Aunque me considero un apasionado
de la interpretación veterotestamentaria, reconozco que por pereza diaria, no
suelo reparar en las lecturas del T.O. que nos ofrece la liturgia y que
anteceden al evangelio. Pero el lunes 30 de Julio, celebré la eucaristía en mi
parroquia y me llamó poderosamente la atención la lectura de Jeremías, que a
continuación se detalla:
1 El Señor me dijo: “Ve, cómprate
un cinturón de lino y póntelo en la cintura, pero no lo mojes con agua.” 2 Yo
compré el cinturón, como el Señor me había ordenado, y me lo puse en la
cintura. 3 Entonces me habló de nuevo el Señor, y me dijo: 4 “Toma el cinturón
que compraste y que llevas puesto, vete al río Éufrates y escóndelo allí, en la
grieta de una roca.” 5 Fui entonces al río Éufrates y lo escondí, como el Señor
me había ordenado.
6 Al cabo de mucho tiempo, el
Señor me dijo: “Ve al río Éufrates y trae el cinturón que te ordené que
escondieras allá.” 7 Fui al río Éufrates, busqué en la tierra y saqué el
cinturón del sitio en que lo había escondido, pero ya estaba podrido y no
servía para nada.
8 Entonces el Señor se dirigió a
mí una vez más 9 y me dijo: “De esta misma manera destruiré el orgullo de Judá
y Jerusalén. 10 Este pueblo malvado se niega a obedecer mis órdenes y sigue
tercamente las inclinaciones de su corazón. Se ha ido tras otros dioses, para
servirlos y adorarlos. Es como ese cinturón, que no sirve para nada. 11 Así
como uno se aprieta el cinturón alrededor de la cintura, así tuve a todo el
pueblo de Israel y a todo el pueblo de Judá muy unidos a mí, para que fueran mi
pueblo y dieran a conocer mi nombre, y fueran mi honor y mi gloria. Pero no me
obedecieron. Yo, el Señor, lo afirmo. (Jeremias 13)
No recuerdo exactamente en qué
dirección versó la homilía del sacerdote, pero por las lecturas tanto de
Jeremías como el evangelio de la levadura y el salmo, entendí que la liturgia
nos proponía la productividad del sujeto creyente, para con el Reino de Dios.
En resumen, hay que servir para el Reino si nos consideramos llamados, y hay
que servir bien; sino como creyentes no tenemos sentido. Somos inútiles como un
cíngulo que no ciñe, nos relata Jeremías en su parábola.
Llegado a este punto, pensé en la
simbología del cíngulo o cinturón en la Biblia, así como el significado de la
acción de ceñirse o estar ceñido. Y por ello, tras unos días de consultar mi
biblioteca y pensar sobre el tema, me dispongo a poner a la luz pública estas
líneas para quien pudiera interesar. Al menos ocupo mi tiempo en algo útil.
Significado bíblico del cíngulo o acción de ceñirse
Desde los primeros tiempos cuando
la iglesia comenzó a estructurarse jerárquicamente y se establecieron de una
manera institucionalizada los ministerios (aprox S.IV); la Iglesia Católica se
apropió de la mayoría de los ropajes utilizados por los levitas de entonces,
que servían el templo de Jerusalén, dándole un uso igualitario o cambiando
algún matiz de los ropajes o símbolos o utilizándolos de distinto modo.
Así, tenemos por ejemplo la
túnica de lino hebraica, que luego fue el alba blanca utilizada por los
ministros católicos. De la cual dice nuestra iglesia: “la vestidura sagrada
común para todos los ministros de cualquier grado es el alba, que se ciñe con
el cíngulo a la cintura.” (MR, OG 298)
La mitra hacia el siglo X de
nuestra era, es la evolución de la prenda hebrea llamada “Mitznefet”, con la
que los sumos sacerdotes del templo se tocaban la cabeza en señal de su
dignidad. Utilizándola con los picos paralelos a los hombros. Luego la Iglesia,
cambió el rumbo de su utilización colocando los picos delante y detrás de la
cabeza, y añadiéndole las ínfulas –otra prenda hebrea- en la parte trasera, que
como pequeñas estolas simbolizan el poder del que porta la mitra. (Pontificalis
ritus 21/06/1968)
Otra prenda hebrea muy
significativa y que evolucionó a través de los siglos en la casulla sacerdotal que
todos conocemos, fue el “efod” judío. Especie de escapulario ancho o de túnica corta
sin mangas. Esta prenda evolucionó en dalmática antes y en casulla después,
como elemento significativo de los sacerdotes.
