CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

martes, 31 de enero de 2012

¿QUE HACE LA IGLESIA CATÓLICA ESPAÑOLA CON 160.000.000€?

Desde luego, no es por crear una polémica ni acelerar las ya existentes; es que los datos son escandalosos. Venga este dinero de donde venga, ¿que hace la iglesia con tanto dinero, como lo administra? ¿Porqué el gobierno además de estos pagos, la mantiene exenta de sus tributos al estado? (B.O.E.315, Sección 1-146615 del 31-12-2011)


La cantinela de las obras de caridad ya no se la creen ni ellos, pues el 70% del presupuesto general que maneja la iglesia, lo gasta en el mantenimiento de su propio organigrama y curias diocesanas.




¿Que estamos haciendo con nuestro dinero?
¿Acaso no debieran de paralizarse obras y proyectos en pueblos y ciudades, para apostar efectivamente por una contundente solidaridad?


Me inquieta todo esto. Me inquieta porque la Iglesia esta empezando a darse cuenta de que a los ciudadanos -seamos iglesia o no-, cada vez nos cuesta mas trabajo rascarnos el bolsillo, en cosas y proyectos en los que al menos no se aprecia una meridiana claridad.


¿Se verá la iglesia ahogada económicamente?
Si esto llegara a suceder, espero al menos que los obispos se consuelen con que nos quede el Evangelio, como autentica realidad de nuestra vida.
Atentos.


http://www.elplural.com/2012/01/30/rajoy-pide-a-los-espanoles-que-paguen-los-ajustes-de-la-crisis-mientras-adelanta-a-la-iglesia-13-millones-de-euros-mensuales/



domingo, 29 de enero de 2012

EL ES, NUESTRA LIBERACIÓN


                                               Dime, Dios mío, qué eres para mí.
                                               Di a mis entrañas: yo soy tu liberación.
                                               Díselo de modo que lo oigan.
                                               Los oídos de mi corazón delante de Ti.
                                               Ábremelos y dime: Yo, tu liberación.
                                               ¡Correr tras esa voz y darle alcance!
                                               Quiero correr, de tras de tu voz.
                                               No me cierres tu boca, no te calles.
                                               Dime otra vez: Yo soy tu liberación.

UNA CUSTODIA CURIOSA

jueves, 26 de enero de 2012

PERLAS DE PAGOLA PARA EL FINDE - CURADOR

CURADOR
4 Tiempo ordinario (B) Marcos 1, 21-28
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

ECLESALIA, Según Marcos, la primera actuación pública de Jesús fue la curación de un hombre poseído por un espíritu maligno en la sinagoga de Cafarnaún. Es una escena sobrecogedora, narrada para que, desde el comienzo, los lectores descubran la fuerza curadora y liberadora de Jesús.
Es sábado y el pueblo se encuentra reunido en la sinagoga para escuchar el comentario de la Ley explicado por los escribas. Por primera vez Jesús va a proclamar la Buena Noticia de Dios precisamente en el lugar donde se enseña oficialmente al pueblo las tradiciones religiosas de Israel.
La gente queda sorprendida al escucharle. Tienen la impresión de que hasta ahora han estado escuchando noticias viejas, dichas sin autoridad. Jesús es diferente. No repite lo que ha oído a otros. Habla con autoridad. Anuncia con libertad y sin miedos a un Dios Bueno.
De pronto un hombre «se pone a gritar: ¿Has venido a acabar con nosotros?». Al escuchar el mensaje de Jesús, se ha sentido amenazado. Su mundo religioso se le derrumba. Se nos dice que está poseído por un «espíritu inmundo», hostil a Dios. ¿Qué fuerzas extrañas le impiden seguir escuchando a Jesús? ¿Qué experiencias dañosas y perversas le bloquean el camino hacia el Dios Bueno que él anuncia?
Jesús no se acobarda. Ve al pobre hombre oprimido por el mal, y grita: «Cállate y sal de él». Ordena que se callen esas voces malignas que no le dejan encontrarse con Dios ni consigo mismo. Que recupere el silencio que sana lo más profundo del ser humano.
El narrador describe la curación de manera dramática. En un último esfuerzo por destruirlo, el espíritu «lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió». Jesús ha logrado liberar al hombre de su violencia interior. Ha puesto fin a las tinieblas y al miedo a Dios. En adelante podrá escuchar la Buena Noticia de Jesús.
No pocas personas viven en su interior de imágenes falsas de Dios que les hacen vivir sin dignidad y sin verdad. Lo sienten, no como una presencia amistosa que invita a vivir de manera creativa, sino como una sombra amenazadora que controla su existencia. Jesús siempre empieza a curar liberando de un Dios opresor.
Sus palabras despiertan la confianza y hacen desaparecer los miedos. Sus parábolas atraen hacia el amor a Dios, no hacia el sometimiento ciego a la ley. Su presencia hace crecer la libertad, no las servidumbres; suscita el amor a la vida, no el resentimiento. Jesús cura porque enseña a vivir sólo de la bondad, el perdón y el amor que no excluye a nadie. Sana porque libera del poder de las cosas, del autoengaño y de la egolatría. 

