CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

martes, 31 de julio de 2012

CARTA AL PRESIDENTE DEL GOBIERNO DE ESPAÑA, SR. DON MARIANO RAJOY BREY


Señor Presidente, saludos cordiales desde Estepa, un pueblo del corazón de Andalucía.

Le escribe una persona preocupada y mucho, por el rumbo que sigue nuestro país y el horizonte que se nos plantea.

Se de su preocupación por la marcha de la nación, y aunque no comparto muchas de las medidas adoptadas por usted y su equipo de gobierno, si entiendo que al ponerlas en marcha, usted y sus ministros solo desean el sostenimiento de nuestra economía y el bienestar de los ciudadános.

Por todos los que quedarán desprotegidos desde el 15 de Agosto, quiero hacerle a usted un respetuoso llamamiento, Sr. Presidente.

Le ruego a usted y a su equipo de gobierno que continuen con la medida de los 400€, para los parados sin prestación.

Le ruego que prorrogue este plan puesto en marcha para echar un cable a los que no tienen nada o casi nada; porque si usted desde su casa oficial es consciente –como se que lo es- de lo mal que lo pasan algunas personas, imaginese usted lo que los ciudadanbos vemos a pié de calle.

Nuevamente se lo pido. No por mí, desde luego pues tengo trabajo de momento. Se lo pido por los ciudadanos y ciudadanas que viven constantemente en la incertidumbre de un pasado nada prometedor.

Con la esperanza de un futuro mejor para nuestro pais y nuestra Europa, y con saludo cordial me despido afectuosamente.

Atte. Floren Salvador Díaz Fernández
(Estudiante de Teología Cristiana)

¿Qué es la espiritualidad para mí?


Reflexión realizada para una reunión balance de curso.

“Esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz” (Ef, 4,3)

Espiritualidad, es vivir según el Espíritu de Dios. A lo largo de los siglos, variadas han sido las interpretaciones respecto de lo que es o debiera ser para un creyente, el Espíritu de Dios. 

Este Espíritu, en ocasiones era traducido por “la voluntad de Dios”, equivocando a los creyentes con este pretexto, para imponer normas determinadas o sobre-dirigir a las personas. Todo esto ocurre generalmente antes de la llegada de Jesús. 

Cuando este llega al mundo, nos revela una nueva imagen y un nuevo concepto de Dios, revolucionando de tal modo las conciencias; hasta el punto de entender que no es posible creer en plenitud, sino revisamos nuestra relación intima y personal con Dios, para vivir conforme a lo que Él desea.

Tras Jesús, a una vida y vivencias espirituales, no se llega sino se sabe cual es el camino del creyente, su norma en la vida, su lugar en la comunidad y sobre todo cuales son las cosas fundamentales de las que no se puede prescindir. “Yo soy el camino la verdad y la vida, nadie llega al padre sino es por mí”

Para Jesús, la primicia de la vida del cristiano es la felicidad. 

El gozo en cada uno de sus aspectos. Vivir conforme al espíritu es desarrollar cada aspecto de la vida, conforme a lo que Jesús hubiera deseado para sí mismo. 
Y vivirlo en plenitud. 

Toda circunstacia arbitraria que obstaculice nuestra felicidad hay que apartarla de nuestra vida. Sin entender por ello, que esta felicidad nos lleve a la evasión de problemas y al ser felices a costa de los demás.

Por ello, la amorosidad, la templanza ante la adversidad, el ánimo para cultivar espacios de silencio y contemplación para degustar ampliamente la Palabra; la contención a la hora de juzgar, la preocupación por la salud nuestra y del otro y hábitos saludables, el saber estar a la altura de nuestra educación y vivencias, el descubrir con alegría nuestras posibles limitaciones, el saber decir que no ante el desaforado consumismo y apostar por la contención en tiempos de estrecheces, el tener en cuenta que hoy en día solo el testimonio puede hacernos misioneros y anunciadores del evangelio, el responder con contundencia a todo lo que de nosotros pueda precisarse…etc, y muchas cosas más que nos hacen fermento y masa; son aquellas cosas necesarias y expuestas en el evangelio por Jesús, para poder vivir ampliamente una vida desde la observancia del Espíritu de Dios.

¿Qué quieres tú para ti? 
Pues eso mismo es lo que Dios quiere para ti, vivido desde la amorosidad y la generosidad del alma. ¡ánimo!

Floren Salvador

lunes, 30 de julio de 2012

LA ORACIÓN I. 7. ¿COMO REZA USTED? 7.1 OH, ¿ACASO NO REZA USTED?

7. ¿Cómo reza usted?

