PSOE, el día después
El día después es hoy mismo. El PSOE
ha afrontado una de las mayores crisis orgánicas de su historia. ¿Está roto el
partido? ¿Está abierto en canal? ¿Sus dirigentes bogan hacia la
autodestrucción? No tengo claro estos titulares de prensa y críticos, pues yo
como militante socialista sé donde estoy y se a lo que me debo. Al menos de
momento, o al menos hasta donde mi conocimiento y coherencia me lo permitan.
Anoche
dimitió el compañero Pedro Sánchez de su responsabilidad como Secretario
general del partido. Bien por él, pues creo que no se merece tener cerca a
semejantes personas, encima llamándose compañeros. Quien escribe es de los que
hubiera dado a Rajoy la abstención en segunda votación para que gobernara. Y aun
manteniendo mi postura, considero que las formas –utilizadas por ciertas
personas- para hacer claudicar a Pedro Sánchez, han sido deplorables y faltas
de lealtad por parte de lo que dictamino en su día la propia Comisión Ejecutiva
Federal, dar a Rajoy un NO absoluto y rotundo. Hoy que es el día después,
admito que tengo que templar mi ánimo aunque manifieste con rotundidad mis
sentimientos. Los que han provocado la caída de Pedro Sánchez, han pasado por
encima de todos los militantes como una apisonadora y nos han faltado al
respeto. ¿Nos pedirán estos mañana, que como militantes nos dejemos la piel, para
la promoción política de cada uno de ellos? Es duro la vida del soldado de a
pié como bien nos llamó hace días una compañera a los propios militantes. Pero como
tales, somos soldados y somos personas que conformamos la propia esencia del
socialismo, pues somos los que nos podemos tirar al barro de la ciudadanía y
llevar el ideal socialista allí donde sea preciso. Hay que diferenciar lo
sucedido en Ferraz –lucha de poderes-, con la ideología socialista que
mantiene, perdura y vive en las personas que la sentimos como nuestra, y que
aplicamos a la vida principios sencillos pero vitales para la convivencia
digna, tales como el respeto, la solidaridad y la puesta en valor de la persona
individual, sea la que sea y tenga la ideología que sea. Y de esto último, hubo
bastante poco ayer en Ferraz –sede del PSOE en Madrid-. Seguiré siendo socialista
por el mismo motivo por el que no puedo dejar de ser cristiano, porque lo llevo
a fuego en la piel. Jesús de Nazaret se partió la cara por los necesitados de
cada tiempo, sanando las heridas y restituyendo la dignidad personal a quien la
había perdido. El socialismo –y la socialdemocracia- son precisos y necesarios
mientras haya desigualdades en nuestro primer o tercer mundo. Mientras haya
ancianos a los que nadie cuida, mientras haya personas que no pueden pagarse la
sanidad privada, o buscan comida entre la basura, donde hay hombres que pegan a
la mujer, donde hay fanatismo político o religioso, donde hay violencia y falta
de respeto hacia el niño, el adulto o el anciano. Mientras de todo esto haya en
nuestra sociedad, y mientras una sola persona esté dispuesta a eliminar
desigualdades, seguirá estando vivo el socialismo y la socialdemocracia. Y
España y su historia siempre reconocerán que el PSOE es el partido que más ha
contribuido –y seguirá contribuyendo- en la sociedad del bienestar y la apuesta
por lo público y lo social. Un saludo cordial.
Fraternalmente, Floren.