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia). 



miércoles, 25 de enero de 2012

NUESTRA PLAYA ERES TU

La amiga de Facebook Isabel Estevez, nos propone hoy entre otras cosas esta canción, B.S.O. de la película Maktub.
El mensaje, no es que sea para llorar, es que he llorado, pues es imposible no hacerlo, cuando pones el corazón en el mensaje y en la motivación.
¡¡TIENE QUE SER POSIBLE LA ESPERANZA, AUNQUE PROVENGA DEL MÁS ALLÁ!!
Hoy pongo mi alma junto a Dios, y le pido que cada latir de mi corazón, sea oración sensible por todos aquellos y aquellas que luchan por la vida. 
¡¡Animo a todos!! No estais solos. ¡¡ Sergio, Susi, ánimo de corazón !!



¿REZAR POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS? - JOSÉ ARREGUI

Un interesante artículo publicado en Redes Cristianas y que  seguro generará diversidad de opiniones:
Del 18 al 25 de enero, desde hace varias décadas, muchos cristianos -católicos más que nada- celebran la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Fue una iniciativa privada que Roma hizo suya y promovió poco después del Concilio Vaticano II, en el año 1968. Primero se rezaba por los cismáticos, luego por los “hermanos separados”. Muchos rezan hoy simplemente para que todos los cristianos recuperen la unidad perdida.
Conozco de cerca el espíritu de tolerancia y la bondad de corazón con que muchas católicas y católicos rezan por la unidad. Admiro su actitud, pero no comparto su perspectiva. Rezan a Dios como se pide un favor a un amigo o a un jefe, pero en ese dios no se puede creer. Y rezan por la unidad de los cristianos, como otros (ilustres obispos inclusive) rezan por la unidad de la Patria, pero en esa unidad tampoco se puede creer.
¿Qué queda entonces? Quedan la buena voluntad y el fervor de la oración, y no es poco. Pero la buena voluntad no basta, y el fervor puede servir también para lo peor, y entonces se llama fanatismo. Debe desaparecer esa imagen de un dios soberano a quien nuestra oración tal vez logrará cambiar o conmover. Debe desaparecer esa dejación de la propia responsabilidad en manos de una voluntad divina voluble y arbitraria.
Y debe desaparecer, en la cuestión que nos ocupa, esa idea de unidad de los cristianos concebida como unidad de la patria o del partido. Habría que sustituir esta semana por otra: por ejemplo, por una Semana del pluralismo cristiano y de todas las iglesias. Por una semana dedicada a conocer, respetar y estimar mejor a las otras iglesias y a tantas y tantos cristianos, cada vez más numerosos, que siguen a Jesús fuera de todo aparato de toda iglesia.
¿O piensa alguien que a Jesús se le pasó por la cabeza alguna vez que debía haber “un solo rebaño y un solo pastor”, por mucho que el evangelista Juan ponga esas palabras en su boca? Jesús nunca se propuso formar ni una ni muchas iglesias. Simplemente quiso anunciar y adelantar un tiempo nuevo, que trastocaba el mundo en todos los órdenes: que los últimos sea los primeros, que los ricos compartan sus bienes, que los pobres dejen de serlo, que todos los afligidos sean consolados. Jesús no quiso más iglesia ni religión que ésa. Todas las creencias y normas, todas las iglesias, vinieron luego, y solo podrán curar y liberar si son tolerantes y plurales.
¿Piensa alguien que entre los primeros cristianos -que al principio ni siquiera se llamaban así- había menos diferencias que las que pueda haber hoy entre las diferentes iglesias o, dentro de la propia iglesia católica, entre el Opus y las comunidades de base?Consta que, en las primeras décadas después de la muerte de Jesús, entendían esta muerte de maneras muy distintas; muchos no la entendían como muerte expiatoria, y nadie les condenaba por ello, aunque es seguro que hoy serían condenados.
Y consta que hubo fuertes tensiones entre quienes hacían vida de carismáticos itinerante, al estilo de Jesús, y las comunidades establecidas, más o menos organizadas. Comparad el Evangelio de Juan con el Evangelio de Marcos: si suprimís de esos evangelios los nombres propios “Jesús de Nazaret” o “María de Magdala”, y se los dais a leer a alguien que no los conoce, lo más probable es que no piense que narran la misma historia. Pero no, no suprimáis, por favor, los nombres “Jesús de Nazaret” y “María de Magdala”. Dejadlos como están, con todas sus diferencias.
¿Piensa alguien que había menos diferencias teológicas y disciplinares entre Santiago y Pablo, o entre Pablo y Pedro, o entre Juan y Pedro, o entre Pedro y María de Magdala y sus respectivas iglesias (sí, también hubo iglesias de María de Magdala, aunque no las dejaron seguir) que, por ejemplo, entre una iglesia bautista y la Iglesia católica romana de hoy?
Algunos cristianos se sentirían confundidos y muchos aliviados, si conocieran cuán distintas y divergentes maneras coexistieron, en los orígenes del cristianismo, de mirar a Jesús, de comprender su “divinidad”, de organizar la comunidad, de celebrar la “eucaristía”, de acoger el perdón. O si supieran que al principio no había sacerdotes, ni sacramentos administrados únicamente por el clero, aunque no por eso dejaban de celebrar la vida.
Todo eso es hoy muy conocido, y debieran saberlo todos aquellos que añoran y predican la unidad de un estrecho redil rodeado de muros.
Esa unidad no es posible, y además es indeseable. El Misterio Viviente de la Vida nos ha hecho diferentes. No hay dos pájaros, ni dos árboles, ni dos hojas iguales. Ni dos nubes, ni dos gotas de agua. Ni dos estrellas en el cielo, ni dos granitos de arena en la tierra. Y pienso que ni dos átomos de oxígeno son exactamente idénticos.
¿Cómo quieren encerrar en una forma única el Espíritu que sopla donde quiere y da respiro a todos los vivientes? ¿Acaso no conocen ni admiran la inagotable profusión de la vida siempre nueva, siempre distinta, siempre otra? Cuidemos la santa ecología de la Vida.
El libro del Génesis nos relata de forma genial el mito de Babel. Los hombres quisieron construir una torre tan alta que llegara hasta el cielo, para conquistar a Dios. Y la lengua única era su fuerza de conquista. Pero se equivocaban de Dios, pues Dios no mora en lo alto, sino en lo más bajo, y se derrama como agua, y no necesita ser conquistado. Y acabaron confundidos por su lengua única, por su voluntad de conquista.
En los Hechos de los Apóstoles, por el contrario, se nos cuenta el mito del anti-Babel. Todos hablaban lenguas distintas, pero todos se entendían porque nadie quería imponer su lengua a los demás. Eso es Pentecostés.
Todas las religiones, iglesias y corrientes son como lenguas distintas. El Espíritu habla en todas, pero ninguna lo puede atrapar. Y todas se entienden solamente cuando ninguna quiere excluir a las demás. Todas las lenguas quieren decir lo mismo: el mundo, la vida, el misterio. Pero ninguna en particular ni todas juntas lo dicen del todo.
Cuantas más lenguas digan el Misterio, mejor lo conoceremos como Indecible. Y, llenos de respeto, nos reconoceremos los unos a los otros como testigos y sacramentos del Inefable. Cuanto más nos empeñemos en sustituir las diversas lenguas por un esperanto o en imponer a todos la lengua del imperio, tanto más confundidos y perdidos acabaremos, como en Babel, como en un salón cerrado de espejos, sin misterio ni amistad.
Cuidemos la ecología del Espíritu, la ecología de las lenguas, de las religiones y de las iglesias en su santa diversidad. No estaremos más unidos cuanto más iguales seamos, sino cuanto más nos respetemos y dialoguemos siendo diferentes. Para estar unidos, los cristianos no necesitamos ser más iguales de lo que ya somos, sino que nos toleremos los unos a los otros y nos preguntemos: ¿cómo podremos practicar mejor hoy, con todas nuestras diferencias, la única religión de Jesús?