“Dime como rezas y te diré como es tu Dios”

(refranero popular)
7.1 Oh, ¿acaso no reza usted?

Puede ser comprensible, he incluso fácil el determinar que no hay vida cristiana son oración, sin embargo a la vez que podemos determinar la necesidad de que la oración es imprescindible para el cristiano, podemos advertí que todas las oraciones son relativas y nadie tiene derecho a juzgar a ningún hermano porque haya excluido tal o cual practica oracional, por muy querida que ésta sea para la Iglesia. Escrito nos dejo Teresa de Lisieux, su desapego por el rosario en su piedad privada:

“más que un elemento de penitencia, me cuesta rezar el rosario (me da vergüenza confesarlo) cuando estoy sola […] no consigo fijar mi atención en los misterios. Algunas veces rezo muy despacio un padre nuestro y la salutación angelica. Estas oraciones así rezadas, alimentan mi alma mucho más que si las recitara precipitadamente un centenar de veces”.

(Hist. De un alma, cap 1.edit.Mte Carm)



De esta manera y alejándonos del característico impulso de juzgar, admitamos que “entre los pucheros anda el Señor”,  y aprendamos de tantos y tantas que encontraron a Dios en el lugar donde menos se le esperaba.
Autor: Florencio Salvador Díaz Fernández.

Estudiante de Teología Cristiana.


(Este material puede ser difundido o utilizado, indicando su autoría y procedencia)

sábado, 28 de julio de 2012

HASTA NUESTRAS SOBRAS LE IMPORTAN AL SEÑOR


"Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie."

Juan 6,1-15

Porque todo vale en el Reino de Dios. “Reino de paz y justicia, reino de vida y verdad” canta el cancionero popular cristiano.

De todas formas, son innumerables las interpretaciones de este episodio narrado por los sinopticos, en el cual Jesús demuestra su generosidad y la enseña a sus amigos como el mejor baluarte, para mostrar el rostro de Dios.

Y es que, estamos cansados de legalismos, formulismos y lecturas magisteriales viciadas y condicionadas a la cultura o tal o cual interés. Para Jesús, la sencillez fue primordial para quitar a la relación de la persona con Dios, todo el lastre posible; para que esta relación con el que nos trasciende, desde el Jesús revelador, nos suponga un autentico gozo y una alegría.

Debiéramos proponernos seriamente el buscar lo bueno que recibimos de Dios, de la vida y de los hermanos (2Re 4,42-44). No dejar lo malo a un lado, como evasión de responsabilidades. Hablo de circunstancias negativas o no deseadas que nos proponga la vida. Todo es importante, porque de cada situación aprende el sujeto. Y si el sujeto es cristiano o cristiana, la generosidad y la amabilidad son esenciales para superarlo todo.

Bien dice el salmista que “el Señor nos sacia”. Y es cierto. Nos sacia y con creces, porque nos mima, nos ofrece una vida a desarrollar por medio de una vocación determinada, y nos muestra un campo para labrar en comunidad. ¿Cuál es tu vocación? ¿Cuál es la mía? Junto a la vocación de cada cual se encuentran sus anhelos, sus esperanzas y la propia esencia de su existencia. Puede condicionar el desarrollo de una vocación, la realización personal del ser humano.
Los poderes políticos o religiosos, se afanan en dirigir a las personas, para que vivan o se desarrollen de una determinada manera.
Quien me conoce, ya sabe por donde voy. Yo apuesto por la libertad. Sí. Y de la responsable, de la buena. Pero ojo, como dije en su día: “tu libertad no, la libertad; y ven conmigo a buscarla. La tuya guárdatela” (Ant. Machado)

Vivamos lo mejor posible. Evitemos el desfase del fanatismo religioso sobre nuestras vidas y tengamos en cuenta que somos muy poca cosa, y nuestros asuntos aun más. Pero todas esas pequeñas cosas, son las que Jesús pide que no se desperdicien, pues cada ocasión, es ocasión de resucitar.  "Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie." Resucitemos pues con Él. Buen finde.

Atte. Floren.

LA ORACIÓN I. 6 LA ORACIÓN COMO CENTRO DE LA VIDA

6. La oración como centro de la vida.

El centro de algo es lo íntimo o lo esencial del cuerpo de una cosa o un asunto. Pues, si lo específico de la oración cristiana se deduce de la esencia misma de la fe, es claro que lo más íntimo o esencial de la oración está relacionado con lo más íntimo o esencial de la fe.


Por lo tanto la autenticidad de la oración está vinculada, por su ser mismo, a la autenticidad de la fe. Por esto se comprende la importancia que tuvo la oración en la vida de Jesús, que nos dijo que:

"es necesario orar siempre y no desfallecer" (Lc 18,1);

"estad en vela, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza" (21,36).

