CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

martes, 28 de febrero de 2017

TUS CINCO MINUTOS PARA EL SEÑOR - MIÉRCOLES DE CENIZA CUARESMA

Hoy que sé que mi vida es un desierto,

en el que nunca nacerá una flor,
vengo a pedirte, Cristo jardinero,
por el desierto de mi corazón.
.Para que nunca la amargura sea
en mi vida más fuerte que el amor,
pon, Señor, una fuente de alegría
en el desierto de mi corazón.
.Para que nunca ahoguen los fracasos
mis ansias de seguir siempre tu voz,
pon, Señor, una fuente de esperanza
en el desierto de mi corazón.
.Para que nunca busque recompensa
al dar mi mano o al pedir perdón,
pon, Señor, una fuente de amor puro
en el desierto de mi corazón.
.
Para que no me busque a mí cuando te busco
y no sea egoísta mi oración,
pon tu cuerpo, Señor, y tu palabra
en el desierto de mi corazón.

Lectura de la profecía de Joel (2,12-18)
"convertíos a mí de todo corazón [...]rasgad vuestros corazones, no vuestros vestidos"
Salmo 50,3-4.5-6a.12-13.14.17
"Oh, Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme"
Lectura del santo Evangelio según san Mateo (6,1-6.16-18)
"Sed sinceros, auténticos, misericordiosos y sencillos; y siendo así vuestro Padre del cielos, os lo premiará"

REFLEXIÓN
“El valor de la vida no depende de la aprobación de los demás o del éxito, sino de cuanto tenemos dentro” (Papa Francisco)

Como todos los años, la cuaresma llega a nuestras vidas con las connotaciones propias del tiempo que antecede a la semana santa, algo muy celebrado por muchas personas, desde el punto de vista festivo. Sin embargo, para el creyente es una poderosa llamada de atención fundamentalmente para ponerse en camino, para realizar un éxodo personal que culminará en la Pascua. 
Para algunos creyentes una cuaresma más puede llegar a ser irrelevante. Es fundamental que tanto si eres joven como adulto, tengas conciencia del paso del tiempo pues el Señor no deja de llamarnos la atención sobre la necesidad de no perder el tiempo, para ser participes del Reino de Dios. Es por eso que nos llama al cuidado, nos da un toque de atención sobre las actitudes que nos precipitan lejos de su mirada. Si se vive una vida normal, no es preciso privarse de nada, pues lo que al Señor importa en que tengamos un corazón humano, sensible, justo y fraterno.
Es fundamental que descubramos nuestro “ser” en el mundo con Jesucristo. Por eso Jesús nos invita a ser nosotros mismos, “se tú” el que hagas del evangelio una vivencia que acoja, abrigue y abrace fraternalmente. Se tú el que sirvió, pacificó y dio testimonio. Sin alardes ni vanidades, solo con un profundo sentimiento de fraternidad comunitaria, que te llevará como María la hermana de Lázaro, a descubrir algo que uno se afana en no perder. Para estas actitudes es fundamental la interiorización. 
Hemos dicho camino, ponerse en marcha, desprenderse e interiorizar. Durante ese camino hay que ser Cristo mismo dándose a los demás. Y eso hay que llevarlo a cabo desde el desierto personal por medio del silencio, la oración y la interiorización de la Palabra de Dios –elemento clave en la cuaresma-. ¿Quién no se arregla para un evento concreto? Trajes, alguna joya, maquillaje. ¿Y tu interior? ¿Lo prepararas para la Pascua? No olvides que Cristo cuenta contigo con la hondura de tu corazón  y no le debes de fallar. Feliz camino a través del desierto cuaresmal.
.
ORACIÓN FINAL
Oh Dios, Y Padre nuestro que nos amas y nos buscas:
Tú sabes con qué frecuencia intentamos caminar por nuestros senderos egoístas.
No nos permitas vivir y morir sólo para nosotros mismos
o cerrar nuestros corazones a los otros.

Que nos afanemos en nuestra vida sencilla.
Ayúdanos a vernos a nosotros mismos y a la vida como dones tuyos.
Haznos receptivos de tu palabra y de tu vida y haznos crecer en la mentalidad y actitudes
de Jesucristo nuestro Señor, que pasó por el mundo haciendo el bien.

