CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

miércoles, 28 de abril de 2010

PERLAS DE PAGOLA PARA EL FINDE - Con ternura

NO PERDER LA IDENTIDAD

JOSÉ ANTONIO PAGOLA

SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

 

Jesús se está despidiendo de sus discípulos. Dentro de muy poco, ya no lo tendrán con ellos. Jesús les habla con ternura especial: «Hijitos míos, me queda poco de estar con vosotros». La comunidad es pequeña y frágil. Acaba de nacer. Los discípulos son como niños pequeños. ¿Qué será de ellos si se quedan sin el Maestro?

Jesús les hace un regalo: «Os doy un mandato nuevo: que os améis unos a otros como yo os he amado». Si se quieren mutuamente con el amor con que Jesús los ha querido, no dejarán de sentirlo vivo en medio de ellos. El amor que han recibido de Jesús seguirá difundiéndose entre los suyos.

Por eso, Jesús añade: «La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros». Lo que permitirá descubrir que una comunidad que se dice cristiana es realmente de Jesús, no será la confesión de una doctrina, ni la observancia de unos ritos, ni el cumplimiento de una disciplina, sino el amor vivido con el espíritu de Jesús. En ese amor está su identidad.

Vivimos en una sociedad donde se ha ido imponiendo la "cultura del intercambio". Las personas se intercambian objetos, servicios y prestaciones. Con frecuencia, se intercambian además sentimientos, cuerpos y hasta amistad. Eric Fromm llegó a decir que "el amor es un fenómeno marginal en la sociedad contemporánea". La gente capaz de amar es una excepción.

Probablemente sea un análisis excesivamente pesimista, pero lo cierto es que, para vivir hoy el amor cristiano, es necesario resistirse a la atmósfera que envuelve a la sociedad actual. No es posible vivir un amor inspirado por Jesús sin distanciarse del estilo de relaciones e intercambios interesados que predomina con frecuencia entre nosotros.

Si la Iglesia "se está diluyendo" en medio de la sociedad contemporánea no es sólo por la crisis profunda de las instituciones religiosas. En el caso del cristianismo es, también, porque muchas veces no es fácil ver en nuestras comunidades discípulos y discípulas de Jesús que se distingan por su capacidad de amar como amaba él. Nos falta el distintivo cristiano.

Los cristianos hemos hablado mucho del amor. Sin embargo, no siempre hemos acertado o nos hemos atrevido a darle su verdadero contenido a partir del espíritu y de las actitudes concretas de Jesús. Nos falta aprender que él vivió el amor como un comportamiento activo y creador que lo llevaba a una actitud de servicio y de lucha contra todo lo que deshumaniza y hace sufrir el ser humano. 


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viernes, 23 de abril de 2010

PERLAS DE PAGOLA PARA EL FINDE - Un lugar

4 Pascua (C) Juan 10, 27-30

ESCUCHAR SU VOZ Y SEGUIR SUS PASOS

JOSÉ ANTONIO PAGOLA, SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

 

La escena es tensa y conflictiva. Jesús está paseando dentro del recinto del templo. De pronto, un grupo de judíos lo rodea acosándolo con aire amenazador. Jesús no se intimida, sino que les reprocha abiertamente su falta de fe: «Vosotros no creéis porque no sois ovejas mías». El evangelista dice que, al terminar de hablar, los judíos tomaron piedras para apedrearlo.

Para probar que no son ovejas suyas, Jesús se atreve a explicarles qué significa ser de los suyos. Sólo subraya dos rasgos, los más esenciales e imprescindibles: «Mis ovejas escuchan mi voz... y me siguen». Después de veinte siglos, los cristianos necesitamos recordar de nuevo que lo esencial para ser la Iglesia de Jesús es escuchar su voz y seguir sus pasos.

