CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

viernes, 20 de diciembre de 2013

PERLAS DE PAGOLA PARA EL FINDE - EXPERIENCIA INTERIOR

4 Adviento (A) Mateo 1, 18-24
EXPERIENCIA INTERIOR 
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA). ECLESALIA18/12/13.

El evangelista Mateo tiene un interés especial en decir a sus lectores que Jesús ha de ser llamado también“Emmanuel”. Sabe muy bien que puede resultar chocante y extraño. ¿A quién se le puede llamar con un nombre que significa “Dios con nosotros”? Sin embargo, este nombre encierra el núcleo de la fe cristiana y es el centro de la celebración de la Navidad. 

Ese misterio último que nos rodea por todas partes y que los creyentes llamamos “Dios” no es algo lejano y distante. Está con todos y cada uno de nosotros. ¿Cómo lo puedo saber? ¿Es posible creer de manera razonable que Dios está conmigo, si yo no tengo alguna experiencia personal por pequeña que sea?
De ordinario, a los cristianos no se nos ha enseñado a percibir la presencia del misterio de Dios en nuestro interior. Por eso, muchos lo imaginan en algún lugar indefinido y abstracto del Universo. Otros lo buscan adorando a Cristo presente en la eucaristía. Bastantes tratan de escucharlo en la Biblia. Para otros, el mejor camino es Jesús.
El misterio de Dios tiene, sin duda, sus caminos para hacerse presente en cada vida. Pero se puede decir que, en la cultura actual, si no lo experimentamos de alguna manera dentro de nosotros, difícilmente lo hallaremos fuera. Por el contrario, si percibimos su presencia en nuestro interior, nos será más fácil rastrear su misterio en nuestro entorno.
¿Es posible? El secreto consiste, sobre todo, en saber estar con los ojos cerrados y en silencio apacible, acogiendo con un corazón sencillo esa presencia misteriosa que nos está alentando y sosteniendo. No se trata de pensar en eso, sino de estar “acogiendo” la paz, la vida, el amor, el perdón... que nos llega desde lo más íntimo de nuestro ser.
Es normal que, al adentrarnos en nuestro propio misterio, nos encontremos con nuestros miedos y preocupaciones, nuestras heridas y tristezas, nuestra mediocridad y nuestro pecado. No hemos de inquietarnos, sino permanecer en el silencio. La presencia amistosa que está en el fondo más íntimo de nosotros nos irá apaciguando, liberando y sanando.
Karl Rahner, uno de los teólogos más importantes del siglo veinte, afirma que, en medio de la sociedad secular de nuestros días, “esta experiencia del corazón es la única con la que se puede comprender el mensaje de fe de la Navidad: Dios se ha hecho hombre”. El misterio último de la vida es un misterio de bondad, de perdón y salvación, que está con nosotros: dentro de todos y cada uno de nosotros. Si lo acogemos en silencio, conoceremos la alegría de la Navidad. 

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

martes, 10 de diciembre de 2013

JESÚS, NO VENGAS - REFLEXIÓN DE ADVIENTO

¡¡jesús, no vengas!!
Jesús, no puedes venir si no nos dejamos deslumbrar, si ya no queda nada que nos cause asombro, si el corazón no se enternece ante el dolor para dar a luz una vida auténtica.
Jesús, no puedes venir si no allanamos las colinas del odio, si no ayudamos a construir puentes de cordialidad, si la ternura y la sencillez no se apoderan de nuestra vida. 

Jesús, no puedes venir si no descubrimos en nuestro interior la otra parte que tantas veces nos falta, la feminidad o la masculinidad que completa y da sentido a nuestras vidas como personas.
Jesús, no puedes venir si no percibimos la brisa de la confianza en las noches sin luna de los "cayucos" que se acercan, silenciosos, como el llanto ahogado, como el soplo del Espíritu, como la necesidad imperiosa de vivir una nueva vida.
Jesús, no puedes venir si no hacemos un hueco para invocarte, para darte gracias, para mostrarte nuestra impotencia, para gritar de dolor, para hablar confiadamente, como con un amigo, de la vida.
JESÚS, ¡NO PUEDES VENIR!
Jesús, no puedes venir si la fe no abarca las acciones por la paz y la justicia, si el amor no inunda las relaciones, si la solidaridad no destruye fronteras, si la esperanza no alumbra el horizonte siempre sorprendente de la vida.
Jesús, no puedes venir si no nos dejamos transformar por tu Palabra leída en el periódico, escuchada en la radio, ahogada en el lamento de los pobres que nos exigen una vida digna.
Jesús, no puedes venir si no alzamos nuestra voz contra quienes causan tanta miseria, si no dejamos de consumirnos, si no abandonamos una existencia llena de cosas y ausente de vida, para que continentes enteros puedan sencillamente sobrevivir.
Jesús, no puedes venir si no comprometemos nuestras manos, nuestras lágrimas, nuestro compromiso, nuestro tiempo y dinero en la construcción de otro mundo, de otra vida mejor, tan necesaria y posible.
Jesús, no puedes venir si no hacemos de nuestras comunidades cristianas unos anuncios luminosos que pregonen que podemos ser felices, que seguirte nos libera, que el Evangelio puede ser realmente una buena y feliz noticia para tantas personas desencantadas por las desdichas, el sinsentido, el maltrato en sus vidas. 
Jesús, no puedes venir… porque nunca te has ido, porque estás a nuestro lado en los más débiles, desprotegidos, marginados, porque cuando nos reunimos en tu nombre, enciendes nuestros corazones y nos animas a continuar con alegría, a pesar de todos los pesares.
Jesús, no puedes venir, porque el Reino ya está dentro de nosotros y nosotras. Sólo hay que ahondar, buscar, contemplar, para llegar a descubrir tu presencia en millones de rostros, para sentirnos hijos e hijas, hermanos y hermanas, para acercar y hacer visible el amor del buen Padre y Madre Dios.

Ven y ayúdanos a descubrir la fuente inagotable que nos hará vivir desde una nueva espiritualidad, basada en el cuidado, la solidaridad, la alegría y la justicia.


domingo, 8 de diciembre de 2013

CUENTO DE NAVIDAD "RECUPERAR LA ESPERANZA"

Cuento de Navidad, “Recuperar la Esperanza”
Cuando despertó no sabía dónde estaba, y tardó unos segundos en recordarlo. Estaba en el sillón de casa adormilado, y a unas horas impropias para dormir pues no era tiempo de siesta. Miro el reloj, y vio con horror que aun eran las siete de la tarde. ¡Qué largos son los días!, se dijo. 

