CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

martes, 29 de marzo de 2016

LA VERDAD Y LA MENTIRA DE LA SEMANA SANTA - J.A. ESTRADA

La verdad y la mentira de la Semana Santa. J. A. Estrada. Teólogo.



Diario de Sevilla,  24 03 16

La verdad y mentira de la Semana Santa


JUAN ANTONIO ESTRADA | ACTUALIZADO 24.03.2016 - 01:00

SI hay algo que define a la Semana Santa andaluza es la cruz, incluso más que la última cena, aunque Jueves y Viernes Santo forman una unidad temática, teológica e histórica. Lo que comenzó el Jueves culmina en el Viernes Santo, y la cruz arroja su perspectiva sobre todo lo que ocurrió antes. Se puede hablar del cristianismo como una religión trágica, ya que hace de un crucificado el centro de la revelación de Dios. Es el final de una época, la de la religión del poder, que busca en el omnipotente milagros y mercedes. Los representantes de la religión se lo recuerdan a Jesús: si eres el mesías, mucho más si pretendes ser hijo de Dios, baja de la cruz y creeremos en ti. Si no lo haces eres un blasfemo, castigado por Dios, porque Él bendice a los que le obedecen y aplasta a los que le ofenden. Su muerte sólo puede entenderse desde dos posturas teológicas: o bien es un pecador, al que Dios castiga; o hay que cambiar la imagen de Dios. Porque la cruz, si Jesús le fue fiel, muestra la debilidad de Dios, que no se impone a la libertad del hombre, que permite impotente el mal en la historia, y que no puede ser el Señor providente que la controla. Por eso, Jesús era inaceptable para la religión y la sociedad judías. 


La vida de Jesús, sus luchas, sus valores y opciones le acarrearon la muerte. Fue más profeta que mesías, porque no vino a traer el triunfo que esperaba el pueblo, sino a ponerse de parte de los pobres, de los marginados sociales, de los extranjeros y de los pecadores.No anunciaba el Dios omnipotente, sino al misericordioso, que se compadece del sufrimiento y llama a luchar contra el mal. Jesús quiso cambiar la sociedad y la religión, para construir en ella el reinado divino. Había que ayudar a Dios, para que su señorío se impusiera en ella. Dios necesita colaboradores para luchar contra el mal humano. Y eso suponía esperanza, fraternidad y buena noticia para las víctimas de la sociedad, para los empobrecidos y para los enfermos, de cuerpo y de espíritu. En un mundo irredento, Dios no abandona a los últimos. Jesús subordinaba las leyes de la religión a las necesidades humanas, y desplazaba el culto y las prácticas religiosas en función de los valores éticos y la solidaridad con los oprimidos. Los valores por los que luchó Jesús son humanos y divinos, porque el amor a Dios pasa por el del prójimo. Ni la religión ni la sociedad soportaron ese planteamiento y se aliaron para acabar con él. Eso es lo que celebramos el Jueves y Viernes Santo. El anuncio posterior de la resurrección fue la confirmación de que Dios estuvo con él en su muerte, porque Jesús había estado con Dios en su vida. Por eso cambia también la imagen de Dios, de la religión y del mismo Jesús
El pueblo andaluz acompaña a los crucificados y a las dolorosas, y se identifica con ellos. Pero no se puede olvidar la vida y la lucha de Jesús, porque entonces se vacía de significado la cruz. Hay queacompañarlo desde la identificación con los crucificados de hoy: con los refugiados que huyen de la guerra y no encuentran asilo; con los inmigrantes que se escapan de la miseria y se agolpan en las fronteras, como la de Melilla; con los millones de parados, que apenas reciben ayudas en una sociedad marcada por la corrupción de muchos que tienen poder e influencias; con los que viven de pensiones miserables y con tantos jóvenes sin esperanza cuando han terminado sus estudios. La cruz no es una realidad del pasado, sino un símbolo de un presente que interpela a los cristianos. La indiferencia, el conformismo, la apoliticidad del que se desentiende de la sociedad y de los más pobres fueron objeto de la crítica de Jesús y siguen siendo las tentaciones del cristiano de hoy. Una religión que se refugia en el ámbito privado y no compromete a sus miembros con las lacras de la sociedad no puede ser cristiana, aunque mantenga los nombres y símbolos que la identifican como tal. La emotividad y la empatía con los Cristos y Vírgenes de nuestras procesiones, carece de hondura y de verdad cuando no corresponde a los valores por los que se crucificó a Jesús. Por eso hay nazarenos que son ateos, y no tanto porque no practiquen ninguna religión, sino porque la han reducido a un mero culto formalista, a unaescenificación en las calles de nuestras ciudades, que no corresponde a lo que viven y practican en la vida cotidiana. La mera religión del templo es la que mató a Cristo y persigue a sus seguidores. Estos tienen que cargar con la cruz, la propia y la de las víctimas, para que de verdad puedan llamarse sus discípulos. El culto sin vida está muerto, aunque sea una bella representación estética, una religiosidad espectacular y callejera, y una escenificación que atraiga a los turistas.

jueves, 24 de marzo de 2016

ORACIÓN EN EL MONUMENTO DEL JUEVES SANTO DE LA CENA DEL SEÑOR


ORACIÓN ANTE EL MONUMENTO - JUEVES Y VIERNES SANTO
“El que come de este pan, vivirá para siempre”


