Si, y cada vez más. He dicho recientemente que de dignidad,
compromiso con la sociedad y fe en Dios; pues desde la base de la torre de la
Victoria hasta la veleta, que creo van sobre unos sesenta y tres metros de todo
ello. En varias ocasiones me he denominado un cristiano católico anotando “aun
a pesar de los posibles naufragios”, porque por mucho que yo crea o por muy
cristiano que me considere, no soy ni mejor ni peor que nadie.
Eso sí, el pragmatismo de mi vida aplicado a todo lo que
soy, fe incluida, me lleva a no irme por las ramas en muchos aspectos de la
vida y apostar por lo tangible. Recordaré aquí el proverbio árabe que dice: “ata
tu camello y luego confía en Dios”; respecto de las posibilidades que Dios
tiene, que son limitadas en el mundo si nosotros no le dejamos hacer a través
nuestro.
Por eso digo que creo cada vez más en Dios. Además me
fascina la dimensión maternal y paternal de Dios que nos ama y nos busca. Como
comprenderéis los que de algo me conocéis, no soy un cristiano viejo pero mi
espalda esta curtida en varias batallas. Todas esas experiencias acumuladas -de
las cuales ninguna de ellas es despreciable- me llevan a centrar mi vida en la
gente sean quienes sean, como objetivo primordial de lo que soy. O sea, desde
el plano cristiano o político –socialdemócrata- tengo a la persona humana como
el centro de mi vida y de mi ejemplo. Tengo claro que Jesús de Nazaret pasó por
el mundo haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal. Esto quiere
decir que Jesús si algo hizo de una manera notable, fue el recoger a la gente caída
en los márgenes de los caminos.
Al hacerlo les restituía su dignidad, que es lo único que a
una persona le queda cuando casi lo ha perdido todo. Y es esa dignidad
inviolable la que todos nos debemos de afanar en salvaguardar, crea la persona
en lo que crea o pertenezca a la raza, sexo o condición social que sea. Pues
Jesús a nadie pregunto de donde venía.
Desde esta perspectiva de cristianismo humano y de calle que
para nada excluye a la comunidad de los creyentes, me fascino hoy al tener en
mis manos el libro “LA PASCUA DE JESÚS ORADA SEGÚN LOS EVANGELIOS” (*), un material
que me he comprado para cuaresma. Es un libro del sacerdote jesuita Pedro Trigo
en el que plasma una serie de reflexiones para caminar por la cuaresma hacia la
pascua. Sin temor a mirar cara a cara al crucificado, pues desde mi perspectiva
de fe y según la reflexión de Pedro Trigo, en ese crucificado me encontraré al “otro”
y desde él, puede que vea mi propia falta de ternura y mis muchas posibilidades de
resucitar.
Animo desde estas pequeñas letras a trazar una senda
efectiva desde nuestra opción cristiana. Preparemos la pascua transitando por
una cuaresma con los pies en el suelo, pues como dice esa frase tan tan
certera, “TENGAMOS EN CUENTA QUE NUESTRA VIDA ES EL ÚNICO EVANGELIO QUE MUCHA
GENTE LEERÁ”. Buenas tardes y paz y bien. Os dejo mi oración para esta
cuaresma.
Fraternalmente, Floren.
ORACIÓN DE CUARESMA ANTE JESÚS CRUCIFICADO
Señor Jesús, nuestro amigo y nuestro hermano.
Te veo crucificado y veo mi propia crucifixión,
mis fracasos, mi inconstancia, mi pasotismo evangélico,
mi cristianismo cómodo y hecho a medida.
Te veo crucificado y contemplo
a los crucificados del mundo.
Mujeres y hombres que no pueden evitar
su fatal destino
de injusticia, muerte sin fraternidad,
falta de derechos, explotación y el dolor de la tierra
que agoniza por el dolor de todos los seres vivos.
Miro ahora mis manos, Señor;
y sé que no las quieres crucificadas como las tuyas.
Las quieres abiertas a la vida, a la libertad,
a la acogida el respeto y la ternura.
Manos que sean sanadoras en el mundo
y ofrezcan paz y sosiego en la tribulación.
Ayúdame para que abra mis sentidos a tu Espíritu
para ser en el mundo luz y sal, donde haya que ponerlos.
Junto a ti Señor y nuestra Madre María Rocío de la Gracia,
ayúdame a convertir mis manos y mi vida en RESURRECCIÓN.
Así sea.
Florencio Salvador Díaz Fernández.
(Se autoriza su difusión indicando la procedencia)
(*) https://gcloyola.com/es/pozo-de-siquem/3315-la-pascua-de-jesus-orada-segun-los-evangelios-9788429327960.html