martes, 24 de enero de 2012

Jorge Drexler - Todo se transforma (video clip)

ORA ET LABORA, POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS

"Todos seremos transformados
por la victoria de nuestro Señor Jesucristo"
(1Cor 15, 51-58)

Estamos casi para acabar la semana de la oración por la unidad de los cristianos. El mensaje en el que se resume la centralidad de la convocatoria en 2012, es el texto inicial de corintios. "Seremos transformados", nos dice Pablo, el apóstol de las gentes. Lo que no tengo claro es, como interpretan nuestros jerarcas, la victoria de Jesucristo, pues son ellos los que estructuran esta fiesta de la unidad de los cristianos, bajo el criterio que les asiste comúnmente.

¿Cual será la victoria de Jesucristo? ¿Como la interpretamos unos y otros?
¿Acaso la victoria de Jesucristo es la victoria del ser humano, desde el reconocimiento de su dignidad propia, hasta la concesión de cualquier derecho que el sujeto pueda atribuirse, sin prejuicio para la comunidad humana y colectiva?

Oh, ¿Acaso la victoria de Jesucristo, es que los miembros de la iglesia hagamos y caminemos por los senderos que nos marcan aquellos que se identifican como nuestros pastores -obispos-, y que lo son sin que a nadie nos preguntaran sobre nuestra idoneidad para con ellos?
Es un tema, que como todo en la vida es según se mire.

Pero, no veo que nuestros pastores trabajen autenticamente por la unidad de los cristianos. Le interesa al papa que los anglicanos se pasen al catolicismo, y sentar las bases para un buen diálogo entre nuestra iglesia y los hermanos ortodoxos, pero ¿donde dejamos la unidad entre nosotros mismos y todos aquellos y aquellas que creen en Jesús el de Nazaret?

Declaraciones de ayer y antes de ayer de obispos españoles, nos dejan entre ver que siguen empecinados en denostar todo aquello que no se adapta al modo de vivir la vida que tienen ellos. ¿Donde dejamos el sentido en ese caso, de la semana de la unidad de los cristianos?

Los obispos nombrados, atacan de nuevo la vivencia de la sexualidad homosexual, como inmoral y desordenada. Justifican el no acceso de la mujer al sacerdocio, porque según ellos cada cual tiene su cometido en la vida. Ellos no pueden parir, argumenta el obispo de Tarragona.

Un poco de ordago, pienso yo.
Teniendo en cuenta que no se puede seguir a Jesús, dejando atrás algo tan esencial como la sexualidad para la persona, ¿como es posible que los obispos nos convoquen a orar por esta unidad, cuando ellos hacen bien poco porque esta máxima de la comunión entre los que creemos en Jesús se lleve a cabo?

No se puede esperar unidad, cuando no se respeta del todo cada dimensión vital del ser humano.
No se puede esperar unidad, cuando se les marca el camino a las personas con apolillados pretextos de autoridad apostólica.
No se puede dar con una mano el cuerpo de cristo, y abofetear con la otra.
No es posible... ¡¡NO!!

Por ello, hoy pido al Señor, para que antes que estar de acuerdo en la vivencia concreta y religiosa de cada uno, antes de estar ni siquiera unidos religiosa o espiritualmente, estemos unidos en la causa común, que fue la causa de Dios desde Jesucristo, la HUMANIDAD DEL HOMBRE.

EN EXODO
La vida sobre ruedas o a caballo,
yendo y viniendo de misión cumplida,
árbol entre los árboles me callo
y oigo como se acerca Tú Venida.
Cuanto menos Te encuentro, más Te hallo,
libres los dos de nombre y de medida.
Dueño del miedo que Te doy vasallo,
vivo de la esperanza de Tú vida.
Al acecho del Reino diferente,
voy amando las cosas y la gente,
ciudadano de todo y extranjero.
Y me llama Tu paz como un abismo
mientras cruzo las sombras, guerrillero
del Mundo, de la Iglesia y de mí mismo.
(Pedro Casaldáliga)


viernes, 20 de enero de 2012

PERLAS DE PAGOLA PARA EL FINDE - OTRO MUNDO ES POSIBLE

OTRO MUNDO ES POSIBLE
3 Tiempo ordinario Marcos 1, 14-20
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).
ECLESALIANo sabemos con certeza cómo reaccionaron los discípulos del Bautista cuando Herodes Antipas lo encarceló en la fortaleza de Maqueronte. Conocemos la reacción de Jesús. No se ocultó en el desierto. Tampoco se refugió entre sus familiares de Nazaret. Comenzó a recorrer las aldeas de Galilea predicando un mensaje original y sorprendente.
El evangelista Marcos lo resume diciendo que «marchó a Galilea proclamando la Buena Noticia de Dios». Jesús no repite la predicación del Bautista, ni habla de su bautismo en el Jordán. Anuncia a Dios como algo nuevo y bueno. Este es su mensaje.
«Se ha cumplido el plazo». El tiempo de espera que se vive en Israel ha acabado. Ha terminado también el tiempo del Bautista. Con Jesús comienza una era nueva. Dios no quiere dejarnos solos ante nuestros problemas, sufrimientos y desafíos. Quiere construir junto con nosotros un mundo más humano.
«Está cerca el reino de Dios». Con una audacia desconocida, Jesús sorprende a todos anunciando algo que ningún profeta se había atrevido a declarar: “Ya está aquí Dios, con su fuerza creadora de justicia, tratando de reinar entre nosotros”. Jesús experimenta a Dios como una Presencia buena y amistosa que está buscando abrirse camino entre nosotros para humanizar nuestra vida.
Por eso, toda la vida de Jesús es una llamada a la esperanza. Hay alternativa. No es verdad que la historia tenga que discurrir por los caminos de injusticia que le trazan los poderosos de la tierra. Es posible un mundo más justo y fraterno. Podemos modificar la trayectoria de la historia.
«Convertíos». Ya no es posible vivir como si nada estuviera sucediendo. Dios pide a sus hijos e hijas colaboración. Por eso grita Jesús: “Cambiad de manera de pensar y de actuar”. Somos las personas las que primero hemos de cambiar. Dios no impone nada por la fuerza, pero está siempre atrayendo nuestras conciencias hacia una vida más humana.
«Creed en esta Buena Noticia». Tomadla en serio. Despertad de la indiferencia. Movilizad vuestras energías. Creed que es posible humanizar el mundo. Creed en la fuerza liberadora del Evangelio. Creed que es posible la transformación. Introducid en el mundo la confianza.
¿Qué hemos hecho de este mensaje apasionante Jesús? ¿Cómo lo hemos podido olvidar? ¿Con qué lo hemos sustituido? ¿En qué nos estamos entreteniendo si lo primero es “buscar el reino de Dios y su justicia”? ¿Cómo podemos vivir tranquilos observando que el proyecto creador de Dios de una tierra llena de paz y de justicia está siendo aniquilado por los hombres? (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

jueves, 19 de enero de 2012

TU Y EL "OTRO", SOIS UNO

EL AÑO DE LA FE - JOSÉ ARREGUI

El año de la fe

Quiero saludar este año, el 2012 de nuestro calendario solar gregoriano, cuya primera luna ya ha menguado. Ponga cada uno la cifra que corresponda en su propio calendario, sea lunar o solilunar, judío o musulmán, chino o hindú, inca o maya. Y haya empezado ya o esté aún por empezar, que nunca se sabe. Quiero saludarlo desde mi fe.
Este año, la ONU lo ha declarado Año Internacional de la Energía Sostenible para Todos y también Año Internacional del Cooperativismo. ¡Ojalá sea ambas cosas, que son la misma! Y no pase en este 2012 lo que en el 2011, que fue declarado por la misma ONU Año Internacional de los Bosques, pero siguieron cayendo los bosques y siguió faltándonos el aire, y acabó el año con una ley propuesta por el gobierno brasileño que, en caso de aprobarse, hará que se reduzca más aun la selva del Amazonas, pulmón principal de la tierra y de la vida que respira. Todos los vivientes respiran el mismo oxígeno, les mueve la misma energía, forman juntos el mismo cuerpo vivo y cooperante. El planeta entero es, sin saberlo, un organismo viviente en cooperación. Nosotros, los humanos, que nos gloriamos de saberlo, somos en este momento la gran amenaza de ese cuerpo viviente y único. ¿Seremos precisamente nosotros quienes rompamos ese misterioso tejido cooperativo de la vida? Traicionaríamos a nuestra conciencia y a toda la Tierra.
Mi fe dice: “Traicionaríamos a Dios”. Sí, sé que abuso de esta palabra sagrada: “Dios”, que tanto utilizamos en vano, que tan en vano utilizamos. Pero es mi manera de decir el Misterio supremo y más íntimo. Es mi fe. ¿Qué es la fe? Es mirar la Realidad como bella, agradecerla como buena, compadecerla como sufriente, escucharla como llamada, confesarla como promesa, acogerla como gracia. Traicionando la vida, traicionamos a Dios, pues “Dios” es esa chispa, ese calor, esa pasión, ese espíritu, esa voluntad que habita en todo, también en aquello que llamamos materia inerte. “Dios” es la llama que late en el color y el sonido, la melodía y la danza. “Dios” es la energía que sostiene y anima todo: el átomo y el árbol, la palabra y la mirada. “Dios” es el corazón de cuanto es, hecho de cooperación y cuidado, de respeto y libertad. “Dios” es la fe del creyente. “Dios” es también su empeño, incluso su lucha. El empeño del creyente brota del consuelo, su lucha emana de la paz.
El papa Benedicto XVI ha anunciado justamente que este año, allá por octubre, se abrirá en la Iglesia el “Año de la fe”. Me gusta este nombre: “Año Internacional de la Fe”. Sí, pero que sea una fe que abra, no una fe que cierre. Que sea para abrir fronteras y puertas, para abrir los corazones a la confianza que transforma, para sostener juntos la energía de la vida, para cooperar en la lucha de la paz verdadera. Todo depende, una vez más, de lo que el papa entienda cuando dice “fe”. Visto lo visto, y leída su declaración, me temo que quiera abrir el Año de la Fe para seguir cerrando puertas y erigiendo fronteras. Ya no sería el año de la fe. ¡Qué pena!
La cosa es que, en el Motu Propio que anuncia el Año de la Fe, Benedicto XVI afirma que quiere “dar un renovado impulso a la misión de la Iglesia de conducir a los hombres fuera del desierto en el que se encuentran con frecuencia”. Es decir, el desierto son los otros. En el desierto vagan sedientos todos los que no están en la Iglesia, incluidos los católicos que no se someten a la jerarquía vaticana, y han de ser tomados paternalmente de la mano y reconducidos al único redil donde hay vida y verdad. Como si la Iglesia no caminara en el desierto con todos los demás. Como si ella no necesitara dejarse tomar de la mano por los “otros” y dejarse reconducir humildemente a las aguas que no le pertenecen. Como si ella, la Iglesia, y de modo particular la jerarquía, no fuera responsable del inmenso desierto, sin bosques verdes ni aguas frescas, que se extiende dentro y fuera de ella. Como si su primera misión no fuera dejarse evangelizar por los hombres y las mujeres de hoy y buscar junto con ellos verdor y frescura, espíritu de vida, Energía sostenible para todos.
Esa es la visión, bastante maniquea, del mundo y de la Iglesia que tiene este papa desde mucho antes de ser papa. En su homilía del pasado día 6, fiesta de la Epifanía, fiesta de la luz universal, volvió a la carga. “El mundo –dijo–, con todos sus recursos, no es capaz de dar a la humanidad la luz para orientar sus caminos. Lo comprobamos también en nuestros días: la civilización occidental parece haber perdido la orientación, navega sin rumbo. Pero la Iglesia, gracias a la Palabra de Dios, ve a través de estas nieblas”. Está claro: fuera de la Iglesia reinan las tinieblas. Los mayores males del mundo son la increencia, el relativismo y el pluralismo religioso. Por eso el mundo naufraga, va a la deriva. Y solo la Iglesia, es decir, solo aquellos que creen lo que enseña la jerarquía –al fin y al cabo el papa–, conoce la luz y el rumbo seguro.
Eso no sería celebrar el Año de la Fe como Jesús lo haría. Una vez, en Nazaret, su pueblo, dijo en la Sinagoga: “He sido enviado a anunciar una buena noticia, a curar enfermos y liberar prisioneros. Queda abierto el Año de la gracia”. ¿Qué otra cosa sino eso puede ser el Año de la Fe para quienes se reclaman de Jesús de Nazaret? La fe de Jesús no era creer en dogmas, que todavía no había. La fe de Jesús no era someterse a una jerarquía, que no solamente no existía aún, sino que él dijo alto y claro que nunca debía existir. La fe de Jesús era un sentimiento vital profundo de que Dios es eterna Ternura en acción, que la Gracia es la Realidad primera de todo cuanto es, que en todo momento somos amados tal como somos, que siempre puede haber consuelo y curación, y que nosotros, en Dios, podemos hacer que todo ese mundo nuevo sea ya en este mundo. Él lo hizo.
Eso mismo sería hoy el Año de la Fe que Jesús proclamaría: la fe inquebrantable de Dios en el mundo, y nuestra fe en nosotros mismos y nuestro futuro común, por quebradiza que sea. La Buena Noticia de que nada es fatídico: ni que los Derechos Humanos sean sustituidos por los derechos del mercado, ni que Europa sucumba a los dictados de la especulación, ni que los Bancos nombren a los ministros de economía y sigan prestando a los Estados al 6% el dinero que reciben de los Estados al 1%, ni que aumenten los pobres cuando crece la economía, ni que 30 millones de personas mueran de hambre al año mientras cada día se invierten 4.000 millones de dólares en armas y gastos militares, ni que mueran los bosques, ni que 20 toneladas de peces aparezcan muertos cualquier día como el pasado 3 de enero en una playa de Noruega o que miles de pájaros perezcan como perecieron en Arkansas (EEUU) el mismo día. La Buena Noticia de que podemos construir granito a granito una auténtica democracia basada en la justicia fraterna y universal, desde la plaza de Tahrir hasta la Plaza del Sol y Wall Street.
Ese sería el Año de la fe de Jesús: el Año de la Gracia en acción.
Para orar
EN EXODO
La vida sobre ruedas o a caballo,
yendo y viniendo de misión cumplida,
árbol entre los árboles me callo
y oigo como se acerca Tú Venida.
Cuanto menos Te encuentro, más Te hallo,
libres los dos de nombre y de medida.
Dueño del miedo que Te doy vasallo,
vivo de la esperanza de Tú vida.
Al acecho del Reino diferente,
voy amando las cosas y la gente,
ciudadano de todo y extranjero.
Y me llama Tu paz como un abismo
mientras cruzo las sombras, guerrillero
del Mundo, de la Iglesia y de mí mismo.
(Pedro Casaldáliga)