INTRODUCCIÓN
¿Tienes dudas de quién es este que se muestra ante ti? Él fue llamado por sus contemporáneos: maestro, rabí, profeta, anticristo. Nosotros le llamamos Jesús el Hijo de Dios o el Hijo del hombre. Pero, a pesar de su realeza como hijo de Dios, aprendió a soportar  –como hombre que era- los envites que la vida le presentaba. “Padre aparta de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad sino la tuya”. Este que está ante ti es el mayor signo sacramental que una persona puede ofrecer a otra por amor, pues Jesús se puso en manos de Dios y gritó “hágase tu voluntad”.
La voluntad de Dios
no es la cruz ni la
muerte ni el sufrimiento.
La voluntad de Dios es
que las personas vivan
y tengan vida en abundancia. Vamos a acercaros al monte de los olivos donde Jesús se hace ofrenda, donde Jesús, confiando en el Padre, arriesga su vida. Todo está en juego. Su grito es “hágase tu voluntad”, su actitud será...”Padre, me fío de ti”. Vamos a Getsemaní a acompañar a Jesús que hoy sigue diciendo “Padre, me fío de ti”; vamos a abrir los ojos a quienes están hoy en Getsemaní y se debaten entre la confianza y la decepción, entre la esperanza y la desilusión, entre el sueño de justicia y la realidad tantas veces injustificable. Y en Getsemaní también están los que pasan hambre y sólo esperan un plato de comida, los que sufren la violencia y sólo sueñan en un día de paz, quienes han perdido el norte de su vida y sólo esperan una señal que aporte una dirección a su existencia.
Vamos a Getsemaní a acompañar a Jesús. Vamos a Getsemaní a acompañar a los que aun hoy sufren con la cruz, que es su cruz particular. Relájate. Cierra un momento los ojos y nota tu respiración, abandónate ante la Presencia de Dios y confía… ¡Bienvenido/a a Getsemaní!

*HIMNO
Tu reino, Señor, se hace presente
cuando se fomenta la justicia y es respetada la libertad.
Cuando todos somos hijos tuyos, los sueños se deletrean:
Amistad, hermanos, paciencia, caridad.

Tu reinado, Señor, viene a nosotros siempre que el pueblo dispone
de sustento, vivienda, trabajo y sanidad.
Tú nos enseñas, por Jesús,
a vivir con dignidad la vida
y a festejarla en la fraternidad.

En tu reino, Señor, no caben privilegios
de quienes se creen el fruto de la espiga
en honor y dignidad.
Eres un Dios vivo, enemigo de los ídolos humanos,
y no hay mayor cansancio que el tuyo.

El reino que predicaste llega casi de puntillas,
se revela y está escondido. Es simiente que se esparce
por los campos y levadura que fermenta entre la masa,
luz que muestra el horizonte a los perdidos.

El Reino de Dios, según los evangelios,
es un banquete de bodas, un adviento de ternura
que reparte los panes
en las manos frágiles de los que gozan detrás del corazón.
(Casiano Floristan) 

“En mi corazón escondí tu palabra para no pecar contra ti. ¡Bendito seas Señor, enséñame tus preceptos” Salmo119


   
+ Lectura del Evangelio de Juan (15,1-13)                
“Yo soy la vida verdadera y mi Padre es el viñador. Si uno de mis sarmientos no da fruto, lo corta; pero si da fruto, lo poda y lo limpia para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado. […]“Yo soy la vid y vosotros sois los sarmientos. El que permanece unido a mí y yo unido a él, da mucho fruto; pues sin mí no podéis hacer nada. El que no permanece unido a mí será echado fuera, y se secará como los sarmientos que se recogen y se queman en el fuego. “Si permanecéis unidos a mí, y si sois fieles a mis enseñanzas, pedid lo que queráis y se os dará. Mi Padre recibe honor cuando vosotros dais mucho fruto y llegáis así a ser verdaderos discípulos míos. Como el Padre me ama, así os amo yo, permaneced en mi amor. Si cumplís mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo obedezco los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. “Os hablo así para que os alegréis conmigo y vuestra alegría sea completa. Mi mandamiento es este: Que os améis unos a otros como yo os he amado. No hay amor más grande que el que a uno le lleva a dar la vida por sus amigos.
PALABRA DEL SEÑOR

*MEDITACIÓN (haz silencio y vuelve a leer detenidamente el evangelio, observando el mensaje significado en negrita)
Ten en cuenta que ahora, el que te habla es Jesús.
Amigo/a, bienvenido a este oasis de paz en el que se te concede la Paz y el Bien.
No has venido por cualquier motivo, sino porque deseas visitarme en este misterio Eucarístico, del que por ti y por tu salvación dio su vida en testimonio.

Vine al mundo para dar un mensaje de salvación de parte de nuestro Padre Dios. Vine al mundo para dejar constancia de que el trabajo por el Reino de Dios, es el único objetivo en la vida de un/a cristiano/a. Déjame que te pregunte algo en este momento de conversación contigo: -Si yo vine a tu mundo para servir y no ser servido, ¿como no sirves incondicionalmente tú? ¡Sabes que para quien ama, el servir es lo primero! 

Desde la eterna fuente de mi inmensa ternura yo vine a amar con el ardor del fuego que enciende tu corazón. Y vive Dios, que de amor has de colmar el aire que respiras. Si deseas seguir mis huellas, sirve sin distinción, como cisterna plantada en las entrañas del desierto, cuyas aguas aplacan toda sed de vida. 
Da tu vida vertiendo gota a gota, luz en la noche trágica del ciego, gozo en el pobre, triste y abatido, y bálsamo en la herida del enfermo. 
Se tú, el amor que busca los caminos de tanta soledad sin alma y sin remedio. De tanta exclusión humana e incomprendida en el mundo. No cuestiones jamás el amor que a los humanos sin reproche se concede, pues de mi Padre desde el cielo ese amor procede. 
Da, más bien tu vida sin cesar a todos, e infunde en la tierra la luz de mi Evangelio: pues yo vine a servir y no a ser servido; y reflejo mío has de ser tú, para ser digno del pan y alimento que contemplas.
(Después de leído pausadamente, sé honesto/a  y reconoce tus insuficiencias como cristiano/a)
¿Qué tienes que superar para llegarte a ser discípulo/a de Cristo?
Resucitar a una vida nueva renunciando a todo lo que obstaculiza tu acceso a Dios y a los hermanos, ¿está entre tus metas a cumplir?

