CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

viernes, 29 de abril de 2011

PERLAS DE PAGOLA PARA EL FINDE- Nuevo inicio

2 Pascua (A) Juan 20, 19-31

NUEVO INICIO

JOSÉ ANTONIO PAGOLA, sAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

 

Aterrados por la ejecución de Jesús, los discípulos se refugian en una casa conocida. De nuevo están reunidos, pero ya no está Jesús con ellos. En la comunidad hay un vacío que nadie puede llenar. Les falta Jesús. No pueden escuchar sus palabras llenas de fuego. No pueden verlo bendiciendo con ternura a los desgraciados. ¿A quién seguirán ahora?

Está anocheciendo en Jerusalén y también en su corazón. Nadie los puede consolar de su tristeza. Poco a poco, el miedo se va apoderando de todos, pero no le tienen a Jesús para que fortalezca su ánimo. Lo único que les da cierta seguridad es «cerrar las puertas». Ya nadie piensa en salir por los caminos a anunciar el reino de Dios y curar la vida. Sin Jesús, ¿cómo van a contagiar su Buena Noticia?

El evangelista Juan describe de manera insuperable la transformación que se produce en los discípulos cuando Jesús, lleno de vida, se hace presente en medio de ellos. El Resucitado está de nuevo en el centro de su comunidad de seguidores. Así ha de ser para siempre. Con él todo es posible: liberarse del miedo, abrir las puertas y poner en marcha la evangelización.

Según el relato, lo primero que infunde Jesús a su comunidad es su paz. Ningún reproche por haberlo abandonado, ninguna queja ni reprobación. Sólo paz y alegría. Los discípulos sienten su aliento creador. Todo comienza de nuevo. Impulsados por su Espíritu, seguirán colaborando a lo largo de los siglos en el mismo proyecto salvador que el Padre encomendó a Jesús.

Lo que necesita hoy la Iglesia no es sólo reformas religiosas y llamadas a la comunión. Necesitamos experimentar en nuestras comunidades un "nuevo inicio" a partir de la presencia viva de Jesús en medio de nosotros. Sólo él ha de ocupar el centro de la Iglesia. Sólo él puede impulsar la comunión. Sólo él puede renovar nuestros corazones.

No bastan nuestros esfuerzos y trabajos. Es Jesús quien puede desencadenar el cambio de horizonte, la liberación del miedo y los recelos, el clima nuevo de paz y serenidad que tanto necesitamos para abrir las puertas y ser capaces de compartir el Evangelio con los hombres y mujeres de nuestro tiempo.

Pero hemos de aprender a acoger con fe su presencia en medio de nosotros. Cuando Jesús vuelve a presentarse a los ocho días, el narrador nos dice que todavía las puertas siguen cerradas. No es sólo Tomás quien ha de aprender a creer con confianza en el Resucitado. También los demás discípulos han de ir superando poco a poco las dudas y miedos que todavía les hacen vivir con las puertas cerradas a la evangelización.


(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

 

 
 

Por la dignidad del trabajo

POR LA DIGNIDAD DEL TRABAJO
Comunicado ante el primero de mayo de 2011
MUJERES TRABAJADORAS CRISTIANAS (MTC), HERMANDAD OBRERA DE ACCIÓN CATÓLICA (HOAC), JUVENTUD OBRERA CRISTIANA (JOC)
ESPAÑA.
Los movimientos especializados de Acción Católica para la evangelización del Mundo Obrero: JOC (Juventud Obrera Cristiana), MTC (Mujeres Trabajadoras Cristianas) y HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica), en esta celebración del Día Internacional del Trabajo, queremos estar cercanos a las alegrías y a las angustias de los trabajadores y trabajadoras y sus familias, especialmente de quienes sufren el paro o soportan unas condiciones de trabajo que imposibilitan una vida digna.

En este año queremos seguir llamando la atención sobre la crisis económica del sistema financiero que estamos padeciendo. Una crisis que también es moral, ética. Un escenario altamente corrosivo para el digno desarrollo de la vida de más de cuatro millones de personas en nuestro país que no tienen trabajo. En el 4º trimestre de 2010, teníamos más de 1.300.000 hogares con todos sus componentes en paro. Mientras tanto, entre enero de 2008 y junio de 2010, los bancos dejaron sin vivienda a más de 200.000 familias. Las estadísticas nos hablan que las medidas establecidas en la reforma laboral dictada por el gobierno, no han dado los resultados que se plantearon, sino que han supuesto un paso más en la vulnerabilidad que sufren las mujeres y los hombres del trabajo, especialmente los más empobrecidos. También vemos con preocupación la reforma del sistema de pensiones, que va en la línea de alargar la edad de jubilación, y no favorece la creación de empleo para los más jóvenes, cuyo índice de paro supera el 40 % ¿Cómo alcanzarán las actuales generaciones de jóvenes los años de cotización?
Cuando está a punto de cumplirse el 30º aniversario de la publicación de la Encíclica Laborem Exercens y celebramos la beatificación de Juan Pablo II, autor de dicha encíclica, queremos proclamar la plena vigencia de su apuesta por la dignidad del trabajador; de la obligada subordinación de la economía al desarrollo de la persona; y del respeto innegociable por toda persona, imagen de Dios, en cualquier escenario socio-económico que se pueda dar. Porque la Iglesia está vivamente comprometida en esta causa, porque la considera como su misión, su servicio, como verificación de su fidelidad a Cristo, para poder ser verdaderamente la «Iglesia de los pobres». Y los «pobres» se encuentran bajo diversas formas; aparecen en diversos lugares y en diversos momentos; aparecen en muchos casos como resultado de la violación de la dignidad del trabajo humano: bien sea porque se limitan las posibilidades del trabajo —es decir por la plaga del desempleo—, bien porque se deprecian el trabajo y los derechos que fluyen del mismo, especialmente el derecho al justo salario, a la seguridad de la persona del trabajador y de su familia.(Laborem exercens, 10).

