo esto es de lo que nos habla la vida de Jesús, el proyecto de Jesús, la Palabra que es Jesús. Por esto, yo me pregunto, tantas veces, ¿qué hemos hecho los cristianos con el Evangelio? ¿Por qué y para qué le llamamos “Palabra del Señor”? Sobre todo, cuando sabemos que nuestro verdadero “señor” es el dinero, es el poder, es la seguridad para el futuro, es el buen vivir, es el éxito, es el disfrute de la vida. 
Seamos sinceros y honestos. ¿Es el Evangelio el factor determinante de la vida de la Iglesia? ¿Está el Evangelio en el armazón fundamental de nuestra cultura? ¿Es el criterio rector de nuestras vidas? El día que todo esto quede resuelto y patente, ese día tendremos resuelta y patente la respuesta a nuestras preguntas, las grandes preguntas de la vida.  

martes, 9 de agosto de 2016

ACABÉ LA NOVELA, "DISPARA, YO YA ESTOY MUERTO" (Julia Navarro)

Anoche acabé la novela “Dispara, yo ya estoy muerto” de Julia Navarro. Fue una certera recomendación literaria de mi apreciado Emilio, al cual se lo agradezco. 
Alguien me advirtió de que era un libro duro. Lo era, y lo es. Es duro porque profundiza certeramente en el origen de uno de los conflictos más sangrientos y antiguos que hay en el mundo. 

El llamado Oriente próximo es una confluencia total de problemas ideológicos, culturales y territoriales; cuyo origen se remonta al comienzo de nuestra era y cuya justificación es total, por parte de cada facción Israelí y/o Palestina. La escritora Julia Navarro recrea por medio de unos personajes inolvidables, las escenas más bellas de la amistad humana y por ende el mismo desgarro que se produce en las personas que antaño fueron amigos y terminan enemistándose por absoluta e imperiosa necesidad. En esta novela hay desarraigo, orgullo, lealtades justificadas e injustificadas, luchas a muerte y por amor y bastante, bastante ausencia de paz. 
Quien escribe siempre ha cargado las tintas contra Israel y su política de asentamientos. Hoy por hoy y tras leído el libro, sigo estando completamente en desacuerdo con esa política de Israel, por medio de la cual con desalojar a una familia árabe de un terreno, construir una casa y poblarla con colonos judíos; basta para convertirla en un trozo de Israel. 
Los árabes fundamentaron su legítima reivindicación en la más absoluta violencia, argumentando que la tierra era suya, aun cuando su legítimo propietario era el sultán Otomano que las vendía a quien quería. 
Pero si tiene fundamento el arraigo que el ser humano contrae con la tierra, y por ello es tan difícil asumir el papel de perdedores expulsados, condición a la que se vieron obligados cientos de familias árabes. Cierto es que, si bien explica Julia navarro el desarrollo de los acontecimientos, judíos y árabes se ensalzaron en un conflicto que dura más de un siglo y en el cual no todos actuaron con la misma inteligencia. 
Considero que ambos se defendieron o se aferraron a lo que fueron consiguiendo a lo largo de las distintas resoluciones de las Naciones Unidas. Y precisamente mientras los árabes se limitaban únicamente a defenderse aspirando siempre a una nación árabe –algo sin apoyo internacional y sin apoyo de los países árabes vecinos-, los judíos igualmente se defendían y jugaban sus cartas diplomáticas construyendo de manera larvada una estructura organizativa que luego eclosionaría en la proclamación del estado de Israel. 
Confirmo que este libro me ha tocado de manera personal, pues se palpa la crudeza de las relaciones humanas. 
Se puede decir que la responsabilidad del conflicto es al 50% judía y palestina; pero sigo considerando al pueblo Palestino como el gran damnificado por las políticas de Israel y las distintas resoluciones internacionales a las que le han reducido a un país inexistente sobre el papel y como pueblo sin patria. 
Pude calibrar el dolor de los palestinos cuando fui de turismo a Israel y Jordania, y pude ver el muro que Israel ha levantado partiendo el territorio. Aunque pueda ser injusto mi planteamiento, da la sensación de que los judíos están dispuesto a hacerles pagar a los árabes todo el dolor que como pueblo han sufrido por todo el mundo. 
Un dolor que también está legitimado pero que no se puede justificar con políticas que nieguen de plano la constitución de un estado Palestino, aun cuando Ben Gurión proclamara el estado Israelí en su día.
Ojalá cese el río de sangre que baña tierra santa desde hace siglos.
Ojalá se pueda reconducir algún día el proceso de paz y ojalá eclosione en dos naciones vecinas, que aunque no puedan ser hermanas, se toleren y respeten como tal.
Ojalá!!!
Mi felicitaciones a Julia Navarro por la excelencia de su escritura. 

