CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

miércoles, 29 de febrero de 2012

UN MINUTO DE PAZ

Publicación Cuaresmal BLANCA Y COLORÁ, Hdad. del Dulce Nombre de Jesús de Estepa. Cuaresma 2012.

Un Minuto de PAZ

Quizás, es lo único a lo que aspiró Job en su desdicha, a un minuto de paz al menos. Pero este hombre, fue elegido por los hagiógrafos bíblicos, para hacerle paradigma de fidelidad a Dios en la adversidad. Por ello, este libro de Job escrito hacia el 500 a.C, nos muestra cual puede o debiera ser, la conducta mas apropiada, en ocasiones ausentes de paz. Siempre me ha llamado la atención, las muchas ocasiones en las que pedimos paz. Sobre todo en misa, pedimos paz. Y la pedimos a Dios en demasiadas ocasiones, como una suerte de concatenaciones unidas entre sí; hambre, libertad, obispos, difuntos, lluvia…etc; sin que reparemos en el autentico significado de lo que pronunciamos y la responsabilidad al hacerlo. Que significará para nosotros la palabra PAZ. ¿Seremos capaces de traslucir esta palabra, para ver más allá de ella, su autentico significado? La palabra, “es la finitud última, en la que Dios se nos ha revelado al mundo” (José Arregui). Pero esa finitud, no nos lleva al final del camino; sino que desde esa finitud de la palabra escrita o impresa y aplicando nuestro propio sentido de la interpretación, podemos hacer nuestro punto de partida para recorrer un determinado camino.
Paz. Palabra referida en 402 ocasiones en la Biblia de Jerusalén. Siendo la propia Biblia, la narración de las experiencias de muchos hombres y mujeres con Dios a lo largo de los tiempos, no es de extrañar que la paz, haya sido un bien preciado por toda persona y  por el mismo Dios. Paz, no solamente es la ausencia de guerra. Cada persona, desde la innata profundidad de su ser, desea la paz. No solo para si mismo, sino para el medio concreto que le rodea.
Pero en ocasiones invertimos el sentido, y pedimos paz para los demás antes que para nosotros, sin sentar las bases de un particular proceso de paz. Intentaré explicarme. Antes escribí, que con demasiada solicitud pedimos paz al Señor, entre otras cosas. Pero, ¿somos personas de paz? No quiero aquí, hacer un recorrido por las conciencias de los lectores, y menos aun determinar mi razonamiento por el indeseable sentido del paternalismo.
Lo planteo desde mí mismo. ¿Busco paz para encontrar la paz? El camino hacia la paz autentica es la paz interior, la paz consigo mismo; en el interior de cada uno y donde habita su propia conciencia, voz de Dios en nuestras vidas (Lc 2,14). Y el sendero de la paz, pasa en primer lugar, por tomar conciencia de quien se es como persona y la propia aceptación de uno mismo y sus circunstancias. Quien no esta en paz consigo mismo, no hallará paz entre los demás. Porque su lucha interior, le impedirá ejercer responsablemente su libertad, al estar coaccionado por las aptitudes de sí mismo. Y desde luego, a una persona que no se acepte, ni vea en sí mismo la propia dignidad de Dios que nos creó (Gen 1,26); ni si quiera le hace falta la sociedad que le condene por tal o cual cosa, sino que previamente se auto condenará. Es un decir.
Nadie debe de culparse por lo que es en su ser natural, mientras viva –sea interior o públicamente- pacíficamente su vida, responda conscientemente al orden establecido en el mundo para con la convivencia mutua, la conservación de los derechos humanos, la urbanidad y el sentido de Dios. En demasiadas ocasiones, las personas ignoramos la naturaleza del bien que anhelamos, y los caminos a seguir para alcanzarlo.
Por eso, “debiéramos aprender de la historia sagrada, en qué consiste la búsqueda de la paz verdadera y oír proclamar por Dios en Jesucristo el don de esta verdadera paz” (León-Dufour). Una paz que no pasa por la omisión del bien que podamos hacer, en beneficio del mal inducido. Debe ser el mal por lo tanto, el autentico enemigo de la paz, en cuanto que no es ya un problema para la sociedad, sino un escándalo para los que miramos la vida desde la virtuosidad del evangelio de Jesús.
“Debiera ser el mal para toda la sociedad, un grito que se nos escapa de las manos. Este grito que nos lo arranca, no la simple comprobación de aspectos malos del universo y las lesiones a la naturaleza, sino la misma experiencia brutal de la vida de cada uno” (Yves M.-J.Congar), en la cual a tiempo real podemos vivir situaciones adversas, ausentes de paz y de fraternidad. Como vehículo propagador de actualidad, la globalización del mundo, nos hace asistir en directo, a males que acosan y hieren al mundo, como las hambrunas, la lesión de los derechos de las personas y los conflictos armamentísticos entre naciones del mundo.
Si junto a todos estos y variados frentes, unimos aquellas situaciones personales que nos causan zozobra en nuestra vida; -digo que- podemos ser personas más que aptas para desear, construir e instaurar de una manera duradera la paz, como ausencia del mal y ausencia de predisposición en contra dé. A los cincuenta años del inicio del Concilio Vaticano II, uno mi voz a los que aun deseamos aquel “aggiornamiento” de la iglesia por el que trabajó Juan XXIII, y del que sus sucesores y demás obispos se olvidaron, al meter el Vaticano II en un profundo cajón.
Y leyendo escritos del nombrado papa, me permito aconsejar sobre este tema su encíclica Pacem in Terris (paz en la tierra nn.1) en la cual nos dice que: “la paz en la tierra, suprema aspiración de toda la humanidad a través de la historia, es indudable que no puede establecerse ni consolidarse si no se respeta fielmente el orden establecido por Dios.” Un orden que desde el comienzo de la historia de la salvación, se exige para aquellas personas que desean llegarse al conocimiento de Dios y ante su presencia.