Así sea.

miércoles, 22 de febrero de 2017

EX CÁTEDRA, LA VOCACIÓN DE TESTIMONIAR

Ex cátedra, la vocación de testimoniar
Cátedra significa asiento o sede, desde el cual se imparte una determinada enseñanza o ejemplo; y también lugar del que emana una determinada autoridad y desde el que se gobierna. Sin ir más lejos, el arca de la alianza era la sede de Dios. Un cajón de madera donde residía el poder de Dios y donde nadie se podía sentar. 

La iglesia católica llevó la cátedra al culmen de su celebración, al considerarla el elemento más significativo de la autoridad del pontífice. El cual,  “cuando habla ex cathedra, por la asistencia divina que le fue prometida en la persona del bienaventurado Pedro, goza de aquella infalibilidad de que el Redentor divino quiso que estuviera provista su Iglesia en la definición de la doctrina sobre la fe y las costumbres; y, por tanto, que las definiciones del Romano Pontífice son irreformables por sí mismas y no por el consentimiento de la Iglesia. Y si alguno tuviere la osadía, lo que Dios no lo permita, de contradecir a esta nuestra definición, sea anatema.” Este texto pertenece al capítulo 4º de la 1ª Constitución dogmática vaticana “Pastor aeternus” del 18 de Julio de 1870. 
En resumidas cuentas, el origen de esta fiesta es señalar la autoridad de los papas. Lo que ocurre es que aun en este siglo en el que vivimos, el progreso y la inquietud de la mente de la persona que viva su existencia con coherencia, nos lleva a observar ejemplos que contextualizan o actualizan ciertas actitudes o circunstancias, hasta llegar al origen de aquello en lo que fue o pudo ser. 

"ojalá en esta fiesta de la cátedra de san Pedro y lejos de celebrar la autoridad papal que Francisco ha diluido con humanidad y fraternidad, celebremos junto al papa y todos los creyentes la posibilidad de compartir con Pedro y sus sucesores la capacidad vocacional de ser testigos"

Me explico. El papa es una autoridad influyente e indiscutible en el mundo. Puede que sea hoy superado por el señor Trump y sus despropósitos de gobernante déspota. Pero en Francisco hemos visto un cambio radical en lo que supone la vocación del obispo de Roma y su condición de “siervo de los siervos de Dios”. 
Esto no quiere decir que el Papa prescinda de seguridad y del protocolo propio que se deriva de su responsabilidad; pero son notables los ejemplos de desprendimiento, llaneza y humildad y sobre todo fraternidad, con los que este hombre se mueve por el mundo. Puede que no todo sea maravilloso y bueno a los ojos de todas las personas. 

No olvidemos que la iglesia es una institución que se mueve a paso de caracol, pues para avanzar requiere del peso de la historia y del magisterio, que en ocasiones hace imposible la evolución de dogmas o principios. 
En el momento de la historia en el que vivimos, reniego de esta fiesta de la cátedra de Pedro como fiesta de la autoridad papal. Dios nuestro Padre, que nos ama y nos busca, no nos ha dado más autoridad a cada uno de los hijos e hijas de Dios, que el poder de testimoniar la Palabra de Dios en el mundo; para llegar por medio de nuestras obras, a la transformación de los corazones. 
No debe ser óbice de este planteamiento, ni la fiesta litúrgica en sí, ni las celebraciones que por tradición se hagan y que no perjudican a nadie. Pero no debe perderse de vista que la vocación –no el ministerio- de Pedro y los apóstoles, es una vocación de la que todos participamos sin menoscabo de la responsabilidad –no autoridad- que todos tenemos, no ya en la Iglesia, sino en cualquier asociación de personas y en la sociedad en sí misma. 
¿Qué es eso de curas y personas que se comportan al uso de lo que dicta su voluntad e imponiendola, considerándose a sí mismos como portavoces de Dios? Solo faltaba eso. “Te daré las llaves del cielo”, dice Jesús en tres ocasiones en los sinópticos. Una a Pedro, otra a los apóstoles y la última a todos los creyentes. 
Visto lo cual, ¿quién tiene más derecho a tener las lleves del cielo? Pues toda persona que haga de su vida un evangelio vivo, una buena noticia allí donde vaya. Esa persona estará caracterizada por la prudencia, la amorosidad, la capacidad de ser justa, fraterna y comprensible. Será espiritual sino mística y la columna vertebral de su vida, será la Palabra de Dios. Acabo fijándome brevemente en un ejemplo del antiguo testamento. 

