Y DIOS… ?
A veces, el mundo nos parece vacío, sin Dios.
Hay injusticias, y dios calla.
Ha dejado el mundo tan en nuestras manos,
que tenemos la posibilidad de destruirlo:
y aún de crucificar a Dios.
A lo más, imaginarnos un Dios
lejano,
más allá de las nubes,
como una galaxia.
Por esto, en la soledad nos
tienta tanto
el tibio contacto humano…
Señor del misterio,
danos a sentir tu presencia
en el corazón de la vida;
queremos hallarte en lo profundo
de lo cotidiano.
Estás tan cerca que es un
error
salir en tu búsqueda, lejos.
Estás presente entre nosotros,
en cada uno;
te revelas en todo esto que
fascina o hiere.
Tú estás presente en nuestra
intimidad hecha diálogo,
cuando se enciende el iris del
amor interpersonal.
Sabemos que el pecado es solo
una adoración atajada a mitad
de camino.
Ven, Señor Jesús.
Pero, en realidad, ya has
venido;
ya estás viniendo.
Ya ha empezado la eternidad.
Ahora sólo nos falta ver.
Entre tanto, con los ojos
abiertos,
te buscaremos en todos los
rostros humanos.
Sabemos que te estás revelando
siempre,
en cada sonrisa, en cada
problema.
Ábrenos, Señor, el oído,
como una antena expectante,
para escuchar tu latido,
repetido en cada ser humano.
Que no te busquemos solamente
en el templo,
sino en la comunión de la
góndola y de la acera.
Que no te miremos solamente en
el crucifijo,
sino en la crucifixión del
suburbio y del penal.
Presente en nuestros hermanos,
sobre todo en los más pobres y
oprimidos,
que sepamos encontrarte a Ti,
Señor.
Luis Espinal, sj. “Oraciones a
quemarropa”