Celebremos el 1º de mayo de 2011 y hagámoslo denunciando a los culpables de la crisis y de la pérdida de trabajo; a los que echan cargas pesadas sobre los más pobres; a los que hacen que muchas personas vivan con angustia, sin seguridad… Pero también anunciando que hay esperanza si somos capaces de organizar y orientar el trabajo productivo para que colabore en la humanización de las personas, ya que el trabajo, por su tenencia o su ausencia, sigue siendo la clave de la cuestión social.
(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
  

domingo, 24 de abril de 2011

PLEGARIA DE LA RESURRECCIÓN DE JESÚS DE NAZARET

PLEGARIA DE LA RESURRECCIÓN DE JESÚS DE NAZARET
Desde este humilde lugar, deseo una feliz Pascua a todos los que visitan este humilde blog. Permita el resucitado, que nos prestemos a la asistencia del Espíritu. Que nos abramos a todo lo bueno y bello que desde el hombre y la mujer de hoy, procede de Dios. Que neguemos la infamia a lo humano y logremos el pleno reinado de Dios en los corazones de las gentes.
Un abrazo cordial. Paz y bien. Floren

(La siguiente plegaria puede leerse en cualquier oficio litúrgico de la pascua, tras las preces.)

Dios y padre de bondad,
que nos amas y nos buscas.
Es realmente justo y necesario darte gracias,
Padre Nuestro, y de modo especial
en este día en que ha resucitado tu Hijo.

En nuestro mundo hay todavía caos informe,
tinieblas de guerra, iras,
desigualdades sociales, odios.
Tu aliento, Padre bueno e inmenso,
se cierne sobre la faz de la tierra,
porque Tu eres Luz y el creador de toda luz.

Nos cuesta reconocer
que el hombre es imagen de Dios,
porque le vemos desfigurado.
Este es el día, Padre, en que transformas
nuestro miedo en valentía.

Días de resurrección en que despiertas en nosotros
deseos de liberación y alegría,
al reconocer que Jesús venció a la muerte.

Son muchos los procesados.
Los enfermos, los marginados...
pero no faltan hoy quienes se entregan
por la justicia, quienes redimen a sus hermanos,
como Cristos anónimos.

Tú eres un Dios de libertad y de liberación,
como lo mostraste cuando tu pueblo
caminó por lo seco en medio del mar.
Esperamos continuamente el amanecer,
la división de las aguas amargas,
el camino limpio que nos lleva a la libertad.

Este es el día en que palpamos muy de cerca
la presencia del Resucitado.
Por lo cual nos asociamos a los ángeles
diciendo la oración que el resucitado nos enseñó:
Padre nuestro que estas en el cielo…
        
Padre de los cielos y tierra:
Tu Hijo Jesucristo vive entre nosotros.
Te bendecimos porque Jesucristo
vive en todo deseo de vida y amor,
porque su servicio siempre es actual,
es tan necesario e indispensable
como el alimento de tu Palabra y de tu mesa.

Cuando los hombres compartimos la palabra,
el pan, la mesa y la alegría,
nos hacemos hermanos.
En medio de nosotros está entonces Cristo.
En nombre de Jesús, Padre,
nos hemos reunido ante ti, los de lejos y los de cerca,
porque nos ha congregado tu Espíritu.

Tu cuerpo glorificado, Señor,
conserva la huella de las heridas de los hombres
y tu corazón abierto por la lanza
no cesa de manar sangre y agua de tu Espíritu.

Derrama la luz de tu Espíritu
para que en ella nos encontremos
todos los hombres y mujeres del mundo,
para que la vida tenga sentido
y todos compartamos tu felicidad.
Que llegue aquel día en que te veamos cara a cara,
cuando nadie tenga necesidad de decirnos quien eres.

A Ti, Padre, con el Espíritu del Resucitado,
te brindamos este momento de oración.
Escuchamos atentamente tu palabra,
pues ella es nuestra salvación,
la de nuestras familias y amigos
y te pedimos por todos los hombres y mujeres
que se aman y respetan, e igualmente te pedimos
por la salud de todo el mundo,
dada hoy en el Señor.