SUFRIMIENTO INÚTIL

SUFRIMIENTO INÚTIL

'Melodía' al Evangelio de Mc 3, 1-6

LEIRE QUINTANA, cisterciense, ARMENTEIRA (PONTEVEDRA).

 

En el centro de la sinagoga un hombre paralizado. Alrededor del hombre paralizado un sinfín de hombres al acecho. Un hombre sin capacidad de ser hombre al fin y muchos hombres que no quieren que ese hombre, todo hombre, alcance su plena madurez, su capacitación como ser humano.

Entre el hombre en el centro y los hombres acechantes, una madeja hecha de muchos hilos rotos, viejos, inútiles. Una madeja hecha de leyes, normas, conceptos sagrados, vacíos, antiguos, asumidos en su literalidad, muertos, anti-humanos.

Un Maestro se acerca al hombre paralizado, cruza por la maraña de hilos, rompiendo su pegajosa tela de araña y a aquél que había caído apresado sin remedio en la trampa de una religión desnaturalizada le dice: eres un hombre bendecido por Dios; eres un hombre completo. Vive, piensa, siente, actúa siendo consciente de quien eres y alégrate.

Y ese Maestro miro en derredor, el alma doliente por tanto sufrimiento inútil. Y esos hombres que estaban al acecho, ya tienen pruebas. Él destruyó impunemente su magnífica tela de araña. 


(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia). 

 

miércoles, 18 de enero de 2012

TU DIGNIDAD, ES LA DIGNIDAD DE DIOS

Mi muy querida Jefa.
Esta vida que nos educa, nos predispone a ser efectivamente prudentes y mirar en lontananza, hacia la posibilidad de una convivencia serena y pacifica.
Y bien es verdad, que son muchas las personas que trabajamos cada día por llevar a cabo estos nobles propósitos.
Desde luego, no siempre lo conseguimos, y por ello incluso nos quedamos en el intento, pues nos agota la desesperanza, o nosotros mismos de manera ocasional, trafarramos en el intento, al dejarnos llevar ocasionalmente por la ira y el afán de lucha o venganza.
Son tres años ya. ¡Tres años! Y se dice pronto, aunque bien se yo que esa herida -como todas las que supuran-, no puede sanar de otra manera que expulsando hacia afuera por medio del duelo y de la expresión del pensamiento, toda la carroña que en si misma contiene.
Ayer, asistí a sendas conferencias sobre economía en el entorno de la Evangelización y la Secularización. El primer conferenciante fue como para morirse, pues expuso una sarta de tecnicismos imposibles de descifrar para los ignorantes en economía como yo. Pero el segundo, trabajador currante y cristiano de base, hablo de la dignidad de la persona, de la no explotación. En definitiva, hablo de la propia dignidad de la que Dios nos hace a cada uno participes, al crearnos; pues SOMOS HIJOS DE DIOS.
En aquella reunión de personas, se lesiono tu propia dignidad de una manera premeditada y deliberada, al verter sobre ti descalificaciones e insultos, impropios de aquellos y aquellas que nos denominamos cristianos.
¿Hay que cerrar página de estos acontecimientos de 2009?
Tú, lo intentas a duras penas. Y yo, que te aprecio como una autentica amiga, lo intento igualmente.
Por tu parte, llegarás a desechar ese malestar por completo, pues tus aspiraciones cristianas se basan en el servicio, como siempre has hecho. El servicio al otro -tu prójimo-, desde el plano horizontal de tu vida y tus relaciones personales. Aquella casa con aquella torre, difícilmente volverá a ser nuestra casa como otrora. Aunque posiblemente volveremos a cobijarnos a su sombra y estar a gusto.
Por mi parte, igualmente intento pasar página y créeme que lo intento y casi lo consigo. ¡Casi!
Mi juventud y la buena dosis de ímpetu que poseo, me obligan a exigir a los que te ofendieron, una restitución de tu dignidad, ante el mismo numero de personas ante las cuales te lesionaron.
¿Perdón? Sí, fraterno, gratuito y en grandes dosis. Yo soy el primero que lo otorga a manos llenas. Pero no debemos ser imprudentes, al considerar que perdonar es olvidar. Si esto fuera así, anularíamos el principio irrenunciable de la justicia.
Pero tu corazón tiene que ser restituido en su dignidad, para que Dios sea igualmente restituido.
Así lo creo, y así se lo pido hoy con el Padre Nuestro de “Arbeloa”.
Estamos en camino, ánimo.
¡¡Estamos llegando aun!!