Un orden que nos dispone –por decirlo de alguna manera-, a llegarnos ante la presencia de Dios, tras haber cumplido con los requisitos establecidos por este. ¿Qué nos contestaría Dios sobre esta cuestión, de llegarnos ante su presencia? La respuesta la encontramos en el Salmo 14(15). “El que vive sin tacha y practica la justicia; el que dice la verdad […]y no habla mal de nadie; el que no hace mal a su hermano ni difama a su vecino; el que desprecia al criminal y honra a los que temen al Señor; el que es persona de palabra y no se deja sobornar. […]El que hace todo esto jamás perecerá.”
Ser humanos en definitiva.
No deben parecernos inalcanzables estos requisitos, pues en la humanidad de Jesús y de su madre María se hicieron una realidad palpable, de la que están impregnados los evangelios. Apostemos hermanos y hermanas, por una paz desde y por Jesús. "La paz os dejo, mi paz os doy; pero mi paz, no es como la paz que os da el mundo. No estéis angustiados ni tengáis miedo”. (Jn 14,27)
La paz de Jesús por lo tanto, es la propia esencia de quien sigue sus pasos. De quien asume con valentía su destino. De quien antepone el bien común al bien propio. De quien está dispuesto a ser de Jesús, sus manos y su boca donde fuera necesario. Consuelo ante los que sufren, brazo que trabaje contra la adversidad, mano que abrace y de calor al corazón inanimado por el desaliento la zozobra y la desesperanza.
Para llegarnos a este propósito, hermanas y hermanos del Dulce Nombre, solo tenemos que ponernos manos a la obra, y no dejar de mirar los serenos ojos de vuestra madre y maestra María de la Paz. Su blancura eclipsará nuestras dudas ante la misión a desarrollar.
Sea ella, la que interceda ante el Padre, para que todos nuestros propósitos a nivel personal, de hermandad, o a nivel parroquial, estén envueltos en la paz de Cristo, que nos llama incansablemente a realizar un mundo, pacifico, humano y efectivamente fraterno.
Hermanos y hermanas del Dulce Nombre y María de la Paz; con vosotros la paz y el bien. Laus Deo.

Florencio Salvador Díaz Fernández
Estudiante de Teología Cristiana

lunes, 27 de febrero de 2012

VIEJA MONTAÑA - CARMEN DE ALMENDRALEJO

VIEJA MONTAÑA
Sobre tu ladera quedó el camino
de piedras, sin hierba y seco
sin el musgo que dan verdor
a tu ladera
estrecho e indócil hecho
a la medida de dos huellas.

La vieja montaña no sabe
de asfalto tampoco de pisadas
en manada,
quiere un tú a tú de pisadas
silenciadas
sin charlatanerías
que hablan y hablando
decir no dicen nada.

La vieja montaña ofrece
Silencio, pulcro silencio
oración sin viejas palabras
en unidad total entorno
e infinito toda ella
en imagen nos habla,
para que pases
sin tomar nada, sin retocar
nada
sin llevarte nada
para que cargues tu mochila
cargada de ese todo…
para ser ella quien contigo
parta
¡Para que sientas a tus pies
aquellas alas en sus huellas
asfixiadas !

Cuando abajo en ese mundanal
ruido del viejo y enladrillado
precipicio contaminado
de nafta,
tus oídos en las bulliciosas
palabras vuelvan a la rutina
a escuchar decir,
que no dicen nada solo ladran…
se perdió el ¡hola! de antaño
mientras dos personas
no eran extrañas,
el adiós altruista y sin prisas
sin ego, de hormas ambiciosas
estériles y autómata,
robot caminantes sin almas,
sin tus alas, vieja montaña.