Por los siglos de los siglos. Amén.

viernes, 22 de abril de 2011

LA CRUZ DESDE LA PERSPECTIVA DE JOSÉ ARREGUI (Teólogo)

La cruz no nos salva

El título puede sonar escandaloso a oídos de muchos cristianos, más en estos días en que alzamos la cruz para cantar al Hermano Herido. Hace ya dos mil años que dura el grave malentendido, y son demasiados los que aún lo sostienen, pero hoy es insostenible. No es la cruz la que salva, sino aquello de lo que nos hemos de salvar.
En realidad, el equívoco es muy anterior al cristianismo. En infinidad de excavaciones arqueológicas de África, Asia, América y Europa se encuentran restos de cruces de hace ocho mil años. De México a Perú y de China a Babilonia, la cruz fue utilizada como símbolo de vida. Muchos representaron al dios sol en forma de cruz: así hicieron los egipcios con Osiris (que es, además, el dios de la muerte y de la resurrección), y los acadios, asirios y babilonios con Shamash. Desde Europa hasta la India, todos los pueblos arios utilizaron también la cruz gamada como símbolo del sol más o menos divinizado. Odín cuelga de un árbol. El árbol tiene forma de cruz. El árbol vive del sol. La cruz es el árbol, es el sol, es la Vida en las cuatro direcciones del cosmos.
            Si la pobre humanidad, desde la noche de los tiempos en que aprendió a guardar el fuego –fuego del sol o del rayo– e incluso a encenderlo cruzando y frotando dos palos de árbol, si la pobre humanidad hubiera guardado el Fuego y cuidado la Vida, también nosotros podríamos seguir venerando la cruz como el signo más sagrado, el signo de la Vida. Pero la pobre humanidad, para su gran desgracia, hizo de la cruz un instrumento de muerte.
Cuando esta especie humana que llamamos dos veces Sapiens dominó la tierra, construyó ciudades, ordenó el poder y organizó religiones, entonces taló un árbol e inventó la cruz para matar al enemigo condenado como culpable. Babilonios, persas y egipcios, griegos, cartagineses y romanos convirtieron el signo de la vida en el más cruel instrumento de tortura y de muerte para esclavos, sediciosos y prisioneros enemigos.  Y llamaron Dios al Poder, e hicieron de Él el Gran Legislador, el Supremo Garante del orden del más poderoso, siempre injusto.  Y dijeron: “Dios castiga al culpable”, pero era simplemente para poder ellos castigar con la conciencia tranquila. Nadie explicó nunca por qué Dios exige expiación, ni quién gana qué con que el culpable expíe. Eso hicimos de Dios, ¡pobre Dios! Más bien, ¡pobres nosotros!, pues ese Dios no existe, mientras que nosotros sí existimos y seguimos crucificándonos. ¡Maldita cruz!
Miles de años más tarde, un viernes de abril, crucificaron a Jesús, uno más de tantos. El Sanedrín de los sacerdotes le acusó de querer destruir el Templo. El Pretorio romano le condenó por amenazar el orden imperial. El Sanedrín tenía razón según la ley vigente en la religión del templo, y el Pretorio tenía también razón según la ley del Imperio. Pero ambas leyes eran la misma, y ambas eran perversas. Eran la ley del poder y del orden, de la culpa y del castigo. No eran la ley de Dios, la santa ley de la bondad y de la vida. De modo que Jesús fue crucificado contra la voluntad de Dios, que solo puede querer que vivamos y hace salir el sol sobre buenos y malos.
Pero los cristianos entendieron muy pronto la cruz de Jesús de acuerdo a las viejas categorías de la religión del templo: la culpa y el castigo, el sacrificio y el perdón. Eso sí, los cristianos, con Pablo al frente, dieron la vuelta al argumento y dijeron: “Dios exigía que alguien expiara todos los pecados, pero ha sido el Justo quien ha expiado en lugar de los pecadores. Era necesario que alguien cargara con las culpas, pero ha sido el Crucificado quien ha cargado con todas nuestras culpas”. Los cristianos olvidaron la historia del Sanedrín y de Pilato, y comprendieron la cruz, en clave cultual, como un sacrificio de expiación.  Dieron la vuelta al argumento, pero mantuvieron el viejo marco de la culpa, la pena y la expiación.
Y llegaron a decir que, en realidad, fue Dios el que crucificó a Jesús. ¿Quién puede creer hoy en un Dios que exige expiar culpas, a veces al propio culpable, a veces al inocente en lugar del culpable? Ese dios sería un monstruo terrible, y la verdadera piedad empezaría por combatirlo. Pero tales monstruos hemos creado, y les hemos consagrado templos, doctrinas y sistemas penitenciales, un siniestro edificio que descansa sobre un dogma erigido en una especie de principio metafísico de carácter absoluto: “Toda culpa debe ser expiada”. Una religión de la expiación universal, en la que lo más importante ni siquiera es que aquel que ha hecho daño a alguien lo repare y trate de curarle, sino que pague, que sufra, que se pudra en la cárcel, que se muera (se oyen gritos de multitudes). Terrible religión, y terrible sociedad, la que así grita.
No es esa la religión de Jesús. El principio absoluto de Jesús es otro, absolutamente distinto: “Toda herida debe ser curada”. A Jesús no le importó el pecado (¿qué es el pecado?), sino el sufrimiento: la gente que sufría y la gente que hacía sufrir. No le importó la culpa (¿qué es la culpa?), sino el daño: la gente herida, y la gente que hería, y todo el que hiere es porque está herido, y lo que necesita es sanación, no castigo. En última instancia, ni siquiera le importó quién tenía la culpa, sino que alguien, cada uno en su lugar y a su manera, se hiciera responsable y dijera: “Yo respondo. No quiero herir, quiero curar. Y también al que hiere quiero curarlo, porque también él está herido. Yo quiero hacer algo para que no haya daño. Y sé que eso es arriesgado, porque el poder es ciego y cruel, y está en todas partes aunque no es nadie. Pero yo lo haré”.
Eso hizo Jesús. Corrió el riesgo, y le crucificaron. Pero sus discípulas y discípulos no dejaron de amarle. Dijeron que estaba vivo. Tan ciertos estaban de que lo que Jesús había dicho y hecho era divino, la vida misma y la bondad misma que es inmortal como Dios. Los cristianos le veneraron primero en figura de cordero, de buen pastor, de pez y de ancla. Y al cabo de trescientos años, empezaron a venerarle en figura de cruz. Y la cruz –el maldito instrumento de tortura y de muerte, impuesto por los poderosos a los sediciosos y profetas– volvió a convertirse en signo de la Vida, en árbol de vida, cargado de frutas y medicinas saludables.
Pero aún persiste el equívoco y hay que despejarlo. El Dios de la expiación nunca existió, y la religión de la expiación ha de ser borrada. El dolor no es lo que salva, sino aquello de lo que hemos de ser salvados. Y la salvación no consiste en ser absueltos de una culpa ni en expiarla, sino en ser curados de todas las heridas. Eso es lo que quiso hacer Jesús. Pero en su vida y en su cruz, no es la cruz la que nos salva, sino la libertad arriesgada, la bondad solidaria, la proximidad sanadora. La suya y la de todos los hombres y mujeres buenas.  Benditos sean todos los crucificados, y malditas sean todas las cruces, también la de Jesús.
Es el Hermano Herido el que nos salva. Todas las hermanas y hermanos heridos por ser buenos nos salvan, a pesar de la cruz. Por supuesto, no sin la cruz. Pero ciertamente, no por la cruz.
Para orar
 ”Un Dios de corazón y no de ley.
Una mirada de calor y no de hielo.
Un Señor de los nuestros, no distante.
El padre para todos, no el príncipe de algunos.
Una Palabra que habla en los gestos:

el pan compartido,
la fiesta de los impuros,
la denuncia del soberbio,
la bienaventuranza del pobre,
el envío de los débiles,
la amistad con los solos,
la mano firme que alza a la adúltera,
la risa y el llanto de quien está vivo,
la plegaria del hombre angustiado,
el silencio ante el juez injusto,
los brazos clavados en una cruz,
el grito de perdón,
un sepulcro sin muerto,
los destellos del que vive para siempre.

¿Qué hay en el corazón de Dios?
Un Amor eterno, cercano y apasionado.
Una pasión que sepulta a la muerte..
Un grito que da sentido a la historia.
La voluntad inquebrantable
de abrirnos paso a la Vida.” (José María Olaizola)

CUALQUIER CENA SI TIENE BUEN ROLLITO, PUEDE SER SANTA

Quiero comentar esta imagen, y deseo que usted que me visita, lo haga con tranquilidad y sin enfurecerse. Hoy una monja hermana de la cruz, me comenta su preocupación por la poca asistencia de la gente a los cultos religiosos propios de la semana santa. Son ceremonias largas, llenas de tradición, bellas en sus símbolos, pero que tiene  que ser descifrados y a esto no llegan la mayoría de las gentes. ¿A donde vamos? ¿Es el camino correcto?






Este Jesús que aquí se nos muestra, tiene la particularidad de sintonizar con su entorno, algo que hoy no les pasa a algunos -no todos- de aquellos que desean representar a Xto, desde el ministerio sacerdotal. La mesa no esta exenta de esencia eucarística, pues se nota cierto clima de fraternidad y humanidad integradora. ¿Quizás de esto si está necesitada la iglesia y la comunidad eclesial en sí misma, de integración?. La pastoral de obligatoriedad en la iglesia tiene las horas contadas. El evangelio debe ser comunicado, transmitido y testimoniado a toda costa; aunque para ello los casi tocados por la galopante alopecia, nos tengamos que poner “raftas” en el pelo.
Feliz pascua a todos, felices días. Paz y bien desde Estepa.



Viene de: http://www.atrio.org/2011/04/4074/comment-page-1/#comment-28920 

jueves, 21 de abril de 2011

ORACIÓN ANTE EL MONUMENTO - JUEVES Y VIERNES SANTO

+
“El que come de este pan, vivirá para siempre”
+.En el nombre del padre y del Hijo y del Esp.Sto.Amén.

¿Tienes dudas de quién es este que se muestra ante ti?. Él fue llamado por sus contemporáneos: maestro, rabí, profeta, anticristo. Nosotros le llamamos Jesús el Hijo de Dios o el Hijo del hombre. Pero, a pesar de su realeza como hijo de Dios, aprendió a soportar  –como hombre que era a todos los efectos- los envites que la vida le presentaba. “Padre aparta de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad sino la tuya”. Este que está ante ti es el mayor signo sacramental que una persona puede ofrecer a otra por amor; y Jesús se puso en manos de Dios y gritó “hágase tu voluntad”.
La voluntad de Dios no es la cruz ni la muerte ni el sufrimiento. La voluntad de Dios es que el hombre viva y tenga vida en abundancia. Vamos a acercaros al monte de los olivos donde Jesús se hace ofrenda, donde Jesús, confiando en el Padre, arriesga su vida. Todo está en juego. Su grito es “hágase tu voluntad”, su actitud será...”Padre, me fío de ti”.
Vamos a Getsemaní a acompañar a Jesús que hoy sigue diciendo “Padre, me fío de ti”; vamos a abrir los ojos a quienes están hoy en Getsemaní y se debaten entre la confianza y la decepción, entre la esperanza y la desilusión, entre el sueño de justicia y la realidad tantas veces injustificable. Y en Getsemaní también están los que pasan hambre y sólo esperan un plato de comida, los que sufren la violencia y sólo sueñan en un día de paz, quienes han perdido el norte de su vida y sólo esperan una señal que aporte una dirección a su existencia.
Vamos a Getsemaní a acompañar a Jesús. Vamos a Getsemaní a acompañar a los que aun hoy sufren con la cruz, que es su cruz particular.