Padre nuestro,
que estás donde el amor se enciende o se serena;
Padre nuestro,
que te llamas amor y al amor nos invitas,
y sólo en el amor nos reconoces
como hijos militantes de tu Reino,
Reino de amor, que crece siempre
más allá de la luz y el universo.
Y ésta es tu sola voluntad
en la tierra de los hombres
y en los hombres de tu cielo.
Queremos el pan que día a día se reparte,
el trabajo, el deporte, las risas y los sueños.
Porque tú nos dejaste todo el mundo
para hacerlo más limpio y más entero.
Queremos que nos quieras y comprendas
y nos des tu perdón cuando faltamos,
lo mismo que entre buenos compañeros.
Y entre todos, porque todo será poco,
nos quitemos de los pies a la cabeza
las mil trabas, los muchísimos tropiezos 
que nos ponen quienes tienen de su mano
los mangos de la fuerza y del dinero,
y también los que algunos de nosotros nos ponemos.
Porque sólo quien ama de verdad
tiene ganas de decirte: “Padre nuestro”.

(Victor Manuel Arbeloa)

martes, 17 de enero de 2012

PENSAMIENTO DEL HERMANO ROGER PARA HOY

¿Qué habría sido de nosotros si tantas mujeres, hombres, jóvenes e incluso niños no se hubieran puesto en pie, cuando la familia humana estaba abocada a los más graves acontecimientos? Ellos no se dijeron: ¡Dejemos las cosas tal y como están! Prepararon un camino de confianza más allá de los enfrentamientos entre personas, pueblos, o familias espirituales. Su vida nos interpela: el ser humano no ha sido creado para la desesperanza."

lunes, 16 de enero de 2012

SEGUIRLE Y CANTAR


"espero y deseo que atendáis a la riqueza que aporta a la comunidad diocesana de Sevilla, la diversidad de planteamientos ortodoxos u heterodoxos. En cada uno de estos planteamientos habita el Espíritu que nos anima e impulsa, aun a pesar de los posibles naufragios, a continuar en la Iglesia de Jesucristo"

De nuevo recuerdo estas palabras, escritas hace varios meses a los obispos de Sevilla.
Trascendentes para quien las escribió, pues en ellas puse todo mi sentir. El sentir de una persona y una mente que ve mas allá de la lógica que en ocasiones se nos ofrece con tintes absolutistas. 

El fin de semana ha sido para meditar y tirarse de cabeza al silencio, pues han sido muchas las noticias y los titulares a tener en cuenta. Entre la amalgama de noticias, el teólogo Hans Kung, afirma categóricamente tras una profunda reflexión de años de cristianismo en la iglesia católica, que “cree en Dios y en Cristo, pero no cree en la Iglesia”.

En el mundo teologal, ha tenido su repercusión. Incluso muchos son hoy y aun más lo serán mañana, los que se preguntarán si alcanzan a estar en comunión con el teólogo Kung.
Yo mismo, desde la pobreza de mi entender teologal, igualmente me lo pregunto.
Mi reflexión no la expondré aquí.

No es por nada en particular, sino porque me extendería y hoy no toca explayarse en este día tanc rudo y tan frío.
Pero si estoy en disposición de añadir algo a esta reflexión, e interpelado por la declaración del nombrado teólogo. 

Y lo que afirmo, lo hago por boca de otro colega y teólogo llamado José Arregui, del que aprendo todos los días y al cual aprecio.
“Creo que amo a Jesús y amo a la Iglesia”.
Si, lo creo.
No se, quien se atrevería a poner distancia entre lo dicho y el hecho, pero es así.
El impulso que tengo hoy, el de ayer y el de mañana es el de seguir.

Seguir, y no por nada en particular, sino porque Jesús me ofrece constantemente posibilidades de encontrarle y de seguirle (Jn 1,35-42).
Y entiendo que aunque no solo en la iglesia le encontraré, si puede ser ella el vínculo unitario, comunitario, candente, alegre, libre y sencillo; de alcanzarnos el favor de Dios, proclamando a los cuatro vientos, la grandeza de un mensaje –el de Jesús- que solo pertenece al hombre y a la mujer de cada tiempo.

Las posibilidades de naufragio han sido muchas, y con el avance de la edad aun lo serán más. Pero confiamos en Dios, porque confiamos en las personas.
Ellas y su dignidad, son una de las principales razones por las que merece la pena, seguir a Jesús.

Si lo hacemos cantando, mejor que mejor.
Buenas noches.

Atte. Floren.

viernes, 13 de enero de 2012

Creo en Dios y en Cristo, pero no en la Iglesia

Hans Küng: "Creo en Dios y en Cristo, pero no en la Iglesia"

"La Iglesia católica está enferma. Hay que desarrollar el Vaticano II"