¡Quizás! Sin ti vieja montaña
Sin tu camino de piedra,
Sin tu ladera de musgo
Y sin tu pico de aguja nevada
hayamos perdido ese olor
de la tierra a musgo
el olor al viento diciéndote
qué traerá mañana,
sus nubes jaspeadas,
ruborosas, las marañadas…
Nubes incontaminadas cargadas
de agua de tus ricos y cascadas
de tus manantiales que buscan
la sal del agua.
¡Quizás!
En tu punta de aguja vieja montaña
¡Quizás! Sea donde yo ayer
quedé mi vieja alma,
mis huellas sin alas.
17.2.2012
Carmen H.R

VIA CRUCIS JUVENIL EN ESTEPA 2012

(Viene de: GRUPO JOVEN HERMANDAD DE NTRA. SRA. DE LAS ANGUSTIAS DE ESTEPA)
III  VIA CRUCIS JUVENIL de Estepa,
Tendrá lugar el proximo sábado 3 Marzo a las 21:30 h, en la Ermita SANTA ANA. Como Tercer Año que realizamos la CONVIVENCIA entre JOVENES en la Cuaresma,  queremos seguir manteniendo este Encuentro donde compartir Amistades, compartir experiencias cofrades, vivencias y FE. A pesar de las distintas Advocaciones de Nuestros Benditos Titulares, pero queremos mantenernos unidos en la FE; Firmes en la FE y crear vinculos de Cofraternidad y Amistades.

 


sábado, 25 de febrero de 2012

PERLAS DE PAGOLA PARA EL FINDE - ENTRE CONFLICTOS Y TENTACIONES

ENTRE CONFLICTOS Y TENTACIONES
1 de Cuaresma (B) Marcos 1, 12-15
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

Antes de comenzar a narrar la actividad profética de Jesús, Marcos escribe estos breves versículos: «El Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían». Estas breves líneas son un resumen de las experiencias básicas vividas por Jesús hasta su ejecución en la cruz.

Jesús no ha conocido una vida fácil y tranquila. Ha vivido impulsado por el Espíritu, pero ha sentido en su propia carne las fuerzas del mal. Su entrega apasionada al proyecto de Dios lo ha llevado a vivir una existencia desgarrada por conflictos y tensiones. De él hemos de aprender sus seguidores a vivir en tiempos de prueba.

«El Espíritu empuja a Jesús al desierto». No lo conduce a una vida cómoda. Lo lleva por caminos de pruebas, riesgos y tentaciones. Buscar el reino de Dios y su justicia, anunciar a Dios sin falsearlo, trabajar por un mundo más humano es siempre arriesgado. Lo fue para Jesús y lo será para sus seguidores.

«Se quedó en el desierto cuarenta días». El desierto será el escenario por el que transcurrirá la vida de Jesús. Este lugar inhóspito y nada acogedor es símbolo de prueba y purificación. El mejor lugar para aprender a vivir de lo esencial, pero también el más peligroso para quien queda abandonado a sus propias fuerzas.

«Tentado por Satanás». Satanás significa "el adversario", la fuerza hostil a Dios y a quienes trabajan por su reinado. En la tentación se descubre qué hay en nosotros de verdad o de mentira, de luz o de tinieblas, de fidelidad a Dios o de complicidad con la injusticia.

A lo largo de su vida, Jesús se mantendrá vigilante para descubrir a "Satanás" en las circunstancias más inesperadas. Un día rechazará a Pedro con estas palabras: "Apártate de mí, Satanás, porque tus pensamiento no son los de Dios". Los tiempos de prueba hemos de vivirlos, como él, atentos a lo que nos puede desviar de Dios.

«Vivía entre alimañas, y los ángeles le servían». Las fieras, los seres más violentos de la tierra, evocan los peligros que amenazarán a Jesús. Los ángeles, los seres más buenos de la creación, sugieren la cercanía de Dios que lo bendice, cuida y sostiene. Así vivirá Jesús: defendiéndose de Antipas al que llama "zorra" y buscando en la oración de la noche la fuerza del Padre.

Hemos de vivir estos tiempos difíciles con los ojos fijos en Jesús. Es el Espíritu de Dios el que nos está empujando al desierto. De esta crisis saldrá un día una Iglesia más humilde y más fiel a su Señor.

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).


viernes, 24 de febrero de 2012

¡NO ES CUESTIÓN DE QUERER, ES CUESTIÓN DE TENER!

¡No es cuestión de querer, es cuestión de tener!

Aun a pesar de los muchos problemas que pueblan el mundo a día de hoy, parece que se nos toma el pelo a la gente con ciertos titulares o noticias, que por su singularidad, parecen no tener cabida en las mentes de personas, por considerar el tema a tratar como de otro siglo pasado.

Es imposible no detenerse hoy, ante este planteamiento tan particular que sobre la vigilia de cuaresma, hace José María de la Torre Martín, obispo de Aguascalientes. Que conste que la noticia me llega de Religión Digital. Un medio de comunicación bastante responsable y objetivo; lo anoto por aquello de la demagogia.

El titular no deja pasivo a nadie: Por una dispensa cuaresmal del nombrado obispo,

“Los pobres pueden comer carne en Cuaresma”.


De corazón manifiesto mi  absoluto respeto, a las personas que se presten a estas costumbres cuaresmales; ceniza, vigilias, ayunos, confesiones…etc. Aunque solo una cosa es importante, y los cristianos lo sabemos.