Y lo mismo nos mandaron los Apóstoles:

"Aplicáos asiduamente a la oración" (Rm 12,12)

"perseverad constantemente en la oración" (Col 3,2)

"noche y día" (1Tes 3,10).



La carta a los Hebreos dice que Jesús es (literalmente), “el jefe de fila de la fe / archegos tes pisteos” (Heb 12,2). Esta expresión rara y atrevida nos viene a decir que Jesús fue el primero de los creyentes. Más aun, el texto añade que también fue el “consumador / teleiotés” de esa fe, es decir, no solo el que dio comienzo y fundamentó la fe, sino que además la llevó hasta el culmen de su perfección. Dicho de otro modo, Jesús fue el modelo cabal y perfecto de creyente en Dios, el hombre de fe ideal. Por ello según el texto de Hebreos 12,3:

“Pensad, pues, continuamente en aquel que soportó tan grande contradicción de parte de los pecadores, para que no desfallezcáis perdiendo el ánimo.”

Ahora bien, una fe que empuja a hacer eso, o es una fuerza que trastorna a las personas o es el impulsó que brota de una mística cuya expresión más característica es precisamente la oración.

Si el Jesús nos manda orar siempre, ello significa que quiere orar en nosotros siempre, por la acción de su Espíritu. Por tanto, en la medida en que no oramos y que vivimos olvidados de Dios, en esa medida estamos resistiendo al Espíritu de Jesús, porque descuidamos la fe que se nos ha dado.

Pues bien ¿cómo podremos orar siempre?
Muchas prácticas privadas de tradición o no, nos ayudarán a ello: la escucha detenida de la Palabra, la atención a la presencia de Dios, la ofrenda reiterada de nuestras obras, las súplicas frecuentes ocasionadas por las mismas circunstancias de la vida, la petición de perdón con ocasión de las muchas ocasiones en que nos apartamos de su mirada, las alabanzas y acciones de gracias "siempre y en todo lugar"... Siempre y en todo lugar tenemos que avivar la llama de la oración continua.




Autor: Florencio Salvador Díaz Fernández.

Estudiante de Teología Cristiana.


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jueves, 26 de julio de 2012

LA ORACIÓN I. 5.4.3 DIMENSIÓN ESCATOLÓGICA DE LA LITURGIA DE LAS HORAS


5.4 La Liturgia de las Horas. Oficio Divino

5.4.3 Dimensión escatológica de la Liturgia de las Horas.

En toda "liturgia terrena pregustamos y tomamos parte en aquella liturgia celestial que se celebra en la santa ciudad de Jerusalén, hacia la cual nos dirigimos como peregrinos, y donde Cristo está sentado a la diestra de Dios, como ministro del santuario y del tabernáculo verdadero (Ap 21,2; Col 3,1; Heb 8,2)" (SC 8). Ahora bien, en el cielo, Cristo vive siempre para interceder por nosotros ante el Padre (+Heb 7,25; 1Jn 2,1).

Según esto, podemos estar ciertos de la presencia de Cristo glorioso en las Horas litúrgicas, y de que éstas no son sino "la voz de Cristo, con su Cuerpo, que ora al Padre" (SC 84; OGLH 15). De él, pues, reciben las Horas toda su fuerza cultual y suplicante. De él, de la Virgen María y de los Apóstoles, de los bienaventurados y de los ángeles, reciben la Liturgia de las Horas toda su dignidad, santidad y belleza.

"Con la alabanza que a Dios se ofrece en las Horas, la Iglesia canta asociándose al himno de alabanza que perpetuamente resuena en las moradas celestiales; y siente ya el saber de aquella alabanza celestial que resuena de continuo ante el trono de Dios y del Cordero, como Juan describe en el Apocalipsis" (OGLH 16).

Por otra parte, en esta dimensión escatológica de la liturgia en general, y de las Horas en particular, no hay ningún escapismo angelista, ni olvido alguno de los compromisos temporales. Al contrario, la esperanza del Reino, avivada en la Liturgia de las Horas, potencia a los cristianos en orden a la transformación del mundo presente.

"Hasta nosotros ha llegado la plenitud de los tiempos (+1Cor 10,11), y la renovación del mundo está irrevocablemente decretada y empieza a realizarse en cierto modo en el siglo presente (LG 48). De este modo la fe nos enseña también el sentido de nuestra vida temporal, a fin de que unidos con todas las criaturas anhelemos la manifestación de los hijos de Dios (Rm 8,15). En la Liturgia de las Horas proclamamos esta fe, expresamos y alimentamos esta esperanza, participamos en cierto modo del gozo de la perpetua alabanza y del día que no conoce ocaso" (OGLH 16).

