Una Europa entre vacas y
desempleados
Del 22 al 25 de Mayo del presente
año, los 500 millones de ciudadan@s de la Unión Europea podemos ejercer nuestro
derecho a la elección de la Eurocámara. Esta institución europea, está
integrada por 751 parlamentarios eurodiputados, que representan a los 28
estados miembros que componen la unidad europea, la UE. Hay quienes dicen de
nuestro continente “la vieja Europa”, y quizás dicen bien, aunque muchos de
nosotros no nos resignemos a la sensación olorosa de la naftalina que conlleva
este apelativo, y que se escapa en ocasiones por las puertas de la eurocámara.
Votar considero que es un derecho y moralmente un deber, pues opino que si no
ejerces tu derecho al voto, ¿a quién vas a exigirle las políticas que afectan a
tu medio o a tu persona?
Pero lo que yo piense es insignificante, en
comparación con la sensación mayoritaria que tiene el conjunto de los
ciudadanos europeos, que se encuentran hastiados y desconfían de la política en
muchos casos. Citando a la Cadena Ser en un sondeo reciente, para “el 60% de
los encuestados la Unión Europea se ha convertido en una organización
sobredimensionada, ineficiente y costosa. También más de la mitad piensa que
defiende, sobre todo, los intereses de los países más poderosos, como Alemania
y que a los españoles ahora mismo ya no nos beneficia formar parte de la UE”.
"Merecemos una Europa mejor, y merecemos una política que moralmente sea merecedora de la confianza de los ciudadanos. ¡¡Vamos a intentarlo!! Por Europa y por la gente"
Aun así, “los ciudadanos sí que reconocen que si no hubiéramos pertenecido a la
Unión Europea seríamos un país menos moderno, menos rico, menos solidario y con
una democracia de peor calidad. Así lo cree el 46% de los encuestados aunque,
piensa que no, una nada despreciable cifra del 35%”. Lo cierto y verdadero es
que afrontamos los comicios europeos con la sombra de la abstención en ciernes,
y con una clase política despreciada por la mayoría de los ciudadanos. Son
clamorosos los casos, en los cuales la diplomacia no ha podido agilizarse y ha
sido imposible actuar en conflictos bélicos que se saldan con miles de vidas
humanas ya perdidas.
Es inaguantable la magnificencia de los casos de
corrupción que afectan a políticos en toda Europa, y en instituciones
respaldadas por Europa como las monarquías constitucionales.
Si se me permite
el jocoso símil, es imposible estar atentos a diario al refriado de la
presidenta de Alemania, la Sra. Merkel, para estar pendientes y con el alma en
vilo, ante la posible subida de la prima de riesgo y los tipos de interés.
Cuando se tratan estos temas de tanta altura y de tantas proporciones, ¿en qué
estrato de la sociedad europea dejamos a los pobres, los mal alimentados, los
devorados por las hipotecas, los desempleados, los usurpados de sus casas por
la voracidad de bancos que presumen hoy ya de beneficios, los continuamente
vilipendiados por su sexo, los que aun lloran a sus víctimas de conflictos
pasados clamando justicia, los que continuamente ven en Europa y en sus
fronteras una esperanza a su malograda vida, las mujeres a las que se les
recorta derechos, los traicionados y los cabreados?
¿Qué ofrece Europa a estos,
que son el grueso y el grito de la sociedad de nuestro continente? Ante esta
suerte calamitosa de situaciones reales y de carne y hueso –no cito lo anterior
por demagogia, que conste-, los ciudadanos debemos tomarnos la molestia de
buscar oportunidades, para que merezca la pena votar el Europarlamento.
Sí. Lo
creo firmemente, quizás porque aun soy joven y espero demasiado de la gente. Y
si me permite usted, le voy a poner por delante un tremendo titular de
Salvatore Nigro, gestor de relaciones de la Educación para Fundaciones de
Empleo en Europa, que confirma las desigualdades existentes en nuestro
continente.
Dice así: “la Unión Europea
invierte en vacas, diez veces más que en la gente joven”.
Hay que reconocer
que el titular es demoledor, pero no menos demoledor que la actualidad que se
refleja a ojos vistas en nuestra Europa y nuestro mundo. 6.000 millones se
prometió adelantar la Unión Europea en 2014 y 2015 para luchar contra el paro
juvenil. Una cantidad bastante generosa, aunque mermada cuando se piensa en su
reparto entre 28 países en siete años. España obtendrá unos 1.900 millones, o
lo que es lo mismo, menos de 2.000 euros por joven parado, lo que obligará al
Gobierno a obrar el milagro de los panes y los peces para atender a estas
necesidades.