Pensó que hacer. No tenía ganas de nada. Se sintió acalorado, pues cuando llegó a casa a medio día, la sala estaba helada y puso el radiador al máximo; y como se había quedado dormido, la temperatura dentro del salón era considerable. Puso el radiador en la posición uno, y decidió levantarse a abrir una de las ventanas para que entrara un poco de fresco. No lo hizo al final, la dejó cerrada pues pensó que lo único que le faltaba era resfriarse, y estando solo, era otro problema añadido a su penosa circunstancia. 
El cristal de la ventana estaba lleno de vaho. Paso la mano por él, y divisó un poco turbio la avenida central de la ciudad y los alumbrados que anunciaban la próxima Navidad. La calle estaba a rebosar de gente, comprando, trapicheando, pasándoselo bien. Que distintas son las navidades para algunos, se dijo Diego. 
A sus setenta y tres años, estaba solo y con la añoranza de su esposa y compañera Adelaida, que ya hacía para cuatro años que le dejó. Solo tenía la esperanza de que los días pasaran pronto, y que el frío Enero le trajera las llamativas rebajas que anunciaban el término de la Navidad y la vuelta a lo cotidiano. Realmente no estaba solo, pensó en que tenía un hijo, un hijo muy querido y su única razón de existir junto a sus nietos; pero Ricardo estaba demasiado lejos para sentirlo y tocarlo, y la llamada de teléfono que le hacía por Navidades, casi le hacía más daño que beneficio, pues la lejanía de la sangre en Navidad era un dolor insoportable. 
Su esposa Adelaida y él, siempre quisieron brindarle a su hijo las mejores oportunidades, y aun a pesar de sacrificar la cercanía de un hijo; pronto le facilitaron la salida al extranjero para estudiar y doctorarse en estudios diplomáticos, pues en España la cosa no estaba casi para nada. Ricardo estudió durante años en una universidad laboral de Philadelphia en Estados Unidos. Luego marchó a Orlando estado de Florida, para realizar un máster en estudios diplomáticos y de allí saltó a Francia en poco tiempo, donde se doctoró en relaciones institucionales y diplomacia. Llegaron a estar hasta tres años sin verle, pues los billetes del avión eran demasiado costosos para ellos y había que apurar los plazos. 
Cuando se vino a Francia la cosa cambió un poco a mejor, pues allí conoció a su esposa Sofía y allí tuvieron a Marita, la mayor de sus nietos y la lucecita de su vida, pues es el vivo retrato de su abuela Adelaida. Al tiempo de nacer Marita, él consiguió un trabajo en el gabinete del ministro de exteriores belga, y por eso se afincaron definitivamente en Bruselas, donde nació el segundo hijo Dieguito, a los tres años de estar allí. Pensó en los cuatro recordando sus caras. Su hijo Ricardo, bonachón y templado como buen diplomático. Sofia, pálida, de pelo anaranjado y la mujer más enamorada de su esposo y de sus hijos que existiera. 
Marita, su lucecita. El verla le recordaba a la abuela, pues en ella veía su vivo retrato, hasta el punto de gustarle todo lo violeta como a ella. ¡Menuda cría! Y Dieguito, el hombretón de la casa. Decía que el mejor regalo de reyes era poder estar en Navidad en casa del abuelo Diego, junto a la chimenea; pero ellos siempre venían a España en verano, cuando veraneaba el ministro y Ricardo podía escaparse. 
La Navidad en España, por mucho que lo desearan, era una quimera para todos; y un imposible. Se sintió cansado, y pensó que su mujer desde el más allá no estaría demasiado contenta con él. Se estaba descuidando. No acudió a la cita del médico en la última revisión anual. Estaba un poco negado a comer en casa, pues el silencio era como la hoja cortante de un cuchillo. Incluso llegó a desayunar café frío del día anterior, al no tener ganas ni de calentarlo. Subsistir. En eso se había traducido su vida desde los últimos meses. 
Tampoco sabía el porqué, pero creía necesario revitalizar su vida y dar un giro drástico, o la cosa acabaría mal. Había otros amigos con los que se entretenía en el centro de mayores, en el centro cívico o en un taller de teatro recién inaugurado. ¡Cuatro viejos haciendo teatro, menudo espectáculo!, se dijo  de mala gana. 
Y es que hasta su afabilidad estaba en declive, pues siempre fue un hombre educado y con carisma. Y de pensar que esa mañana le faltó al respeto al bueno de Horacio el panadero, cuando este le preguntó si su Ricardo venia por navidades. ¿Acaso no sabes que no puede venir hasta el verano?, le gritó. 
Que panorama, pensó Diego. “Adelaida –se dijo preguntando al silencio-, ¿porqué no me recoges? ¿Esto es vida?” 
En ese instante sonó el teléfono de casa, con su estridente ring, ring, ring. Se encaminó a la mesita a cogerlo, pesando en quien sería y en la inconveniencia de ninguna propuesta; pues solo quería lamerse sus heridas en soledad. Cuando descolgó, dijo de mala gana: -¡dígame! 
Y escucho perplejo por el auricular: -¡Papa, soy Ricardo!
-Ricardo hijo, ¿qué tal?
-Yo bien papa, y la gente estupenda. Pero, ¿Cómo estás tú papa? No te veo muy animado, ¿verdad?
-No…, yo… estoy bien hijo, ya sabes, aquí toreando los fríos. No te preocupes.
-Sí, ya. El que no te conozca que te compre. Oye, papa ¿pusiste ya los adornos de Navidad?
-¿Adornos? No estoy para adornos Ricardo, ya sabes que la Navidad no es para viejos. Imagínate que intento coger la caja de los adornos y del portal de Belén de encima del ropero grande y me caigo de la escalera. Además, ¿para qué si estoy solo? Ni tengo ganas, pues os hecho mucho de manos a mama, a ti y... a los niños.
-Bueno papa. Oye, ¡que te vayas a poner a llorar que te llamo para darte una noticia! Y creo que es una buena noticia.
-Dime hijo.
-Pues papa, salimos dentro de dos horas en avión para España, Sofia yo y los niños desde luego.
-Pero, ¿ha pasado algo Ricardo? (se preocupó Diego).
-No ha pasado nada papa, el ministro ha entendido que la Navidad es para estar en casa donde las raíces de uno, y tengo quince días de vacaciones. Así que ya va siendo hora de pasarla juntos y de pasarla todos los años. Sofía está encantada de pasar su primera Navidad en España, pues allí pasa menos frio y tiene ganas de verte. Y de tus nietos que te digo. Saben que viajamos desde hace tres días, están como locos, y Marita tiene unos veinte folios con dibujos de Navidad para su abuelo Diego. Tu Dieguito sueña con la chimenea encendida a tope, y casi quemarse los pantalones con el fuego, pues se muere por dormirse en tus brazos, con el vaivén de la mecedora de mama. Y yo, que te digo. Que te quiero, que te adoro… y que corto la conversación papá, que ha llegado el taxi y tenemos que facturar la maleta. Así que papá, nos vemos en unas pocas de horas. ¡¡Chao!!

Cuando colgó el teléfono, corrió -en la medida de sus posibilidades- por la escalera chica que guardaba entre la pared y el frigorífico de la despensa. Se fue a la habitación de los “chirmotiles” y hurgó por la parte superior del ropero grande. Con mucho cuidado bajó la caja grandota, donde se guardaba desde que él tenía veinticinco años, aquel portal de Belén que le compró a Adelaida su primera Navidad de casados. Allí había bolas, serpentinas, pastorcitos, un papá Noel sin su barba, espumillones, velas de navidad torcidas del verano…etc.

Dejó la caja encima del arcón, para que su nieta Marita se encargara del despliegue de piezas navideñas. Se fue apresurado al teléfono y marcó el número de la pastelería. Encargó una docena de bizcotelas -pues le encantaban a su nuera Sofía-, y un gran roscón de reyes. Iba a cambiarse zapatos, cuando calló en la cuenta de algo. Se volvió por el pasillo sintiendo la energía fluir por su cuerpo y regresó a la mesita del teléfono. 
Marcó el teléfono de la panadería de Horacio. “Horacio, soy Diego. Sí, bien. Oye, me puedes vender un poco leña del horno, viene mi Ricardo para casa esta noche. Sí, estoy que casi ni me lo creo. No, se quedan quince días. Parece que alguien me ha escuchado desde el más allá. Sí, venga, me llego en un minuto. ¡Ah, Horacio se me olvidaba! Disculpa mi salida de tono esta mañana, pero casi cometo el error de convertirme en una persona sin esperanza. Sí ya, pero somos amigos y quería decírtelo. Hasta ahora.

Cuando colgó el teléfono se fijo en la fotografía de su esposa que había en la chimenea. Allí estaba Adelaida guapa de veras. La miró en silencio, y una lágrima surco su mejilla como un torrente imparable de agua salada. Era una lágrima de vida, era una lágrima de dicha, era una lágrima de ilusión. Era una lágrima, que hacía renacer la esperanza. La beso, con la devoción con la que se puede besar a un ángel, y le dijo con el corazón henchido de gozo: “Adelaida, FELIZ NAVIDAD”. 

De corazón deseo, que se den las condiciones propicias, para que cada cual pueda llegar a las Navidades con alegría, esperanza e ilusión.
Un fuerte abrazo.

Floren Salvador Díaz Fernández.

lunes, 25 de noviembre de 2013

NO ES UN DÍA CUALQUIERA… 25 DE NOVIEMBRE Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer

ECLESALIA, 25/11/13.- «Libre te quiero, como arroyo que brinca de peña en peña. Pero no mía. Grande te quiero, como monte preñado de primavera. Pero no mía. Buena te quiero, como pan que no sabe su masa buena. 

Pero no mía. Alta te quiero, como chopo que en el cielo se despereza. Pero no mía. Blanca te quiero, como flor de azahares sobre la tierra. Pero no mía». García Calvo, en este poema, refleja como nadie el buen querer, ese querer que necesariamente se ha de vivir en y desde la libertad, construyendo relaciones igualitarias, lejos de toda opresión y violencia.
No puede ser de otra forma, es imposible mirar hacia otro lado; libertad frente a dominación, rebeldía frente a sumisión, autonomía frente a dependencia, valor frente a miedo, ruido frente a silencio, denuncia frente a encubrimiento; Hay que prevenir, educar, y la Iglesia debe estar a la altura y ser agente de cambio, visualizadora, implacable, contundente, garante. No hay resquicios, ni atajos, ni rendijas; No, No, No a la violencia ejercida contra las mujeres, en ningún escenario, en ningún contexto, bajo ninguna circunstancia.
Iguales ante la ley, iguales a la luz de la Palabra, sin hacer la menor concesión al que maltrata, al que asesina, al que justifica «Toda forma de discriminación en los derechos fundamentales de la persona, ya sea social o cultural, por motivo de sexo, raza, color, condición social, lengua o religión, debe ser superada y eliminada por ser contraria al plan de Dios»
(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

domingo, 24 de noviembre de 2013

¿Y SI NO SE ACUERDAN DE NOSOTROS? Reflexión sobre la Coordinación de la Solidaridad Colectiva en la Fiesta de Cristo Rey

¿Y si no se acuerdan de nosotros?

La perpetuidad, es el gran dilema que el ser humano no supera, ni superará jamás. Y en ocasiones nos afanamos en la omnisciencia -el Señor nos libre-, pues bastante tenemos con nuestro presente inmediato, como para pretender ser conocedores de todas y cada una de las realidades. 

Llego a esta reflexión de la mano del evangelio dominical de este domingo, en el que los cristianos celebramos a Cristo Rey. ¡Cuidado con lo que celebramos, la Realeza de Cristo! Es una fiesta importante por muchas cosas, y una de ellas es porque expira el año litúrgico que guía la vida cristiana y sus efemérides, y comienza un año nuevo litúrgico, que con su letra “A”, nos adentrará en la vida de Jesús de la mano del evangelista Mateo. Situaros por un momento. Tres hombres crucificados, sin demasiadas ganas de hablar pues están destrozados y descoyuntados. Aun así, el evangelista pone en boca de Jesús y de este buen ladrón, un diálogo que bien puede ser la clave de todos aquellos, que en algún momento de nuestra vida nos hemos querido comer el mundo. “Pero el otro (el buen ladrón) […] añadió: –Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino. Jesús le contestó: –Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.” (Lucas 23, 35-43) Este evangelio nos habla de seguridades, y nos puede sonar a esperanza, pues todos, no solo deseamos tener un buen abogado llegado el último momento, sino que deseamos ser recordados hasta por el acto más mínimo que hayamos hecho. Pero, ¿y si no se acuerdan de nosotros en el cielo? Menudo problema tenemos entonces. Aquí incluso podemos hablar o casi explayarnos sobre la salvación, su economía –que también la tiene aunque no monetaria- y el más allá. Como cristiano pragmático, no me preocupo demasiado de si el Señor se acordará de mí; casi que es cuestión suya. Más bien voy a la reflexión, que causa en el ser humano el desaforado intento por ser, estar, hacer, dominar, batallar, hablar, labrar nuestra propia parcela de reino de Dios…etc. Siempre en pro de algo, que acaba formando parte de un pequeño y particular sistema de adulación y posible descarado orgullo. Aunque sea en favor de los necesitados, pero ese es el vehículo que utilizamos incluso. Y para terminar, me centro en algo concreto sobre lo que deseo opinar al uso del tema y la colectividad por la que apuesto. Hace unos días, una persona conocida se refirió a la posibilidad de fundar él mismo con ayuda de otras personas, una iniciativa en pro de las necesidades básicas que acucian ciertos sectores de la población de Estepa. Siento esta iniciativa encomiable y dando mi ánimo a tal proyecto, opiné al respecto, que considero copada la existencia de movimientos determinados, dígase: -hermandades (operación kilo), amigos del pueblo Saharawi, ONGs como Cáritas, Cruz Roja, Manos Unidas, actuaciones particulares, comunidades religiosas, servicios sociales…etc. Cada una de estas iniciativas representa una labor encomiable y digna de reconocimiento, pues trabajan para que la vida de las personas sea todo lo digna posible, en condiciones optimas de salud y bienestar. Lo que quiero decir con toda la cautela posible para no ser malinterpretado, es que todos reconocemos cual es el fin de estas actuaciones, las personas. Y siendo así, creo que lo que autenticamente necesita nuestro pueblo, al igual que otras poblaciones cuyo caso conozco; es realizar una gran labor de coordinación, para todas juntas y desde las posibilidades de cada una de las iniciativas, establecer un punto estratégico de atención humanitaria. Es por ello, por lo que admito que la diáspora, la dispersión de actuaciones es grande y ello lleva consigo el que se ofrezca igual ayuda en algunos sitios, y no se cubran necesidades básicas en otros. Esto es solo una opinión aventurada, pues no conozco en profundidad todos los movimientos; pero creo sinceramente que si el fin de todos ellos es la persona humana y necesitada, se podría trabajar codo con codo, aunando esfuerzos y realizando una buena y gran tarea de coordinación de la solidaridad. Admito que sería inestimable ayuda del ayuntamiento de Estepa, que desde mi criterio debiera de tener la iniciativa al respecto. Volviendo a la gran coordinación de la solidaridad, entended el planteamiento que hago al comienzo. Todos los que colaboramos en alguno de esos movimientos u ONGs solidarios, tendríamos que renunciar a un poco de protagonismo. Tendríamos que hacer fiestas y festivales para colaborar con esa gran coordinación solidaria y no concentrar los actos en proyectos aislados –aunque necesarios-. Así todos saldrían beneficiados y sería dignificada la persona, aun más. 