*Himno.
Tu reino, Señor, se hace presente

cuando se fomenta la justicia y es respetada la libertad.

Cuando todos somos hijos tuyos, los sueños se deletrean:
Amistad, hermanos, paciencia, caridad.

Tu reinado, Señor, viene a nosotros siempre que el pueblo dispone
de sustento, vivienda, trabajo y sanidad.
Tú nos enseñas, por Jesús, a vivir con dignidad la vida
y a festejarla en la fraternidad.

En tu reino, Señor, no caben privilegios de quienes se creen
el fruto de la espiga en honor y dignidad.
Eres un Dios vivo, enemigo de los ídolos humanos,
y no hay mayor cansancio que el tuyo.

El reino que predicaste llega casi de puntillas,
se revela y está escondido.
Es simiente que se esparce por los campos y levadura que fermenta entre la masa, luz que muestra el horizonte a los perdidos.

El Reino de Dios, según los evangelios,
es un banquete de bodas,
un adviento de ternura que reparte los panes
en las manos frágiles
de los que gozan detrás del corazón.
Casiano Floristan

*Liturgia de la Palabra.
“En mi corazón escondí tu palabra para no pecar contra ti. ¡Bendito seas Señor, enséñame tus preceptosSalmo119
    
+ Del Evangelio de Juan Capítulo 15                 (Biblia Latinoamericana)
 1 «Yo soy la vid verdadera y mi Padre el viñador.
 2 Él corta todos los sarmientos que no dan fruto en mí, y limpia los que dan fruto para que den más. 3 Vosotros estáis ya limpios por la palabra que os he dicho.  4 Seguid unidos a mí, que yo lo seguiré estando con vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no está unido a la vid, así tampoco vosotros si no estáis unidos a mí.  5 Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece unido a mí y yo en él, da mucho fruto; porque sin mí no podéis hacer nada.  6 Al que no está unido a mí se lo echa fuera, como a los sarmientos, que se los amontona, se secan y se los prende fuego para que se quemen. 7 Si estáis unidos a mí y mis enseñanzas permanecen en vosotros, pedid todo lo que queráis y se os concederá».
 8 «Mi Padre es glorificado si dais mucho fruto y sois mis discípulos.  9 Como el Padre me ama a mí, así os he amado yo; permaneced en mi amor.   10 Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.  11 Os he dicho estas cosas para que mi alegría esté dentro de vosotros y vuestra alegría sea completa». 12 «Éste es mi mandamiento: amaos unos a otros como yo os he amado.   13 Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos.   14 Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que os mando.  15 Ya no os llamo siervos, pues el siervo no sabe qué hace su señor; yo os he llamado amigos porque os he dado a conocer todas las cosas que he oído a mi Padre.  16 No me elegisteis vosotros a mí, sino yo a vosotros; y os designé para que vayáis y deis fruto y vuestro fruto permanezca, a fin de que todo lo
que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda.  17 Esto os mando: amaos unos a otros».

PALABRA DEL SEÑOR


*Reflexión a la luz de la Palabra y el misterio Eucarístico.
         Ten en cuenta que ahora el que te habla es JESÚS.
         Si yo vine a tu mundo para servir y no ser servido, ¿cómo no sirves incondicionalmente tú?. ¡Sabes que en el amor el servir es lo primero!. Desde la eterna fuente de mi inmensa ternura yo vine a amar con el ardor del fuego que enciende tu corazón. Y vive Dios, que de amor as de colmar el aire que respiras. Sirve sin distinción, como cisterna plantada en las entrañas del desierto. Da tu vida vertiendo gota a gota, luz en la noche trágica del ciego, gozo en el pobre, triste y abatido, y bálsamo en la herida del enfermo. Se tú, el amor que busca los caminos de tanta soledad sin alma y sin remedio. No cuestiones jamás el amor que a los humanos sin reproche se concede, pues de mi Padre desde el cielo este procede. Da, más bien tu vida sin cesar a todos, e infunde en la tierra la luz de mi evangelio: pues yo vine a servir y no a ser servido; y reflejo mío has de ser tú, para ser digno del pan y alimento que contemplas.
(después de leído pausadamente, sé honesto/a  y reconoce tus insuficiencias como cristiano/a)
  
*Padre nuestro que es estás en el cielo... (sigue)  

*Poema del autentico pan sacramentalizado.
            Un pan inmenso, un pan multiplicado,
            Pan crujiente, pan dulce, pan contento
            De ser comido todo por hambrientos,
            Pan rico de amores, entregado.
¡Que bueno es Dios, un Dios empanado!
Vida es para los pobres y alimento
Y viático y santo sacramento
Del gran amor de Dios enamorado.
            Vosotros, rechazados, excluidos
            Por gentes del poder y de dinero,
            Seréis en mi Reino los primeros,

 
            Mis hijas y mis hijos preferidos.
Escucho vuestras quejas y gemidos,
Esclavos, humillados, pordioseros,
Ahora de este mundo el basurero,
Pero os llevo en mi entraña dibujados.
¡Venid todos, comed pan de los hijos!