Pero con el tema de los obispos, yo no sé, si es que estos hombres verdaderamente piensan que esto de la contención alimenticia es verdaderamente importante para el Reino de Dios, o que ellos nos quieren hacer ver que es importante, para –quizás- mantener una cuota de limitada autoridad, por aquello de las dispensas y otras hiervas.

El Evangelio de hoy, nos invita a no privarnos de nada. ¡Absolutamente de nada, que nos proporcione la alegría, ilusión, libertad responsable y esperanza, en la vivencia cotidiana de la relación con Jesús! (Mt9,14-15) ¿Porqué dispensar a una persona de algo, cuando responsable y moralmente, cada ser humano sabe cuándo puede o debe comer, o dejar de comer algo?

Pero esto todavía, a los que estamos en el primer o segundo mundo, pues como que venga; lo aceptamos. Pero, ¿Qué a los pobres del mundo, los que necesitan que les prestemos incondicionalmente nuestra solidaridad, los que necesitan hartarse de comer en pascua, cuaresma y todos los día del año, y los que NO TIENEN CARNE ROJA a diario en su plato, les invite un obispo a comerla en viernes y fiestas de guardar, por aquello de la vigilia dispensada?

Esto es una irresponsabilidad de órdago. A mis ojos. Mi interés no radica en que usted esté de acuerdo conmigo, eso a mí no me importa. A mí lo que me importa son dos cosas. La primera es que hay personas pobres a las que les caerá mal esta tomadura de pelo episcopal, aun respetando ellos la autoridad del obispo. La segunda cosa que me importa, es que ESTE NO ES EL CAMINO para la pregonada nueva evangelización.

¿Nueva evangelización, de qué? Diciéndole todavía a la gente lo que puede o no puede comer.

miércoles, 22 de febrero de 2012

LA CENIZA, COMO USO RELIGIOSO

Bueno, como acabo de decir en SER COFRADE https://www.facebook.com/pages/Ser-Cofrade/137657976294339?sk=wall#!/pages/Ser-Cofrade/137657976294339, cuaresma como sabéis viene de 40, ya que es el número teológico-liturgico por antonomasia. Hace referencia a un camino. Pero no un camino sin más, sino un camino en el que se llega a una profunda experiencia de fe, desde la relación con Dios y sus mediaciones.

Respecto de la ceniza, pues deciros que su uso se origina en tiempos del rey David. Concretamente en un ritual llamado DE LA TERNERA (VACA) ROJA. No es broma, no.

En tiempos de Eleazar, (Num 19,1ss) se quemaba una vaca colorada o un cabestro.
“Un hombre puro recogerá las cenizas de la vaca las conservará para hacer el agua de purificación que usará la comunidad de los israelitas para hacer la expiación."
Igualmente, tanto el sentarse en ella vestido de saco, o colocarse ceniza en la cabeza; desde siempre ha sido entendida como señal de luto, penitencia, tristeza. El mejor ejemplo de esto lo encontramos en el nombrado Rey David que se sentaba en ella en su arrepentimiento, o de Tamar que se roció la cabeza con ceniza. (2Sam 13,19)
Ya sabéis un poco más de este ritual, que se consolidó sobre el siglo IV y que en el Vaticano II (1965) por medio de la Sacrosantum concilium (SC) capitulo 109 se nos recomendó de la siguiente manera:

“Puesto que el tiempo cuaresmal prepara a los fieles, entregados más intensamente a oír la palabra de Dios y a la oración, para    que celebran el misterio pascual, sobre todo mediante el recuerdo o la preparación del bautismo y mediante la penitencia, dese particular relieve en la Liturgia y en la catequesis litúrgica al doble carácter de dicho tiempo. Por consiguiente: a) Úsense con mayor abundancia los elementos bautismales propios de la Liturgia cuaresmal y, según las circunstancias, restáurense ciertos elementos de la tradición anterior.”

De corazón os lo deseo, ¡buena cuaresma, como camino a la Pascua, al YO renovado!
No abuséis de las ocasiones de "cenizas", Dios no quiere cambios exagerados, solo nos quiere como hijos, como lo que somos.
Abrazos y buenas noches.
Ahora completas y a dormir.


martes, 21 de febrero de 2012

CUARESMA ORACIÓN MIERCOLES DE CENIZA

TRAS LA AUTENTICA HUELLA

Introducción y acceso a la Presencia


Comenzamos hoy la cuaresma vocacional y lo hacemos con el miércoles de ceniza. Durante la cuaresma se nos invita a ejercitarnos en quitar apegos, en superar egoísmos, en curar resentimientos; y debemos estimularnos en aumentar la comprensión, la compasión, la generosidad, la amistad, la cercanía, la entrega; en definitiva, el seguimiento de Cristo para poder llegar a la Pascua viviendo la misma vida que El. Pero para vivir esto necesitamos hacernos pequeños, por eso se nos impone la ceniza –si lo deseamos, no es necesaria-, para que caigamos en la cuenta de lo pequeños que somos y que Dios siempre está dispuesto a levantarnos del polvo y de la miseria para reiniciar un camino de seguimiento a Él, que siempre está inclinado para escuchar o atender a sus hijos pequeños. Que esta oración nos ponga en marcha con una verdadera actitud de salir de nosotros mismos, y recorrer con Cristo el camino hacia la Resurrección y alegría Pascual.