Lleva 83 años en el seno de la Iglesia católica y no lo lamenta. Nunca ha querido darse de baja ni convertirse al protestantismo para perder de vista al Papa de una santa vez. Una aclaración que no sobra cuando se trata del cura suizoHans Küng, una leyenda viva de la teología en lengua alemana, que todavía se mantiene en la brecha, ya sea reivindicando el sacerdocio de las mujeres o el uso de la píldora. A pesar de su edad, no le faltan ganas para explayarse en una conversación telefónica con este periódico desde su despacho de la Fundación Ética Mundial, una institución interdisciplinar con sede en Tubinga. Lo entrevista Isabel Urrutia en Diario vasco.
Bastan unos segundos para detectar de inmediato la energía y carácter que le han permitido seguir adelante y no arrugarse ante la Santa Sede: «¡Se ha retrasado diez minutos! Ya veo que su sentido metafísico del tiempo no coincide con el mío», se queja con fina ironía. Nunca le ha gustado que le hagan esperar ni mirar a las musarañas. Acaba de reeditarse en España 'La Mujer en el Cristianismo' (ed. Trotta) y en su país natal ya se ha hecho un hueco en las listas de 'best-sellers' su último trabajo, 'Ist die Kirche noch zu retten?' ('¿Puede salvarse todavía la Iglesia?').
Los que le conocen sospechan que es descendiente de Guillermo Tell, a la luz del arrojo con que dispara sus críticas. «Ya es hora de que el Vaticano abandone un sistema absolutista que data del siglo XI. Fue entonces cuando los Papas se hicieron con todo el poder e impusieron el clericalismo, es decir, la preponderancia de los curas que margina a los laicos. ¡Eso no puede ser!», reflexiona en voz alta, con la convicción de «un miembro fiel de Ia Iglesia, que cree en Dios y en Cristo, pero no en la Iglesia». He ahí el matiz.

"Me hacía ilusiones, pero ahora tengo claro que el cambio no vendrá de la mano de Ratzinger"




Su condición de teólogo 'independiente', sin autorización eclesiástica, le permite hablar con total libertad. Desde que, en 1979, la Congregación para la Doctrina de la Fe le privara de la licencia, se siente un hombre nuevo. Se le castigó por hablar sin tapujos y, de rondón, se le dio alas para apuntar todo lo lejos que quisiera. Hace poco en la revista alemana 'Der Spiegel' llegó a comparar a Benedicto XVI con Vladimir Putin, «porque ambos han heredado un legado de reformas democráticas y, en lugar de ir hacia adelante, van hacia atrás».
A su juicio, el Concilio Vaticano II es la gran asignatura pendiente, una hoja de ruta que permitiría recuperar el camino perdido antes de que sea demasiado tarde. «La Iglesia católica está enferma. Su mal es una jerarquía absolutista que no forma parte esencial de su naturaleza. No es algo imprescindible. Hay que desarrollar el Concilio Vaticano II», insiste con pasión y los ojos puestos en aquella época, la década de los 60, cuando creía que el autoritarismo y el culto a la personalidad -«de eso hay mucho ahora»- no tardarían en superarse gracias al impulso de Juan XXIII.
Piña con Ratzinger
Entonces hacía piña con Joseph Ratzinger, cuando ambos eran unos treintañeros 'progres' y brillantes que aspiraban a renovar la Iglesia. No obstante, sus caminos no tardaron en separarse, llevados por las circunstancias y talantes muy dispares. Benedicto XVI se aferra a la tradición y el orden, mientras que Hans Küng todavía se inclina por el diálogo y el progreso. Son duros, constantes y con una inteligencia descomunal. Germanos de pura cepa, que se resisten a tirar la toalla.
Una actitud que tiene mérito a la vista de las estadísticas de 2010 sobre apostasías y bautizos en Alemania: por primera vez, había más abandonos (181.000) que ingresos (170.000). Desde los años 60, han perdido a decenas de miles de curas, cada vez más parroquias se quedan sin servicio religioso y los monasterios languidecen sin relevo generacional. La patria de Ratzinger, donde el 32% de la población es católica, no sigue en masa los dictados del Vaticano. Una tendencia que confirma la crisis del catolicismo, apostólico y romano en Europa.
- ¿Qué piensa de los movimientos conservadores (Opus, Legionarios, kikos...)?
- Me consta que en España se habla mucho de ellos. Y no dudo que habrá quienes depositen toda su confianza en ellos... Pero yo no. ¡La sociedad va en otra dirección! Si se apuesta solo por la línea conservadora, todos saldremos perdiendo.
- Si usted ahora tuviera 20 años, ¿le atraería hacerse cura?
- No me arrepiento de formar parte de la Iglesia. Ni mi bautizo ni mi ingreso como sacerdote son motivo de amargura. Todo lo contrario.
- Pero si fuera joven ahora...
- A ver, no me interrumpa. ¿Qué le puedo decir? La Iglesia actual es muy jerárquica, nada democrática y no responde a las expectativas de la mayoría de la juventud. Los movimientos conservadores, insisto, no representan a la gente joven.
- A estas alturas, ¿qué le parece el actual Papa?
- Me hacía ilusiones, pero ahora tengo claro que el cambio no vendrá de la mano de Ratzinger.
- ¿Cuándo fue la última vez que le escribió Benedicto XVI?
- Hace poco, me agradeció por mediación de su secretario el envío de mi último libro, 'Ist die Kirche noch zu retten?' ('¿Puede salvarse todavía la Iglesia?'). Me alegro de que la relación entre nosotros no se haya roto. Por lo demás, espero que el siguiente Papa sea muy distinto.
- Por cierto, usted critica el celibato entre los curas, pero ¿le parece sano el de los monjes y monjas?
- Ah, eso es diferente. Las órdenes religiosas son como asociaciones privadas, con una serie de cláusulas que se aceptan libremente. El celibato forma parte de su identidad. Les enriquece. Nada que ver con el supuesto de los curas, en los que hay una imposición sin ningún fundamento.
- Una curiosidad: ¿por qué Dios es Padre y no Madre?
- No, no, Dios está más allá de la identidad sexual. En las Sagradas Escrituras hay metáforas tanto masculinas como femeninas. En fin, ya ve, es una de tantas confusiones que han ido arraigando a lo largo de la historia.