CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

domingo, 7 de enero de 2018

¡BASTA DE MANIPULAR A CRISTO! Él es vida y No ley a cumplir.

Cuando escribí hace unos años “El lodazal del Jordán”[1], ya pensaba en ciertas cosas que omití entonces, para no hacer de insoportable lectura el artículo. Pienso muchas veces, en la cantidad de personas que siendo bautizadas en su momento, hoy en día viven sin tener nada que ver con el catolicismo. Sí, digo bien, catolicismo. 

Estoy plenamente convencido –y lo he escrito bastantes veces- que los que decimos estar en comunión con la Iglesia, debiéramos de estar muy atentos a ejemplos de vida que muchas personas ofrecen, sin hacerlo directamente en nombre de Jesús; pero ofreciendo solidaridad, respeto fraternidad…etc[2]
El bien en sí mismo es un principio de humanidad, y prestarse a ello es dar lo mejor de uno mismo en pos de la creación, donde resaltamos de una manera notable, tanto en el aspecto positivo como en el negativo, los hijos de Dios. Es por ello, que siempre he estado a favor de dar todo el significado posible a los símbolos. Intentaré explicarme. 
Cuando pienso en el bautismo de Jesús, veo a un Jesús que se presta a realizar un símbolo aun sin necesitarlo. Él era el hijo de Dios. Y si bien es verdad que el bautismo de Jesús por Juan en el Jordán, la apertura del cielo y aquella voz que se oyó, responde a una epifanía más de Jesús; también es verdad que Jesús se presta a que le echen en la cabeza un agua que no necesita por ser el Hijo de Dios, con el nombre sobretodo nombre. 
Al uso de este tema, entiendo la necesidad de muchas personas que por estar, vivir o encontrarse en unas determinadas circunstancias, pueden tener una acogida fraterna en nuestra Iglesia, pero una acogida a medias e incluso me arriesgo a decir hipócrita, ya que se les cierra la puerta a los sacramentos o determinadas ceremonias simbólicas. 
Estos al contrario de los que ignoran su bautismo, desean dar plenitud a su condición de bautizados pero no encuentran lugar en la “comunidad eclesiástica” al no vivir una circunstancia “normal” o conforme al derecho canónico. En cierto modo (y es algo que he dicho muchas veces) nuestra Iglesia, aun tras la venida de Jesús y todo lo que de nuevo inaugura, sigue empecinada en dar cumplimiento a la antigua economía de la salvación. 
Economía que se basa en: te salvas si cumples la ley, exclusivamente. La Nueva Economía de la salvación que inaugura Jesús, se basa en el amor exclusivamente. O sea, te salvas si amas. Eso es suficiente para Jesús. Que nos ofrece en su bautismo lo que yo entiendo por un acto sencillo que puede realizar cualquier persona por si misma o de manos de otra persona, siempre que desee, no ya formar parte de la Iglesia y participar de la vida “cultual” y tradicionalmente sacramental; sino simplemente considerarse seguidor de Jesús y miembro de la comunidad cristiana. 
Es curioso como muchas personas critican el anquilosamiento del magisterio eclesiástico, pero luego en sí mismos son más papistas que el papa (salvando de ello al propio papa que es fraternidad absoluta y un claro ejemplo de lo que estoy defendiendo aquí). 
Cualquiera haciendo gala de un buen grado de ignorancia, es capaz de pedir que la Iglesia venda el Vaticano para dárselo a los pobres, pero es incapaz de asimilar que Jesús defiende ante todo en su vida la dignidad, la salud universal y el AMOR con mayúsculas, se dé entre las personas que se dé. Aquí ya se le ponen a muchos la mosca tras la oreja, pero es el tema de fondo de este artículo. La acepción de personas que hacemos de una manera colectiva (en la Iglesia) o individualizada. 

Hoy y ante una ceremonia no canónica que realicen seria y responsablemente unas personas incluso en el nombre de Jesús y atendiendo Su Palabra, pero donde no haya un sacerdote, digo que es fácil que se tilde esa ceremonia de “paripé”, burla o incluso de cachondeo. Pero si me mira de manera objetiva, en primer lugar se aprecia que el marco celebrativo -por ejemplo de una boda- no garantiza de ningún modo la durabilidad de unión y ni mucho menos el amor de la pareja. Además, todo lo que se relativiza aunque sea en nombre de Jesús, creo que una ofensa al propio Hijo de Dios que nos dijo algo irrenunciable, y es que podemos reunirnos en su nombre para que Él esté en medio de nosotros[3]. Acabo. 
Ojalá nuestra iglesia pueda ser en algún momento autentica comunidad, porque en la actualidad no lo es, ya que excluye a muchos. 
Ojalá se dé a los laicos el papel fundamental que tienen en la Iglesia y se deje de subordinarlo todo al ministerio del presbiterado. 
Ojalá se deje lo que yo considero una huída hacia adelante, la pastoral de la obligatoriedad y la obligada formación impartida mayoritariamente por los no formados ni cristiana ni teológicamente. 
Ojalá se dé respuesta a aquellos que necesitan un marco celebrativo no canónico para celebrar en nombre de Jesús. 
Ganaríamos todos, pero la que más ganaría sería la Iglesia, porque sería sin posibilidad ninguna de acepciones, una comunidad autentica de paz y amor. 

Insisto en felicitaros el 2018.
Fraternalmente, Floren.

HIMNO DEL AMOR – Pedro Casaldáliga, Obispo.
Si yo tuviese en mí todas las emisoras
y todos los tablados de rock del mundo entero
y los altares y cátedras y los parlamentos todos,
mas no tuviese Amor,
yo sería ruido sólo, ruido en el ruido.

Si yo tuviese el don de adivinar
y el don de llenar estadios
y el don de hacer curaciones
y una supuesta fe, capaz de trasportar cualquier montaña,
mas no tuviese Amor,
yo sólo sería un circo religioso.

Si yo distribuyese
los bienes que gané mal – quién sabe, quién no sabe-
en cestas de Navidad
y en aireados gestos caritativos
y fuese capaz de dar mi salud
en prisas y eficacias
más no tuviese Amor,
yo sólo sería imagen entre imágenes.

Paciente es el amor y predispuesto, como regazo materno.
No tiene envidia ni se vanagloria.
No busca el interés como hacen los bancos:
sabe ser gratuito y solidario, como la mesa de Pascua.
No pacta nunca con la injusticia, nunca.
Hace fiesta de la Verdad.
Sabe esperar, forzando con coraje las puertas del futuro.
El Amor no pasará, pasando todo lo que no sea él.
En la tarde de esta vida nos juzgará el Amor.

Inmadura es la ciencia y gateando,
inmadura la ley, juguete el dogma.
El Amor ya tiene la edad sin edad de Dios.
Ahora es un espejo la luz que contemplamos,
un día será el Rostro, cara a cara.
Veremos y amaremos como Él nos ve, como nos ama.

Ahora están las tres:
la fe, que es noche oscura,
la pequeña esperanza, tan persistente;
y él, el Amor, que es el mayor.
Un día, para siempre,
lejos de toda noche y toda espera,
ya sólo será el Amor.



[2] Marcos 9,38-40 “El que no está contra nosotros, está a nuestro favor.
[3] Mateo 18,20 “donde dos o más se reúnen en mi nombre, ahí estoy Yo en medio de ellos”