Podéis consultar el libro en:

sábado, 6 de agosto de 2016

DIOS ES NUESTRO - FLASH DE LA PALABRA DE DIOS PARA EL FINDE. Domingo 19º del Tiempo Ordinario - Ciclo C

Dios es nuestro – flash de la palabra de Dios para el finde

Pero no acabamos de entenderlo ni de asumirlo en nuestra vida de creyentes. No me gusta  hablar de culpas, pero sí de responsabilidad. Desde un plano general, nunca se ha apostado por la formación ni por el estudio o el escudriñamiento de las escrituras. Sencillamente porque nunca les ha convenido a nuestros pastores –que nos quieren ignorantes-, ni al creyente en general; pues ponerse a ello supone un autentico dolor de cabeza y una implicación más intensa en el proyecto del “Reino”. 
Es mucho más fácil ir a misa el domingo –o cuando sea- y que el cura te ponga a parir y te diga que es lo que tienes que hacer. Todo esto es lo fácil, aquello a lo que se prestan un buen número de creyentes, a los cuales respeto. Lo difícil, considero yo que es el asumir que somos proyectos de Dios, cada uno de nosotros de manera individualizada; y teniendo esto claro aspirar a la comunidad desde un plano bastante general. 
"Lo único que hace verdaderamente hace falta para SER del Reino de Dios, es escuchar su palabra y aplicarla en el mundo con solidaridad y fraternidad, todo lo demás es absolutamente accesorio, todo."

No diré comunidad cristiana, pues eso hoy es día es puro reduccionismo, sino comunidad humana; pues un cristiano o un creyente hace falta en cualquier parte del mundo. Ojo, no para anunciar nada con aspiraciones de conquistadores, sino para testimoniar humanidad, que es de lo que auténticamente está necesitado el mundo. 
Este “finde” es intenso pues junto a la Liturgia de la Palabra del Domingo celebramos la transfiguración del Señor. Pueden ir la de la mano muy fácilmente las dos cosas. La transfiguración es una experiencia más del Jesús Resucitado que tuvieron los apóstoles. Es una situación épica, en la cual Dios da a Jesús plena autoridad para hablar en “SU” nombre y “SER” escuchado en su nombre; como garante absoluto del proyecto del Reino de Dios. 
Un Reino que está en ti y en mí, si así lo deseamos. Lo está por inercia, sin más. No cabe aquí decir que el Reino de Dios sea exclusivo de los bautizados, pues hay bautizados que dejan bastante que desear. Para ser del Reino, basta con querer serlo; y a posteriori ya se preocupará uno de desarrollar las actitudes propias del Reino de Dios en la vida de cada uno. 
Un Reino para el que Jesús nos advierte en el evangelio, que no debemos tener miedo. El miedo es propio de la condición humana, es algo que sentimos cuando peligra nuestra seguridad. Pero la seguridad máxima del Reino de Dios es la dignidad humana, la propia y la ajena. Y al respecto recibimos de Jesús un llamamiento concreto a vivir el miedo desde un plano ofensivo y no defensivo. 
El miedo puede paralizarte, pero sí que quedas estático –condición defensiva- te pierdes. Por el contrario Jesús nos llama a vivir el Reino de Dios desde la defensiva, afrontando así el miedo, la alegría y toda circunstancia positiva o negativa que se nos pudiera dar. 
Eso sí, una actitud defensiva desde el amor, el respeto y la fraternidad. El papa Francisco lo ha dicho hace unos días en Cracovia, “nuestra respuesta a un mundo en guerra se llama fraternidad”. Ojalá vivamos ampliamente nuestra condición de hijos e hijas de Dios, necesarios y precisos para Él que es la vida misma; el origen y sentido de todas las cosas. 
Un Dios que es fe consolidada y desde cuya fe se persevera (Hebreos 11,1-2.8-19). Un Dios que desde antiguo animó a los creyentes a estar en acción permanente escuchando Su Palabra y aspirando a la promesa de la esperanza, en cuya acción debemos colaborar (Sabiduría 18,6-9). Un Dios que nos ama y en la vida nos busca, y del que nos debemos sentir dichosos de que nos acoja en su corazón (Salmo 32), que es la vida misma del mundo. Amén.

Fraternalmente, Floren.

martes, 2 de agosto de 2016

TELEGRAMA A LOS GOBERNANTES DE ESTEPA

TELEGRAMA A LOS GOBERNANTES DE ESTEPA

Señoras y señores políticos gobernantes de nuestra ciudad de Estepa. ¡Dios guarde a Estepa y a sus barrios! Y que por mucho tiempo se mantenga el apoyo del consistorio a toda posible fiesta de barrio o expresión pública de fe y otras lides. 

Pero por favor, equilibren la balanza, porque no se debe apoyar con énfasis tal o cual cosa y dejar de lado la otra; bien porque no se quiere atender o porque se carece de una planificación correcta –como es el caso que nos ocupa-. La Salada es ya un quebradero de cabeza general para muchos, lo entiendo. Pero definamos con certeza los agraviados y los agravantes. Mientras se dilucida el tema del Agua Potable y el Saneamiento; se dejan de lado cosas fundamentales para la vida de un barrio como la limpieza de la calle y las regueras. Más de un mes la obra recepcionada, más de dos meses que estuvimos con el alcalde; y aun no se ha reestructurado el servicio de recogida de basuras, nadie ha ido a limpiar la aldea, colocar soportes para colgar la basura, papeleras y el grifo de la ermita...etc; y las ratas campan a sus anchas por la porquería.  Señoras y señores gobernantes, sabemos que las bicicletas y las vacaciones son para el verano. Pero mientras por un lado se disfruta del asueto estival, en otros lugares de Estepa olemos a mierda las 24 horas del día. Dice el lema de turismo: “Estepa aroma del tiempo”. Pues veniros a la aldea y lo experimentaréis de lo lindo. Mientras tanto, la temperatura sube.