Es algo complejo, pues nos gustan las batallitas de por libre y sobre todo que se nos reconozcan las cosas para luego decir todo lo que hemos hecho. Y está bien. Yo mismo he manifestado en más de una ocasión, que todos debiéramos decir lo que aportamos o trabajamos en pro de los demás, aunque sea por testimonio y sin perder el norte y el sentido de comunidad y colectividad que compartimos como humanos. Pues si el fundamento de todas estas actuaciones son la persona, debemos tener claro –sobre todo los cristianos-, que no existe realidad sobrenatural ni vida eterna, sino existió humanidad en nuestra vida y en nuestra tierra. Aun recuerdo las palabras que el viñetista cristiano Cortés, pone en boca de Dios en una de sus caricaturas: “-mientras siga habiendo viejos que buscan en la basura para poder comer, no quiero ni vuestros templos, ni vuestras misas, ni vuestros rezos”. ¿Seremos capaces de poner la persona humana, por delante de nuestros colores, proyectos e ideologías? ¡Al rincón de pensar! 

viernes, 22 de noviembre de 2013

PERLAS DE PAGOLA PARA EL FINDE - ACUÉRDATE DE MÍ

Fiesta de Cristo Rey (C) Lucas 23, 35-43
ACUÉRDATE DE MÍ
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

Según el relato de Lucas, Jesús ha agonizado en medio de las burlas y desprecios de quienes lo rodean. Nadie parece haber entendido su vida. Nadie parece haber captado su entrega a los que sufren ni su perdón a los culpables. Nadie ha visto en su rostro la mirada compasiva de Dios. Nadie parece ahora intuir en aquella muerte misterio alguno. 

Las autoridades religiosas se burlan de él con gestos despectivos: ha pretendido salvar a otros; que se salve ahora a sí mismo. Si es el Mesías de Dios, el “Elegido” por él, ya vendrá Dios en su defensa.
También los soldados se suman a las burlas. Ellos no creen en ningún Enviado de Dios. Se ríen del letrero que Pilatos ha mandado colocar en la cruz: “Este es el rey de los judíos”. Es absurdo que alguien pueda reinar sin poder. Que demuestre su fuerza salvándose a sí mismo.
Jesús permanece callado, pero no desciende de la cruz. ¿Qué haríamos nosotros si el Enviado de Dios buscara su propia salvación escapando de esa cruz que lo une para siempre a todos los crucificados de la historia? ¿Cómo podríamos creer en un Dios que nos abandonara para siempre a nuestra suerte?
De pronto, en medio de tantas burlas y desprecios, una sorprendente invocación: “Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino”. No es un discípulo ni un seguidor de Jesús. Es un de los dos delincuentes crucificados junto a él. Lucas lo propone como un ejemplo admirable de fe en el Crucificado.
Este hombre, a punto de morir ajusticiado, sabe que Jesús es un hombre inocente, que no ha hecho más que bien a todos. Intuye en su vida un misterio que a él se le escapa, pero está convencido de que Jesús no va a ser derrotado por la muerte. De su corazón nace una súplica. Solo pide a Jesús que no lo olvide: algo podrá hacer por él.
Jesús le responde de inmediato: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”. Ahora están los dos unidos en la angustia y la impotencia, pero Jesús lo acoge como compañero inseparable. Morirán crucificados, pero entrarán juntos en el misterio de Dios.
En medio de la sociedad descreída de nuestros días, no pocos viven desconcertados. No saben si creen o no creen. Casi sin saberlo, llevan en su corazón una fe pequeña y frágil. A veces, sin saber por qué ni cómo, agobiados por el peso de la vida, invocan a Jesús a su manera. “Jesús, acuérdate de mí” y Jesús los escucha: “Tú estarás siempre conmigo”. Dios tiene sus caminos para encontrarse con cada persona y no siempre pasan por donde le indican los teólogos. Lo decisivo es tener un corazón que escucha la propia conciencia. 

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia)

martes, 19 de noviembre de 2013

LA DEFENSA DE UN IDEAL

La defensa de un ideal
“El secreto de la existencia humana no sólo está en vivir, sino también en saber para qué  se vive” (Fiodor Dostoievski). Ayer me envió un amigo, un pequeño texto a modo de proverbio, en el cual se apreciaba la enseñanza de la libertad contra la resignación. 
Casi que resulta fácil imaginarse a ese elefante gigantón, que no hace nada por arrancar la estaca a la que está amarrado, aunque esta solo esté hincada superficialmente. Esa esclavitud forma parte de su vida, y el animal la acepta pues forma parte de su realidad y vida resignada. 

Al uso de la palabra resignación, recuerdo una conversación con una señora minusválida, que admitía conmigo que lo último es resignarse. Bien por ella, y por tantas personas que luchan en la vida, simplemente por ser ellas mismas y superar las dificultades. Personas integras y de bien. 
Yo he vivido la censura de la libertad en la sociedad. Aun recuerdo al compañero Alfonso Guerra, hablar de la dureza dictatorial del franquismo y como era cuestionable el dar un beso a la novia en público. Comprenda usted, que para muchos que deseaban vivir libremente su sexualidad, esa libertad ha sido real hace unos años, y muchas de esas personas, no habrán logrado superar la barrera del “qué dirán”. 
Lo cierto y verdadero es que hay verdades en la vida, absolutamente incuestionables, y una de ellas es la necesidad de ser libres. Nunca me ha gustado que me marquen el camino, ni que “sobredirijan” mis pasos, ni que piensen por mí. Siempre supe por mis padres que Dios es amor, tanto si tu piel es blanca como si es verde y crees en Él; y que este mismo Dios nos hizo libres y dignos. 
Siempre intenté hacer valer mi condición de persona digna, y por ello me es tan preciada la libertad. El reconocimiento personal de mi vida y de mi ideal, lo encontré en dos ideologías que tienen concepciones muy parecidas de la realidad actual; el cristianismo y el socialismo. No son antagónicas, pues se fundamentan básicamente en la atención y el servicio a lo público –laico relativo a pueblo- y los desfavorecidos, sin preguntarles a estos quienes son o si son productivos o rentables. 
Y es la defensa de estos ideales la que hoy por hoy colma mi ilusión, a sabiendas de que ambos caminos representan una continua progresión en la vida. Y sobre todo una actuación propia y comunitaria, que tiene que proyectarse en la vida de los otros, y que son los auténticos destinatarios de estos ideales y políticas. Suelo manifestar estas vivencias con una inusitada pasión, que en ocasiones me lleva a un ímpetu desaforado a la hora de escribir. 
Reconozco que este concepto de libertad a la hora de escribir, llevado por un impulso pasional de estos ideales, en ocasiones ha molestado a algunas personas. Sinceramente lo siento, pues mi intención no es molestar a nadie. Soy una persona que hoy por hoy solo aspira -siendo un currante que administra sus silencios-, a dar un testimonio más o menos contundente de lo que yo considero que es la autentica vivencia de los ideales que confieso. Y uno de esos ideales es el socialista. 
Admito que lo soy por convicción, ya que mi situación laboral no está sujeta al partido. Ser socialista para muchos conlleva el etiquetarte, con tal o cual líder de un tiempo determinado que hizo bien o mal, tal o cual cosa. Yo pido por favor, que no se me compare con los socialistas buenos ni con los socialistas malos; sino que se me compare con aquellas personas que se afanaron –con sus luces y sus sombras- en la vivencia de la socialdemocracia, como eje central de la existencia y el progreso de la humanidad y de nuestra sociedad, siendo libres y plurales. 
Y de esos socialistas que se afanan en vivir el ideal y defendedlo, hay muchas mujeres y hombres, con los que me enorgullezco en la actualidad de compartir el camino de este ideal político. Acabamos de dejar atrás la Conferencia Política del PSOE a nivel nacional, y en mi mente resuenan frases maravillosas junto a los textos de las ponencias a las que he dado lectura. 
“El Partido no es nuestro, es de los militantes y de los ciudadanos, que tienen nuestros valores y principios. El Partido es un instrumento para que los ciudadanos hagan realidad esos valores y esos principios” (Alfredo Pérez Rubalcaba). Y muchas otras declaraciones de intenciones en las que resuenan palabras tan maravillosas como PLURALIDAD, APERTURA, TRANSPARENCIA, REDES SOCIALES, MILITANCIA, PARTICIPACIÓN, JUVENTUD, LIBERTAD –que se da por hecho-…etc. 
Pensando en mi agrupación local, casi se me ocurre decir aquello de: ¿qué hay de lo mío? Tenemos que hacer PSOE. Debemos de hacer PSOE. Y no lo haremos estando separados. Dice la frase hecha que: “es más lo que nos une que lo que nos separa”. Tristemente admito que en mi PSOE de Estepa, lo que nos separa dista más que lo que nos puede unir. No se aprecia voluntad para evitar la diáspora. 

Y ese desgarro además de estar presente, solo necesita de un tirón más por ambas partes para que la ruptura sea total. En estos tiempos difíciles ideológicamente hablando, y en los cuales cunde el desanimo de los ciudadanos en la clase política, a todos los que gustamos la política se nos pide altura de miras y sentido de partido, para aunar esfuerzos en ser dignos del ideal que defendemos, en primer lugar desde nuestras filas. Oigamos a la gente. 
Atendamos a los mensajes electorales que dan las urnas, sobre todo las de 2011. Y no bromeemos con teorías de bandos y trincheras, pues en estas lides solo puede haber un perdedor, el PSOE de Estepa. Y si pierde el PSOE, quiero entender que perdemos todos, pues se ralentiza el progreso, lo público y la continua ampliación de derechos. Solo una cosa merece la pena, la gente. ¿Entenderemos esto? 
Cautela.

Florencio Salvador Díaz Fernández.
Militante del PSOE, Agrupación Local de Estepa.

jueves, 14 de noviembre de 2013

PERLAS DE PAGOLA PARA EL FINDE - TIEMPOS DE CRISIS

33 Tiempo ordinario (C) Lucas 21, 5-19
TIEMPOS DE CRISIS
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

En los evangelios se recogen algunos textos de carácter apocalíptico en los que no es fácil diferenciar el mensaje que puede ser atribuido a Jesús y las preocupaciones de las primeras comunidades cristianas, envueltas en situaciones trágicas mientras esperan con angustia y en medio de persecuciones el final de los tiempos. 
Pintura destrucción Templo Jerusalén
Según el relato de Lucas, los tiempos difíciles no han de ser tiempos de lamentos y desaliento. No es tampoco la hora de la resignación o la huida. La idea de Jesús es otra. Precisamente en tiempos de crisis “tendréis ocasión de dar testimonio”. Es entonces cuando se nos ofrece la mejor ocasión de dar testimonio de nuestra adhesión a Jesús y a su proyecto.
Llevamos ya cinco años sufriendo una crisis que está golpeando duramente a muchos. Lo sucedido en este tiempo nos permite conocer ya con realismo el daño social y el sufrimiento que está generando. ¿No ha llegado el momento de plantearnos cómo estamos reaccionando?
Tal vez, lo primero es revisar nuestra actitud de fondo: ¿Nos hemos posicionado de manera responsable, despertando en nosotros un sentido básico de solidaridad, o estamos viviendo de espaldas a todo lo que puede turbar nuestra tranquilidad? ¿Qué hacemos desde nuestros grupos y comunidades cristianas? ¿Nos hemos marcado una línea de actuación generosa, o vivimos celebrando nuestra fe al margen de lo que está sucediendo?
La crisis está abriendo una fractura social injusta entre quienes podemos vivir sin miedo al futuro y aquellos que están quedando excluidos de la sociedad y privados de una salida digna. ¿No sentimos la llamada a introducir algunos “recortes” en nuestra vida para poder vivir los próximos años de manera más sobria y solidaria?
Poco a poco, vamos conociendo más de cerca a quienes se van quedando más indefensos y sin recursos (familias sin ingreso alguno, parados de larga duración, inmigrantes enfermos...) ¿Nos preocupamos de abrir los ojos para ver si podemos comprometernos en aliviar la situación de algunos? ¿Podemos pensar en alguna iniciativa realista desde las comunidades cristianas?
No hemos de olvidar que la crisis no solo crea empobrecimiento material. Genera, además, inseguridad, miedo, impotencia y experiencia de fracaso. Rompe proyectos, hunde familias, destruye la esperanza. ¿No hemos de recuperar la importancia de la ayuda entre familiares, el apoyo entre vecinos, la acogida y el acompañamiento desde la comunidad cristiana...? Pocas cosas pueden ser más nobles en estos momentos que el aprender a cuidarnos mutuamente. 