PRECES. Pon ahora en ante la Presencia del Señor, las necesidades del mundo y todos tus afanes.
 
PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO SANTIFICADO SEA TU…

 *EL PAN SACRAMENTALIZADO
Un pan inmenso, un pan multiplicado,
Pan crujiente, pan dulce, pan contento
De ser comido todo por hambrientos,
Pan rico de amores, entregado.

¡Qué bueno es Dios, un Dios empanado!
Vida es para los pobres y alimento
Y viático y santo sacramento
Del gran amor de Dios enamorado.

Vosotros, rechazados, excluidos
Por gentes del poder y de dinero,
Seréis en mi Reino los primeros,
Mis hijas y mis hijos preferidos.

Escucho vuestras quejas y gemidos,
Esclavos, humillados, pordioseros,
Ahora de este mundo el basurero,
Pero os llevo en mi entraña dibujados.
¡Venid todos, comed pan de los hijos!

ORACIÓN DE CONCLUSIÓN
Dios y Padre bueno que nos amas y nos buscas, y en tu Hijo Jesús nos ofreces un ejemplo de amor, ternura y servicio a seguir; permite que al contemplar este misterio eucarístico de amor entregado, sintamos la necesidad de expandir tu amor por el mundo. Permítenos con la asistencia de tu santo Espíritu, que seamos en el mundo las manos y el corazón de Jesús, que por amor entrego su vida al mundo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

¡Feliz camino y feliz Pascua.
El Señor resucitará y esa es nuestra alegría y esperanza!

Se autoriza la utilización y publicación indicando la autoría.


NO ES FÁCIL ENTENDER LA PASIÓN - José María Castillo Doctor en Teología

                NO ES FÁCIL ENTENDER LA PASIÓN

                                     José M. Castillo 

        No resulta fácil entender lo que vemos y vivimos cada Semana Santa. Porque no es fácil entender por qué, cada año y cuando llegan estos días, paseamos por nuestras calles imágenes de dolor, agonía y muerte, en procesiones de respeto y devoción. Y, lo que es más llamativo, exhibimos las imágenes del fracaso en tronos de exaltación triunfal, con música gregoriana, incienso de dioses y bandas de música, tambores y trompetas. Todo eso, que es la expresión más elocuente del empeño incomprensible por hacer, del fracaso más humillante de la vida, el triunfo soñado de nuestras más sublimes ilusiones.


        ¿Por qué sucede, en el ámbito de la religión, lo que a nadie se le ocurre imaginar en los demás sectores de la vida?

        No sé si este fenómeno - tan claramente contradictorio - se produce, con tanta naturalidad, en la historia y las costumbres de otras religiones. En el cristianismo es un hecho, que tiene una historia de siglos, y unas raíces que se adentran en los orígenes de la Iglesia. Y es que, por más vueltas que le demos al asunto, no es fácil entender la pasión de Jesús.

        ¿Dónde está la clave del problema? En los escritos más antiguos de la Iglesia, los documentos que llamamos el Nuevo Testamento, hay dos teologías, que no se han integrado debidamente la una en la otra, sino que se pensaron y se escribieron independientemente la una de la otra. Y que, en cuestiones muy decisivas, nos vienen a decir cosas que no son fáciles de armonizar. La primera de estas teologías (la que primero se escribió) fue la de San Pablo (entre los años 45 y 55). La segunda fue la de los evangelios (después del año 70, hasta los años 90).

        La diferencia más obvia, que se advierte entre estas dos teologías, es que la de los evangelios es una “teología narrativa”, o sea, está construida sobre la base de una serie de relatos mediante los que se nos explica la forma de vida o el proyecto de vida que llevó el protagonista de tales relatos, un modesto galileo del s. I, Jesús de Nazaret. La teología de San Pablo es una “teología especulativa”, es decir, está construida sobre la base de una serie de reflexiones religiosas, que no se refieren ya directamente al humilde galileo, que fue Jesús, sino  al Hijo de Dios, Mesías y Señor nuestro (Rom 1, 4), que es Cristo, el Resucitado que está junto al Padre del Cielo.

        Esto supuesto - y como es lógico - estas dos teologías nos ofrecen dos explicaciones de la pasión y muerte de Jesús. Según la teología de los evangelios, la decisión de la muerte de Jesús  la tomó la autoridad religiosa (el Sanedrín: sumos sacerdotes, senadores y maestros de la Ley). Y esta decisión fue aprobada por la autoridad política, el prefecto del Imperio. El motivo de la condena a muerte fue religioso (a Jesús se le acusó de ser un peligro para el templo, ser y actuar como un blasfemo y un delincuente); y fue político (como el gobernador mandó poner sobre la cruz). Según la teología de San Pablo, Cristo murió en la cruz, no por decisión humana alguna (un asunto que Pablo nunca menciona), sino porque “los pecados se expían por la sangre”, lo que se refiere a Cristo que soporta la ira desatada de Dios sobre todos los pecadores (Rom 3, 19-20. 25). Así, sobre el Crucificado cayó el juicio destructor de Dios, que, con la muerte de Jesús, condenó “el pecado en su carne” (Rom 8, 3). Lo que representa que, para san Pablo, Jesús se hizo “maldición” (Gal 3, 13) y “pecado” (2 Cor 5, 21) por nosotros. En definitiva, la teología de Pablo viene a ser la aceptación del principio sobrecogedor que presenta la carta a los Hebreos: “sin  derramamiento de sangre no hay perdón” (Heb 9, 22).