La profetisa Débora, juez de Israel (Jueves 4-5). Era mujer de Lappidôt y una mujer que por aclamación gobernó Israel tras la época de Josué. Su cátedra era una palmera bajo la cual se sentaba a administrar justicia y atender las numerosas cuestiones que le planteaba el pueblo. No llegó a este cargo por designación de ningún poderoso, sino por aclamación popular en honor a sus virtudes. No en balde era proclamada “madre de Israel” (Ju5,7b).
 Por lo tanto, ojalá en esta fiesta de la cátedra de san Pedro y lejos de celebrar la autoridad papal que Francisco ha diluido con humanidad y fraternidad, celebremos junto al papa y todos los creyentes la posibilidad de compartir con Pedro y sus sucesores la capacidad vocacional de ser testigos, ejemplos virtuosos y proclamadores de vida, paz y justicia en el nombre de Jesús resucitado que viene a nosotros en el silencio de nuestra vida. Descifremos su rostro decididamente.

¿No oíste sus pasos silenciosos?
Él viene, viene, viene siempre.
En cada instante y en cada edad,
todos los días y todas las noches,
Él viene, viene, viene siempre.
He cantado en muchas ocasiones y de mil maneras;
pero siempre decían sus notas:
Él viene, viene, viene siempre.
En los días fragantes del soleado abril,
por la vereda del bosque,
Él viene, viene, viene siempre.
En la oscura angustia lluviosa de las noches de julio,
sobre el carro atronador de las nubes,
Él viene, viene, viene siempre.
De pena en pena mía,
son sus pasos los que oprimen mi corazón,
y el dorado roce de sus pies
es lo que hace brillar mi alegría.


(El viene, viene, viene siempre. Rabindranath Tagore)

lunes, 20 de febrero de 2017

RENOVAR LA PRESENCIA DE LA IGLESIA EN LA SOCIEDAD - José María Castillo - Teólogo

¿QUÉ URGE MÁS RESOLVER EN LA IGLESIA?
José M. Castillo

Los problemas, que hoy más preocupan a clérigos y laicos que actualmente se interesan por los asuntos de la Iglesia, ¿son los problemas más graves que tiene le Iglesia en este momento? ¿son esos los problemas que hay que afrontar cuanto antes?

Creo que es urgente afrontar estas preguntas porque no sé si lo más apremiante, en este momento, es aclarar si los divorciados vueltos a casar pueden o no pueden recibir la comunión. Como tampoco sé si no admite espera posible el hecho de que cuatro cardenales (y algunos grupos integristas) estén en desacuerdo con el papa Francisco. Por supuesto, es un asunto muy grave la cantidad abrumadora de abusos de menores, el hecho de que el Vaticano ni ha firmado, ni pone en práctica, los derechos humanos. Ni los puede poner mientras siga en vigor el actual Derecho Canónico. Con las enormes consecuencias que todo esto entraña.
No sé si estoy en lo cierto al plantear estas preguntas y estas dudas. En cualquier caso, a mí me parece que, debajo de estas cuestiones, hay un problema de fondo que nos asusta. Y nos asusta de verdad. Me refiero a la relación que tiene, mantiene y vive esta Iglesia, que tenemos, con el Evangelio de Jesús.
No estoy dudado de si la Iglesia cree o no cree en el Evangelio. Eso, por supuesto, está fuera de duda. Es más, si el Evangelio ha llegado hasta nosotros, eso se lo debemos a la Iglesia, que lo ha creído y lo ha enseñado a lo largo de los siglos. Pero es que el problema no está en si la Iglesia cree o no cree en el Evangelio. El problema está en si la Iglesia vive o no vive el Evangelio. Más en concreto, a mí me parece que el problema está en si la Iglesia, tal como la vemos y la vivimos, “sigue” o “no sigue” a Jesús. Porque no olvidemos esto nunca: el problema más grave, que planteó Jesús (según los evangelios) fue el problema del “seguimiento”. De manera que incluso la fe, en Dios y en Jesús, se hace imposible cuando se divorcia y se desentiende del seguimiento de Jesús. Y lo que yo veo, tanto en la Jerarquía como en los fieles, es que la Iglesia vive preocupada por la fidelidad de los cristianos a la fe. La fidelidad al seguimiento de Jesús no le quita el sueño a nadie. Y conste que, concretamente en los evangelios sinópticos, mientras que la fe se menciona 36 veces, del seguimiento se habla 57 veces.
Y es que la fe, como conjunto de creencias y prácticas religiosas, se puede reducir fácilmente a un asunto privado y a una serie de costumbres que integramos en nuestra vida sin demasiados problemas. Mientras que el seguimiento de Jesús, si nos atenemos a los relatos de los evangelios que lo explican, exige – como punto de partida – fiarse de Jesús hasta tal punto, que se renuncia a lo más fundamental (familia, trabajo, dinero, seguridad, proyectos…) porque asumir la forma de vida de Jesús es más determinante que todo lo demás.