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

viernes, 8 de noviembre de 2013

AFERRARNOS A LA PRESENCIA - Reflexión en el mes de los difuntos

Aferrarnos a la “Presencia”
Cuando escribo estas letras es día y mes de difuntos, y acabo de regresar de un largo paseo por el monte. Pienso en lo fútil que llega a ser la vida, y en la necesidad de exprimirla al máximo. “Carpe diem”, aprovecha el momento que dijeran los universitarios en otras épocas. Esta expresión cobra hoy un sentido muy particular en mi pequeña ciudad, pues un joven de veintidós años ha fallecido en un accidente de tráfico. 

Su familia le recordará siempre, como cada cual recuerda a aquellos antepasados que nos precedieron en la vida y que ya no viven para este mundo. Paralelo a este pensamiento, me impresiona la variabilidad de tradiciones respecto del día de los difuntos, y como se rinde culto con alegría y generosidad, a los muertos en muchas partes del mundo. Nosotros estamos en otra onda. La generalidad nos enseña que, se llora a los muertos, e incluso en muchos casos se niegan las personas a que el dolor se mitigue, y se dé paso a otra perspectiva distinta. ¿Masoquismo? Sí, quizás también un poco, sobre todo lo detecto en aquellas muertes causadas por la lacra del terrorismo y otras calamidades similares. De ninguna manera admito que no sea reconocido su dolor, eso es otro tema. En cualquier caso, es la “Ausencia” de aquel ser la que nos llena de congoja, nos entristece y nos lleva a evocar con añoranza tiempos pasados. Quien escribe, tiene una ausencia muy reciente. Una ausencia que aun lloro, y por la que siento una gran tristeza. Mi abuelo Salvador. Recordándolo hoy de manera especial, he marchado al monte “Hacho”, aquí en La Salada, y he caminado por el mismo camino por el que lo hicimos los dos junto a mis perros, durante muchos años. El se quedaba embelesado con la naturaleza y con el medio que nos rodea. Admirábamos la maravilla de la tecnología, viendo el AVE pasar por la campiña en lontananza…etc. Llegados a un lugar en el que nace el tomillo, arrancábamos unos tallitos de tomillo fresco, y tras refregárnoslo por las manos lo respirábamos hasta que nos dolía la nariz, y nos llenábamos de la frescura del tomillo y de la grandeza de la madre naturaleza. No voy a decir la palabra “casi”, porque le sentí allí. Fue un momento se sentimientos encontrados, pero llegué a preguntarme a mí mismo, el porqué nos aferramos a la “Ausencia” y no la dejamos de lado, para aferrarnos a la “Presencia”. Si la “Presencia”. El sentido de estar, de ese ser ausente que ya no vive físicamente en nuestro mundo, pero que vive en otra dimensión relativa al Espíritu. Y cuando digo Espíritu lo digo con mayúsculas, pues no me refiero al alma particular de la persona, que exhala al morir y cuyo peso los científicos estiman en unos veintidós gramos. Me refiero al Espíritu de Dios, a la esencia misma de la vida. Me refiero al gran olvidado y al gran manipulado por las grandes variantes del cristianismo, católico y ortodoxo. Ambas creencias, lo dejan siempre en tercer lugar, aun cuando luego le conceden una significación principal, al considerar estas religiones que este Espíritu de Dios puede subir o bajar, como facultad explicita de los presbíteros al imponer las manos. Una autentica burla y una pobreza teológica, que pretende reducir la acción del Espíritu al uso de los sacerdotes, llevándolo a la manipulación sobre la comunidad de los creyentes, que poseen este mismo Espíritu desde el momento de su bautismo –y su nacimiento-, y que al mismo Espíritu convocan por el propio sentido de la comunidad. El Espíritu es la propia vida. Profundizar en Él, es hacer un viaje al interior de la persona y en cada una de sus dimensiones, tanto material como inmaterial. 

Por ello, cabe aquí solicitar al lector la experiencia de realizar la “Presencia”, desde el recuerdo de aquel ser querido que –decimos- se marchó a la casa del Padre, o que dejó la materia física, la carne, para existir desde la dimensión espiritual e inmaterial de la “Presencia”. Espíritu en hebreo es “Ruah” y el griego es “Pneuma”, por ello el concepto de Pneumatología relativo al estudio del Espíritu. Ambos términos no son oposiciones a la vida como tal, sino que aluden a la sustancia viva que esta presente en todas las cosas. En la biblia, “Ruah” (Espíritu) es relativo a la animación de un cuerpo, teniendo en cuenta que no se opone a cuerpo aunque si a carne. Por ello podemos admitir que una de la dimensiones esenciales de la persona humana, la revitalizamos y animamos por medio de la presencia. Es por ello, que estando en el mes de los difuntos, debiéramos de aferrarnos a la presencia porque esta nos puede llevar a afrontar las ausencias de manera esperanzada y quizás incluso animosa. Aferrarnos a la presencia, fundamentalmente de aquellos que se fueron de nuestra vida, pero que no dejaron de existir. Es importante que revitalicemos su existencia en nosotros, en la vivencia real de nuestros corazones, llevando a cabo –por ejemplo- aquellas acciones que para ellos eran sagradas. Desarrollando los valores propios que les hicieron ser queridos, apreciados y estimados –a modo de memorial-. Debemos tener una conciencia clara, de que en el ciclo de la vida donde Dios habita por medio de su Espíritu; estos ausentes habitan y permanecen junto a nosotros, siendo vida desde cada partícula de la vida. En los otros, que nos llaman al servicio cristiano, en las relaciones fraternas donde podemos ser reflejo de los que nos precedieron; en la naturaleza con cuyo ciclo vital contribuimos y al de debemos respetar. Si nos centramos en la ausencia, desplegamos con énfasis el sentido de orgullo y de pertenencia. Si nos aferramos a la presencia, es que entendemos el proceso humano y vital, y deseamos contribuir con solicitud, desprendimiento y generosidad.

Florencio Salvador Díaz Fernández.

Bachiller en Teología Cristiana.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

PERLAS DE PAGOLA PARA EL FINDE - DECISIÓN DE CADA UNO

32 Tiempo ordinario (C) Lucas 20, 27-38
DECISIÓN DE CADA UNO
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, sAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

ECLESALIA, 06/11/13.- Jesús no se dedicó a hablar mucho de la vida eterna. No pretende engañar a nadie haciendo descripciones fantasiosas de la vida más allá de la muerte. Sin embargo, su vida entera despierta esperanza. Vive aliviando el sufrimiento y liberando del miedo a la gente. Contagia una confianza total en Dios. Su pasión es hacer la vida más humana y dichosa para todos, tal como la quiere el Padre de todos. 