Para dejar de irme por las ramas,
me centro en el cíngulo, otra prenda significativa de los sacerdotes de antes y
de los de ahora. Llamado en la antigüedad Abnêt
o cinturón (de la Vulgata, Balteus, Cingulum). Es el cinturón con que se
ciñe la túnica de lino al cuerpo del sacerdote. Como mandaban las escrituras, era
así mismo de lino, retorcido y polícromo –púrpura, violeta y rojo- y carmesí o
blanco.
Ex 28, 4 “Las ropas que han de hacer son
estas: el pectoral, el efod, la capa, la túnica bordada, el turbante de lino y
el cinturón.”
Ex 28, 39 “Haz la túnica bordada y de lino,
y haz también de lino el turbante. El cinturón ha de ser bordado artísticamente.”
Ex 39, 29 “El cinturón de lino torcido,
tela morada, tela de púrpura y tela roja, fue bordado artísticamente, tal como
el Señor se lo había ordenado a Moisés.”
Lev 8, 7 “Después puso la túnica a Aarón,
le ajustó el cinturón y le vistió con la capa; luego le puso encima el efod y
se lo ajustó bien con la misma cinta del efod.”
Lev 8, 13 “Hizo también que los hijos de
Aarón se acercaran, y los vistió con las túnicas, les ajustó los cinturones.”
Lev 16, 4 “Irá vestido con la túnica de
lino consagrada, cubierto su cuerpo con calzones de lino, y ceñido con el
cinturón y el turbante de lino. Esta es ropa consagrada, así que, antes de
ponérsela, deberá él lavarse con agua.”
Pero, para llegar al significado
intimo del cíngulo en la prenda ministerial, y teniendo claro que sirve para
sujetar y apretar, se entiende otra interpretación no casuística, que procede
del mismo origen de las filacterias. Las filacterias (en hebreo “tôtâfôt”, señal o recuerdo), consiste en
una cajita que porta dentro dos pasajes de la Torá (Ley judía), el del Ex
13,1-10.16 y Dt 6,4-9.11,13-21; y de la cual salen dos correas para ceñirlas
una en la frente y la otra en el brazo izquierdo.
Su significado es de atar, de
unir, de ceñir de por vida, la persona al precepto o a aquello en lo que se
cree o vive. Lejos la interpretación del cíngulo como recuerdo de la castidad,
pues es utilizado por ministros no célibes o ministros ordenados
presbiteralmente en otras iglesias cristianas.
Por ello, su significado litúrgico
es el de recordar permanentemente por medio de su utilización, la dependencia
vital que se tiene con el Señor y las enseñanzas de su Reino. En la época
veterotestamentaria, era interpretado como explicita sumisión a la ley. Tras la
llegada de Jesús, que nos muestra el autentico rostro de Dios amoroso y todo-bondadoso,
podemos ver en el cíngulo un signo de pertenencia, de vínculo de unión a Dios y
a su Espíritu.
“Por lo tanto, ceñíos los lomos de vuestro espíritu […] poned toda
vuestra esperanza en la gracia que os llegará mediante la revelación de
Jesucristo” (1Pe 1,13)
“Ceñir es prepararse, pues los
orientales llevaban túnicas sueltas, que al emprender un viaje las ceñían para
poder andar”. (Bill h. Reeves)
Sin lugar a dudas como hace Pedro
en su primera carta, la acción de ceñirse indica independencia y libertad del
sujeto para adherirse a unos principios concretos. Para vivirlos y ejercitarlos
en beneficio de la comunidad y de uno mismo, por fidelidad a Dios y a su Reino.
Autor: Floren de Estepa.
Bibliografía:
Biblia de Jerusalén, Ed. Descleé
Diccionario de Lirutgia, D. Sartore, Ed.S.Pablo
Enchiridion, Heinrich Denzinger. Ed. Herder
Enciclipedia Bíblica, M. Balagué. Ed.Garrigá.
Autor: Floren de Estepa.
Bibliografía:
Biblia de Jerusalén, Ed. Descleé
Diccionario de Lirutgia, D. Sartore, Ed.S.Pablo
Enchiridion, Heinrich Denzinger. Ed. Herder
Enciclipedia Bíblica, M. Balagué. Ed.Garrigá.