Lo primero es despertar la capacidad de escuchar a Jesús. Desarrollar mucho más en nuestras comunidades esa sensibilidad, que está viva en muchos cristianos sencillos que saben captar la Palabra que viene de Jesús en toda su frescura y sintonizar con su Buena Noticia de Dios. Juan XXIII dijo en una ocasión que "la Iglesia es como una vieja fuente de pueblo de cuyo grifo ha de correr siempre agua fresca". En esta Iglesia vieja de veinte siglos hemos de hacer correr el agua fresca de Jesús.

 Si no queremos que nuestra fe se vaya diluyendo progresivamente en formas decadentes de religiosidad superficial, en medio de una sociedad que invade nuestras conciencias con mensajes, consignas, imágenes, comunicados y reclamos de todo género, hemos de aprender a poner en el centro de nuestras comunidades la Palabra viva, concreta e inconfundible de Jesús, nuestro único Señor.

 Pero no basta escuchar su voz. Es necesario seguir a Jesús. Ha llegado el momento de decidirnos entre contentarnos con una "religión burguesa" que tranquiliza las conciencias pero ahoga nuestra alegría, o aprender a vivir la fe cristiana como una aventura apasionante de seguir a Jesús.

La aventura consiste en creer lo que el creyó, dar importancia a lo que él dio, defender la causa del ser humano como él la defendió, acercarnos a los indefensos y desvalidos como él se acercó, ser libres para hacer el bien como él, confiar en el Padre como él confió y enfrentarnos a la vida y a la muerte con la esperanza con que él se enfrentó.

Si quienes viven perdidos, solos o desorientados, pueden encontrar en la comunidad cristiana un lugar donde se aprende a vivir juntos de manera más digna, solidaria y liberada siguiendo a Jesús, la Iglesia estará ofreciendo a la sociedad uno de sus mejores servicios.


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jueves, 22 de abril de 2010

En fidelidad

CON ESPÍRITU CONSTRUCTIVO

Declaración de la Junta Directiva de la Asociación de Teólogos y Teólogas Juan XXIII con motivo del V aniversario del pontificado de Benedicto XVI

JUNTA DIRECTIVA DE LA ASOCIACIÓN DE TEÓLOGOS Y TEÓLOGAS JUAN XXIII*, 21/04/10

MADRID.

 

ECLESALIA, 22/04/10.- 


Con motivo del quinto aniversario del pontificado de Benedicto XVI, la Junta Directiva de la Asociación de Teólogos y Teólogas Juan XXIII desea expresar su apoyo a la "Carta abierta a los obispos católicos del mundo" de nuestro colega el profesor Hans Küng, en la que considera el actual pontificado una de las ocasiones perdidas en los diferentes ámbitos eclesiales: el diálogo ecuménico e interreligioso, la reforma de la Iglesia, el ejercicio de la colegialidad, la incorrecta gestión de los abusos sexuales cometidos por obispos, sacerdotes y religiosos católicos en colegios, seminarios, parroquias, el mantenimiento del celibato, la prohibición del acceso de las mujeres al ministerio ordenado…

En continuidad con la carta de Hans Küng y con espíritu constructivo queremos ofrecer una serie de propuestas encaminadas a la transformación evangélica de la Iglesia católica:

1. Consideramos necesario activar y desarrollar el programa de reforma del concilio Vaticano II, que no se ha puesto debidamente en práctica y que durante el actual pontificado no sólo se ha paralizado, sino que ha ido en dirección contraria, bien sea volviendo a etapas anteriores al mismo, bien interpretándolo de forma conservadora.

2. Creemos que la actual organización de la Iglesia católica es obsoleta y responde más a una monarquía absoluta que al movimiento de Jesús, comunidad de iguales. Nos parece urgente iniciar un proceso de democratización de la Iglesia, con la participación activa de todos los creyentes católicos en la elección de los cargos de responsabilidad dentro de la misma Iglesia. Es importante recordar que, desde los orígenes del cristianismo y durante varios siglos, la Iglesia estuvo organizada y gobernada con la participación del pueblo.

3. Los cristianos y las cristianas, así como todos los dirigentes de la Iglesia deben ubicarse en el mundo de la marginación y de la exclusión social y optar decididamente por los pobres, actitud que lleva consigo la lucha por la justicia como criterio evangélico por excelencia.

4. Consideramos de imperiosa necesidad la defensa y el fomento de la libertad de expresión, de investigación y de publicación de los teólogos y la eliminación de la censura eclesiástica, que coarta la libertad de los profesionales de la teología y limita la creatividad.

5. Reclamamos que se reconozca la libertad y el derecho de reunión de las comunidades y grupos cristianos, cualquiera sea su orientación ideológica, y a todos por igual, sin privilegios para algunas, las más afines a la jerarquía, en detrimento de la exclusión de otras.

6. Pedimos que no se identifique el cristianismo con los programas políticos y las organizaciones religiosas conservadoras, como con frecuencia sucede por parte de la jerarquía, y que se respete el pluralismo político y religioso en la sociedad y en la Iglesia.

7. Exigimos que se levanten las sanciones impuestas a los teólogos y teólogas, obispos y sacerdotes, motivadas por el ejercicio de la libertad de expresión y por su compromiso con los pobres.

8. Como demostración del cambio de actitud de la Iglesia católica, consideramos necesaria la petición pública de perdón del papa por el encubrimiento y complicidad del Vaticano, así como de no pocos episcopados, en los casos de abusos sexuales en los que están implicados obispos, sacerdotes y religiosos.

9. Pedimos que se derogen de manera inmediata cuantos decretos del Papa y de la Curia Romana han impuesto silencio durante décadas en los casos de abusos sexuales a menores y han impedido poner dichos casos en manos de la justicia.

10. Nos parece que el pontificado de Benedicto XVI está agotado y que el papa no tiene la edad ni la mentalidad para responder adecuadamente a los graves y urgentes problemas que hoy tiene que afrontar la Iglesia católica. Pedimos por ello, con el debido respeto a la persona del papa, que presente la dimisión de su cargo.

11. Creemos necesario que se facilite el acceso de las mujeres al sacerdocio ordenado en sus diferentes grados, como sucede en la mayoría de las iglesias cristianas, para terminar por fin con siglos de injusta e injustificada discriminación de las mujeres en la Iglesia católica.

12. Nos parece igualmente necesaria la supresión del celibato obligatorio para los sacerdotes, medida disciplinar represiva de la sexualidad, que carece de todo fundamento bíblico, teológico e histórico y que no responde a exigencia pastoral alguna.

13. Por último, nos permitimos recordar que el criterio determinante de conducta, en la Iglesia de Jesucristo, no es la obediencia incondicional al papa, sino la fidelidad al Evangelio. En nombre de dicha fidelidad y en actitud de diálogo presentamos las propuestas indicadas. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

*Federico Pastor (Presidente); Juan José Tamayo (Secretario general); Alfredo Tamayo (Vicepresidente); José María Castillo (Vocal); Máximo García (Vocal)  

 
 


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domingo, 18 de abril de 2010

QUINTO ANIVERSARIO DEL PAPA BENEDICTO XVI


Mañana, 19 de Abril, se cumple el quinto aniversario, en el que el cardenal Joseph Ratzinger, fue elevado a ocupar como el 265º Papa de la Iglesia Católica la silla de Pedro. Cinco años de pontificado, que posiblemente en estos momentos esten pasando por la máximas dificultades. Con motivo de este acontecimiento, son muchas las voces, que en estos últimos días, se manifiestan para dar sus opiniones sobre el pontificado de Benedicto XVI. Entre las más relevantes, se encuentra sin duda alguna, la del profesor Hans Küng, el cual acaba de publicar una carta abierta a todos los Obispos Católicos del mundo. Carta que desde mi punto de vista, expresa una gran estima por la Iglesia y a la Iglesia , asi como al episcopado; pero que refleja claramente las oportunidades perdidas y las cosas por hacer.
 
Como miembro de esta Iglesia, en la cual he encontrado mi vida y el sentido de mi vida, es por lo que quiero aprovechar esta ocasión para manifestar mi opinión, desde mi gran sentimiento y cariño a ella, y mi gran sufrimiento, cuando veo con gran asombró sus problemas. Por ello, me parece que, en estos momentos, es de suma importancia tener claro que el amor a la Iglesia no se reduce ni se debe concentrar en el amor al Papa. Es decir, enjuiciar los fallos que el Papa tiene, o pueda tener, no es actuar encontra de la Iglesia, del Papado o de la fe católica. En la Iglesia, como todos sabemos y especialmente los que nos consideramos  comprometidos en ella, se hacen y se toleran cosas que escandalizan a la gente, que desprestigian a las autoridades eclesiásticas sobre la opinión pública, y son motivo de que cada día aumente el número de personas que abandona su fe y se alejan de la Iglesia. Posiblemente, callarse es hacerse cómplice de lo que está pasando. Por ello, creo que ya basta de hablar y que debemos más actuar, más que hablar.
 
Y donde actuar. En la cercania y en la humanidad, eso creo yo que nos hace falta en nuestras Iglesias locales. Dejémos del concepto de parroquias administrativas en todos los conceptos, en el concepto sacramental y en el concepto burocrático y hagamos unas parroquias más cercanas a la personas que nos rodean. En las cuales, todos podamos tomar decisiones, con el objeto de ir presentando esa Iglesia más cercana y más humana a la gente.
La burocracia vaticana, tarda muchos años en llegar al pueblo de Dios, cincuenta años ya mismo del Concilio Vaticano II y todavía no sabemos por dondé van. Desde lo sencillo y lo humilde empezó nuestro Señor.
 
Rafael González Martín (Est.Teologia)






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miércoles, 14 de abril de 2010

PERLAS DE PAGOLA PARA EL FINDE - Congrega

3 Pascua (C) Juan 21, 1-19

SIN JESÚS NO ES POSIBLE

JOSÉ ANTONIO PAGOLA, SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

 

ECLESALIA,

El encuentro de Jesús resucitado con sus discípulos junto al lago de Galilea está descrito con clara intención catequética. En el relato subyace el simbolismo central de la pesca en medio de mar. Su mensaje no puede ser más actual para los cristianos: sólo la presencia de Jesús resucitado puede dar eficacia al trabajo evangelizador de sus discípulos.

El relato nos describe, en primer lugar, el trabajo que los discípulos llevan a cabo en la oscuridad de la noche. Todo comienza con una decisión de Simón Pedro: «Me voy a pescar». Los demás discípulos se adhieren a él: «También nosotros nos vamos contigo». Están de nuevo juntos, pero falta Jesús. Salen a pescar, pero no se embarcan escuchando su llamada, sino siguiendo la iniciativa de Simón Pedro.

El narrador deja claro que este trabajo se realiza de noche y resulta infructuoso: «aquella noche no cogieron nada». La «noche» significa en el lenguaje del evangelista la ausencia de Jesús que es la Luz. Sin la presencia de Jesús resucitado, sin su aliento y su palabra orientadora, no hay evangelización fecunda.

Con la llegada del amanecer, se hace presente Jesús. Desde la orilla, se comunica con los suyos por medio de su Palabra. Los discípulos no saben que es Jesús. Sólo lo reconocerán cuando, siguiendo dócilmente sus indicaciones, logren una captura sorprendente. Aquello sólo se puede deber a Jesús, el Profeta que un día los llamó a ser "pescadores de hombres".

La situación de no pocas parroquias y comunidades cristianas es crítica. Las fuerzas disminuyen. Los cristianos más comprometidos se multiplican para abarcar toda clase de tareas: siempre los mismos y los mismos para todo. ¿Hemos de seguir intensificando nuestros esfuerzos y buscando el rendimiento a cualquier precio, o hemos de detenernos a cuidar mejor la presencia viva del Resucitado en nuestro trabajo?

Para difundir la Buena Noticia de Jesús y colaborar eficazmente en su proyecto, lo más importante no es "hacer muchas cosas", sino cuidar mejor la calidad humana y evangélica de lo que hacemos. Lo decisivo no es el activismo sino el testimonio de vida que podamos irradiar los cristianos.