Solo cuando un grupo de saduceos se le acerca con la idea de ridiculizar la fe en la resurrección, a Jesús le brota de su corazón creyente la convicción que sostiene y alienta su vida entera: Dios “no es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos son vivos”.
Su fe es sencilla. Es verdad que nosotros lloramos a nuestros seres queridos porque, al morir, los hemos perdido aquí en la tierra, pero Jesús no puede ni imaginarse que a Dios se le vayan muriendo esos hijos suyos a los que tanto ama. No puede ser. Dios está compartiendo su vida con ellos porque los ha acogido en su amor insondable.
El rasgo más preocupante de nuestro tiempo es la crisis de esperanza. Hemos perdido el horizonte de un Futuro último y las pequeñas esperanzas de esta vida no terminan de consolarnos. Este vacío de esperanza está generando en bastantes la pérdida de confianza en la vida. Nada merece la pena. Es fácil entonces el nihilismo total.
Estos tiempos de desesperanza, ¿no nos están pidiendo a todos, creyentes y no creyentes, hacernos las preguntas más radicales que llevamos dentro? Ese Dios del que muchos dudan, al que bastantes han abandonado y por el que muchos siguen preguntando, ¿no será el fundamento último en el que podemos apoyar nuestra confianza radical en la vida? Al final de todos los caminos, en el fondo de todos nuestros anhelos, en el interior de nuestros interrogantes y luchas, ¿no estará Dios como Misterio último de la salvación que andamos buscando?
La fe se nos está quedando ahí, arrinconada en algún lugar de nuestro interior, como algo poco importante, que no merece la pena cuidar ya en estos tiempos. ¿Será así? Ciertamente no es fácil creer, y es difícil no creer. Mientras tanto, el misterio último de la vida nos está pidiendo una respuesta lúcida y responsable.
Esta respuesta es decisión de cada uno. ¿Quiero borrar de mi vida toda esperanza última más allá de la muerte como una falsa ilusión que no nos ayuda a vivir? ¿Quiero permanecer abierto al Misterio último de la existencia confiando que ahí encontraremos la respuesta, la acogida y la plenitud que andamos buscando ya desde ahora? 

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

sábado, 2 de noviembre de 2013

PERLAS DE PAGOLA PARA EL FINDE - PARA JESÚS NO HAY CASOS PERDIDOS

31 Tiempo ordinario (C) Lucas, 19 1-10
PARA JESÚS NO HAY CASOS PERDIDOS
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

Jesús alerta con frecuencia sobre el riesgo de quedar atrapados por la atracción irresistible del dinero. El deseo insaciable de bienestar material puede echar a perder la vida de una persona. No hace falta ser muy rico. Quien vive esclavo del dinero termina encerrado en sí mismo. Los demás no cuentan. Según Jesús, “donde esté vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón. 

Esta visión del peligro deshumanizador del dinero no es un recurso del Profeta indignado de Galilea. Diferentes estudios analizan el poder del dinero como una fuerza ligada a pulsiones profundas de autoprotección, búsqueda de seguridad y miedo a la caducidad de nuestra existencia.
Sin embargo, para Jesús, la atracción del dinero no es una especie de enfermedad incurable. Es posible liberarse de su esclavitud y empezar una vida más sana. El rico no es “un caso perdido”. Es muy esclarecedor el relato de Lucas sobre el encuentro de Jesús con un hombre rico de Jericó.
Al atravesar la ciudad, Jesús se encuentra con una escena curiosa. Un hombre de pequeña estatura ha subido a una higuera para poder verlo de cerca. No es desconocido. Se trata de un rico, poderoso “jefe de recaudadores”. Para la gente de Jericó, un ser despreciable, un recaudador corrupto y sin escrúpulos como casi todos. Para los sectores religiosos, “un pecador” sin conversión posible, excluido de toda salvación.
Sin embargo, Jesús le hace una propuesta sorprendente: “Zaqueo, baja en seguida porque tengo que alojarme en tu casa”. Jesús quiere ser acogido en su casa de pecador, en el mundo de dinero y de poder de este hombre despreciado por todos. Zaqueo bajó en seguida y lo recibió con alegría. No tiene miedo de dejar entrar en su vida al Defensor de los pobres.
Lucas no explica lo que sucedió en aquella casa. Sólo dice que el contacto con Jesús transforma radicalmente al rico Zaqueo. Su compromiso es firme. En adelante pensará en los pobres: compartirá con ellos sus bienes. Recordará también a las víctimas de las que ha abusado: les devolverá con creces lo robado. Jesús ha introducido en su vida justicia y amor solidario.
El relato concluye con unas palabras admirables de Jesús: “Hoy ha entrado la salvación en esta casa. También este es hijo de Abraham. Porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido”. También los ricos se pueden convertir. Con Jesús todo es posible. No lo hemos de olvidar nadie. El ha venido para buscar y salvar lo que nosotros podemos estar echando a perder. Para Jesús no hay casos perdidos. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

jueves, 24 de octubre de 2013

Fwd: Por el derecho efectivo a una educación pública de calidad

POR EL DERECHO EFECTIVO A UNA EDUCACIÓN PÚBLICA DE CALIDAD

Comunicado de movimientos de Acción Católica especializada ante la convocatoria de huelga general educativa del 24 de octubre

JUVENTUD ESTUDIANTE CATÓLICA, JUVENTUD OBRERA CRISTIANA, MOVIMIENTO DE JÓVENES RURALES CRISTIANOS, FRATER ESPAÑA, PROFESIONALES CRISTIANOS, MOVIMIENTO RURAL CRISTIANO, HERMANDAD OBRERA DE ACCIÓN CATÓLICA, difusion@hoac.es 

ESPAÑA.

 

ECLESALIA, 24/10/13.- La jornada de movilización del jueves será la segunda huelga general de la comunidad educativa en menos de un año. Estudiantes, profesores, padres y madres y organizaciones sociales y sindicales han acordado convocar una jornada de protesta en todas las etapas del sistema educativo, desde infantil a la Universidad, en contra de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa, aprobada recientemente.

Ante este hecho, como militantes cristianos, los jóvenes, hombres y mujeres que formamos parte de movimientos de la Acción Católica especializada, estamos convencidos de la importancia de la educación para el desarrollo integral de las personas, así como para la construcción de una sociedad integradora y compensadora de las desigualdades sociales, económicas y culturales, acorde con los principios universales del Evangelio. Como creyentes y seguidores de Jesús de Nazaret no podemos hacer oídos sordos al clamor de los débiles. (Éx. 3,7-10).

Creemos que una educación pública que permita el acceso de todas y todos, y especialmente de los más necesitados, a todos y cada uno de sus niveles y recursos, es la única garantía que la sociedad ofrece de que todos sus habitantes van a poder desarrollarse y disfrutar de las mismas oportunidades, independientemente de sus capacidades y de sus propios recursos sociales, económicos y culturales.