La Iglesia, cuando ora y canta salmos, santificando el curso del tiempo humano, está haciendo presente en este mundo visible el misterio de la salvación y está haciendo eficaz su llegada a los hombres.


Autor: Florencio Salvador Díaz Fernández.
Estudiante de Teología Cristiana.
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LA ORACIÓN I. 5.4.2 EFICACIA SANTIFICANTE DEL OFICIO DIVINO PARA LOS QUE ORAN


5.4 La Liturgia de las Horas. Oficio Divino


5.4.2 Eficacia santificante del Oficio Divino para los que oran.

a) El diálogo con Dios. "La santificación humana y el culto a Dios se dan en la Liturgia de las Horas de forma tal que se establece aquí aquella especie de diálogo entre Dios en los hombres, en el que "Dios habla a su pueblo... y el pueblo responde a Dios con el canto y la oración"(SC 33)" (OGLH 14). 

De este modo, la santificación de los orantes viene obrada por el Espíritu Santo, cuya presencia en la oración litúrgica de la Iglesia es infalible y segura, precisamente por su carácter sacramental.

b) La Palabra divina vivificante. El Oficio Divino guarda y acrecienta continuamente en los fieles el sensus fidei, como todas las acciones sacramentales de la Iglesia (+SC 59), pues "los que participan en la Liturgia de las Horas pueden hallar una fuente abundantísima de santificación en la Palabra de Dios, que tiene aquí principal importancia. En efecto, tanto las lecturas como los salmos que se cantan en su presencia están tomados de la Sagrada Escritura, y las demás preces, oraciones e himnos están penetrados de su espíritu" (OGLH 14).

c) La intercesión suplicante. La Oración litúrgica es impetración poderosísima, pues "no es sólo la voz de la Iglesia, sino también la misma voz de Cristo, ya que las súplicas se profieren en el nombre de Cristo, es decir "por nuestro Señor Jesucristo", y la Iglesia continúa así las plegarias y súplicas que brotaron de Cristo durante su vida mortal, por lo que poseen singular eficacia" (OGLH 17). Y esta eficacia suplicante, que es en favor de todos los hombres, es sin duda en favor primeramente de los mismos orantes.


Autor: Florencio Salvador Díaz Fernández.
Estudiante de Teología Cristiana.
(Este material puede ser difundido o utilizado, indicando su autoría y procedencia)

PERLAS DE PAGOLA PARA EL FINDE - EL GESTO DE UN JOVEN


EL GESTO DE UN JOVEN
17 Tiempo ordinario (B) Juan 6,1-15

JOSÉ ANTONIO PAGOLA, SAN SEBASTIÁ
N (GUIPUZCOA).
De todos los gestos realizados por Jesús durante su actividad profética, el más recordado por las primeras comunidades cristianas fue seguramente una comida multitudinaria organizada por él en medio del campo, en las cercanías del lago de Galilea. Es el único episodio recogido en todos los evangelios.
El contenido del relato es de una gran riqueza. Siguiendo su costumbre, el evangelio de Juan no lo llama “milagro” sino “signo”. Con ello nos invita a no quedarnos en los hechos que se narran, sino a descubrir desde la fe un sentido más profundo.
Jesús ocupa el lugar central. Nadie le pide que intervenga. Es él mismo quien intuye el hambre de aquella gente y plantea la necesidad de alimentarla. Es conmovedor saber que Jesús no solo alimentaba a la gente con la Buena Noticia de Dios, sino que le preocupaba también el hambre de sus hijos e hijas.
¿Cómo alimentar en medio del campo a una muchedumbre numerosa? Los discípulos no encuentran ninguna solución. Felipe dice que no se puede pensar en comprar pan, pues no tienen dinero. Andrés piensa que se podría compartir lo que haya, pero solo un muchacho tiene cinco panes y un par de peces. ¿Qué es eso para tantos?
Para Jesús es suficiente. Ese joven, sin nombre ni rostro, va hacer posible lo que parece imposible. Su disponibilidad para compartir todo lo que tiene es el camino para alimentar a aquellas gentes. Jesús hará lo demás. Toma en sus manos los panes del joven, da gracias a Dios y comienza a “repartirlos” entre todos.
La escena es fascinante. Una muchedumbre, sentada sobre la hierba verde del campo, compartiendo una comida gratuita, un día de primavera. No es un banquete de ricos. No hay vino ni carne. Es la comida sencilla de la gente que vive junto al lago: pan de cebada y pescado ahumado. Una comida fraterna servida por Jesús a todos gracias al gesto generoso de un joven.
Esta comida compartida era para los primeros cristianos un símbolo atractivo de la comunidad nacida de Jesús para construir una humanidad nueva y fraterna. Les evocaba, al mismo tiempo, la eucaristía que celebraban el día del Señor para alimentarse del espíritu y la fuerza de Jesús, el Pan vivo venido de Dios.
Pero nunca olvidaron el gesto del joven. Si hay hambre en el mundo, no es por escasez de alimentos sino por falta de solidaridad. Hay pan para todos, falta generosidad para compartir. Hemos dejado la marcha del mundo en manos del poder financiero, nos da miedo compartir lo que tenemos, y la gente se muere de hambre por nuestro egoísmo irracional.

miércoles, 25 de julio de 2012

LA ORACIÓN I. 5.4.1 LA ORACIÓN DE LAS HORAS


5.4 La Liturgia de las Horas. Oficio Divino

"La Liturgia de las Horas es santificación de la jornada"

(Pablo VI, Laudis canticum 2)
5.4.1 La Oración de las Horas

Pero la Iglesia, enseñada por Cristo y los Apóstoles, nos ha enseñado para alcanzar la permanencia en la plegaria un medio sumamente precioso: la Oración de las Horas.

Por éstas, van siendo santificadas todas las horas de nuestras jornadas, y todo el tiempo de nuestra existencia va quedando impregnado de oración, de alabanza, de súplica, de intercesión y de acción de gracias. Así nuestra vida, haciéndose una "ofrenda permanente", se hace toda ella preparación y extensión de la eucaristía.

La Oración de las Horas centra en Dios la vida de los fieles, y ajustándose al ritmo biológico y secular de la naturaleza -día y noche, trabajo y descanso, vigilia y sueño-, asegura al Pueblo de Dios una armonía permanente entre la acción y la contemplación, entre el tiempo laborioso y el festivo, entre la atención a este mundo y la expectación del cielo. En una palabra, hace que los fieles participen de la armonía de la vida de Cristo:


"Su actividad diaria estaba tan unida a la oración que incluso aparece fluyendo de la misma, como cuando se retiraba al desierto o al monte para orar, levantándose muy de mañana, o al anochecer, permaneciendo en oración hasta la cuarta vigilia de la noche" (OGLH 4).


¿Pero esta armonía, siempre mantenida, entre orar y laborar, realizable sin duda en la vida monástica, no será un ideal imposible para los sacerdotes, religiosos y laicos que viven en el mundo? El Vaticano II pedía expresamente que en la ordenación de la plegaria eclesial se tuvieran en cuenta las condiciones de la vida actual (SC 88).

En estas condiciones de la vida moderna se presentan sin duda dificultades peculiares para un ritmo habitual de la oración, como pueden ser a veces jornadas laborales prolongadas, seguidas de largos descansos, tiempos empleados en viajar al trabajo, horarios cambiantes, difícilmente previsibles, etc.

Pero también se dan facilidades considerables, al menos en relación a épocas pasadas: limitación acentuada del horario laboral, racionalización ordenada de los tiempos de trabajo, horarios fijos, fines de semana y vacaciones mucho más amplios, etc. No exageremos las dificultades.

De hecho, la gran mayoría de los ciudadanos modernos viven un horario sumamente rutinario, y cada día -según nos informan las estadísticas- dedican a la lectura de los diarios media o una hora, y a la contemplación de la televisión dos o tres horas. Y todo ello con una considerable regularidad, aunque haya días en que no puedan hacerlo...
Imitando a Jesús, nosotros debemos abrir espacio en nuestra vida para la oración, lo que, no siempre, pero a veces, nos exigirá madrugar, o trasnochar, o despedirnos de la gente con quien estamos -como él lo hacía, llegado el caso (+Mc 6,46).

La experiencia, no solamente la teoría, nos enseña que generalmente los cristianos que valoran de verdad la oración como un valor esencial, hallan tiempo para ella, y que incluso lo hallan con una cierta regularidad diaria. La oración privada, "en lo secreto" (Mt 6,6), sea o no la de las Horas litúrgicas, no suele ser en modo alguno irrealizable.


Autor: Florencio Salvador Díaz Fernández.

Estudiante de Teología Cristiana.


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martes, 24 de julio de 2012

SANTIAGO DE ESTEPA


SANTIAGO DE ESTEPA


Aunque todo esfuerzo tiene su recompensa –aunque esta concretamente sea, el anhelo de la tranquilidad-, Santiago llegó en su día a nuestra Ciudad de Estepa.