Cifras por cierto, incomparables a los millones gastados en el
rescate de bancos europeos, cuyos beneficios no sirven hoy día para aliviar las
cargas hipotecarias de los endeudados hasta el cuello. Según el Eurostat, una
vaca recibe de la UE la media de 12,7 €uros, mientras que en un joven la UE se
gasta escasamente 1,26 €uros. La Garantía
Juvenil es una medida estrella de la Unión Europea, que trata de garantizar
que ningún joven de hasta 25 años se quede más de cuatro meses sin trabajo,
formación o periodo de prácticas. Para financiarla apropiadamente la
Organización Internacional del Trabajo estima que se necesitarán unos 21.000
millones de €uros.
Con lo cual, si nos fijamos en que los miles de millones
adelantados a los gobiernos para luchar contra el paro son 6.000 entre 28
países y para siete años, es fácil que caigamos en el desánimo y que en lugar
de votar el 25 de Mayo, pretendamos leer bajo la sombra de un árbol si el sol
acompaña.
Pero no puede ser así, de
ninguna de las maneras. En más de una ocasión he reivindicado la rebeldía
ante los mercados, el consumismo y esta cultura de la intolerancia a los
derechos de los ciudadanos.
Es importante poder decir alto y claro “NO” en mi
nombre, y apostar por ideologías que opten de una manera clara y concisa por
los derechos de los ciudadanos de a pié y la prevalencia de lo público como
garantía del estado del bienestar o más bien del Digno Estado de Vida. Un Digno
Estado de Vida, que bombardean constantemente gobiernos conservadores y de
derechas; pues son a las clases bajas y medias a las que se les piden más
sacrificios para salir de la crisis.
¡Y aunque lo crean no nos engañan, no!
España es un ejemplo fiel de que con el pretexto de la crisis, se cambian las políticas
de todo lo público, para sondear la privatización. Se merman prestaciones
básicas, se recorta en sanidad en educación, se apuesta por una justicia que
cuesta dinero, y encima se benefician mayoritariamente la patronal CEOE y todos
los que supuestamente para el gobierno, crean empleo. ¡Cuando esto suceda claro!
Es imprescindible que los ciudadanos votemos por una Europa laica, en la cual
quepan todas las posibles creencias religiosas que no sean lesivas para la
comunidad y no interfieran en las directrices políticas de los gobiernos. Es
necesario votar con energía y hacer campaña con determinación, para que
partidos de extrema derecha que nacen en países de centro Europa como el de la
francesa Marine Le Pen, tengan un freno en sus ideologías extremistas.
En
imprescindible que la UE apueste por relacionarse efectivamente, solo con
aquellos países que respeten todos los derechos ciudadanos, los raciales y
sexuales incluidos. Necesitamos una Europa configurada desde su norte al sur,
para que los estudiantes tengan las mismas posibilidades en todo el continente,
y para que los programas educativos sean compatibles.
Ahora más que nunca, es
necesaria la solidaridad entre países, para equilibrar con equidad el reparto
de los recursos financieros de Europa, para equilibrar la balanza en políticas
que atiendan a necesidades básicas de los ciudadanos que están ante el umbral
de la pobreza. Y que quedo diciendo …etc. Bueno, pues todos estos ideales se
encuentran en la ideología SOCIALDEMÓCRATA.
Una ideología que apuesta por las energías
renovables, el impulso de la mujer en todos los flancos de la sociedad, lo
público como garantías del Digno Estado de Vida; y el reparto equitativo de los
recursos y ayudas. Quien más tiene, nunca puede recibir lo mismo que el que
tiene poco o nada. Y factores como este –desde la generalidad-, diferencian en
muchos casos la orientación de la Unión Europea. Reconozco por mi parte, que el
partido que aúna de una manera más clara el conjunto de la Europa que yo
quiero, es el Partido Socialista de Europa, en el cual se incluye el PSOE de
España. Es por ello que voy a votar por este partido, por mi partido. Al decir
mi partido no entienda usted la obviedad. Los socialistas somos libres y
plurales, somos socialdemócratas y por ello podemos optar por nosotros mismos,
aunque algunos nos acusen de indisciplinados, cuando la moral de nuestro
partido se desplaza hacia el centro ideológico.
Merecemos una Europa mejor, y
merecemos una política que moralmente sea merecedora de la confianza de los
ciudadanos. ¡¡Vamos a intentarlo!! Por Europa y por la gente.
Florencio Salvador Díaz Fernandez.
Afiliado del PSOE, Agrupación Local de Estepa
Recomiendo estas webs, para
cerciorarse de la importancia de las votaciones Europeas: