CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

jueves, 27 de noviembre de 2014

LA SUERTE ES SU SONRISA - ADVIENTO 2014

La suerte es su sonrisa
Nuevamente comenzamos el tiempo de adviento e inauguramos el año litúrgico en el cual el ciclo B nos ofrece a Marcos como guía. 
Pudiéramos decir, “un nuevo Adviento o un Adviento más, y decimos bien. Pero la vida es un continuo aprendizaje y por ello, este Adviento será y debiera ser nuevo para cada una de las personas que esperamos la venida del Mesías. 
No estamos como en el año pasado pues son muchas las cosas que afectas e interfieren en nuestra vida. Desde el plano religioso y social, todo afecta a nuestra vida. La salud, la estima personal, el propio crecimiento espiritual, la paz interior, el desaliento que nos causa tanta corrupción a todos los niveles. 
Hoy ojeo el evangelio del domingo Mc 13,33-37 y veo el mensaje tan claro, que casi me da vértigo interpelarlo desde mi propia vida, pues santo no soy desde luego. La llama que Marcos pone en boca de Jesús de Nazaret es clara: “¡Estad atentos, vigilad!”. 
Es un llamamiento de plena actualidad para que no nos durmamos en los laureles y no caigamos en los errores de abandonar la coherencia de lo que somos y en lo que creemos, para ser personas ajenas al mensaje de Jesús. Estemos atentos y vigilemos para no desvirtuar nuestras vidas por medio del ansia de poder, el afán de manipulación, el gozo de multitudes, la autocomplacencia de los besamanos y aduladores y el brillo del dinero o el tacto de los €uros. 
Jesús viene a nuestras vidas, nos brinda una nueva oportunidad. 
Y lo hace ofreciéndonos un nuevo camino en la vida, para que cuando el llegue, podamos ofrecerle los frutos de una vida cimentada desde su Evangelio y su enseñanza. Nuestra Iglesia junto a los poderes políticos no está exenta de escándalos, ¡y de qué tamaño en la actualidad! 
Personas violentadas en su misma dignidad por aquellos que diciéndose seguidores y ministros de Cristo, abusan de la indefensión de las personas. Pastores que han tapado lo inconfesable, negando la verdad ante los mismos ojos de Jesús que es “el camino la verdad y la vida”. 
Actos todos ellos, por los que junto al papa Francisco nos adolecemos y nos hastiamos. Abramos el corazón a la verdad. En este Adviento nuevo en el que desplegar toda la ternura y solidaridad del mundo, apartémonos de todo aquellos que interfiere la enseñanza de Jesús. 
Confiemos en la bondad de Dios, que por medio de su santo Espíritu nos ofrece la posibilidad de caminar junto a Él. Pensemos esperanzados en el pequeño que tiene que venir y acudamos a su venida con el solo anhelo y riqueza de admirar su sonrisa. Una sonrisa que solo tiene un precio, y es la bondad de nuestros corazones. 
Feliz Adviento desde el corazón.

Floren de Estepa. 

sábado, 22 de noviembre de 2014

TU REINO, HABITA EN MI

TU REINO HABITA EN MÍ



Tu Reino, Señor Jesús, habita dentro de mí;
tu Reino es como un tesoro escondido dentro de un campo;
llevo en el fondo de mi ser la libertad y el amor,
la justicia y la verdad, la luz y la belleza.
Llevo dentro de mí el amor de tu Padre que me llama;
la gracia de tu amor que me salva y libera,
la amistad y comunión de tu Espíritu que me hace fuerte.
¡Tu Reino, Señor, habita dentro de mi: Gracias!

Tu Reino, Señor Jesús, está en medio de nosotros.
Tu Reino se ha hecho presente en nuestra comunidad.
Llevamos en el fondo de nuestras relaciones como hermanos,
la bondad y la ternura de tu Espíritu de amor;
llevamos el gozo y la gracia de tu presencia resucitada;
llevamos la misericordia y la compasión de tu Padre.

Tu Reino, Señor Jesús, habita en nuestra Iglesia.
Tu Reino está presente en medio de los creyentes.
Llevamos en nuestros corazones la semilla de tu Palabra;
llevamos en el fondo de nuestro ser el amor de tu Espíritu.
Cuando compartimos los bienes, tu Reino se hace fuerte.
Cuando oramos juntos, tu Reino se manifiesta.
Cuando ayudamos al necesitado, tu Reino se desvela.
Somos, Señor, en tu Iglesia fermento de tu Reino.
Somos, Señor, en tu Iglesia, sal y luz del mundo.

Tu Reino, Señor, habita en medio del mundo.
Tu Reino está presente-oculto en medio de los hombres.
Donde el amor es más fuerte que el odio, allí está tu Reino.
Donde el perdón es más fuerte que la venganza, allí está.
Donde la verdad es más fuerte que la mentira, allí está tu Reino.
Donde la libertad es más fuerte que la opresión, allí está.
Donde la justicia es más fuerte que la opresión, allí está tu Reino.
Donde la ternura es más fuerte que el desamor, allí está.

Tu Reino está presente y llena la Casa de los cielos.
Caminamos hacia tu Reino, Señor: anima nuestra marcha.
Caminamos con esperanza: alienta nuestro cansancio.
Caminamos con fe, con los ojos puestos en ti: ven a nuestro encuentro.
Caminamos unidos como un solo pueblo: buscamos el rostro del Padre.
Caminamos como peregrinos en la tierra: seremos hombres nuevos para siempre.
           
Señor Jesús, danos tomar parte ahora, 
entre los hombres, en los duros trabajos 
de tu Evangelio de libertad; 
danos la fuerza de tu amor para ser testigos 
libres y gozosos del Reino que tu Padre nos ha dado;
 un Reino para ahora y para siempre.

Contigo decimos al Padre: ¡Venga a nosotros, Padre nuestro, tu Reino!

Floren de Estepa

HUMANIZAR A LA HUMANIDAD – ¿CUANDO LAS IGLESIAS VAN A DESPERTAR?

“Vine a traer una hermosa noticia a los pobres…” (Lc 4,18-21). Palabras breves y claras, sin rodeos. Así fue como Jesús se presentó en la sinagoga de Nazaret, leyendo las palabras del profeta Isaías. El pobre no es una idea, es gente, persona concreta que sufre. Es urgente retomar el anuncio de Jesucristo, porque nos damos cuenta que esa categoría es amplia y va más allá de los datos estadísticos de la economía. Hay, efectivamente, en América Latina una nueva realidad y, en algunos países, pobreza-hambre-miseria han dado lugar a las nuevas clases con cierto poder adquisitivo. Algunos gobiernos progresistas lograron realizar avances significativos. 

Por lo tanto, la sociedad es más compleja y nuestro análisis debe alcanzar mayor profundidad. De hecho, una persona es no sólo economía y consumo; tiene aspiraciones profundas y esenciales en sí misma que se realizan a través de los elementos género, etnia, cultura. Cuando esta realización es negada se crea una multitud de nuevos pobres y excluidos, miles de millones de personas que muchos sectores de las iglesias ignoran por completo y consideran, tal vez, como simples ‘efectos secundarios’ de un proceso social.
Debemos abrir nuestros ojos y redescubrir el significado de nuestro ser cristianos como de Iglesia de los Pobres y lo que ello implica para nuestra práctica. Sin entrar en análisis específicos de diferentes modalidades de pobres, vamos a intentar enumerar las viejas y nuevas categorías de pobres/excluidos sabiendo que esa lista podría ser mucho mayor:
• Los pobres miserables: sin de ropas, hambrientos, víctimas de las especulaciones con los precios internacionales de los alimentos por parte de los bancos de inversión.
• Las víctimas de las drogas: los adictos a las drogas, sus familias y las personas que pierden la vida en el submundo del tráfico
• Las víctimas de la violencia en asaltos, venganzas, hostilidad de pandillas, acciones de exterminio y ‘limpieza social’
• Las víctimas de la discriminación: negros, indígenas, habitantes de favelas o barrios muy pobres, enfermos de SIDA.
• Los encarcelados
• Los secuestrados
• Los desaparecidos
• Muchos trabajadores en fábricas, en la pesca, la minería…
• Las minorías sexuales: gays, lesbianas, transexuales, travestis
• Las personas sin hogar que viven en la calle.
• Los torturados por dictaduras o en las prisiones y delegaciones de policía
• Mujeres, víctimas de la violencia machista asesina, hasta el femicidio
• Las víctimas del tráfico de personas con fines de explotación sexual, explotación laboral y de venta de órganos
• Los migrantes que huyen de las guerras y el cambio climático, o buscando oportunidades de vida
• Los que desaparecen a través de mares, desiertos y fronteras, persiguiendo como sueños empleo y libertad (1)
• Los exiliados por las dictaduras
• La multitud de los que viven temerosos, escondiéndose, por no tener documentos
• Las víctimas de la prostitución, mujeres, niños, niñas, adolescentes
• Las personas con discapacidad por enfermedades, accidentes de trabajo,   accidentes de tráfico
• Los que sufren padecimientos crónicos y los enfermos mentales
• Los alienados por las ideologías y religiones (fanatismos, fundamentalismos)
• Las víctimas del alcoholismo.
• Las personas sin casa y los desalojados de la tierra que habitaban
• Las personas ingenuas y sencillas, víctimas de los especuladores
• Los débiles y cansados que no soportan más el peso de la vida y las dificultades
• Los ancianos
• Los trabajadores desempleados o con empleos precarios
• Los analfabetos y los que no tienen los medios para continuar sus estudios
• Los enfermos abandonados por los sistemas de salud
• Las víctimas de ‘desastres naturales’, terremotos, tsunamis, inundaciones, huracanes
• Las vidas destruidas por la guerra, un mercado multimillonario en ascenso.
• Los trabajadores rurales sin tierra, sin agua.
Una humanidad cansada, masacrada, agonizante: por mucho menos sufrimiento, Yahveh sintió compasión al escuchar los gritos de desesperación y se puso al lado de un pueblo de esclavos. (Ex 3,7 -8) ¿Y nuestras iglesias?
¿Existen causas, o es que así tiene que ser?
Hoy en día, esas clases de pobreza no son resultado de la falta de recursos para proveer lo necesario para la vida. Los recursos naturales y tecnológicos de que disponemos hacen posible promover un cambio radical en la humanidad. Pero, la acumulación, la corrupción, el saqueo a las arcas públicas, los gastos inútiles, el lujo y derroche, el modelo consumista de desarrollo que gasta irracionalmente las energías del planeta, son estas las raíces de tantas miserias y vidas exterminadas.
La base de la producción no es determinada y orientada por las necesidades vitales de la población del planeta, sino por el mercado teniendo en cuenta el interés y el máximo beneficio del capital.
¿Y el escándalo de los paraísos fiscales? Es la moderna versión capitalista del Paraíso Terrenal, con exclusividad para algunos elegidos: es el asalto más grande desde Adán y Eva.
La crisis que ha vivido el mundo desde el año 2008 ya ha engrosado las estadísticas de los hambrientos en más de 500 millones de personas. Es el crimen global del capital financiero, del dinero que sólo produce dinero, sin producir tan solo un palito de fósforo. Un artículo de la revista Carta Capital, en Brasil, cita a James Henry, especialista en análisis de los paraísos fiscales y explica: “Una elite mundial súper rica explota las brechas existentes en las reglas internacionales de impuestos para ocultar en otros países la extraordinaria riqueza de 21 trillones de dólares, equivalentes a la suma de los PIBs de los Estados Unidos y de Japón (…) 20 trillones de dólares fueron drenados de decenas de países a jurisdicciones protegidas por el sigilo, como Suiza y las Islas Caimán”. (2)
Esta riqueza, continúa la revista citando al mismo investigador, “está protegida por una banda muy bien pagada y esforzada de facilitadores profesionales que trabajan en las industrias de los bancos privados, en abogacía, contabilidad y orientación de inversiones”. (…) “Según los cálculos de Henry, 9,8 trillones de dólares en activos pertenecen a sólo 92.000 personas, o sea el 0.001% de la población mundial. (…) Estas estimaciones revelan una falla sorprendente: la desigualdad es mucho, mucho peor de lo que muestran las estadísticas oficiales”. (3)
92.000 personas que serán juzgadas por Dios en sus responsabilidades en la creación de la miseria y la exclusión. A menos que tomen conciencia a tiempo que su riqueza se está pudriendo como el maná que algunos hebreos “muy vivos”, al cruzar el desierto, recogían y acumulaban para el día siguiente. (Ex.16, 19-20).
El término rico también incluye a personas y grupos que no necesariamente tienen grandes cantidades de bienes y dinero; comprende a muchos profesionales, comunicadores, intelectuales… que venden su inteligencia y capacidades a la ‘bestia fiera’ del sistema dominante para crear y mantener estructuras de opresión y exclusión. (Ap. 13 y 14, 9-11).
En toda esta historia muere gente, mueren millones de personas; los pobres y excluidos mueren abandonados, hambrientos, en condiciones inhumanas, sin poder realizarse como mujeres y hombres libres, hijas e hijos de Dios. Miles de millones de vidas humanas lanzadas fuera de la existencia como si fueran escoria y basura desechable. Y brota una pregunta: ¿”Puede un cristiano, un ser humano tener cuentas en paraísos fiscales; puede ser propietario o Gerente de Banco, fabricar y comercializar armas y diamantes? ¿Puede disfrutar de lujo en sus ceremonias y casas, etc.?”.
Conversión al pobre/Cristo y a la Economía
¿Por qué nuestras iglesias no se declaran ‘estado de calamidad pública’ en sus instituciones y sus actividades ante la emergencia que vive el mundo? La Caridad de los Cristianos (ser para servir) en las relaciones personales y en las cuestiones sociales y políticas debe estar presente y ocupar más nuestras estructuras, nuestro tiempo y nuestras energías. Esta es la Conversión: necesaria y urgente en TODAS las iglesias.
¿Vamos a hacer un alto en el camino? Y, en los próximos cinco/diez años, vamos a contar todos los domingos en las iglesias la parábola del rico comelón y del pobre Lázaro, identificando y llamando al comelón y al pobre Lázaro por sus nombres y funciones en nuestra sociedad actual. Para no ser monótonos, podríamos alternar esta lectura con la del capítulo 25 del Evangelio de San Mateo y las Bienaventuranzas. Y hablar bien claro sobre la condenación que espera a los ricos. Así, incluso alguno que otro puede convertirse (Lc 19, 1-10).
¿Qué comprende la conversión al rostro de Cristo hoy? También conversión al estudio de la economía: sí, convertirnos a la economía significa alcanzar capacidad (ser competentes) para entender los mecanismos de acumulación y explotación; es decir, saber reconocer a los responsables ‘anónimos’ que en reuniones de unas horas deciden sobre la muerte o por la vida de miles de millones de personas. Estos ‘anónimos’ tienen nombres; sabemos quiénes son; los indignados en las calles saben identificarlos. Y así, poder entender la perversidad y el carácter satánico del sistema que el Apocalipsis describe con tanta claridad: Está al alcance de nuestras manos. Es sólo abrir Los Libros y leer y escuchar lo que el Espíritu dice a las iglesias.
El proyecto de los pobres
Las iglesias deben despertar a esta tarea de humanización mundial. Es una auténtica ‘revolución cultural’ la que estamos necesitando en nuestras iglesias. Es lo que nos dice el documento de Aparecida: “La Iglesia es la vivienda de pueblos hermanos y casa de los pobres. (4) (…) Nuestra mayor amenaza es el pragmatismo mediocre de la vida cotidiana de la Iglesia, en la que, aparentemente, todo procede normalmente, pero en verdad la fe se va desgastando y degenerando en mezquindad”. (5)(…) La Iglesia necesita de una fuerte conmoción que le impida instalarse en la comodidad al margen de los sufrimientos de los pobres del continente” (6). La Conferencia de Aparecida y el Foro Social Mundial: Constituyen el Pentecostés del tercer milenio.
Por otro lado, hay mucho dinamismo aconteciendo: Las cuatro Jornadas Teológicas Regionales realizadas a lo largo de 2011 en América Latina y el Caribe (en Guatemala para Centroamérica; en Chile para el Cono Sur; en México para América del Norte; y en Colombia para los países andinos), todas ellas de cara al Congreso Continental de Teología celebrado en São Leopoldo, en octubre de 2012; innumerables semanas teológicas, simposios, cursos y estudios; la actividad de las CEBs y de las Pastorales Sociales; decenas de nuevas teologías que han surgido (teología de la tierra, de la mujer, del trabajo, del negro, la teología indígena, maya, garífuna…), muestran que el Espíritu de Dios habla fuerte al alma de este Continente y que siempre hay gente que hace de su fe y espiritualidad una luz para encarnar y construir el Reino, el gran propósito de Jesucristo.
La historia reciente de América Latina demuestra que los cristianos tenemos capacidad para hacer acontecer este milagro, porque creamos nuevos tiempos en nuestros países colaborando con miles de grupos y movimientos sociales. Incluso tenemos la ‘parresia’ (el valor, el coraje de los apóstoles de anunciar el mensaje) de afirmar que nos convertimos en referencia a otras experiencias en el mundo.
Muy bien escribió la teóloga colombiana Consuelo Vélez (7): “Poco a poco nuestro continente latinoamericano se ha ido posicionando como un interlocutor válido frente a los países del primer mundo y ha fortalecido su identidad cultural y religiosa, dejando de sentirse receptor de todo lo que venga de afuera para ofrecer sus propias riquezas. En el campo teológico esto ha sido claro en la llamada teología latinoamericana que partiendo del método pastoral ver-juzgar-actuar, ha producido una teología capaz de asumir la realidad de pobreza y exclusión que ha marcado tanto la vida del continente y ha ido más allá, asumiendo los nuevos desafíos que se perciben, tales como la cuestión ecológica, la indígena, la realidad de la mujer, la afroamericana, el pluralismo cultural y religioso, etc.”
No vamos a renunciar a la posibilidad de revelar a las iglesias y al mundo lo que el Espíritu hizo surgir en medio de nosotros: es el resultado de la vivencia evangélica y del sufrimiento de tantas vidas ofrecidas en la construcción de la justicia y la democracia. Hay millones de personas de buena voluntad que en nuestras iglesias, en los movimientos sociales o dentro de iniciativas y en diferentes instancias de gobierno miran con angustia y coraje este momento histórico para poner a los pobres en el centro de un proyecto de humanización.
No vamos a dejar que el interés asesino de personas y grupos económicos tome el control de las sociedades del presente y del futuro. Las múltiples crisis que estamos viviendo hoy apuntan a un cambio de época. La historia no debe volver atrás. En 50 años tendremos un mundo radicalmente diferente de lo que vivimos hoy en día, o para bien o para mal: es una tarea para las próximas décadas. Será una larga y penosa gestación porque una era no cambia por decreto o por voluntarismo de unos cuantos iluminados. Los cambios estructurales y profundos, en las iglesias y en la sociedad, solamente serán producidos y sostenidos si se da una multitud de hombres nuevos y mujeres nuevas, honestos y competentes, como protagonistas de este proceso. Comenzando por nosotros mismos.
Notas:

(1) Se estima que más de 20.000 personas murieron en el trayecto por el mar Mediterráneo, intentando llegar a Europa desde África, en los últimos 20 años.
(2) Carta Capital – Brasil, 01.08.2012, pág. 68 y 69. Artículo de Heather Steward, citando a James Henry, autor de El precio del offshore revisado, divulgación exclusiva del Observer.
(3) ibíd.
(4) Documento de Aparecida, 8.
(5) ibíd., 12.
(6) Ibíd., 362.
(7) América Latina. 16.08.12 [Congreso Continental de Teología] Acompañando nuestro caminar teológico latinoamericano. 

miércoles, 12 de noviembre de 2014

DIOS ESTÁ CON NOSOTROS

Dios está con nosotros

Recuerdo hace unos años una campaña publicitaria en autobuses urbanos, la cual decía “probablemente Dios no existe, deja de preocuparte y disfruta la vida”. No me gusto esa campaña. No, porque cuando una persona tiene una creencia o una convicción determinada y la vive desde la responsabilidad y el respeto al otro, no necesitamos que nadie venga a abrirnos los ojos hacia otra realidad distinta que puede no ser mejor. 

Tenemos claro que esta campaña apostaba por la laicidad en sentido de negación hacia el “Teísmo”, hacia la religión sea la que sea. Quiero aclarar que la negación de la religión en demasiadas ocasiones se ha confundido con la palabra Laico o laicidad. A veces incluso se habla de sana laicidad, bueno. La laicidad no es ni mala ni buena, si se ignora. Pero hay que tener claro que lo laico es lo relativo al pueblo, lo propio del pueblo, lo que se refiere al pueblo. 
Es por eso que en el catolicismo los laicos somos los no ordenados, el pueblo al fin y al cabo. Y yo soy laico y pertenezco al pueblo. Considero que todos los privilegios de este mundo deben ser suprimidos pues Jesús siempre quiso igualdad de oportunidades, sobre todo para las clases desfavorecidas. Y por encima de todo soy creyente y un hombre de fe. 
Puede que en muchos casos me aparte de la ortodoxia católica. Puede incluso que esté más fuera que dentro, pero creo en Dios como dador de vida, en Jesús que nos revela en su vida al Padre y en el Espíritu Santo que nos hace percibir la realidad misma de Dios. No quiero caer en la intransigencia, pero jamás consentiré que nadie me coloque en la disyuntiva de si Dios existe o no existe. 
Es imposible para un creyente dirimir esta cuestión. Quizás lo sea solamente, porque Dios no puede ser demostrable sino es desde la propia vida, viviéndolo y respirándolo. Decía Albert Camus que “juzgar si al vida vale o no la pena de ser vivida es responder a la cuestión fundamental de la filosofía”. Y si la persona es creyente y tiene su fe fundamentada, opino que siempre tiene que apostar por la vida en un sentido esperanzado si es posible. 
Y si pierde la esperanza, los que vivimos en fraternidad y comunidad debemos ser sensibles a las realidades presentes para paliar las causas del desaliento. Todas estas actitudes merecen ser vividas considerando a Dios como Padre que nos ama con ternura, desde el sentido más profundo de la palabra “abba”, papaíto (Rom 8,15). 
En demasiadas ocasiones hemos convertido a Dios en Dios cebolla cubriéndolo de multitud de obstáculos, sacralizando elementos y situaciones donde es imposible que Dios se haga presente. Y por ello, ignorando la realidad primigenia donde Dios se nos hace “Presencia” y se nos hace realidad. 
Siempre me ha llamado la atención el episodio de Ex 3,5b; “descalza tus pies, porque el lugar que pisas es suelo sagrado”, le dice Dios a Moisés. Moisés acude a la cumbre Sinaítica a resolver una duda sobre un fuego que no se apaga. El fuego que no se apaga es la propia situación interior que Moisés vive y por la cual sufre, al saber de la injusticia de sus hermanos oprimidos en Egipto. Anda el camino hacia la cumbre hacia Él mismo, y allí se encuentra con Dios. 
Es el momento de la presencia de ambos el que Dios –digamos que- hace sagrado y por el cual le invita a desprenderse del calzado, porque es en la tierra, en la vida de cada uno y en su propia realidad donde Dios se nos revela de una manera más impresionante y magnifica. La tierra, la vida, la existencia…etc; todo es Presencia de Dios si en el nos apoyamos para llevar adelante nuestra vida, nuestro proyecto y la construcción sencilla y sin demasiadas historias del Reino de Dios cuyas bases nos muestra en tantas ocasiones Jesús de Nazaret. 
Recuerdo hoy a Pedro Casaldáliga y ese largometraje sobre su vida titulado “Descalzo sobre la tierra roja”. Allí tuvo Pedro su misión y allí la tiene. Le pudo costar la vida pero le costó mucho más, la vida de los suyos y de quienes por su sufrimiento se hicieron suyos. Es cierto que no somos Pedro, pero tenemos una tierra con unas personas conocidas o no y unas causas por las que luchar. 
El evangelio siempre nos anima a tomar el arado, el rumbo con determinación y hacerlo descalzo si es posible. Descalzo por muchos motivos. En primer lugar por sentido del desprendimiento, en segundo lugar quizás porque descalzo no se duerme uno y consigue atemperar la cabeza y actuar con responsabilidad. Descalzos para como Moisés, ser conscientes de que es en ese momento inesperado donde Dios se revela, como fuego que no se apaga. Y nos invita a vivir la vida desde “Su” propia vida y/o existencia. 

Creo en Dios porque creo en la vida. Una vida a la que nací hace treinta y siete años tal día como hoy. Dios se bendiga así mismo por la oportunidad que me dio y a mis padres por amarse hasta el extremo y traer otra vida al mundo. Permita la vida que todas las ocasiones de mi vida sean ocasiones de Presencia ante Dios. Que al estar con las personas –con la gente- aprenda a estar con Dios, su Hijo y su Espíritu, pues cada humano es Templo del Espíritu. 
El Señor ilumine a todos aquellos que tenemos la osadía de ponernos en su Presencia.
El Señor nos ilumine para saber "Ser Presencia" entre los hermanos. Con Clara de Asís proclamo. “¡¡Gracias Señor, porque me creaste!!”. Paz y bien.

viernes, 7 de noviembre de 2014

¿RENUNCIAR A LA ESTRUCTURA?

“Destruid este templo y en tres días lo edificaré” (Jn 2,19b)


Reconozco la sorpresa que supuso para mí, el saber hace unas semanas que Tenzin Gyatso, el XIV Dalai Lama, manifestaba “que a su muerte podría no reencarnarse y no tener un sucesor, lo que pondría fin a una tradición de casi cinco siglos” (elpais.com). Sin lugar a dudas me causo impresión no solo la afirmación en sí, que liquida por sí misma una institución histórica como tal, sino que admiré el profundo sentido del desprendimiento que atesora este líder espiritual. 