Desde la ermita de San Isidro de La Salada, intercede por todos los hijos e hijas de Estepa y su comarca, que desde tiempo inmemorial se amparan en su protección.

Desde este humilde sitio web, dejo patente mi más profundo deseo de que Santiago nos bendiga a todos y nos  asista con su ejemplo de vida evangelizadora. Él, confió en el Señor. Confiemos pues nosotros y confiemos en nuestras posibilidades.

¿Qué somos sin la asistencia del Espíritu de Dios Padre que se nos revela en Jesucristo? En Santiago como en la Virgen María de Nazaret, tenemos un ejemplo de que es posible y factible, confiar en Jesús y poner en él nuestros pasos.

Santiago nos bendiga a todos, a nuestras personas a nuestras familias y nos ayude a todos a conformar una autentica comunidad de los que dicen seguir a Jesús de Nazaret.

LA ORACIÓN I. 5.3 EL RITMO LITÚRGICO Y LA ORACIÓN


5. La oración en la regla de San Benito.

5.3 El ritmo litúrgico y la oración.

Su idea central es que el monje viva por y para Dios consagrando su vida al servicio suyo. Debe ser persona consagrada que se entregue con solicitud y constante ánimo a la alabanza divina, al ideal de santidad y santidad litúrgica. La celebración litúrgica de los oficios está por encima de cualquier iniciativa penitente o devocional, dándose al espíritu orante con determinación y fervor.

"-nuestro voto de conversatio morum –lo traduzcamos por “conversión de costumbres”, “vida monástica”, o de otro modo posible- implica, según lo entiende la Regla de san Benito que profesamos, la entrega personal y cotidiana al trabajo de corregir nuestras negligencias y a crecer en las virtudes cristianas. Exige de nosotros el tender constantemente a la humildad y a la plenitud de la caridad del corazón de Cristo, y a la plena implantación en nuestro cuerpo y en nuestro corazón del Reino de Dios que nos anuncia el evangelio. Y exige de nosotros la perseverancia en esta vida hasta el fin, porque el amor nunca se sacia hasta alcanzar la plena posesión del ser amado, lo que, en nuestro caso, sólo será posible en la otra vida."- (Regla cap.nn 1)

A grandes rasgos, especificamos aquí que aunque la liturgia de la iglesia sufrió modificaciones importantes a lo largo de los siglos en cuanto a iniciativas de conglomerar todo en un mismo ritual o adaptaciones al latín; el cuerpo del Oficio Divino en cuanto a su distribución y significado, es casi inalterado del primigenio instaurado por San Benito. 

Como reformas excepcionalmente importantes destacamos las mas recientes cuando SS Pablo VI con motivo del Vaticano II publica Laudius Canticum y la “Sacra Cogregatio Pro Cultu Divino” por medio del decreto 1000/71 firmado por el cardenal Tabera, declara efectiva la reforma litúrgica del oficio canónico de las Horas en latín establecida para toda la Iglesia. 


Ocho años mas tarde (23/08/79) a instancias del cardenal de Barcelona Jubany Arnau, la misma congregación aprueba la versión del tomo I de la Liturgia de las Horas en Castellano, a la cual sucedería la de los siguientes volúmenes II, III y IV.

Por ello el orden monástico, si bien reúne algunos estilos propios en cuanto a los oficios, se ajusta perfectamente a la reforma litúrgica con la misma dedicación que San Benito exhorto en su regla de vida. 
La persona, para evitar la tediosidad y el descuido que causa la ociosidad, debe estar sujeta a una serie de disposiciones que alternando la oración, el trabajo y el estudio, redunden en beneficio propio y favorable a la alabanza del Señor y bien de la comunidad y de toda la iglesia.

Prometen cuatro votos fundamentales: pobreza, castidad, obediencia al abad y permanencia en comunidad.

Su vida se mueve y es determinada por la continua celebración de las Horas, de manera solemne y a lo largo de toda la jornada.

         Vida del monje un día cualquiera:
         4.15 Oficio de Lectura
         7.00 Laudes
         8.30 Tercia (hora del Padre)
         12.30 Sexta (hora del Hijo)
         15.30 Nona (hora del Espíritu)
         18.30 Vísperas
         20.30 Completas

         



Autor: Florencio Salvador Díaz Fernández.
Estudiante de Teología Cristiana.
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lunes, 23 de julio de 2012

LA ORACIÓN I. 5.2 BENITO DE NURSIA Y SU REGLA


5. La oración en la regla de San Benito.


5.2 Benito de Nursia y su regla.

San benito nació en Roma. Joven de sensible delicadeza moral, a quien escandalizaban los desordenes del mundo en que vivió, se decide a alejarse del mundo, lejos de los desenfrenos exteriores, para consagrarse al servicio exclusivo de Dios. Es por ello que sin olvidar que Jesucristo promete su asistencia a aquellos que se reúnen en su nombre:

        Donde dos o mas se reúnen en mi nombre,
allí yo estoy en medio de ellos”

Y teniendo en cuenta que aunque sea la dedicación a una vida de oración, esta puede ser vivida desde la socialización, Benito admite compañeros o discípulos con los que comenzar su estilo de vida. 

No se tiene detalles de las primeras comunidades, pero si sabemos que benito era un hombre muy íntegro y con un gran don de gentes y capacidad para conducir la voluntad de las personas. 

Primero fundo en Subiaco y en Monte Casino, donde estableció sus principales comunidades, sin que por ello se viera exento de lidiar con aquellos que habiéndose acercado a la comunidad naciente, proponían cambios o no se adaptaban a la norma naciente. 

Su vida fue significativa aunque no demasiado extendida en cuanto a su persona, pero el fruto de San Benito iría mucho mas allá de su pensamiento, ya que en su llamado “insignificante bosquejo” de vida monástica, sin saberlo estaba sentando las bases para la ley, código de conducta o Regla –como fue llamada y es llamada- de San Benito, de todo el monacato latino existente hasta nuestros días y cuya regla en la columna vertebral de todas las fundaciones monásticas que le precedieron, hasta nuestros días.

Autor: Florencio Salvador Díaz Fernández.
Estudiante de Teología Cristiana.
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sábado, 21 de julio de 2012

LA ORACIÓN I. 5.1 LA ORACIÓN EN LA REGLA DE SAN BENITO 5.1 LOS PRIMEROS MONJES


5. La oración en la regla de San Benito.

5.1 Los primeros monjes.


Esta demostrado que el origen del monaquismo data desde los albores del cristianismo, en aquellos hombres que habiendo escuchado de forma oral el mensaje salvífico de Jesús, y su programa de vida explicitado en el sermón de la montaña; ven en este panegírico un modo de ascetismo de vida a realizar, entregándose por entero a su consecución y el consecuente retiro. Los ascetas se distinguían por su desprecio a los bienes materiales, las practicas de la castidad y la mortificación, la meditación de las verdades de la fe y de la oración. 

Al principio permanecían en sus propios hogares, pero la imposibilidad de aislamiento les hizo lanzarse a vivir a sitios apartados en bosques cuevas o grutas, donde igualmente estaban protegidos de las constantes persecuciones. 

Estos sobrevivieron a ellas, pero los ascetas que vivieron en Egipto en primer lugar, Siria y en la Capadocia, debieron dispersarse o más bien refugiarse en desiertos o montañas apartadas.

Por ello al considerar el monacato o monaquismo como institución o modo de vida aceptado por oriente y occidente, no debemos adjudicar su creación a la edad media.

En Tebas existió una gran comunidad conocida de ascetas a la que desde un principio se le llamo Tebaida. Por ello independien-temente de la fe y del extraordinario amor de que dieron prueba por su extraordinaria aptitud a la sobriedad y la austeridad, los ascetas de la Tebaida suministraron al resto del mundo cristiano el poderoso estímulo de un difícil ejemplo a imitar, de una rara virtud, casi sobrehumana.

Resulta impresionante ver con qué vigor, sólo comparable al de los primeros siglos, se desarrolla un impulso general hacia la vida contemplativa y penitente, libre de todos los lazos del mundo. 

Vocaciones individuales de gente resuelta a aislarse en las grutas salvajes o en islas desiertas, vocaciones colectivas de religiosos que formaban como colonias de santidad en un  mundo profano. Tales manifestaciones tuvieron su impulso por todo el margen mediterráneo, llegando a Italia y la Galia de entonces.

Es entonces cuando Juan Casiano (365-430) colaborador de San Juan Crisostomo, coge lo mejor de los monjes primigenios y establece un modo de vida fundando en Marsella hacia el 410 el monasterio de San Víctor. Sus escritos “Conferencias” fueron durante muchos amos de lectura preferente en los cenobios.

Es concretamente un siglo después cuando Benito reúne a sus primeras comunidades, primero en Subiaco y después en Monte Casino hacia el 529, pero nos detenemos aquí un momento para profundizar en la figura del patrón de Europa.






Autor: Florencio Salvador Díaz Fernández.
Estudiante de Teología Cristiana.
(Este material puede ser difundido o utilizado, indicando su autoría y procedencia)

viernes, 20 de julio de 2012

LA VERDAD DEL AMOR HUMANO EN LA FAMILIA CELESTIAL


La verdad del amor humano en la familia celestial
Autor: Nicolás Puente http://www.redescristianas.net/
Reproduzco aquí este articulo de Nicolás Puente, por la clarividencia con la que escribe y la responsabilidad y precisión con la que lo hace. El articulo no es mío, por lo tanto. Aun así suscribo cada letra, pues la acepción de personas que nuestra iglesia realiza por legitimar a un concreto modelo de familia, es algo innombrable para quienes predican que todos somos iguales ante los ojos de Dios. (Floren Salvador)
La conferencia Episcopal Española, presentó el documento salido de Asamblea Plenaria: “La verdad del amor humano. Orientaciones sobre el amor conyugal, la ideología de género y la legislación familiar”. El texto se presentó el 4 de julio después de que lo revisara la Permanente.
Si algo tiene este documento de interesante es el descubrirnos cuáles son las preocupaciones más importante que laten en el corazón y la cabeza de nuestros obispos. Y su desvelos principales tienen como causa la situación jurídica y valoración social que está padeciendo en estos momentos la familia. No se trata de la familia concreta, esa que sufre, esa que tiene a sus miembros todos en paro, esas que no llega al fin de mes, ni esas a las que dejan en la calle después de embargar su casa.
Tampoco de esas a las que ahora le obligarán al copago de los medicamentos ni a esas a las que el gobierno les subirá los impuestos, ni a esas otras que no pueden llegar a familia, porque los jóvenes que desean casarse tienen que seguir viviendo en casa de sus padres. Se trata de unas familias a las que hay que hablarle de amor, de leyes morales, de formación de conciencia, de la belleza del amor humano.
En el número cuatro dicen nuestros obispos: “Estas luces, sin embargo, no pueden hacernos olvidar las sombras que se extienden sobre nuestra sociedad. Las prácticas abortivas, las rupturas matrimoniales, la explotación de los débiles y de los empobrecidos –especialmente niños y mujeres–, la anticoncepción y las esterilizaciones, las relaciones sexuales prematrimoniales, la degradación de las relaciones interpersonales, la prostitución, la violencia en el ámbito de la convivencia doméstica, las adicciones a la pornografía, a las drogas, al alcohol, al juego y a Internet, etc., han aumentado de tal manera que no parece exagerado afirmar que la nuestra es una sociedad enferma” (El subrayado es mío). Tengo mis dudas. Pienso que nuestra conferencia Episcopal vive en otro país o por lo menos padece miopía.  [...] 
En la apertura de la XCIX Asamblea Plenaria de la CEE decía el cardenal Rouco: «la fe sin la caridad no da fruto y la caridad sin la fe sería un sentimiento constantemente a merced de la duda… que la fe y la caridad se necesitan mutuamente, de modo que una permite a la otra seguir su camino». Estas palabras las tomaba el Cardenal de la carta Apostólica Porta Fidei (14,2).

Pero, lo triste es que se olvida que en 14,1 ,un párrafo antes, recuerda Benedicto XVI el texto de St 2, 18 “Así es también la fe: si no se tienen obras, está muerta por dentro”. Y quizá no llegó a leer el final de (14,2) o quizá lo leyó, pero no le pareció importante: “Es la fe la que nos permite reconocer a Cristo, y es su mismo amor el que impulsa a socorrerlo cada vez que se hace nuestro prójimo en el camino de la vida. Sostenidos por la fe, miramos con esperanza a nuestro compromiso en el mundo, aguardando «unos cielos nuevos y una tierra nueva en los que habite la justicia» (2 P 3, 13; cf. Ap 21, 1)”.
Decía antes que este documento estaba pensado para las familias que están más allá de lo real, esas que no son de este mundo ni viven en este momento. Eso aclara que un documento pensado para la reflexión y el estudio sobre la situación actual de de familia que no llegue a condenar de manera explícita la violencia familiar entre las líneas en las que explican lo inadecuado de usar el término violencia de género (58).
Intentar escapar del deber creando cortinas de humo es cuando menos un pecado de omisión. Callarse ante decisiones políticas, aunque estas sean del PP, alegando que la iglesia no debe meterse en política es irresponsable. No recuerdo nada más político que el mandamiento nuevo, amar al otro como Cristo nos amó. Porque si lo amas, no dejarás que le quiten su casa; si lo amas, no dejaras que pisen sus derechos; si lo amas, no dejarás que le roben en educación ni en medicinas; si lo amas no le cerrarás las puertas de la casa de Dios….