Accede a la presencia del Trascendente. Colocate en posición orante, o rodeate de un medio propicio. La cruz, el sagrario, la palabra, una vela encendida, una comunidad, la Naturaleza. Él estará allí para abrazarte. Para abrazarnos. Para seguir nuestro camino. El camino de la cuaresma, y el camino que sea.

No desperdiciemos demasiados esfuerzos en reconocernos pecadores, pues no es esa la actitud. La actitud debe ser de conversión, hacia la humanidad en la que vivimos y coparticipamos.

Que la Palabra, ábra nuestros oídos al susurro de Cristo que desde los hermanos y hermanas, nos llama al seguimiento de su autentica huella.



Himno, “El germinar del amor”


Sólo desde el amor
la libertad germina,
sólo desde la fe
van creciéndole alas.

Desde el cimiento mismo
del corazón despierto,
desde la fuente clara
de las verdades últimas.

Ver al hombre y al mundo
con la mirada limpia
y el corazón cercano,
desde el solar del alma.

Tarea y aventura:
entregarme del todo,
ofrecer lo que llevo,
gozo y misericordia.

Aceite derramado
para que el carro ruede
sin quejas egoístas,
chirriando desajustes.

Soñar, amar, servir,
y esperar que me llames,
tú, Señor, que me miras,
tu que sabes mi nombre.

Amén.


¿Cuántas veces dejaste de ser un ser de salvación?

(Reflexionamos nuestra interioridad)

Si no prestas tus manos a Dios, Él nada podrá hacer en este mundo por sus hijos. Tendrémos la Palabra y el testimonio de Jesús, pero ¿y nuestro testimonio?

Como cristianos, somos conscientes de que “la coherencia de lo que decimos con lo que hacemos, es lo que determina si somos seres de salvación o de perdición?

La PALABRA DE DIOS, nos ilumina


"LAMPARA ES TU PALABRA PARA MIS PASOS" (Sal 118,105)

- Espacios donde la vida renace (cf Mc 4,1-9)

So pena de ser flor artificial, nuestra oración no puede germinar, ni florecer ni dar fruto, si no está inserta en la trama de nuestra existencia cotidiana.

Esta es la tierra buena, en la que hay que buscar el manantial. Una oración sin historia origina una historia sin Dios. "Todos los graves problemas del mundo pueden ser agrupados bajo el epígrafe de la indiferencia generalizada ante el sufrimiento humano. Te encuentras con cosas terribles que están sucediendo, pero pasas la página y sigues con tu vida" (Woody Allen).



-De la agitación a la calma (cf Lc 10,38-42)

La actividad inútil, la agitación interior y las

preocupaciones, nos impiden dar con lo mejor de nosotros y de abrirlo a la palabra del Señor. Hay que tener una heroica humildad para ser uno mismo y no otro" (Thomas Merton).



-Como nos vemos oramos (cf Lc 18,9-14)

Dos maneras opuestas de vivir dan como resultado dos maneras opuestas de orar: una con fruto y otra sin él. Quien prescinde de los otros y se complace enumerando sus vicios, se incapacita para el encuentro con Dios. Está tan seguro, que nada le cuestiona; más que dar gracias a Dios espera que Dios se las dé a él. Quien reconoce su condición de pecador y siente necesidad de salvación, puede recibirla; el amor gratuito de Dios lo rehabilita. Nuestra verdad, aunque sea pobre, es la esterilla sobre la que nos colocamos (cf 2Re 5,1-19: Relato de Elíseo y el sirio Naamán).


Testimonios

(Escucha este relato. Puede despertar en ti la oración)

El preso y la flor


El preso Nº. 87 contemplaba los alrededores de la cárcel. Sus ojos se fijaron en un brote que nacía junto a la pared, debajo de su ventana...

- Ya tengo compañía... La regaré todos los días. Me servirá de distracción.

Pasaban los días y la planta crecía. Al mes justo, empezó a echar los primeros brotes... Más

tarde floreció. El preso No. 87 se sentía mejor. Empezó a darse cuenta que no había muerto en él la esperanza. La emoción y la alegría inundaron su celda cuando la flor alcanzó su ventana. Pasó horas contemplándola de cerca, acariciándola con mimo, conversando... Así pasó una semana feliz y contento, extasiado con su compañía.

Pero un día, le nació la duda y la preocupación...

- Si la riego, seguirá creciendo y se marchará de mi ventana... Si no la riego, se me morirá... Si la meto en mi celda, la verá el carcelero y la cortará...

Preocupado se movía de un lado para otro y gritaba los insultos aprendidos...

- ¡Esto es un asco! ¡Yo siempre tengo mala suerte! ¡Estoy desesperado!

De pronto oyó un ruido. Apresuró el paso a la ventana y se agarró con ansia a los barrotes. Alguien estaba regando su flor... Por la dirección del agua se dio cuenta que era el preso que vivía en la celda de arriba... Sintió alivio a su preocupación, al mismo tiempo que le nacía por dentro una alegría nueva.

- Alguien necesitaba una flor... Yo ya he sido feliz una temporada.

La liberó de los barrotes de su ventana y la animó a seguir

subiendo.

SOLO EL AMOR PUEDE CAMBIAR LOS CORAZONES


Salmo de la coherencia de vivir


Te canto, Señor, agradecido
Por el ámbito caliente de mi intimidad,
Por el centro sagrado del alma
Donde alienta tu presencia, resuena tu voz

Y se gesta el valor de la conciencia.
Gracias por este cimiento sólido
En el que apoyo y construyo, día a día,
Mi identidad y la coherencia de vivir.
 
La bondad no será timidez ni cobardía,
La sinceridad un riesgo innecesario,
La libertad una trampa para el libertinaje,
El amor una amenaza constante de chantaje...

La gratuidad, hoy tan ausente,
Ha de ser lengua oficial de comunicación
Más allá del consumo fragmentador,
Y, también, valor de constante referencia.

Así será posible ver al otro:
El hermano, el amigo, el compañero
No como rival o competidor sino
Como persona con quien compartir.

¿Quién escribirá de otro modo
la parábola de la paternidad de Dios
haciéndola creíble y fascinante
si los hermanos no se tratan como hermanos?

Ya sé, Señor, que la comunión fraterna
Se hace con la aceptación de los diversos,
Y que toda fraternidad es gracia
De los unos para los otros:
Gracia de saberse don y acoger como don.

Señor de la pluralidad en unidad,
Enséñame la difícil lección, nunca sabida,
De que la diversidad no es consecuencia
De la limitación innata, sino don del Espíritu
Que nos ha creado diferentes

Pero nos quiere uno...

¡Que en el hogar del mundo
hay sitio y pan para todos!
Siempre las diferencias, por mínimas,
Son adjetivas: cuestión de cambio de plano,
Y las traducciones personales de la diversidad
En modo alguno son verdades absolutas.

Once peticiones desoídas


Pidamos al Señor que seamos capaces de hacer frente con nuestro testimonio, a la misión que nos encomienda en el seno de su Reino; un Reino que en ocasiones nos resulta difícil de construir y con valores contradictorios a los nuestros:                                                                                       (once peticiones desoídas)
Yo había pedido a Dios poder para ser amado, y me he encontrado con el amor para no necesitar ser poderoso.

Yo le había pedido la salud para hacer grandes cosas, y me he encontrado con la enfermedad para hacerme grande.

Yo le había pedido la riqueza para ser feliz, y me he encontrado con la felicidad para poder vivir en la pobreza.

Yo le había pedido leyes para dominar a otros, y me he encontrado libertad para liberarlos.

Yo le había pedido admiradores para estar rodeado de gente, y me he encontrado amigos para no estar solo.

Yo le había pedido ideas para convencer, y me he encontrado respeto para convivir.

Yo le había pedido dinero para comprar cosas, y me he encontrado personas para compartir mi dinero.

Yo le había pedido milagros para creer, y el me ha dado fe para hacer milagros.

Yo le había pedido una religión para ganarme el cielo, y él sólo me ha dado a su Hijo para acompañarme por la tierra.

Yo le había pedido ser un dios, y el sólo pudo hacerme ser humano.

Yo soy tu LIBERACIÓN

Dime, Dios mío, qué eres para mí.

Di a mis entrañas: yo soy tu liberación.

Díselo de modo que lo oigan.

Los oídos de mi corazón delante de Ti.

Ábremelos y dime: Yo, tu liberación.

¡Correr tras esa voz y darle alcance!

Quiero correr, de tras de tu voz.

No me cierres tu boca, no te calles.

Dime otra vez: Yo soy tu liberación.

(Floren Salvador Díaz Fernández, Cuaresma 2012)

viernes, 17 de febrero de 2012

PERLAS DE PAGOLA PARA EL FINDE - CURADOR DE VIDA

CURADOR DE LA VIDA
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

Jesús fue considerado por sus contemporáneos como un curador singular. Nadie lo confunde con los magos o curanderos de la época. Tiene su propio estilo de curar. No recurre a fuerzas extrañas ni pronuncia conjuros o fórmulas secretas. No emplea amuletos ni hechizos. Pero cuando se comunica con los enfermos contagia salud.

Los relatos evangélicos van dibujando de muchas maneras su poder curador. Su amor apasionado a la vida, su acogida entrañable a cada enfermo, su fuerza para regenerar lo mejor de cada persona, su capacidad de contagiar su fe en Dios creaban las condiciones que hacían posible la curación.

Jesús no ofrece remedios para resolver un problema orgánico. Se acerca a los enfermos buscando curarlos desde su raíz. No busca solo una mejoría física. La curación del organismo queda englobada en una sanación más integral y profunda. Jesús no cura solo enfermedades. Sana la vida enferma.