Desde mi condición cristiana he reflexionado mucho sobre la trasposición que supondría esta misma noticia en el catolicismo. Y considero que es totalmente posible –y no tiene porque ser contraproducente-, la disolución de la institución papal y el organigrama eclesial. No lo planteo como un anhelo a alcanzar, pero si lo planteo desde el plano personal, que me lleva a ser consciente de que son muchas las ocasiones en la vida de un creyente, en que vivimos de espaldas a la institución religiosa. 
No defenderé aquí algo que tengo muy claro, y es que Jesús de Nazaret el Hijo de Dios no fundó la Iglesia Católica. Jesús como judío que era, impulso una nueva manera de relacionarse con Dios, desde el amor y la misericordia entrañable, desde la fraternidad. Disolviendo por sí mismo todos organigramas posibles que puedan interponerse entre Dios y la persona, para crear una relación limpia, personal y sin interferencias. Con una sola palabra “ABBÁ” –Padre- (Rm 8,15), Jesús nos enseña la plenitud de un Dios humanizado. 
Y a lo largo de los siglos la interpretación que la iglesia ha venido haciendo, es la de dificultar el acceso de la persona a Dios. En muchos casos por causa de una pastoral errónea de la obligatoriedad, y un ordenamiento sacramental de la vida de la persona que más bien deja claro el interés por manipular a las personas. 
Esto nos ha llevado a configurar a lo largo de los siglos una institución que aunque podamos admitir que vive una primavera en la actualidad, dista mucho de estar con los pies en el suelo si aun hay discusiones sobre la posibilidad de que comulguen los divorciados, y otras cuestiones que son aceptadas por la generalidad social y cuyo desarrollo no afecta para nada el proyecto del Reino de Dios anunciado por Jesucristo. 

"renunciar a la estructura no lleva consigo ni la renuncia de la esencia ni a la vivencia ni al Espíritu. Hay renuncias que nos pueden ayudar a renacer"

Considero que a la deriva que la Iglesia católica ha hecho del evangelio de Jesús, no ha ayudado nada la cultura que siempre ha estado al servicio de la religión mayoritaria, ni la constitución de la iglesia en un estado soberano con un jefe a la cabeza con plenos poderes sobre sus súbditos, paradójicamente todos los bautizados. 
Digamos que hemos convertido la iglesia en una institución en la cual el papa delega su autoridad por todo el mundo en la persona de sus obispos, que gobiernan sus diócesis como gobernadores civiles. “El papado, tal como ha venido a quedar organizado en la Iglesia actual, no se puede justificar o argumentar desde el Evangelio y menos aún desde el N.T. en general, en el que Pedro tiene un papel destacado como discípulo de Jesús, pero nunca como poder supremo y único en la Iglesia. A nadie debe llamarse “papa” (padre), ya que eso está prohibido en el Evangelio (Mt 23,9)” (José María Castillo-Teólogo).
Podemos estar de acuerdo en que haya personas que necesiten esta estructura, que les de seguridad y se sometan gustosamente a esta autoridad deslegitimada por Jesús de Nazaret (Mt 20,25-28); pero igualmente debe reconocerse siempre que de la misma manera que es posible la salvación sin estar bautizado, es posible ser cristiano, ser comunidad y ser seguidor de Jesús, planteándose exclusivamente la observancia y puesta en práctica del evangelio dentro de la comunidad humana y cercana en la cual cada persona vive. 
Planteo esta cuestión no por un sentido apologético sino practico, ya que considero que la mayoría de los católicos se consideran a sí mismos personas que solo acuden a la iglesia para cuestiones cultuales (religión-cultura). Son muchas las personas que viven, el que yo denomino Evangelio de la vida. 
Ese evangelio anunciado y vivido por Jesús de Nazaret, en el cual la acción tiene mucha más significancia que la estructura. Observemos por un momento a Jesús con la Samaritana. “Jesús le contestó: -créeme mujer, llegará el día en que no adoraréis al Padre ni en este monte ni en Jerusalén. […] Llegará la hora, es más ha llegado, en que adoraréis al Padre en Espíritu y en verdad” (Jn 4, 21-24). 
Y por medio de la verdad y “su” mismo Espíritu, Jesús nos emplaza en la vida de cada uno. Deslegitimando como morada del Padre no solo aquel templo destruido en la cumbre del monte Garizín en Samaría, sino al mismo templo de Jerusalén con toda su riqueza y su poder material y político. Pues son edificios que aunque alberguen la Torá, las Escrituras, la misma Eucaristía y la autoridad jerárquica; no tienen sentido, son inoperantes y están vacíos si todos estos elementos sagrados y organizativos no mueven al sujeto y a la comunidad a una determinada forma de vivir. 
Estas palabras son aun hoy de actualidad. Siempre he dicho que tener fe no es sinónimo de buena persona, porque puedes ser un fanático. De la misma manera el ir a la Iglesia no siempre significa un encuentro con Dios ni siquiera con la comunidad. Puede que vayas a misa el sábado porque así haces tiempo para luego pasear con las amigas, o puedes ir a un acto religioso al que te prestas con carácter protocolario. O puedes asistir a misa y vivirla en plenitud.
Todo es posible. Pero también es posible seguir y celebrar y vivir a Jesús sin la tutela eclesiástica, porque esta misma institución no puede garantizar por sí misma la acción de Dios sobre nadie, si el sujeto no está en disposición de actuar. ¿Qué mejor templo queremos para el Señor que nosotros mismos? “En el momento de su último suspiro, el desgarrón del velo del templo muestra que el santuario pierde su carácter sagrado perdiendo su función de presencia divina” (Mt 27,51) (León-Dufour). 
No así en el caso de las personas que crean en Jesús. ¿Qué nos hace falta para amar, salvo un corazón entregado? ¿Qué necesitaremos para ser las manos de Jesús en el mundo, sino unas manos dispuestas a reconocer la dignidad del otro? ¿Dónde acudiremos para estar con Jesús, sino es con aquellos que necesitan de aliento y esperanza? ¿Dónde reconoceremos al Espíritu, sino es en la fuerza esperanzadora que nos anima cada día a vivir y seguir las huellas del resucitado? Nada necesitamos si Dios está con nosotros (Rm 8,31), pues solo una cosa merece la pena. 
No nos calentemos la cabeza con lo que ha dicho tal o cual personaje sobre mi vida o mis circunstancias. ¿Qué quiere Jesús de Nazaret para mi? En primer lugar que resucite junto a él a esta misma vida, renovado y rejuvenecido; para ser en el mundo y entre los míos fermento y luz. Así se construye comunidad, así se hace la “Koinonía” (comunión). 
Ojalá construyamos una Iglesia de cimientos humanos y no pétreos. Ojalá hagamos Iglesia circular donde brillemos todos y no el presbítero por encima de todos. Ojalá tengamos una Iglesia de la alegría, la espontaneidad y la apertura, y no una Iglesia oscura de densos ritos y programaciones pastorales sin efectos prácticos. ¡¡Ojalá!! Pues renunciar a la estructura no lleva consigo ni la renuncia de la esencia ni a la vivencia. Hay renuncias que nos pueden ayudar a renacer. Paz y bien.     

Floren Salvador. Diplomado superior en Teología.

jueves, 6 de noviembre de 2014

SAN FLORENCIO OBISPO Y ERMITAÑO

San Florencio, Obispo y Ermitaño
. 7 de Noviembre.

Nació Florencio en Escocia siendo de noble cuna. En su juventud abandona los placeres del mundo, abraza una vida de humildad y de pobreza, y emprende una larga peregrinación acompañado de tres santos varones, Arbogasto, Teodato é Hildulfo, con los que llegó a Francia. Dagoberto, su rey, lo recibió como un don del cielo, y nombró a Argobasto, obispo de Strasburgo. Teodato é Hildulfo lo acompañaron. Florencio se despidió de ellos y se retiro a una selva llamada Asle en el monte Vozago.

Se consagro allí a una vida eremita, de oración y penitencia, labrando la tierra con sus propias manos. Venían las reses y las fieras del monte a destruir las legumbres cultivadas. Pero el santo solitario Florencio, les mando en nombre de Dios que se detuviesen a su puerta sin hacerles destrozos en el trabajo de sus manos.
Obedecieron los animales. Dagoberto se hallaba en su palacio de Kirchesmense cerca de aquel bosque para una gran cacería. Salieron muy de mañana los cazadores con sus traíllas de perros, y en vano dieron vuelta por los montes y selvas cercanas  para encontrar caza. Llegaron fatigados al albergue de Florencio, donde vieron muchísimos ciervos y reses paradas a su puerta y cual si un poderoso encanto los sujetase. Llamaron a Florencio desconociendo su santidad, y creyéndolo un hechicero lo maltrataron y fueron a dar con él a dar parte al rey.

Apenas habían andado un pequeño trozo del camino, al llegar a una laguna por donde debían de pasar, se pararon de repente los caballos, quedando insensibles a las espuelas con que en vano los estimulaban a andar. Reconocieron su error, volvieron atrás, pidieron perdón al santo solitario Florencio, recibieron su bendición y los caballos no volvieron a  pararse más.

Informado el rey Dagoberto de este prodigio, mando buscar a Florencio con un rico sequito de acompañamiento. Florencio rehúsa humildemente el acompañamiento fastuoso en honor de su humildad y de dirige a pié a visitar al rey. Al llegar a palacio, una hija del rey Dagoberto ciega y muda de nacimiento, recobró de repente la vista y el habla, llamando a Florencio por su nombre, el que todos ignoraban. Asombrado el rey por tan gran milagro, hizo al santo donación de aquella selva y de las villas y aldeas inmediatas para que levantase, con la suntuosidad y magnificencia propia de un rey, en el sitio donde tenía su retiro, un monasterio que aun hoy se conserva y se llama el monasterio de Asle.

Al morir Arbogaste, obligó el rey Dagoberto a Florencio a que fuese sucesor de su santo amigo . doce años goberno pastoralmente San Florencio la iglesia de Strasburgo, retirándose muchas veces a su monasterio de Asle donde después de su muerte en el año 675, fue colocado su cuerpo, en el mismo lugar en que se había fabricado él mismo su primera habitación como eremita, ilustrando el Señor su sepulcro con numerosos milagros.

(Novísimo año cristiano, Don Ramón Muñoz y Andrade. Tomo Noviembre, año de 1855)

lunes, 3 de noviembre de 2014

¡HABLEN, POR FAVOR, SEÑORES OBISPOS!

¡HABLEN, POR FAVOR, SEÑORES OBISPOS!
JUAN ZAPATERO BALLESTEROS, sacerdote, joanzapatero@gmail.com
SANT FELIU DE LLOBREGAT (BARCELONA).