        Resumiendo: la pasión de Jesús, según la teología narrativa de los evangelios, se explica porque Jesús, en el que está presente Dios y se nos revela Dios (Jn 1, 18; 14, 9; Mt 11, 27 par), se enfrentó al sufrimiento humano (enfermedad, pobreza, hambre, marginación, desprecio, humillación, odio...).  Según la teología especulativa de san Pablo, la pasión de Cristo se explica porque Dios necesitó el “sacrificio” y la “expiación” de los pecados, para así redimir al hombre pecador.

        Ahora bien, aceptando que en el Nuevo Testamento se encuentran estas dos explicaciones de la pasión y muerte de Jesús el Señor, el problema concreto que se suele presentar, en  la enseñanzas de la Iglesia y en la vida de los creyentes, está en que la explicación de la pasión, que ofrece Pablo, se ha constituido, se presenta y se le pide a la gente que la viva como el dogma de fe de nuestra salvación. Mientras que la explicación de la pasión, que presentan los evangelios, se le explica a la gente como un criterio de espiritualidad para


practicar la devoción y la caridad cristiana.

        Por supuesto, sabemos que Pablo insistió en la caridad y el amor cristiano (1 Cor 13, 1-13; Gal 5, 13-24; Rom 13, 8-10). Como sabemos que los evangelios hablan, una y otra vez, de la fe y de la salvación. Pero téngase en cuenta que, cuando Jesús habla de “salvación”, se refiere a la “curación de enfermedades”. Es decir, en los evangelios, “salvar” es remediar el “sufrimiento”. Por eso, cuando Jesús le decía a alguien: “Tu fe te ha salvado”, lo que en realidad le decía es: “Tu seguridad en mí te ha curado” (Mc 5, 34; Mt 9, 22; Lc 8, 48; cf. Mc 10, 52; Mt 8, 10. 13; 9, 30; 15, 28; Lc 7, 9; 17, 19; 18, 42). Y llama la atención que Jesús elogia la fe de un centurión romano (Mt 8, 5-13; Lc 7, 1-10), de una mujer cananea (Mt 15, 21-28; Mc 7, 24-30) o de un leproso samaritano (Lc 17, 11-19), todos ellos, personas que no tendrían la fe en el Dios de Israel. Sin duda alguna, lo central en la teología de Pablo es la victoria sobre el pecado. Pero, si nos atenemos, a la teología de los evangelios, lo central es la victoria sobre el sufrimiento.


        Todo esto supuesto, me atrevo a decir que, mientras este asunto no tenga la debida y autorizada explicación (y aplicación a la vida), la Iglesia no podrá cumplir con su tarea y su misión en el mundo. En definitiva, con una teología desajustada y desquiciada, no podemos tener sino una Iglesia igualmente desajustada y desquiciada. En otras palabras, mientras Pablo siga siendo más determinante que Jesús, en la teología y en la gestión de la Iglesia, ni la Iglesia ni los cristianos vamos a ninguna parte.  

jueves, 17 de marzo de 2016

ESTA ES LA MESA DEL REINO CON LA QUE YO SUEÑO


La Semana Santa nos llama a resucitar, pero también nos llama a tener sentido fraterno y comunitario para compartir la mesa. Bendita mesa compartida, bendita mesa sin ángulos ni presidencias; ni siquiera jerarquías. Bendita mesa donde la mujer celebra junto al hombre y el niño. Bendita mesa donde es acogido el sin patria, el sin casa y el sin dignidad; para recuperar la identidad, ser acogidos y considerados hij@s de Dios de pleno derecho.
Bendita mesa del Reino, donde lo esencial es vivir, y disfrutar y trabajar por el Reino. Bendito alimento -sea pan o lo que sea- que en nombre de Jesús se comparte.
Benditos días que nos llaman a la interioridad desde una mesa que nos interpela y nos alimenta; y nos llama a la bendita coherencia.
Benditas personas las que en esa mesa se sienten o en torno a ella se reunan. Permita Dios y la vida, que seamos dignos comensales.
¡¡Buena semana santa, y feliz camino hacia la resurrección!!

Un pan inmenso, un pan multiplicado,
Pan crujiente, pan dulce, pan contento
De ser comido todo por hambrientos,
Pan rico de amores, entregado.
¡Qué bueno es Dios, un Dios empanado!
Vida es para los pobres y alimento
Y viático y santo sacramento
Del gran amor de Dios enamorado.
Vosotros, rechazados, excluidos
Por gentes del poder y de dinero,
Seréis en mi Reino los primeros,
Mis hijas y mis hijos preferidos.
Escucho vuestras quejas y gemidos,
Esclavos, humillados, pordioseros,
Ahora de este mundo el basurero,
Pero os llevo en mi entraña dibujados.
¡Venid todos, comed pan de los hijos!

sábado, 12 de marzo de 2016

MEDITACIÓN ORACIÓN V DOMINGO DE CUARESMA C. "¿QUIEN SE ATREVE A TIRAR LA PRIMERA PIEDRA, EN NOMBRE DE LA MISERICORDIA?"

Domingo V Cuaresma C. DONDE DIOS NOS PLANTÓ, ES PRECISO SABER FLORECER

Invocación desde el barro de la tierra
Señor Dios todopoderoso,
perdona a tu Iglesia
su riqueza entre los pobres,
su miedo ante los injustos,
su cobardía entre los oprimidos.

Perdónanos a nosotros, tus hijos,
nuestra falta de confianza en ti,
nuestra falta de esperanza en tu reino,
nuestra falta de fe en tu presencia,
nuestra falta de confianza en tu misericordia.
               
Restablécenos en tu alianza con tu pueblo;
condúcenos a un arrepentimiento verdadero;
enséñanos a aceptar el sacrificio de Cristo;
danos fortaleza con la ayuda de tu Santo Espíritu.
                              