*Oración final. 
¡Mírame, Señor! Soy incluso menos de lo que yo creía ser. Por eso te pido que mostrándome mi cruda realidad, sea verdaderamente consciente de la obligación que tengo como hijo/a tuyo/a; de construir tu Reino en el corazón de mis prójimos. Amén. Bendíceme Señor.



viernes, 15 de abril de 2011

PERLAS DE PAGOLA PARA EL FINDE - Escándalo y locura

Domingo de Ramos (A) Mateo 26, 14-27,66
ESCÁNDALO Y LOCURA
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, vgentza@euskalnet.net
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

ECLESALIA, Los primeros cristianos lo sabían. Su fe en un Dios crucificado sólo podía ser considerada como un escándalo y una locura. ¿A quién se le había ocurrido decir algo tan absurdo y horrendo de Dios? Nunca religión alguna se ha atrevido a confesar algo semejante.
Ciertamente, lo primero que todos descubrimos en el crucificado del Gólgota, torturado injustamente hasta la muerte por las autoridades religiosas y el poder político, es la fuerza destructora del mal, la crueldad del odio y el fanatismo de la mentira. Pero ahí precisamente, en esa víctima inocente, los seguidores de Jesús vemos a Dios identificado con todas las víctimas de todos los tiempos.
Despojado de todo poder dominador, de toda belleza estética, de todo éxito político y toda aureola religiosa, Dios se nos revela, en lo más puro e insondable de su misterio, como amor y sólo amor. No existe ni existirá nunca un Dios frío, apático e indiferente. Sólo un Dios que padece con nosotros, sufre nuestros sufrimientos y muere nuestra muerte.
Este Dios crucificado no es un Dios poderoso y controlador, que trata de someter a sus hijos e hijas buscando siempre su gloria y honor. Es un Dios humilde y paciente, que respeta hasta el final la libertad del ser humano, aunque nosotros abusemos una y otra vez de su amor. Prefiere ser víctima de sus criaturas antes que verdugo.
Este Dios crucificado no es el Dios justiciero, resentido y vengativo que todavía sigue turbando la conciencia de no pocos creyentes. Desde la cruz, Dios no responde al mal con el mal. "En Cristo está Dios, no tomando en cuenta las transgresiones de los hombres, sino reconciliando al mundo consigo" (2 Corintios 5,19). Mientras nosotros hablamos de méritos, culpas o derechos adquiridos, Dios nos está acogiendo a todos con su amor insondable y su perdón.
Este Dios crucificado se revela hoy en todas las víctimas inocentes. Está en la cruz del Calvario y está en todas las cruces donde sufren y mueren los más inocentes: los niños hambrientos y las mujeres maltratadas, los torturados por los verdugos del poder, los explotados por nuestro bienestar, los olvidados por nuestra religión.
Los cristianos seguimos celebrando al Dios crucificado, para no olvidar nunca el "amor loco" de Dios a la humanidad y para mantener vivo el recuerdo de todos los crucificados. Es un escándalo y una locura. Sin embargo, para quienes seguimos a Jesús y creemos en el misterio redentor que se encierra en su muerte, es la fuerza que sostiene nuestra esperanza y nuestra lucha por un mundo más humano. 

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

miércoles, 13 de abril de 2011

ORACIÓN SOBRE LUCAS 15

Para orar Lc 15

Señor y Dios nuestro,
que nos amas y nos buscas.

Continuamente estamos marchando de tu casa
en busca de cosas que nos plazcan más.
Aun así, siempre acudimos a ti
como “los mendigos del cielo” que somos,
para rogarte que no ceses
de hacerte en encontradizo con nosotros,
pues nada somos sin Ti.
Somos una oveja desperdigada y solitaria
que anhela escuchar el silbido del
pastor para trotar en su busca.
Reúnenos Padre, a la sombra de tu solicitud.
Asístenos por medio de tu Espíritu,
para que por nuestras obras,
tus hijos crean en Ti.

Amén.

martes, 12 de abril de 2011

MARÍA, RIMARIMANDO EN SER COFRADE




 El Rimarimando de Ser Cofrade del día 6 de abril fue el siguiente:

Siempre me ha fascinado la figura de la Virgen, desde que era niño he pasado toda la vida contemplando a muchas de ellas en el claroscuro sosegado e íntimo en el que se visten las Imágenes, porque así lo he visto hacer a mi padre, a mi tío y a otros buenos amigos que dedican su primor y su cariño a estos menesteres tan silenciosos.
Y desde el primer día me ha gustado muchísimo más la Virgen en ese instante en el que sin irreverencias y con absoluta dignidad, se coloca una simple mantilla sobre la cabeza de la Virgen María, bajo cualquier advocación hasta que se le compone el rostrillo, la pechera y todo ese ritual que implica vestir a una imagen.
La sencillez de ese rostro sin bordados, sin sedas, sin oros ni nada de nada es la aproximación máxima al ideal que yo tengo de la Virgen, una mujer humilde y grandiosa al tiempo en su sencillez. 
María dijo "sí", y confío plenamente en Dios y por eso es tan excelsa su valentía, y por eso la queremos tanto, y por eso le otorgamos la dignidad de Reina, porque es el ejemplo más fiel a seguir como cristianos ya que en Ella se humanizó el mismo Dios "haciéndose uno de tantos" y en Ella se encierran todas las virtudes, es la mujer entre las mujeres y la demostración de que en ellas están muchas de las claves del amor que Cristo nos enseño desde la cruz.
Por eso cuando veo a una Virgen cualquier día de nuestra Semana Santa y en cualquier localidad de nuestra fértil geografía cofrade, no puedo quitarme de la mente esa imagen de sencillez, y así, cada vez que veo a una Virgen encierro su rostro en lo más profundo de mis ojos y me la imagino sencilla, rebosante de hermosura y de belleza, como una mujer, como una gran mujer que puso su vida en las manos de Dios.


Te vimos en la luz y era en Belén
abrazando a un dulce niño entre pañales
y hoy son siete doloridos los puñales
que traspasan tu afligido corazón,
y ese llanto derramado de aflicción
se transforma en agonía y triste pena,
flor bendita en Nazaret de gracia plena,
manantial de excelsitud donde el Señor
se hizo hombre para darse por amor,
y morir para vivir crucificado
por tres clavos a un madero traspasado,
y la espalda por azotes mancillada.

Virgen pura por los cielos coronada
donde la eterna bondad se hace belleza,
pues por ti todo se acaba y todo empieza
y el amor de Dios por ti siempre florece
como fuente generosa que se ofrece
y maná para las almas afligidas,
pues en ti todas las glorias prometidas
se derraman en preciosa donosura,
eres tú Madre de Dios de la hermosura
templo vivo de la entrega y la templanza,
y ni el verso más sublime de alabanza
es capaz de describir tanta beldad. 

Tu virtud, tu candidez y tu bondad
en tu seno multiplica sus loores,
allí donde el Señor creció en amores
transformándose en pasión, fruto fecundo,
salvación y redención para este mundo
que nació de una mujer buena y sencilla
y al decir que "sí" se obró la maravilla
encarnándose en tu vientre inmaculado
el Cordero de Dios que sin pecado
se hace ofrenda del amor más generoso.

Y es tan grande el corazón, y es tan hermoso
que le sobran los bordados y varales,
los templetes y atributos celestiales,
pues en ella todo es magna providencia
y al mirarla solamente en su inocencia
sobrecoge tanto y tanto que enamora
pues María es nuestra fiel corredentora,
nuestra puerta hasta los cielos sempiternos
y a su nombre dulcemente allí acogernos
para estar bajo su manto de pureza.

Ella fue siempre modelo de nobleza
pues se dio como una flor de primavera,
dijo fíat, confió, fue la primera
en abrir su corazón enamorado
a la vida del Señor que fue engendrado
en su cuerpo de mujer comprometida,
ella fue luz y esperanza compartida,
ella fue senda de esfuerzo y confianza
ella fue voz de oración y de alabanza,
ella fue manos de lucha inquebrantable,
ella fue muestra de amor incomparable,
ella fue cauce y remanso de dulzura,
ella fue por ser mujer la criatura
donde el Espíritu encarnó a nuestro Señor
Santa Madre del Divino Salvador
para ser siempre el camino que nos guía
pues nació de una mujer, Virgen María
nazarena donde Dios puso su amor.

Helicón


--
Publicado por José María Díaz Fernández para RIMARIMANDO 

lunes, 11 de abril de 2011

PÉTALOS LÁGRIMAS

Puede servir este texto para encabezar unas Laudes, en los que ser consciente de la creación y sus exigencias.
Gran comentarista y de gran elocuencia, Carmen (Almendralejo) es una voz muy apreciada para mí en nuestro ATRIO de los gentiles. Os ofrezco con su venia estos bonitos versos de alguien que tiene arraigado en sus venas, la esencia extremeña.
Buen día a todos.
PÉTALOS LÁGRIMAS
 
Hoy abrí la ventana para
que los cerezos pusieran
el color rosa azaharí
en mis pestañas,
para inundar a mis ojos,
de la pluma errante
y nómada de las certezas.

La mirada se posó  en silencio
quieta y muda ante la triste
noticia…
¡Y los pétalos acogieron
el rocío con sabor lágrimas!

Al rocío salino por el amigo
que dejó este ventanal
vacía de su presencia.

Lloran pétalos de lágrimas
mi corazón, por el amigo
que nunca más oiré cantar
su melodía en palabras,
por aquellas las escondidas señales
que guardadas han quedado
para siempre en su memoria,
porque supo romper su vulnerabilidad
ante esta Ventana de los encuentros
de Atrio.

¡Y porque su trastienda quedó
parte de mi búsqueda
personal!

Hoy, en mis ojos hay pétalos
de lágrimas por el amigo que nunca
más escucharé hablar…

domingo, 10 de abril de 2011

Hoy es el evangelio del “¡¡sí, a la vida!!”.

La Salada, Hora Sexta

 

Hoy es el evangelio del “¡¡sí, a la vida!!”.

Hoy es el Domingo del “¡¡sí, a la vida!!”. ¿A, que vida?. A toda la vida, sea la que sea y se viva como se viva. Lo preciso no es el modo en que se viva, sino el como. Este Domingo, como dice Pagola, Castillo…etc es el día por antonomasia en el que Jesús apuesta por la vida, ya que en los detalles del evangelista Juan vemos al Jesús mas humano y posiblemente sensible. ¿Qué lección sacar?. Hoy es día de pregones. Al de Estepa asistiré como representación de la Hdad. del Carmen de Estepa, pero sin lugar a dudas hoy –a excepción de la dispensa que me proporciono para ir al pregón- es día de desierto. Además el día invita a ello. Es un día propicio para hacerse preguntas, para contestarse responsablemente.
Es día de pensar en lo próximo.
Jesús, digamos que no afronto su destino martirial con alegría ni alevosía, pero si con coherencia y responsabilidad. Con altura de miras, con esperanza, con solicitud Pascual.
Permita Dios, su hijo y por la asistencia del Espíritu Santo, que seamos solícitos a la escucha, al rumor a la meditación de la Palabra de Dios en este día profundamente contemplativo.
Buen Domingo. 

DEL HORROR DE LA VIOLENCIA, ¡¡LIBRANOS SEÑOR!!!

Recibo un email de un amigo en el cual comunica de la muerte de 1000 cristianos quemados en Costa de Marfil por causa de su fe. Antes de realizar esta entrada, me informo por varios sitios y no hay constancia de ninguna clase de que sean tantos. En cualquier caso, y sea por su fe etnia sexo o por lo que sea; es un horror el ver el vídeo que acompaña al email, en el cual puede verse a criaturas ardiendo y gritando.
Igualmente me pregunto si es idóneo el difundir estas imágenes tan duras y espeluznantes.
En cualquier caso, creo que esta violencia tiene que que ser considerada, condenada y sepultada por conciencias llenas de paz y fraternidad. ¿ Democracia?, pero como instalarla en las comunidades en que impera la ley del más fuerte.
No me quedo de brazos cruzados, predico contra la violencia, deseo ser mensajero de la tolerancia y la eficiente solidaridad y sentido fraterno y humano de la vida.
Dios permitirá que el martirio de los fallecidos, no sea en vano.
Del horror de la violencia, ¡¡ libramos Señor!!

sábado, 9 de abril de 2011

PERLAS DE PAGOLA PARA EL FINDE - NUESTRA ESPERANZA


5 Cuaresma (A) Juan 11, 1-45
NUESTRA ESPERANZAJOSÉ ANTONIO PAGOLA, SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).
ECLESALIA, 06/04/11.- El relato de la resurrección de Lázaro es sorprendente. Por una parte, nunca se nos presenta a Jesús tan humano, frágil y entrañable como en este momento en que se le muere uno de sus mejores amigos. Por otra parte, nunca se nos invita tan directamente a creer en su poder salvador: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque muera, vivirá… ¿Crees esto?»
Jesús no oculta su cariño hacia estos tres hermanos de Betania que, seguramente, lo acogen en su casa siempre que viene a Jerusalén. Un día Lázaro cae enfermo y sus hermanas mandan un recado a Jesús: nuestro hermano «a quien tanto quieres» está enfermo. Cuando llega Jesús a la aldea, Lázaro lleva cuatro días enterrado. Ya nadie le podrá devolver la vida.
La familia está rota. Cuando se presenta Jesús, María rompe a llorar. Nadie la puede consolar. Al ver los sollozos de su amiga, Jesús no puede contenerse y también él se echa a llorar. Se le rompe el alma al sentir la impotencia de todos ante la muerte. ¿Quién nos podrá consolar?
Hay en nosotros un deseo insaciable de vida. Nos pasamos los días y los años luchando por vivir. Nos agarramos a la ciencia y, sobre todo, a la medicina para prolongar esta vida biológica, pero siempre llega una última enfermedad de la que nadie nos puede curar.
Tampoco nos serviría vivir esta vida para siempre. Sería horrible un mundo envejecido, lleno de viejos y viejas, cada vez con menos espacio para los jóvenes, un mundo en el que no se renovara la vida. Lo que anhelamos es una vida diferente, sin dolor ni vejez, sin hambres ni guerras, una vida plenamente dichosa para todos.
Hoy vivimos en una sociedad que ha sido descrita como “una sociedad de incertidumbre” (Z. Bauman). Nunca había tenido el ser humano tanto poder para avanzar hacia una vida más feliz. Y, sin embargo, nunca tal vez se ha sentido tan impotente ante un futuro incierto y amenazador. ¿En qué podemos esperar?
Como los humanos de todos los tiempos, también nosotros vivimos rodeados de tinieblas. ¿Qué es la vida? ¿Qué es la muerte? ¿Cómo hay que vivir? ¿Cómo hay que morir? Antes de resucitar a Lázaro, Jesús dice a Marta esas palabras que son para todos sus seguidores un reto decisivo: «Yo soy la resurrección y la vida: el que crea en mí, aunque haya muerto vivirá… ¿Crees esto?»
A pesar de dudas y oscuridades, los cristianos creemos en Jesús, Señor de la vida y de la muerte. Sólo en él buscamos luz y fuerza para luchar por la vida y para enfrentarnos a la muerte. Sólo en él encontramos una esperanza de vida más allá de la vida. 
(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).