Los diferentes relatos lo van subrayando de diversas maneras. Libera a los enfermos de la soledad y la desconfianza contagiándoles su fe absoluta en Dios: "Tú, ¿ya crees?". Al mismo tiempo, los rescata de la resignación y la pasividad, despertando en ellos el deseo de iniciar una vida nueva: "Tú, ¿quieres curarte?".

No se queda ahí. Jesús los libera de lo que bloquea su vida y la deshumaniza: la locura, la culpabilidad o la desesperanza. Les ofrece gratuitamente el perdón, la paz y la bendición de Dios. Los enfermos encuentran en él algo que no les ofrecen los curanderos populares: una relación nueva con Dios que los ayudará a vivir con más dignidad y confianza.

Marcos narra la curación de un paralítico en el interior de la casa donde vive Jesús en Cafarnaún. Es el ejemplo más significativo para destacar la profundidad de su fuerza curadora. Venciendo toda clase de obstáculos, cuatro vecinos logran traer hasta los pies de Jesús a un amigo paralítico.

Jesús interrumpe su predicación y fija su mirada en él. ¿Dónde está el origen de esa parálisis? ¿Qué miedos, heridas, fracasos y oscuras culpabilidades están bloqueando su vida? El enfermo no dice nada, no se mueve. Allí está, ante Jesús, atado a su camilla.

¿Qué necesita este ser humano para ponerse en pie y seguir caminando? Jesús le habla con ternura de madre: «Hijo, tus pecados quedan perdonados». Deja de atormentarte. Confía en Dios. Acoge su perdón y su paz. Atrévete a levantarte de tus errores y tu pecado. Cuántas personas necesitan ser curadas por dentro. ¿Quién les ayudará a ponerse en contacto con un Jesús curador?
(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).


jueves, 16 de febrero de 2012

UNA PIEDAD DEL SIGLO XXI


Es una de las exigencias de la Cristología, el interpretar los acontecimientos actuales y saber apreciar los propios acontecimientos de la vida de Jesús de Nazaret; para simultaneamente, actuar moralmente sobr ellos, para paliar el dolor y el sufrimeinto de los que hoy, ayer y mañana, serán ajusticiados, humillados y a los cueles se les faltará el respeto.
Quiero ofreceros esta imagen, ganadora del prestigioso premio World Press del fotógrafo Samuel Aranda. Ella -la imagen-, es reflejo de una fatal conclusión. Es reflejo de una injusticia humana, desprendida de una actión violenta. Por ello, considero oportuno anexionar el texto de la VI Angustia, a esta fotografía. Pues sin lugar a dudas, es reflejo del dolor de Dios para con cada ser humano.

VI ANGUSTIA. CON SU HIJO EN EL REGAZO

Cuius animam gementem, contristatam et dolentem
pertransivit gladius. O quam tristis et afflicta
fuit illa benedicta, mater Unigeniti!

(Su alma llorosa, triste y dolorida, fué traspasada por una espada.

¡Oh cuán triste y afligida estuvo aquella bendita madre del Unigénito.)

Los presentes nos apartamos un poco, para dejar a María un momento de intimidad con su hijo, en un mudo diálogo en el que sobraban las palabras.

Juan me abrazo estrechándome con fuerza, y le dije que se nos fue el amigo de nuestros anhelos. Que pocos quedamos junto a la cruz.

Que dura es la vida y a su vez que sabia, cuando te educa con acontecimientos dulces y amargos.

Tantos y tantas se congratularon de ser amigos del maestro. Sin embargo los amigos de verdad, los que te aman, los que preguntan por tu salud, los que aunque cambien las circunstancias no te abandonan ni te ignoran; esos son tan pocos, que casi se cuentan con los dedos de las manos. Buen sabio fue Ben-sirá cuando nos dejo escrito que “hay amigos de ocasión, que no te son fieles el día de la tribulación.”[1]

Y aquí está María, con los pocos amigos que le quedan, y con su hijo meciéndole al pié de la cruz. Pero el crío adulto hoy, está yerto. Como en un acto instintivo de madre, María abraza la cintura de su hijo muerto, pudiendo a duras penas con todo su peso.

Para asombro de los presentes, de su boca pareció brotar una cadenciosa y melódica letanía como si de una nana se tratara.

“Mi niño, ¿Qué te han hecho
-dijo María en su angustia a Jesús muerto en su regazo-,
que te han dejado
los ojos sin estrellas,
sin miel los labios?.

¿Por qué te hirieron lanza,
vinagre y clavos,
si amor mana la fuente
de tu costado?.

¿Por qué, cuando la hora
de tu quebranto,
hasta en el mismo cielo
te abandonaron?.

Pues que la cruz se esconde
bajo tus párpados,
tu sueño de tres días
nace en mis brazos.

Duerme, mi niño duerme,
mi niño, ea,
tus tres días de sueño
que me desvelan.

Arcángeles de luto
muestran su pena,
callando el alboroto
de sus trompetas,
y en el hondo silencio
que te rodea
ser caricia más honda
mi voz quisiera.

Cuando tú te despiertes,
todas las puertas
quedaran en el cielo
de pronto abiertas.

Mas hasta el tercer día
de la promesa,
duérmete, niño mío,
mi niño, ea.