No podemos quedarnos en la "epidermis de la fe". Son momentos de cuidar, antes que nada, lo esencial. Llenamos nuestras comunidades de palabras, textos y escritos, pero lo decisivo es que, entre nosotros, se escuche a Jesús. Hacemos muchas reuniones, pero la más importante es la que nos congrega cada domingo para celebrar la Cena del Señor. Sólo en él se alimenta nuestra fuerza evangelizadora.

 

 (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia). 

 

 



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martes, 13 de abril de 2010

PRESENTACIÓN



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viernes, 9 de abril de 2010

CLARIDAD - PEDRO CASALDÁLIGA, OBISPO

Decir el pan, la lucha, el gozo, el llanto,
el monótono sol, la noche ciega.
Verter la vida en libación de canto,
vino en la paz y sangre en la refriega.

Desnuda al viento mi palabra os llega.
Sobre la plaza de la fiesta canto.
Pido que todos entren en la siega.
Vengo a espantar las fieras del espanto.

Mediterráneamente luminosa
escancio en mi palabra cada cosa,
vaso de luz y agua de verdad.

Si el Verbo se hace carne verdadera,
no creo en la palabra que adultera.
Yo hago profesión de claridad.

STOP A LA PROPIA "DESFRATERNIZACIÓN" DE NUESTRA IGLESIA

Amigos y amigas.


De sobra sabéis que este blog no es como el anterior. Aquí sobran mis opiniones, respecto de temas candentes y concretos. Aun así, el grito del hombre y la mujer de hoy se mantienen vigentes en nuestras comunidades; pidiendo responsabilidad, rogando maestría en el trato con las gentes, deseando “autentica” fraternidad y advirtiendo a todos aquello de tratad a los demás como queréis que os traten, que dijo el judío Mateo. La Iglesia de Jesús tristemente es hoy mas que nunca, reflejo de lo más vil que puede dar de si la condición humana. Con la ayuda de Dios, tornada en responsabilidad efectiva de cada uno, logremos que la comunidad de los creyentes en jesús, brille y resplandezca, no por los incomprensibles escándalos de violencia, injusticia moral y sexual, sino que esta comunidad brille por todos lados como el grupo donde auténticamente se aman las personas fraternalmente, y por el mismo sentido fraternal se respetan. Dios nos envíe la cordura a todos, tanto en el ámbito nacional como en el local. Lo deseo de corazón y pido a Dios por ello intensamente. LAUS DEO.

miércoles, 7 de abril de 2010

PERLAS DE PAGOLA PARA EL FINDE Comprende

2 Pascua (C) Juan 20, 19-31

NO SEAS INCRÉDULO SINO CREYENTE

JOSÉ ANTONIO PAGOLA - SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

 

La figura de Tomás como discípulo que se resiste a creer ha sido muy popular entre los cristianos. Sin embargo, el relato evangélico dice mucho más de este discípulo escéptico. Jesús resucitado se dirige a él con unas palabras que tienen mucho de llamada apremiante, pero también de invitación amorosa: «No seas incrédulo, sino creyente». Tomás, que lleva una semana resistiéndose a creer, responde a Jesús con la confesión de fe más solemne que podemos leer en los evangelios: «Señor mío y Dios mío».

¿Qué ha experimentado este discípulo en Jesús resucitado? ¿Qué es lo que ha transformado al hombre hasta entonces dubitativo y vacilante? ¿Qué recorrido interior lo ha llevado del escepticismo hasta la confianza? Lo sorprendente es que, según el relato, Tomás renuncia a verificar la verdad de la resurrección tocando las heridas de Jesús. Lo que le abre a la fe es Jesús mismo con su invitación.

A lo largo de estos años, hemos cambiado mucho por dentro. Nos hemos hecho más escépticos, pero también más frágiles. Nos hemos hecho más críticos, pero también más inseguros. Cada uno hemos de decidir cómo queremos vivir y cómo queremos morir. Cada uno hemos de responder a esa llamada que, tarde o temprano, de forma inesperada o como fruto de un proceso interior, nos puede llegar de Jesús: «No seas incrédulo, sino creyente».

Tal vez, necesitamos despertar más nuestro deseo de verdad. Desarrollar esa sensibilidad interior que todos tenemos para percibir, más allá de lo visible y lo tangible, la presencia del Misterio que sostiene nuestras vidas. Ya no es posible vivir como personas que lo saben todo. No es verdad. Todos, creyentes y no creyentes, ateos y agnósticos, caminamos por la vida envueltos en tinieblas. Como dice Pablo de Tarso, a Dios lo buscamos «a tientas».

¿Por qué no enfrentarnos al misterio de la vida y de la muerte confiando en el Amor como última Realidad de todo? Ésta es la invitación decisiva de Jesús. Más de un creyente siente hoy que su fe se ha ido convirtiendo en algo cada vez más irreal y menos fundamentado. No lo sé. Tal vez, ahora que no podemos ya apoyar nuestra fe en falsas seguridades, estamos aprendiendo a buscar a Dios con un corazón más humilde y sincero.

No hemos de olvidar que una persona que busca y desea sinceramente creer, para Dios es ya creyente. Muchas veces, no es posible hacer mucho más. Y Dios, que comprende nuestra impotencia y debilidad, tiene sus caminos para encontrarse con cada uno y ofrecerle su salvación.

 

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lunes, 5 de abril de 2010

PALABRAS PARA NO DEJAR PASAR DE LARGO

http://josemariacastillo.blogspot.com/2010/04/me-da-pena-la-iglesia.html

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PLEGARIA VIGILIA PASCUAL

Asam: Es realmente justo y necesario darte gracias, Padre Nuestro, y de modo especial esta noche en que ha resucitado tu Hijo.

 

Sacerd: En nuestro mundo hay todavía caos informe, tinieblas de guerra, iras, odios. Tu aliento, Padre bueno e inmenso, se cierne sobre la faz de la tierra, porque Tu eres Luz y el creador de toda luz.

 

Asam: Nos cuesta reconocer que el hombre es imagen de Dios, porque le vemos desfigurado. Esta es la noche, Padre, en que transformas nuestro miedo en valentía. Noche en que despiertas en nosotros deseos de liberación y alegría, al reconocer que Jesús venció a la muerte.

 

Sacerd: Son muchos los procesados. Los enfermos, los marginados... pero no faltan hoy quienes se entregan por la justicia, quienes redimen a sus hermanos, como Cristos anónimos.

 

Asam: Tú eres un Dios de libertad y de liberación, como lo mostraste cuando tu pueblo caminó por lo seco en medio del mar. Esperamos continuamente el amanecer, la división de las aguas amargas, el camino limpio que nos lleva a la libertad. Esta es la noche en que palpamos muy de cerca la presencia del Resucitado. Por lo cual nos asociamos a los ángeles cantando:

         SANTO, SANTO, SANTO ES ...

 

Sacer: Padre de los cielos y tierra: Tu Hijo Jesucristo vive entre nosotros.

 

Asam: Te bendecimos porque Jesucristo vive en todo deseo de vida y amor, porque su servicio siempre es actual, es tan necesario e indispensable como el pan y como el vino...

Cuando los hombres compartimos el pan, la mesa y la alegría, nos hacemos hermanos. En medio de nosotros está entonces Cristo. En nombre de Jesús, Padre, nos hemos reunido los de lejos y los de cerca, porque nos ha congregado tu Espíritu.

 

Sacerd: Santifica estos dones (+) con la efusión del Espíritu Santo, de manera que sean para nosotros Cuerpo y Sangre de Jesucristo nuestro Señor. El cual, cuando iba a ser entregado a su pasión, voluntariamente aceptada, tomó pan, dándote gracias lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo: Tomad y comed todos de el, porque esto es mi Cuerpo que será entregado por vosotros.

Del mismo modo, acabada la cena, tomó el Cáliz y dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos diciendo: Tomad y bebed todos de el, porque este es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna que será derramada por vosotros para el perdón de los pecados, y les dijo también: - haced esto en memoria mía.

