CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

sábado, 18 de diciembre de 2010

COMPLETAS - LA SALADA

Ahora, cuando son las diez y pico de la noche me retiro al descanso nocturno. Descanso de verdad, ya que -aun cuando el día laborioso y bondadoso-, trajo consigo demasiado trasiego, y ahora estoy cansado. Una pregunta me ronda la cabeza cuando me siento ante mi pequeño oratorio portátil; ¿he sido humano hoy?.
Pienso un momento, y como en un suspiro repaso mentalmente el día, para advertir algún atisbo de inhumanidad. No, no he sido infiel a la condición humana, pero quizás tendría que haber buscado una perfección más certera y quizás tal o cual comentarios –no edificantes- hubieran sido innecesarios.
Tengo la esperanza de que mañana, día de llegadas de viajeros conocidos, nos lleve a todos a ser auténticos humanos y fraternos. En María, la doncella de Nazaret, tenemos ejemplos varios, para llegar a sabernos cumplidores de nuestra misión particular, sin alardeos ni medallas a las que les podrá la herrumbre.
Con estas poéticas palabras del gran Arbeloa, me despido. Pensando en las lágrimas de dos amigas que lloraron hoy ante mi presencia contándome sus cuitas. Pensando en la noticia nacional de que un niño murió a manos de su (¿)padre. Dubitativo al no tener aun, una opinión clara sobre la reforma de la jubilación, dando gracias por la vida… y animando a cada persona cercana o lejana, a intentar ser feliz descubriendo las grandezas que cada uno atesoramos por gracia de Aquel que nos trasciende.
Buenas noches.

HIMNO DE ADVIENTO A MARÍA
(Víctor Manuel Arbeloa)

Dios sólo pudo entrar en tu clausura,
y su sombra de amor iluminada
puso su Verbo en tu humildad callada
y en tu tierna acimez, su levadura.

Tu claustro fue volcán; fervor, tu hondura.
Tu arquitectura, en ábside volcada,
cerco airoso de Dios, torre cercada
por el arco fluvial de tu cintura.

Virgen de la Esperanza y de la espera.
Virgen del fruto en curva de palmera.
Sábado roto en alba presentida.

Llegas de adviento y gravidez rendida
para traer a nuestra fe viajera
tu luz y tu sazón de primavera.
Amén.