LA DEMOCRACIA Y SUS ESCLAVOS - JOSÉ MARÍA CASTILLO, TEÓLOGO

                
LA DEMOCRACIA Y SUS ESCLAVOS
                José M. Castillo

                Nuestra democracia está poniendo en evidencia, ahora quizá más que nuca, sus contradicciones y su debilidad. No hay manera de poner de acuerdo a los líderes políticos para la formación de un nuevo gobierno. Y en estos casos – ya se sabe – se suele echar mano de la ambición de unos, de la incompetencia de otros o del fanatismo de muchos, para llegar a donde hemos llegado: a esta especie de callejón sin salida, que nos enfrenta a un futuro cada día más inseguro y más incierto.    

                Sería una ingenuidad ponerse aquí a ofrecer soluciones, en un asunto tan complicado y al que los muy expertos no le encuentran fácil solución. Por lo demás, de sobra sabemos que el “voluntarismo” o la “moralina” no sirven para mucho en estos casos. Resolver, “por puños” o por decisiones (casi heroicas) de “generosidad”, situaciones en las que cada uno de los actores ve que el problema está causado por la ambición de poder o de protagonismo que tienen otros, es un asunto seguramente más difícil de resolver que todo cuanto podamos imaginar.
                Por esto yo me pregunto, ¿No sería necesario ir más al fondo del problema, a las raíces de esta situación que estamos viviendo? Estamos soportando una de las dificultades típicas que provoca el sistema democrático. La democracia de la que nos sentimos satisfechos y orgullosos, como el sistema político más perfecto que, hasta ahora, han inventado los ciudadanos de este mundo. Y es verdad que la democracia es el sistema que, en principio al menos, mejor garantiza los derechos y libertades de los ciudadanos que pueden gozar de los beneficios que tal sistema suministra.
                Pero lo que mucha gente no advierte es que los derechos y libertades de la democracia no llegan a todos los ciudadanos por igual. Y en esto – me parece a mí – está el nudo del problema. La democracia, como es sabido, la inventaron los griegos. Pero también sabemos que no todos los atenienses de la Antigua Grecia eran considerados ciudadanos de pleno derecho. O sea, ciudadanos demócratas. Ciudadanos, por tanto, con los mismos derechos y las mismas libertades. Ni las mujeres, ni los esclavos podían participar en la toma de decisiones. Y lo más terrible de este doloroso hecho es que, en su base fundamental y en su poder destructivo, es un hecho que sigue en pie. Con todos los cambios legales y camuflajes que sabemos y que hacen posible su pervivencia. Pero la durísima realidad es que, en España, en Europa, en el Mundo, las desigualdades en derechos y libertades siguen adelante, haciendo así posible que sigan adelante también las democracias, con sus “Estados de Derecho” y de bienestar, que disfrutan satisfechos los que tienen la suerte (o la astucia) de ser los beneficiarios del sistema democrático. No nos engañemos. Por más que a muchos les duela, el análisis marxista dio en el clavo al explicarnos que las democracias han existido porque han existido esclavos que las han hecho posibles. Una democracia sin productividad no se mantiene. Pero de sobra sabemos que la productividad se mantiene en la medida en que hay mano de obra barata. O sea, en la medida en que hay esclavitud. Por eso, para que haya productividad, tiene que haber “recortes”, es decir, “esclavos” que se nos imponen desde Bruselas y de acuerdo con lo que interesa a quienes mandan “de facto” en la UE. Así, tenemos democracia, Estado de derecho, sociedad del bienestar. Todo eso, por supuesto, a base de tener y soportar una buena dosis de esclavos.
                Al decir esto, no pretendo ni insinuar que tenemos que acabar con la democracia. Lo que tenemos que hacer es gestionar la democracia de menara que no sean necesarios los esclavos para mantenerla. Aquí y en esto es donde está la clave del problema. Y, por lo tanto, la clave también de la solución.

                El papa Francisco ha dicho, en Polonia, que el caos de guerras, violencias e injusticias, que estamos viviendo y soportando, sólo tiene una solución: “la fraternidad”. No sólo como criterio religioso o como proyecto moral. Esto, por supuesto. Pero, sobre todo, la fraternidad en su sentido y en su alcance total: la fraternidad como igualdad para todos y como libertad de todos. El día que la fraternidad, entendida y gestionada así, se imponga – y en la medida en que se imponga así -, ese día empezaremos a ser verdaderamente demócratas. Y no nos veremos de nuevo metidos en  callejones sin salida. Como lo que tenemos ahora mismo. En España, en la UE y en el Mundo.