Este es el Sacramento de nuestra fe...

Asam: Tu cuerpo glorificado, Señor, conserva la huella de las heridas de los hombres y tu corazón abierto por la lanza no cesa de manar sangre y agua de tu Espíritu. Derrama la luz de tu Espíritu para que en ella nos encontremos todos los hombres, para que la vida tenga sentido y todos compartamos tu felicidad. Que llegue aquel día en que te veamos cara a cara, cuando nadie tenga necesidad de decirnos quien eres.

 

Sacer: A Ti, Padre, con el Espíritu del Resucitado, te brindamos el pan y el vino de tu Hijo Jesús. Esta copa la levantamos como brindis para nuestra salvación, por la de nuestras familias y amigos y por la salud de todo el mundo, dada hoy en el Señor.

 

Por los siglos de los siglos. Amén.



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PASCUA

Homilía Vigilia Pascual 2003

Han aparecido esta noche ante nosotros diversos personajes: Dios Padre que crea el mundo a través de su Palabra, Abraham que es fiel a la Alianza con Dios y está dispuesto a sacrificar a su hijo Isaac, Moisés que libera al Pueblo de la esclavitud en Egipto, Dios que nos promete un corazón nuevo y una alianza nueva, Pablo que nos recuerda que los bautizados hemos muerto con Cristo y hemos resucitado con Él. Finalmente, el evangelio nos habla de la experiencia  estremecedora de tres mujeres, discípulas de Jesús: María Magdalena, María de Santiago y Salomé.
Fijémonos ahora en estas tres mujeres. No había dado tiempo para nada. Hubo que sepultar a Jesús a toda prisa, porque iba a comenzar el sábado.
Lo bajaron de la cruz y lo depositaron en un sepulcro "nuevo". Esto del sepulcro nuevo no fue un gesto de amor hacia Jesús; todo lo contrario. Pensaban los judíos que si el cuerpo de un crucificado era depositado en un sepulcro donde había otras personas sepultadas, el crucificado "contaminaría a todos" y los volvería "impuros". Por eso, no pusieron el cuerpo de Jesús en un sepulcro familiar.
No hubo tiempo para embalsamar el cuerpo de Jesús. Las tres discípulas lo intentaron, cuando todavía era de noche. Quieren darle a Jesús la última despedida y tener con él el último gesto de reconocimiento. Están ciertas de su muerte y de que con la muerte todo ha acabado.
Pero no pudieron ungirlo. Una mujer en Betania lo había ungido ya para su sepultura.
Cuando las tres llegaron, comenzaron a ver cosas. Sí, el término "ver" es muy importante aquí:
-          vieron que la piedra del sepulcro estaba quitada y eso que era muy grande
-          vieron a un joven sentado, dentro del sepulcro a la derecha
-          el ángel les dijo: "mirad" el sitio donde lo pusieron;
-          las mujeres deben decir a los discípulos y a Pedro que "allí en Galilea lo veréis".
Las mujeres ven distintas realidades "inesperadas", pero no ven a Jesús. Ven la piedra de entrada al sepulcro removida, pero dentro no ven a Jesús. Ven a un joven sentado, que no es Jesús. El joven está vestido de blanco, el color divino, el color de los habitantes del cielo, y el vestido de los bautizados: es un mensajero, que les da la noticia; una noticia que las llena de miedo: ¿Buscáis a Jesús? ¡No está aquí. Dios lo ha levantado! Dios Padre ha asumido el protagonismo total. Él se encarga de hacerle justicia a su Hijo: ¡lo ha levantado de la muerte! La pregunta podría ser: ¿qué hará con los que lo mataron? ¿con los que lo despreciaron? El sepulcro está lleno de misterio y de ausencia. ¡Jesús no está allá! ¡Dios lo ha rescatado! ¡Dios, sólo Dios, el Abbá, su Padre!
Las mujeres ven el lugar en el que estuvo el cuerpo, pero no ven el cuerpo.
Ellas deben de convertirse en mensajeras: deberán anunciar a los discípulos y a Pedro que lo verán en Galilea, ¡no en Jerusalén! Lo verán allí donde lo vieron y lo escucharon por primera vez.¡La cosa comenzó en Galilea! Lo verán cuando comiencen a repasar su mensaje, a reactualizar sus obras y milagros, a seguirlo de nuevo.
La liturgia no nos permite hoy leer el texto completo, pues nos dejaría una cierta perplejidad: ¡y las mujeres se fueron, llenas de miedo, y no dijeron nada a nadie! Así acababa el Evangelio de Marcos, con un anuncio de la Resurrección y una llamada a todos para creer, volviendo a las fuentes del Evangelio.
Hermanas, hermanos, este es nuestro desafío hoy: creer que Dios Padre no nos abandona, que no hay mal que por bien no venga, que Dios actuará, que Jesús sigue vivo y nos invita a seguirlo durante todo el año. Vamos a Galilea para ser sus seguidores y llevar adelante sus sueños.