Quebrántanos cuando somos orgullosos;
haznos de nuevo cuando somos débiles;
humíllanos cuando confiamos en nosotros mismos;
danos un nombre cuando
nos encontremos perdidos.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.


Meditatio sobre Juan (8,1-11) "QUIEN ESTÉ LIBRE DE PECADO, TIRE LA PRIMERA PIEDRA"
http://www.ciudadredonda.org/calendario-lecturas/evangelio-del-dia/?f=2016-03-13

¿Qué me dice? Para este último domingo de cuaresma, la liturgia nos propone el evangelio de Juan, y el texto nos introduce en la profundidad teológica de la enseñanza y la práctica, la ley o la persona. Se acercan ya los días de la pasión de Jesús y quedan atrás las reflexiones anteriores y las actitudes que hemos contemplado. Pero no debemos perder de vista, que por muy elevado que sea el evangelio de Juan, a toda vida interpela. Así que este evangelio también es de hondura para nuestra vida. Partimos de la base de que los hijos de Israel nunca abrieron su corazón al Mesías- el Hijo de Dios-, pues tenían tan idealizada su venida, que tanto le esperaron con ejércitos y pompa, que se quedaron en el intento. Por eso mismo, lo único que de Dios tienen es su Ley. Aquella que les dio Moisés en las tablas de la ley y que no se han preocupado de actualizar. Y la actualización llega con Jesús, hasta el punto de que este, es motivo continuo de escándalo para ellos. Por ello, a Jesús le van con un problema complicado y de difícil solución; salvar a pecadora o cumplir la ley. Lo que ellos no pueden entender, es que Jesús apostará por las dos cosas. Sí. Porque él mismo es la nueva ley, y el objetivo primordial de su reinado es la atención justa a los desfavorecidos. No nos importa el pecado de la mujer, pero ha tenido una actitud que le ha apartado de la presencia de Dios. Esta mujer es merecedora de la muerte a manos de los judíos pues así lo manda la ley, pero Jesús, una vez más les demostrará que los caminos de Dios, en ocasiones son distintos a los de los hombres y mujeres que judicializan la vida de los demás. Y lo curioso de este episodio del evangelio, es que Jesús plantea lo que posteriormente será su situación de condena, desde la perspectiva misericordiosa de Dios.
Misericordia: La cuaresma nos introduce en el injusto proceso judicial al que es sometido Jesús, y que desemboca en su muerte salvaje a manos de unos conspiradores. Con Jesús utilizan el “ojo por ojo y diente por diente”. Se ha atrevido a cuestionar las bases religiosas, económicas y jurídicas del judaísmo y le hacen pagar con su vida, lo que ellos consideran una perversión. ¿En alguna ocasión le hemos hecho pagar a alguien una ofensa, con la misma medida? Es posible, y desde luego también es injusto. Porque si en este mundo no aplicamos la misericordia e incluso la ternura con muchas personas y circunstancias, sería un autentico caos; pues llegaríamos a tener un mundo habitado por alimañas en lugar de seres humanos. No perdamos de vista que Jesús reproduce con esta mujer pecadora lo que luego será su propia situación. Porque a esta mujer le esperaba la muerte, pero Jesús al apelar a la moralidad de los actos de los judíos, reblandece su interior y les hacer ver a cada uno, que de perdón estamos todos todos necesitados. Por eso mismo, la que iba a ser condenada a muerte, de la mano de Jesús vuelve a la vida y sin que Jesús pase de largo su pecado “en adelante no peques más”, salva al pecador “tampoco yo te condeno”; pues ya se condena uno mismo con el mal que hace.

Conclusión: Hagámonos merecedores del favor de Dios, no echando en saco roto las enseñanzas de su Evangelio. Bastante nos condena en ocasiones las injusticias de la propia vida y el sistema injusto de los gobiernos que anteponen la economía al bien personal; como para que cada uno de nosotros apliquemos en nuestra vida aquello de: “me las pagarás”. Pues quien así obra, no tiene nada que ver con Jesús, que es el rostro humanizado del amor de Dios. Estamos en el mundo, Dios nos planto en esta tierra para dar frutos a su tiempo. Pero hay que saber florecer. Hay que saber crear ocasiones de vida, siendo bondadosos, comprensivos y misericordiosos. No olvidemos algo, Jesús llevó a la mujer desahuciada y pecadora a la resurrección. Esa misma resurrección de la que el luego participaría. Participemos también nosotros y no perdamos de vista durante la semana santa, la esperanza y esperanza pascuales. 

miércoles, 9 de marzo de 2016

RENUNCIA AL PODER - JOSÉ Mª CASTILLO

                              RENUNCIA AL PODER

                                     José M. Castillo
  
        Hace poco más de tres años, el 11 de febrero de 2013, el papa Benedicto XVI presentó, inesperadamente y de forma irrevocable, su renuncia al poder supremo en la Iglesia. Joseph  Ratzinger comunicó su decisión, en un consistorio rutinario, o sea en un acto público, para que la voluntad papal quedara patente ante la Curia y el Estado de la Ciudad del Vaticano, ante la Iglesia universal y ante el mundo entero. La determinación del papa, por tanto, no tenía vuelta atrás.

        ¿Por qué Joseph Ratzinger decidió renunciar al poder? Sencillamente porque aquel papa se dio cuenta de dos cosas: 1ª) Porque vio que la Iglesia estaba profundamente herida por causa de problemas de extrema gravedad; 2ª) Porque él se sintió incapaz de resolver tales problemas. Como he recordado recientemente en este mismo blog, pocos días antes de la renuncia papal, el 3 de febrero, un alto mandatario de la Iglesia en Roma, me decía: “la Iglesia está tan dañada, que más bajo no puede caer”. Era urgente ponerle remedio a la situación. Y el papa Benedicto XVI tuvo la libertad y la humildad necesarias para asumir, ante el mundo entero, una decisión así.