Te da para tres días
calor mi seno.
Para que el frío venzas
entre los muertos.

Mi consuelo, mi vida,
mi siempre dueño,
déjame que te lleve
de nuevo dentro.

Vuelve a ser, niño mío,
flor de mis sueños.
Y sea mi regazo
Belén de nuevo.”[2]

Su rostro surcado en lágrimas, se perdió entre el cabello y los pliegues de piel destrozada, del hijo que con dolor dio a luz para el mundo.

Absorta, dolorida, angustiada. Los que conocemos las Sagradas Escrituras, pudiéramos poner ahora en boca de María aquel verso del libro de las Lamentaciones: “vosotros todos, los que pasáis por el camino mirad y ved si hay dolor como el dolor que me atormenta”[3]. Un dolor que no cesa de tornarse angustia, por todos aquellos que como su hijo, sufrirán en sus vidas, la incomprensión y el abandono –aun siendo justos-. Un dolor, por medio del cual Dios nos modela en vida, como un trozo de barro.[4]

María, en este momento de angustia al pié de la cruz con su hijo en el regazo, posa su mirada sobre los que presenciamos la escena, como queriendo agradecer de una manera muda nuestra presencia. Sabe que compartimos su dolor, pues nuestras vidas sin el maestro se vuelven a tornar en angustia e incertidumbre.
¿Qué hacer ahora? ¿Quién hablará por nuestra boca?
Allí estábamos todos, en aquel tronar de viento y aire.

Nuestras miradas se dirigían de María y Jesús al cielo, haciendo a Dios demasiadas preguntas, pero sin querer pedir demasiado.

El rostro de María hablaba por sí solo. Su dolor, sus anhelos destrozados, su angustia, era el vivo rostro de todas aquellas personas que a su hijo suplicarán, quizás hasta la extenuación, el término de una dolencia, el regreso de aquel.

Quizás el compartir con ella, la dureza del hijo que se fue al Reino del cielo. Personas a las que el mundo no ha querido suficiente y por las que ella –María- sufre. ¡Todos son mis hijos e hijas!, dice en un susurro. Por eso hijo mío -le susurra a Jesús yerto en sus brazos-, mientras haya un dolor en el mundo, ese será motivo de mi angustia, pues tu muerte y mis sufrimientos no serán en vano.

Los presentes, ante estas palabras de María cargadas de sentido y de sensibilidad, no tuvimos por menos que acercarnos a ella y abrazarla como si fuera el mismo mundo el que la abrazara.

Nuestros sentimientos se unificaron, y ni el estruendo desatado en los cielos, pudieron mitigar nuestros sollozos unánimes, abrazados en una piña a María y a Jesús. Por un momento, los que allí estábamos formamos parte de aquel macabro filón de caliza abandonado, que era patíbulo de bandidos y facinerosos.

Nuestro grupo, aun estando calados hasta los huesos por el torrente de agua que nos caía encima, dimos calor espiritual a María pues en ella residía ahora toda la amargura del mundo.

Una roca firme mujer y piedra, una cruz clavada proyectándose hacia el cielo, un ser muerto que es amor y al amor llama, unas escaleras abandonadas para hacer descender a “Rabbi”, o quizás para que no cejemos en el empeño de liberar injustos crucificados como Jesús y todos los despreciados de la tierra.[5]

Todo aquello que vivíamos, eran signos y pruebas a interpretar, como aquella historia que Jesús nos contara meses antes sobre el grano de la mostaza.[6] Recordé a Elías el profeta, y en la insistencia de este para hacer presente a Dios en nuestras vidas[7]. Sí –pensé-, es necesaria una conversión del corazón, pues solo así haremos fructífero el testimonio de Jesús. Es necesario no perder la esperanza –pensé-, pues todo esto puede dar un giro determinante, como aquella viuda de Sarepta a la que Dios restableció la vida de su hijo por indicación del mismo profeta[8].

¿Acaso perdimos en el Gólgota la noción del tiempo, pues se nos acababa el tiempo junto a Jesús? No lo se. Pero allí nos quedamos agazapados, junto a aquella roca viva que era María y Jesús.

Desde entonces nos aferramos a ella, porque es la madre de todos, porque es la maestra, porque es la mujer fuerte que nunca nos falla.
Relato de las Angustias de María de Nazaret. Compuesto por Florencio Salvador Díaz Fernández, para el poema sinfónico compuesto por el músico y compositor Juan Antonio Carmona Páez. IV Congreso Nacional de Hermandades de Las Angustias, Estepa-Diciempre de 2011.
Representación musical en: http://www.youtube.com/watch?v=AJ6avXWyOjY


[1] Eclesiastico 6,8
[2] J.J.Aleixandre. Cantad a Dios. Libros Magnificat. Ed. San Pablo.
[3] Lamentaciones 1,12. Interpretación cristológica de la vida de María de Nazaret.
[4] Jeremías 18,1-11
[5] Juan 12,3
[6] Lucas 13,19
[7] Libro primero de los Reyes 18,39
[8] Libro primero de los Reyes 17,7-24