¡Feliz Pascua de Resurrección!

viernes, 2 de abril de 2010

PERLAS DE PAGOLA PARA EL FINDE Identificarse

 

4 de abril de 2010 Domingo de Resurrección (C)

¿DÓNDE BUSCAR AL QUE VIVE?

JOSÉ ANTONIO PAGOLA-SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).

 

ECLESALIA, 31/03/10.-

 

La fe en Jesús, resucitado por el Padre, no brotó de manera natural y espontánea en el corazón de los discípulos. Antes de encontrarse con él, lleno de vida, los evangelistas hablan de su desorientación, su búsqueda en torno al sepulcro, sus interrogantes e incertidumbres.

María de Magdala es el mejor prototipo de lo que acontece probablemente en todos. Según el relato de Juan, busca al crucificado en medio de tinieblas, «cuando aún estaba oscuro». Como es natural, lo busca «en el sepulcro». Todavía no sabe que la muerte ha sido vencida. Por eso, el vacío del sepulcro la deja desconcertada. Sin Jesús, se siente perdida.

Los otros evangelistas recogen otra tradición que describe la búsqueda de todo el grupo de mujeres. No pueden olvidar al Maestro que las ha acogido como discípulas: su amor las lleva hasta el sepulcro. No encuentran allí a Jesús, pero escuchan el mensaje que les indica hacia dónde han de orientar su búsqueda: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. Ha resucitado».

La fe en Cristo resucitado no nace tampoco hoy en nosotros de forma espontánea, sólo porque lo hemos escuchado desde niños a catequistas y predicadores. Para abrirnos a la fe en la resurrección de Jesús, hemos de hacer nuestro propio recorrido. Es decisivo no olvidar a Jesús, amarlo con pasión y buscarlo con todas nuestras fuerzas, pero no en el mundo de los muertos. Al que vive hay que buscarlo donde hay vida.

Si queremos encontrarnos con Cristo resucitado, lleno de vida y de fuerza creadora, lo hemos de buscar, no en una religión muerta, reducida al cumplimiento y la observancia externa de leyes y normas, sino allí donde se vive según el Espíritu de Jesús, acogido con fe, con amor y con responsabilidad por sus seguidores.

Lo hemos de buscar, no entre cristianos divididos y enfrentados en luchas estériles, vacías de amor a Jesús y de pasión por el Evangelio, sino allí donde vamos construyendo comunidades que ponen a Cristo en su centro porque, saben que «donde están reunidos dos o tres en su nombre, allí está él».

Al que vive no lo encontraremos en una fe estancada y rutinaria, gastada por toda clase de tópicos y fórmulas vacías de experiencia, sino buscando una calidad nueva en nuestra relación con él y en nuestra identificación con su proyecto. Un Jesús apagado e inerte, que no enamora ni seduce, que no toca los corazones ni contagia su libertad, es un "Jesús muerto". No es el Cristo vivo, resucitado por el Padre. No es el que vive y hace vivir.

 

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