        Y aquella decisión marcó un antes y un después, un acontecimiento decisivo de inflexión, que abrió horizontes de futuro y de esperanza, para la Iglesia y para el mundo. Con todas las limitaciones, que se le quieran poner al papa Francisco, es evidente que el papado ha emprendido un giro nuevo. Un giro que a mucha gente le ha devuelto la esperanza. Una esperanza y un futuro que han nacido de una renuncia al poder.

        Un tema capital y decisivo ahora mismo en España. Este país está metido en un atolladero del que no tenemos salida, si no hay personas y grupos políticos que tengan la libertad y la humildad de renunciar a un poder, que podrían empeñarse en soportar y mantener porque tienen derecho para hacerlo. Pero el derecho no puede prever todas las situaciones posibles. El derecho va siempre detrás de la historia. Primero, se nos presentan las situaciones y los problemas. Después, se dictan las leyes que regulan los derechos y los deberes de los ciudadanos.  Una situación, como la que estamos viviendo ahora mismo en España, no tiene salida si no hay hombres con grandeza y humildad para renunciar a los derechos y poderes que les asisten. Porque esta situación no estaba prevista en nuestra ordenamiento constitucional. Por eso, a no ser que nos empeñemos en que “el Parlamento siga siendo el peor enemigo de sí mismo” (M. Dogliani), no tenemos otra salida.


        El día que Benedicto XVI vio con claridad que la Iglesia no tenía otra solución que su propia renuncia, renunció al poder, a todos sus poderes. Porque lo primero no era, ni es, el papa. Es el pueblo creyente y el bien de la humanidad. Pues bien, ha llegado el día en que nuestros gobernantes tienen que aprender de un obispo, de un papa, la lección que más nos apremia a todos. Esto no tiene otra salida que la grandeza y la humildad de quienes, por fin, toman conciencia de que la situación en que vivimos no tiene la salida “ideal” de la mejor situación que cada uno ve. Sino la situación que consiste en renunciar a derechos y poderes que les asisten, pero que son derechos y poderes que nunca pudieron prever el atasco en que estamos metidos .     

martes, 8 de marzo de 2016

DÍA DE LA MUJER TRABAJADORA

Hoy no solo es un día de felicitación, también es un día de lucha reivindicativa por la Mujer. 

Por las mujeres que son mujeres y por las que no pueden serlo. 
Por las mujeres trabajadoras y por las paradas. 
Por las mal pagadas y valoradas. 
Por las que construyen el mundo y por las que destruyen las barreras que el mundo les impone. 
Por las mujeres que son madres y por las que no lo son. 
Por las que conciben sin ser madres y por las que deciden no concebir. 
Por las relegadas a un tercer término y por las que tienen responsabilidades mundiales. 
Por la vendidas y vilipendiadas y las injustamente tratadas. 
Por aquellas a las que la cultura africana les arrancó el placer a golpe de cuchilla y por aquellas a las que se les impone el marido o el burka en contra de su voluntad. 
Por aquellas que creen en Dios y aquellas que a Dios ignoran. 
Por las mujeres que se sienten hombres y viven su masculinidad, y por los hombres que se sienten mujeres y luchan por su dignidad. 
Por las mujeres que no sin amadas.
Por las mujeres que aman a otras mujeres, por aquellas que aman a los hombres y por aquellas que hacen del amor un signo fraterno y respetuoso para caminar por la vida.
Por las que ríen y por las que lloran. 
Por aquellas que se parten la cara por los derechos humanos y la atención a toda persona. 
Por aquellas que trabajan por la paz y el cuidado de la Naturaleza. 
Por las mujeres bellas y las que atesoran la belleza en su interior. 
Por las que no encuentran sentido a sus vidas. 
Por aquellas que saben que la libertad les puede costar la vida. 
Por las mujeres niñas y por las ancianas.
Por todas las mujeres del mundo... merece la pena luchar y trabajar, pues no son cosas, sino personas. Y cada una de ellas, sea cual sean sus capacidades, merecen una o un millón de oportunidades.
¿Nos animamos a destruir barreras?
¡¡¡ FELIZ DÍA DE LA MUJER !!!

atte. Floren

lunes, 7 de marzo de 2016

FRANCISCO, A LOS TRES AÑOS EN ROMA - José María Castillo

          FRANCISCO, A LOS TRES AÑOS EN ROMA

                                     José M. Castillo


        Hace tres años, cuando faltaban sólo unos días para que Benedicto XVI renunciara al papado, un importante personaje (de los que tienen mando en Roma) me dijo: “La Iglesia no puede caer más abajo de lo que ya está”. Y creo que quien me dijo eso tenía razón. Baste pensar que, desde los últimos años de Pablo VI hasta el día que tomó posesión Francisco, la Iglesia ha estado prácticamente sin gobierno. Más de 30 años. Juan Pablo II gestionó su pontificado con vistas a sus continuos viajes por el mundo entero. Benedicto XVI se dedicó a sus estudios y sus escritos. ¿Quién gobernaba de facto? Los cardenales que presidían las Congregaciones de la Curia. Hombres, con frecuencia, enfrentados entre ellos. De forma que los conflictos intestinos entre curiales ocuparon gran parte del tiempo y de las preocupaciones que se vivieron en el Vaticano, mientras que la Iglesia se veía urgida por asuntos muy graves, muchos de ellos inaplazables. No le faltaba razón al gran historiador de Cambridge, John Cornwell, cuando el año 2000, refiriéndose al pontificado de Juan Pablo II, escribió esto: “La tesis de este libro (un estudio importante sobre Pío XII) es que cuando el papado crece en importancia a costa del pueblo de Dios, la Iglesia católica decae en influencia moral y espiritual, en detrimento de todos nosotros”.  


        Y así fue. De ahí el conclave intenso y rápido que eligió a un jesuita, con talante franciscano, para suceder a Ratzinger. Con el desenlace final de un obispo que vino “del fin del mundo”, y que apareció en el balcón principal de la plaza de San Pedro, para decirle a la gente que él era el obispo de Roma. Y que allí estaba, antes que para bendecir, para ser bendecido por el pueblo. Se acababa de cerrar una larga etapa en la historia de la Iglesia. Y se abría otra, cargada de interrogantes y de ilusiones.

        ¿Qué balance se puede hacer de los tres años transcurridos  en el todavía breve papado de Francisco? Hay un hecho claro. Francisco se comportó, desde el primer momento, de manera que enseguida provocó  atracción y rechazo. Gran atracción, en la opinión pública general. Gran rechazo, en  grupos concretos y localizados. Precisando más: “atracción”, en las masas populares, especialmente entre gentes maltratadas por la vida y por la sociedad opulenta; “rechazo”, sobre todo en sectores importantes de la Curia Vaticana, en buena parte del episcopado mundial, entre los curas y frailes más conservadores y en los grupos cristianos más integristas y fanáticos.

        La explicación de este contraste (“atracción - rechazo”) está en que Francisco es un obispo tan creyente como humano.  Y es ambas cosas, en una cultura y una sociedad, en la que el poder opresor pierde fuerza y está siendo sustituido por el poder seductor. Hoy la religión ya no oprime ni mete miedo. A la religión no le queda ya otro poder que la capacidad de seducir a los nuevos esclavos de la sociedad industrial, opulenta y capitalista. Y resulta que Francisco ha tomado tan en serio el Evangelio, que ejerce una irresistible atracción ante los pobres, los enfermos, los niños, los ancianos, los presos de las cárceles, los refugiados, los que no tienen papeles ni techo, los “nadies”. Mientras que, paradójicamente, este hombre tan “espiritual”, no es clerical y detesta lo ostentoso del poder y la gloria.

        Así las cosas, a nadie le tendría que sorprender el fuerte rechazo que el papa Francisco encuentra en la Curia Vaticana. Porque la Curia, junto a los integristas religiosos, siguen creyendo en el poder de los dogmas y las leyes. Por eso una notable mayoría de curiales son expertos en el poder opresor. Lo  que lleva consigo una importante dificultad para vivir de acuerdo con el Evangelio. Se comprende por qué precisamente en el Vaticano (y en los colectivos integristas religiosos) es donde se encuentra el rechazo más directo, y quizás más fuerte, contra el papa Francisco. 

        Sin duda alguna, el papa Francisco ha inaugurado una nueva etapa en la historia del papado. Una etapa que se caracteriza por un hecho tan sencillo como sorprendente. Un papa que ejerce el papado, no desde el poder de la religión, sino desde la ejemplaridad del Evangelio. En esto se centra y se resume la genialidad del papa Francisco.


        Y sin embargo, todavía hay que preguntarse: ¿Qué le falta a este papa en su nueva forma de ejercer el papado? Le falta modificar, a fondo y por completo, la gestión de la Curia Vaticana. Es evidente que eso no se puede hacer en cuatro días. Ni siquiera en dos o tres años. Como también es cierto que Francisco está trabajando a fondo en este complicado asunto. Por eso, lo que nos atrevemos a pedirle es que - lo antes que pueda - convierta el enorme y solemne tinglado de la Curia en una Comisión Consejera Mundial del Obispo de Roma, “cabeza del Colegio Episcopal” (LG 22), recuperando el gobierno sinodal de la Iglesia, tal como se hizo durante el primer milenio de su historia. ¡Por favor, papa Francisco!, no abandone el papado dejando su obra magistral sin el complemento decisivo que aún le falta.             

viernes, 4 de marzo de 2016

DIOS TAMBIÉN ES MADRE

Dios también es madre
Florencio Salvador Díaz Fernández. Estudiante de Teología.