La nueva ley, ya desde su introducción, define la educación como "el motor que promueve la economía". Antepone, de esta manera, los intereses de los mercados al desarrollo personal y social del alumnado, que es lo que una ley de educación debe promover. Realmente, ¿queremos que la educación sea esto?

Porque las cosas se pueden plantear de forma bien distinta. La Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis plantea así el sentido de la escuela: «La escuela no puede renunciar a su condición de ser un lugar señalado para la formación integral de la persona»; Juan Pablo II afirmaba que: «La educación consiste en ser la persona cada vez más persona; en que pueda ser más y no solamente que pueda tener más".

Según la perspectiva que se tome, los acentos y la orientación de la educación que resultan son muy distintos: economicismo o humanismo.

En el contexto social en el que nos encontramos, con una población en situación de exclusión social que crece cada día, necesitamos más que nunca una ley educativa que promueva la justicia social y que asegure en las aulas la igualdad que en las calles está cada vez más lejana.

Como movimientos de Acción Católica especializada apostamos por una educación:

- En valores: que nos hagan ser críticos con la manera de vivir imperante. Que nos hagan pensar por nosotros mismos y buscar nuestro lugar en la sociedad que nos merecemos. No en el ser más que los demás, el querer trepar a toda costa, el querer destacar sin importar por qué…

- En nuevas formas de vivir: más solidarias, respetuosas con nuestros semejantes, con la naturaleza, con las generaciones que aún no han nacido… No en modelos que fomentan las desigualdades, el egoísmo y el pensar que las cosas son así y yo no puedo cambiarlas.

- En el desarrollo de la persona: que fomente la vocación, el desarrollo de ideas, la originalidad… no sólo que nos prepare para ser un eslabón más de la cadena de producción.

- En la autonomía: que nos haga protagonistas de nuestras vidas, que nos dé herramientas para la toma de decisiones, que nos ayude a encontrar nuestra vocación, nuestro lugar en el mundo. Modelos educativos que posibiliten una participación real y activa en la vida social y pública.

Tampoco nos podemos olvidar del contexto económico y social en el que se produce esta nueva reforma educativa.

Llevamos años de aplicación de políticas de recortes de derechos y prestaciones sociales que afectan fundamentalmente a las capas más desfavorecidas de nuestra sociedad, y a las que antes no lo eran y ahora lo van siendo por causa de la situación y del efecto de esas mismas medidas.

Hay un retroceso claro en los derechos laborales y sociales de personas y familias, mientras que los causantes de la crisis no están pagando la enorme deuda que tienen con la sociedad y continúan enriqueciéndose mientras los pobres lo son cada vez más. Estos procesos están llevando a una sociedad cada vez más desigual y el sistema educativo no está quedando, ni mucho menos, al margen de eso.

La educación pública es una conquista histórica de las trabajadores y trabajadoras y pensamos que los recortes en profesorado, becas, libros, comedores, los incrementos de ratios, la disminución de recursos para la atención a la diversidad, para la integración de los inmigrantes, para la Formación Profesional, los aumentos de tasas universitarias y tantas cosas más, van encaminadas a un mismo objetivo: acabar con la igualdad de oportunidades, sobre todo para quienes más la necesitan.

Tristemente se siguen tomando medidas sin la participación de todos los agentes implicados en el proceso educativo. Por todo lo expuesto, queremos manifestar nuestro desacuerdo con el proceso de elaboración y aprobación de la LOMCE y expresar que creemos justa esta convocatoria de huelga.

Sólo desde el diálogo social que necesita tiempo, condiciones y voluntad se podrán responder a estas cuestiones y se podrán poner en marcha medidas legislativas que pongan en el centro y como objetivo a la persona humana, su desarrollo y promoción integral, su crecimiento en humanidad, sin anteponer otro tipo de intereses.

Hacemos un llamamiento a la reflexión de la ciudadanía en general y de nuestras comunidades cristianas en particular, en torno a la educación y lo que ésta debería ser. 

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).  

lunes, 14 de octubre de 2013

Fwd: Creer sin agradecer


 

28 Tiempo ordinario (C) Lucas, 17, 11-19

CREER SIN AGRADECER

JOSÉ ANTONIO PAGOLA, lagogalilea@hotmail.com

SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).


El relato comienza narrando la curación de un grupo de diez leprosos en las cercanías de Samaría. Pero, esta vez, no se detiene Lucas en los detalles de la curación, sino en la reacción de uno de los leprosos al verse curado. El evangelista describe cuidadosamente todos sus pasos, pues quiere sacudir la fe rutinaria de no pocos cristianos.

Jesús ha pedido a los leprosos que se presenten a los sacerdotes para obtener la autorización que los permita integrarse en la sociedad. Pero uno de ellos, de origen samaritano, al ver que está curado, en vez de ir a los sacerdotes, se vuelve para buscar a Jesús. Siente que para él comienza una vida nueva. En adelante, todo será diferente: podrá vivir de manera más digna y dichosa. Sabe a quién se lo debe. Necesita encontrarse con Jesús.

Vuelve "alabando a Dios a grandes gritos". Sabe que la fuerza salvadora de Jesús solo puede tener su origen en Dios. Ahora siente algo nuevo por ese Padre Bueno del que habla Jesús. No lo olvidará jamás. En adelante vivirá dando gracias a Dios. Lo alabará gritando con todas sus fuerzas. Todos han de saber que se siente amado por él.

Al encontrarse con Jesús, "se echa a sus pies dándole gracias". Sus compañeros han seguido su camino para encontrarse con los sacerdotes, pero él sabe que Jesús es su único Salvador. Por eso está aquí junto a él dándole gracias. En Jesús ha encontrado el mejor regalo de Dios.

Al concluir el relato, Jesús toma la palabra y hace tres preguntas expresando su sorpresa y tristeza ante lo ocurrido. No están dirigidas al samaritano que tiene a sus pies. Recogen el mensaje que Lucas quiere que se escuche en las comunidades cristianas.

"¿No han quedado limpios los diez?".¿No se han curado todos? ¿Por qué no reconocen lo que han recibido de Jesús? "Los otros nueve, ¿dónde están?". ¿Por qué no están allí? ¿Por qué hay tantos cristianos que viven sin dar gracias a Dios casi nunca? ¿Por qué no sienten un agradecimiento especial hacia Jesús? ¿No lo conocen? ¿No significa nada nuevo para ellos?

"¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?". ¿Por qué hay personas alejadas de la práctica religiosa que sienten verdadera admiración y agradecimiento hacia Jesús, mientras algunos cristianos no sienten nada especial por él? Benedicto XVI advertía hace unos años que un agnóstico en búsqueda puede estar más cerca de Dios que un cristiano rutinario que lo es solo por tradición o herencia. Una fe que no genera en los creyentes alegría y agradecimiento es una fe enferma. 


(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).