ECLESALIA, 03/11/14.- Está tan reciente, que si se tratase de una obra manual podría deshacerse todavía en las manos. Me estoy refiriendo a la corrupción política que estos días (finales de octubre) está acaparando todo tipo de medios. Como ciudadano me siento igualmente de indignado que lo están yo diría que todas las personas que formamos este país. Pero también lo estoy, o quizás de manera especial, no lo sé muy bien, como persona que intenta seguir a Jesús (soy muy amante de esta expresión); pero si alguien quiere que sea más explícito, no tengo ningún inconveniente en decir que lo estoy como católico que lo soy o que por lo menos me siento. 

Es precisamente desde esta segunda perspectiva que me gustaría decir alguna cosa, porque encuentro a faltar ciertas actitudes que hacen subir todavía más mi indignación. Veo que la Iglesia, me refiero muy especialmente a la jerarquía, a quien le falta tiempo para salir al paso a la hora de dar normativas a sus fieles, manifiesta una celeridad inusitada, a la vez que levanta la voz todo lo que puede en según qué circunstancias y en lo relacionado a según qué temas y, en cambio, calla o “hace mutis por el foro” en según qué otros. Pienso que no hace falta decir en cuáles, pero, ya puestos, podríamos hablar entre otros del aborto, de los homosexuales, de los divorciados vueltos a casar a quien, por cierto, se les niega la comunión, etc.
Algunos representantes de dicha jerarquía ponen el grito en el cielo llegando a pronunciar exabruptos cuando creen que algunas de estas cuestiones son transgredidas por parte de los gobernantes de turno. Baste recordar todo lo que llegó a decir el obispo de Alcalá de Henares, Monseñor Reig Pla, cuando el gobierno de Rajoy echó para atrás el proyecto de ley relativa al aborto, favorable a los principios de la Iglesia, que había presentado el anterior ministro de justicia, Sr. Gallardón. Parece ser que lo que estaba en juego era la vida o lo que es lo mismo el Quinto Mandamiento de la Ley de Dios, lo cual no dejaba el más mínimo resquicio a la hora de infringir la condena en toda su dureza.
¿Dónde está el Séptimo Mandamiento? ¿Que acaso es de condición inferior al Quinto o al Sexto en cuanto a las relaciones humanas se refiere con todas las facetas a través de las cuales puede manifestarse, como por ejemplo el matrimonio fracasado y vuelto a rehacer o las uniones homosexuales, entre otros? ¿Por qué a estos se les dice que no pueden participar de pleno en la Eucaristía concretamente y, en cambio, reina el silencio más absoluto respecto a otras personas que roban y estafan, tanto sean descubiertas o no?
Señores representantes de la Iglesia simplemente les pediría dos cosas: en primer lugar hablar, pues el silencio a sabiendas es totalmente cómplice. En segundo lugar decir las cosas tal y como son, sin emplear embudos ni rodeos; nadie les pide que digan nombres, en caso que los supieran, porque pienso que no están acreditados para ello. Sino sencillamente decir que robar es un pecado tan fuerte y tan grave como cualquier otro que pueda hacer daño al prójimo.
No se escuden diciendo que ya lo hace Cáritas con toda la crudeza que es capaz de hacer desde sus palabras y desde sus hechos. Por cierto, aprovecho para decir que vayan desde aquí hacia ella todas mis gracias. Pero sean ustedes quienes den la cara y recuerden a quienes olvidan o postergan el Séptimo Mandamiento que ya desde tiempos bien antiguos, el pueblo de Israel en concreto, robar a los pobres constituía una de las ofensas más duras contra Yahavé y, por tanto, era uno de aquellos pecados que clamaban al cielo con todo lo que esta expresión encerraba en sí misma. 

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

sábado, 1 de noviembre de 2014

SEPAMOS DESCIFRAR LA SANTIDAD ENTRE NOSOTROS... Y SIGÁMOSLA

Es de sobra conocido la deslocalización que tenemos con la solemnidad de Todos los Santos. Es un día en que dedicamos a los difuntos -cuyo día litúrgico es mañana-, aun cuando es una fiesta que debe celebrarse desde la resurrección y la gratitud por tantos y tantos testimonios de personas buenas que fueron dignos de la santidad.
Desde luego, todos pensamos que nuestros difuntos fueron buenissimos y hacemos bien. La vida tiene sus luces y sus sombras, y soy hombre de confiar en que Dios al final de nuestros días, ilumina nuestras sombras con la luz de su misericordia.
De todas formas hoy pensaba yo, en la necesidad que tenemos de descifrar la santidad en el mundo y entre nosotros.
Sí. El cielo está lleno de santos, pero la mayoría de ellos no son canónicos. No son santos porque un papa de Roma dijera que son santos. Son santos porque amaron, fueron buenas personas fundamentalmente y porque fueron testigos de Jesús de Nazaret en el mundo sencillo, callado y silente en el que muchos vivieron.
Y me atrevo a decir que hoy día, la santidad camina por las calles de nuestras ciudades y pueblos.
Es una actitud que puede percibirse en personas sencillas y corrientes, buenas y HUMANAS. Personas que son amorosas y sensibles, equilibradas, sinceras y fieles a la verdad cueste lo que les cueste. Son personas fundamentalmente sensibles, respetuosas y como Jesús de Nazaret, conceden a cada persona su sitio reconociendole su dignidad.
Digamos que si de algo huyen es de reconocimientos concretos, pues su vida son su gente.
Hoy le pido al Señor que nos conceda reconocer a estas personas para darle gracias por ellas, y para poder mirarles de frente y seguir sus ejemplos y testimonios de vida.
Buenas noches.