Este tema no es recurrente, es un tema que vivo. O mejor dicho, es una dimensión de Dios que vivo y experimento. Parto de la base de que “DIOS, es la más abrumadora de todas las palabras humanas” (J.I.González Faus). Muchas personas a través de la historia han descargado en ella sus angustias y sinsabores. Aun hoy en día, es una palabra manipulada, ensuciada, ensangrentada, en cuyo nombre incluso se ha llamado a la guerra desde todas las religiones.       
Cada cultura -a Dios- le ha dado forma, y le ha representado y estructurado de una determinada manera; incluso se ha establecido un culto determinado y diferenciado según la cultura. Cuando decimos Dios, nos referimos en masculino a ese “Ser Trascendente”. Ese Ser que supera nuestra existencia y nuestras capacidades y en cuya presencia tradicionalmente hemos colocado todo lo que se nos escapa de las manos. Precisamente por ese modelado al que Dios ha sido sometido a través de las épocas, se le apartó de la dimensión maternal/femenina que ampliamente le caracteriza, solo por cuestiones de primacía del varón en las culturas de entonces; ya que ampliamente está documentado la existencia de “Diosas” en nuestra biblia (1Re 14). 
Desde los comienzos de la civilización era la mujer la que aseguraba la alimentación recogiendo lo que daba la tierra. Pero al establecerse la agricultura (70s.aC) se necesita el manejo de instrumentos grandes y de gran peso como los arados o la construcción de la irrigación, lo cual hará que el varón supere a la mujer hasta hacerla un mero objeto de legitimación de la estirpe, la crianza o el placer. Resumo recordando que la primacía del varón caracterizó a Dios tal y como lo invocamos. Y por este motivo, todo carácter femenino fue extirpado de la dimensión del “Ser Trascendente” al que idealizamos como un anciano afable de blanca barba. 
Nada más lejos de la realidad. El Cardenal Gianfranco Ravasi, afirmó en el  diario “Avvenire” (año 2005), que “al menos 60 adjetivos de Dios en la Biblia están en femenino” y que “existe claramente una maternidad de Dios, y en más de 260 ocasiones se habla de las ‘entrañas maternas’ del Señor”. Es más, si a Dios no le hubiéramos quitado por prejuicios injustificados su dimensión femenina, la mujer estaría en muchos países y culturas equiparada en derechos y libertades. Ya que hoy más que nunca, atendemos a la urgencia de “liberar a la mujer de prejuicios que impiden que salgan a la luz riquezas que solo la mujer puede aportar a las búsquedas humanas” (Leonardo Boff). 
Y al hablar de lo femenino, entiéndase que no trato aquí la identidad de género, sino algo que va más allá; los rasgos femeninos de Dios que son su creación, su gesta liberadora, su intencionalidad virginal, su carácter esponsalicio (Is 62,4s), su fecundidad, su sensibilidad (Gn 30,1), su amplio carácter materno…etc. No olvidemos que a imagen suya crea Dios al hombre y a la mujer y a ambos le confiere su dignidad y su Espíritu. Una imagen maternal de la que son reflejos otros testimonios formidables de mujeres en el A.T., como Agar, Raquel, Deborah, Ana y Rispah; ya que esta última fue reflejo del dolor de Dios por el martirio de los siete hermanos fieles a sus mandatos (Mac 7). 
Dice el Señor: “¿Acaso una madre puede olvidarse de su propio hijo? Pues aunque ella lo olvide, yo no te olvidaré” (Is 49,15), “como una madre consuela a su hijo, así os consolaré yo” (Is 66,13). La misma sabiduría que es la palabra de Dios encargada de la realización de sus obras se dirige a sus hijos como una madre (Prov 8-9) recomendándole sus instrucciones. 

El propio planeta Tierra, la tierra que pisamos es uno de los mayores exponentes del rostro maternal de Dios, ya que ella es dadora de vida, es “nuestra casa común […] como una hermana, con la cual compartimos la existencia y como una bella madre nos acoge entre sus brazos, la cual nos sustenta y gobierna, […] y clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella.” (Francisco. Enc.Laudato Si´1-2). 
Indudablemente el nuevo testamento no se sustrae a esta realidad del rostro maternal de Dios, sino que desde Jesucristo lo agudiza hasta hacerlo un magisterio dentro de la primigenia comunidad cristiana. Aquí es fácil recordar la entrega que Jesús hace de su madre María, al apóstol Juan estando junto a la cruz. 
Pero esa entrega, solamente es una búsqueda de amparo por parte de Jesús hacia su madre. El verdadero texto donde Jesús da a la maternidad un autentico carácter es en Marcos (3, 31-35) al afirmar: “todo el que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre”. Y precisamente es aquí donde nuevamente Dios, desde Jesús, nos ofrece a cada uno de nosotros la posibilidad de participar de cada una de las dimensiones que Dios tiene en el mundo, testimoniando. 
Y una de esas dimensiones es la maternidad. “El seno materno es la expresión más concreta de la íntima relación entre dos existencias y de las atenciones hacia la criatura débil […]. El lenguaje figurado del cuerpo nos ofrece así una comprensión de los sentimientos de Dios por el hombre, más profunda de lo que permitiría cualquier lenguaje conceptual” (Joseph Ratzinger, Libro-entrevista con Peter Seewald). Muchas personas sean hombres o mujeres nunca podrán tener hijos. 
Precisamente quienes no han concebido o dado a luz, han engendrado hijos desde un plano no biológico. En cada caso, a todos se nos hace un llamamiento a la fecundidad de nuestra vida, y así participar con Dios del carácter creador, comenzando por el respeto a la persona –sea quien sea- y el cuidado de la Tierra nuestra casa común. Es cierto que es algo costoso, pues ninguno de los que no hemos parido, sabemos lo que es adolecernos por algo que no nos duele a nosotros, sino al hijo al que se ha alumbrado. 
De ese amor, desinteresado y amable nos habla constantemente Dios a través de Jesucristo en su evangelio. Por ello, estoy convencido de que la maternidad de Dios es un bello desafío para el/a cristiano/a de hoy en el año de la misericordia. Por lo que no debemos tener miedo de hacernos eco de ese carácter maternal, sensible, fraterno y amoroso. Una dimensión amorosa que nos lleva a auxiliar más allá de la retribución mundana a la que estamos acostumbrados, que implica que todo tiene un precio en euros. Acabo. 

Estando en la maravillosa convocatoria papal del año de la misericordia, cito aquí al profeta Miqueas (6,8): “practica la justicia, ama la misericordia, y camina humildemente con tu Dios”. El Señor nos libre de banalizar este texto. El Señor nos libre de no querer ser fecundos. El Señor nos libre de socavar la integridad de cualquier persona. El señor nos libre de relativizar todo lo que es femenino, simplemente por serlo. El señor nos libre de ofender a la mujer al no equipararla en responsabilidades, incluso eclesiásticas. Que para este apasionante camino por el año de la misericordia, no nos falte la compañía y el amparo de uno de los auténticos rostros humanizados de la maternidad de Dios, la Virgen María que mitiga nuestras amarguras con una inagotable esperanza. Amén. Hermanos y hermanas del Calvario, feliz año de vuestro aniversario fundacional. Paz y bien. Laus Deo.

Publicado en el Boletín nº 24 de la Hermandad del Calvario de Estepa (Sevilla)