¿No estamos haciendo en la Iglesia una especie de componenda entre fe y seguimiento, que termina no siendo ni lo uno ni lo otro? Me temo que estamos – y vamos a seguir – angustiados por temas marginales, mientras que, al problema capital de la Iglesia, nunca nos atrevemos a hincarle el diente. Y así, nos interesan una serie de asuntos secundarios, al tiempo que la relación de fondo entre la Iglesia y el Evangelio, ahí está. Y seguirá estando hasta que el “ser o no ser” obligue a tomar en serio el problema que de verdad nos urge. Como urge un salvavidas al que se está ahogando.   

jueves, 16 de febrero de 2017

BIENAVENTURANZAS DE LA BONDAD

Dichosos los que son lo suficientemente humildes como para aceptar ser juzgados.
Dichosos los que tienen bastante delicadeza para llevar el sufrimiento como si fuera el suyo.

Dichosos los que son lo suficientemente abiertos para buscar un camino nuevo, diferente de la agresiva afirmación de uno mismo.
Dichosos los que se esfuerzan por vivir realmente en la gracia. No juzgarán precipitadamente y no serán lentos en perdonar.
Dichosos los hombres y mujeres íntegros, que se oponen a la injusticia engendrada por un ejercicio sutil del poder.
Dichosos los que son conscientes de ser responsables de la paz.
Dichosos aquellos que están dispuestos a aceptar la persecución que espera a los hombres íntegros, que, en presencia de un poder implacable, se comprometen con la justicia y la paz.
¡Llenos de alegría, vamos por el camino del Señor!
Señor, bendícenos ahora, porque tenemos el deseo de vivir a tu manera en medio de los conflictos de hoy!
*
Anónimo
P.D. ofrecidas por el Hno. Nando en Facebook.

viernes, 10 de febrero de 2017

SE MARCHÓ CONCE

SE MARCHÓ CONCE

Te marchaste Conce. Desde luego, si hay ejemplos de personas que se aferran a la vida tú eres indiscutiblemente uno de ellos. Pediste toda la prorroga posible, pero tus días –como los de todos- estaban escritos. Tal y como está hoy la esperanza de vida, te has marchado demasiado pronto, pero eso es algo con lo que tenemos que vivir.


Pero quiero decirte algo, Conce. La autentica lástima de tu marcha, es por el bien, la amistad y la bondad que podrías haber derrochado entre tu gente, si hubieras llegado a una larga ancianidad. Toda Estepa sabe de tu modestia, de tu enorme humildad; pero es que hacen tanta falta en el mundo, vidas y testimonios como el testimonio que nos has dado a todos en vida.

Quienes te conocen de cerca y quienes te conocemos un poco desde la distancia, hemos sabido apreciar las bondades, no solo de tu corazón; sino de tu estirpe y la de tu familia. Los “Hijinios” no son cualquier cosa, porque ni tú ni tu padre y tu madre y tus hermanos, sois cualquier cosa. Hoy miramos al cielo y preguntamos a Dios, el porqué ha permitido tu marcha.

Tú eres tan buena, Conce, que seguro nos dirías con tu cara de bondad: -muchachos, que me ha llegado la hora como a todo el mundo le llega. Pero hoy son muchas las personas que te lloran Conce. Las lagrimas de la familia y sobre todo de los amigos y amigas, son el mejor tributo a la marcha de una persona buena, y desde luego tu BONDAD HAY QUE ESCRIBIRLA CON LETRAS DE ORO EN EL LIBRO DE LA VIDA.

Ahora que ya vives junto a Dios, en el que nunca perdiste la fe pues por Él te sentiste querida, ahora que vives con tus padres y con tu esposo; ayúdanos desde el cielo a ser personas de tu talla, de tu bondad y de tu paz. Que tus amigas “mantecaeras” que hoy te lloran, nunca olviden que llevarse bien en el trabajo es lo más bonito del mundo.

Que tu familia –a quien Dios pagará sus cuidados para contigo-, tenga el consuelo de que tu amor les llega desde el cielo. Que tus amigas y amigos, cuando miren al cielo y vean esa estrella brillar, vean en ella tu sonrisa y tu bondad.

Ayúdanos desde allí Conce, a no olvidar las cosas sencillas y buenas que hicieron de ti, una mujer de sobresaliente en el mundo. Esa será nuestra esperanza. Hasta siempre, buena persona. Descansa en la paz de los bueno, porque tu vida y obras, fueron una bendición de Dios.
Recibe este tributo póstumo, que te dedico.

Un beso eterno de Floren. 
p.d. Apoyaré cualquier iniciativa que conlleve la colocación de una placa en la Ermita de San Marcos, para perpetuar la memoria de Conce y sus antepasados, en el cuidado y cariño de esa pequeña iglesia.

lunes, 6 de febrero de 2017

LA REFORMA DE LA LITURGIA - José María Castillo, Teólogo

LA REFORMA DE LA LITURGIA
            José M. Castillo

            La Iglesia se ha organizado de manera que la liturgia, como “culto sagrado”, da la impresión de que, para mucha gente y en la práctica diaria de la vida, es más importante que Dios. Y, por supuesto, es más determinante de sus costumbres y hábitos de vida que el Evangelio. Por eso resulta comprensible que el cardenal Sarah, prefecto de la Congregación del Culto Divino, pretenda detener la reforma litúrgica que puso en marcha el concilio Vaticano II.
            ¿Qué explicación puede tener esta pretensión de inmovilismo y conservadurismo del cardenal Sarah? ¿Por qué hay todavía gente que echa de menos la misa en latín o las ceremonias litúrgicas a la antigua usanza? El problema, que plantean estas preguntas, es más serio de lo que algunos se imaginan. El “hecho religioso” es tan antiguo como el ser humano. O sea, la religión nació hace unos cien mil años.
Pero la religión nació de tal manera que lo primero, lo más original, en el hecho religioso, no fue Dios, sino los ritos. Concretamente, los ritos de sacrificio. Se mataba un animal, según un ceremonial predeterminado, y eso aglutinaba al grupo (de cazadores trashumantes) y, según parece, producía un efecto tranquilizante y pacificador de los naturales sentimientos de culpa, que brotan en todo ser humano. Seguramente el trasfondo de estas conductas se comprende a partir de lo que es el sacrificio en sí. En efecto, la práctica sacrificial expresa simbólicamente que toda vida se mantiene y perdura a costa de matar otras vidas (H. Seiwert, G. Theissen). Esto es duro. Pero es así. Y vale también para los vegetarianos (los vegetales son vidas). Sí, podemos seguir viviendo porque matamos otras vidas.  
Esto supuesto, lo que se puede asegurar (como hecho sobradamente demostrado), es que “Dios es un producto tardío en la historia de la religión” (G. van der Leeuw, K. Lorenz, W. Burkert). ¿Cuándo empezaron los humanos a pensar en Dios? No es posible precisarlo. Se sabe con seguridad que la idea de Dios está indisociablemente unida a la práctica del sacrificio. En todo caso, en las prácticas religiosas, que conocemos hasta el Neolítico (unos 11.000 años a. C.), al menos en Europa, no hay rastro de creencias o relación alguna con Dios. O sea, el ser humano practicó rituales religiosos relacionados con la caza, con la muerte, con el paso a otra posible forma de vida. Y ésa fue su religión durante unos 90.000 años.
Se comprende por eso que, por ejemplo, la profesora Ina Wunn (Universidad de Hannover) haya escrito una historia, de más de 500 páginas, sobre “Las religiones en la Prehistoria”, un gran volumen donde ni se menciona a Dios. Sin duda alguna, el ser humano tiene integrada, en su larga existencia de 100.000 años, la práctica fija y firme de los rituales sagrados. Una experiencia que los humanos tenemos más integrada en nosotros que la idea de Dios o nuestra relación con él.
Esto es lo que explica que haya tanta gente que es más fiel a la exacta observancia de los ritos sagrados, que a su correcta relación con Dios. Y es que los ritos son acciones que, debido al rigor en la observancia de las normas, llegan a constituir un fin en sí mismos. De donde resulta que, en el ámbito de la conducta, ocurre con frecuencia que el “rito” se sobrepone al “ethos” (G. Theissen). Y, entonces, nos encontramos con el hecho, tan frecuente entre los cristianos, de quienes son fieles observantes de normas y ceremonias sagradas, pero al mismo tiempo dejan mucho que desear en su conducta. O son sencillamente gente sin vergüenza.
Pues bien, habida cuenta de lo que acabo de explicar, se comprende que, ya en el Antiguo Testamento, el enfrentamiento de los Profetas con los Sacerdotes fue frecuente y hasta mortal. Pero, sobre todo, esto es lo que explica la originalidad de la vida, la conducta y las enseñanzas de Jesús. La relación de Jesús con los observantes (sacerdotes, levitas, fariseos, maestros de la Ley) fue un constante enfrentamiento. Como fue un conflicto su relación con el Templo. Jesús no instituyó ningún ritual. Ni la cena de despedida fue un ritual, cosa que dejó patente el IV evangelio. Ni la muerte de Jesús fue un sacrificio sagrado. Aquella muerte no podía ser un “sacrificio ritual”. Fue un “sacrificio existencial”, como quedó patente en la carta a los Hebreos (7, 27; 9, 9-14) (A. Vanhoye). De ahí, la exhortación final: “No os olvidéis de la solidaridad y de hacer el bien, que esos sacrificios son los que agradan a Dios” (Heb 13, 16).

El integrismo litúrgico del cardenal Sarah es un asunto grave, muy grave. Es un asunto que toca el corazón mismo del Evangelio. El que tranquiliza su conciencia porque va a misa, reza por la mañana y por la noche o cosas por el estilo, si no es honrado, transparente y practica la justicia, por encima de todo, es un farsante que, más que engañar a la sociedad y a la Iglesia, es un indeseable que se engaña a sí mismo. Mientras la Iglesia no resuelva esta gran mentira, no va a ninguna parte. ¿Se comprende por qué hay tantos cristianos que no soportan al papa Francisco?   

viernes, 3 de febrero de 2017

ORACIÓN DE LOS SESENTA AÑOS. Dedicada a Mª Carmen Mesa Valderrama en su 60 cumpleaños.

Señor, Dios y Padre bueno, que nos amas y nos buscas.

Hoy solo puedo decirte con el corazón lleno de gratitud:
¡Bendito seas!

Bendito seas por la vida que me diste.
Bendito seas por la oportunidad de ser persona
y de haberte conocido.
En la madurez de mi vida, doy gracias
por ser parte de tu creación.
Por ser: junto a los árboles, los pajaritos
y todas las criaturas vivientes,
barro modelado de tus manos
y creado por tu amor.
Gracias por las personas con las que vivo
y que me complementan.
Gracias por el que es la mitad de mi misma
y junto al cual, traje a la vida a mis tres hijos.
Gracias por la sonrisa de mis nietos
y el cariño enorme e inabarcable
de toda mi familia y amigos.
Gracias Padre, por tu Espíritu Santo.
Él es fuerza, energía y ánimo,
necesarios en la vida para vivirla
con pasión y determinación.
Gracias Señor, por la luz y esperanza
que me ofreces en los momentos de tribulación.
Gracias por las sonrisas y las lágrimas.
Todo es cosa tuya, Señor
y a tu gratitud se la debemos.
No dejes de asistirnos
aunque en ocasiones no lo merezcamos.
Se tú, cauce de vida y causa de nuestra alegría,
pues eres esperanza y Luz en el Resucitado.
Que siempre tengamos el consuelo de tu Madre, María,
cuando nos toque subir al calvario.
Que nunca me aparte de tu amor ni de tu Palabra.
Todo esto te lo pido a Ti, Señor y dador de vida;
que en los corazones de las personas vives y reinas,
por los siglos de los siglos. Amén.
¡GRACIAS, SEÑOR!

Mi querida Mª Carmen Mesa:
No me ha costado nada escribir esta oración, por la sencilla razón de que eres una de las personas necesarias e imprescindibles en la vida, y porque nos conocemos demasiado bien. Si algo cabe lamentar, es no habernos conocido e intimado antes. Pero creo que nos damos por bien empleados, por el camino que hemos recorrido juntos y lo que nos queda. Cuando pienso en nuestra amistad, me cuesta pensar que haya amistades parecidas a la nuestra y que hayan podido romperse. NO. La amistad que se rompe es porque no ha sido cuidada y querida por alguna de las dos partes.
Nosotros hemos reído y hemos llorado juntos. Nos hemos adolecido el uno del otro. Hemos compartido la fe y hemos orado juntos. Juntos hemos hecho valer nuestra dignidad personal y juntos hemos dado testimonio.
Ojalá sean muchos mí muy querida Jefa.
Tus 60 años son un regalo para ti y para todos los que junto a ti, comparten la vida.
No dejes de sonreír y de tener unas manos que son la humanidad hecha amor.
No dejes de ser la que eres.

Feliz cumpleaños querida Jefa. Siempre tuyo, tu incondicional amigo Floren.