CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

viernes, 22 de enero de 2016

CRISTIANOS CON MIEDO

Florencio Salvador Díaz Fernández. (Diplomado superior en Teología I.I.TUP.Comillas)
“Hay significatividad donde hay eficacia. Quiero decir, una cosa puede ser muy verdadera, pero si no sirve para nada, no interesa. Sencillamente porque es algo que no tiene un significado concreto y práctico”.
(El proyecto de Jesús. J.Mª Castillo-J.A.Estrada)


Todos asistimos expectantes a la posible configuración del nuevo gobierno de nuestro país. Las quinielas están abiertas y aunque no hay nada claro, cada día la prensa nos ofrece un nuevo titular que prefigura la orientación de ese posible gobierno, en función de las posibilidades que unos y otros tengan para gobernar. Muchos apuestan por la gran coalición PP – PSOE, que es para muchos signo de estabilidad, y es lo que desean los llamados mercados y la “Troika”. 

Indudablemente otra posibilidad es la de un gobierno progresista o socialdemócrata, lo que conllevaría el acuerdo entre PSOE, PODEMOS, y algunos otros partidos de representación minoritaria. A esta hora de la tarde en que escribo, esta última opción es la que tiene más relevancia. ¿Por qué cuento todo esto? Hace un rato estaba yo rezando el oficio de lectura y como lectura posterior de reflexión, he estado leyendo el libro al que pertenece el texto de la cabecera. Y el pensamiento me ha derivado a la inquietud que hay dentro de algunos grupos o sectores cristianos, ante la posibilidad de un gobierno en el que estén partidos como PODEMOS. 

"probablemente lo que más perjudique a nuestra iglesia no sea lo que pueda venir de afuera, sino lo que se puede cocer en su interior"

Yo no he votado a este partido, y engañaría si no admito que participo de esa inquietud y de la expectación ilusionante que me causa esta posibilidad de gobierno a partes iguales. Y sea cual fuere el resultado de las distintas negociaciones abiertas, mi pregunta en esta tarde, la pregunta que me hago a mí mismo, es: ¿tiene el cristiano motivos para tener miedo ante la posibilidad de un gobierno progresista en el que participe PSOE-PODEMOS? Parto de la base –lo digo con amplia experiencia- de que muchísimas personas cristianas religiosas y seculares, admiten que a la iglesia católica le ha ido siempre bien con gobiernos del PSOE, en términos generales. 
Pero PODEMOS significa para muchos el comienzo de algo desconocido y algo de lo que tenemos información, pero nada basado en la práctica pues están recién llegados, como quien dice. Es incontestable el apoyo ciudadano que tienen a lo largo y ancho de todo el territorio nacional, y eso es ya de por sí, algo a tener en cuenta y desde luego reconocer y respetar. Centrándome en la pregunta que hago, sinceramente creo que en función de lo que una persona priorice en su vida cristiana, pues considero que puede tener motivos para tener miedo o no tenerlo. 
Parto de la base de que el miedo, siendo un sentimiento no deseable para nadie; no es absolutamente negativo para el cristiano. Porque el miedo nos coloca en una disyuntiva, que esa sí, es preciso dirimir reaccionando debidamente (Lucas 12,49). Ante el miedo una persona puede estar a la defensiva o a la ofensiva. Si se muestra defensivo se dedica a defenderse exclusivamente acusando los golpes o imprecaciones recibidos, lo cual puede llevar al sujeto a una situación de colapso estático. Pero si afrontamos el miedo desde la ofensiva, lo que estaremos haciendo es avanzar hacia el contrincante, buscando el choque con él y planteando alternativas. 
Partiendo de la base de que todos los partidos plantean la ampliación de derechos y libertades y no su reducción, por ese lado se puede estar tranquilo. Ahora bien, lo que es la estructura eclesiástica y jerárquica, considero que si tiene motivos para estar preocupada ante cambios que le pueden sobrevenir de manera precipitada, pues le cogerán con los deberes sin hacer; ya que son muchos los privilegios ante los cuales nuestra Iglesia no se ha sabido sustraer. 
Ante todos estos planteamientos que es muy probable afecten al orden jerárquico, los cristianos debemos tener una sola tranquilidad, y es que el Reino de Dios no se sustenta en ninguna casa, o estructura jerárquica de más o menos volumen o documentación concreta magisterial, exceptuando el Evangelio de Jesucristo y las Escrituras. 
Dios desde Jesucristo nos enseña lo primordial del proyecto del Reino de Dios, que se fundamenta en la persona, en el sujeto individual con su propia dignidad que Dios le confiere al ser creado. Y todo el que relativice esto por su posición concreta o su estatus, ante pone su beneficio al de los demás e interfiere seriamente en el desarrollo que el Reino de Dios debe tener en la vida de un creyente de Jesús de Nazaret. 
Por muchos cambios que pueda haber, ¿quién nos puede apartar del amor de Dios? (Romanos 8,35-39). 

Somos muchos en la Iglesia los que antes de preocuparnos por lo venidero, estamos preocupados por el desarrollo que nuestra iglesia hace de la “pastoral de la obligatoriedad”, que por decirlo de manera coloquial, viene a establecer la orden episcopal de que “sí o sí” tienes que confirmarte, por ejemplo. Esto es pastoral de reduccionismo, pues es algo que será flor de un día ante la perspectiva pastoral que la iglesia en España tiene, al no dar respuesta alguna a los nuevos desafíos que se le planean. 
Quiero decir con esto que probablemente lo que más perjudique a nuestra iglesia no sea lo que pueda venir de afuera, sino lo que se puede cocer en su interior. Porque en el mundo, donde habitan los desheredados de la tierra y de nuestra ciudades y pueblos, donde casi no se conocen estatus jerárquicos ni los índices diarios de la bolsa; hay hambre, y necesidades, y personas que acoger, y eucaristía que compartir, y dignidades que restituir (Sal 8,6) y abrazos que dar. Y todo eso, no podemos olvidar que lo podemos hacer en el nombre del Señor. 
Y que al hacerlo estaremos construyendo el Reino de Dios y haciendo cristianismo desde una ofensiva fraternal. No quiero el oprobio de nadie, ni siquiera de aquellas personas con las que dentro de la Iglesia estoy en desacuerdo; pero celebraría la autenticidad por encima del cristianismo inmóvil, de la careta y de la mera representación. Así que cuando nos asalte el miedo más o menos justificado o injustificado, basta con darnos un breve paseo por la primera carta de Juan (4,7s) y descubriremos que nuestra grandeza no es otra que la de ser amados por Dios, y hacer que otros se sientan amados por Él. 
Un saludo cordial desde Estepa, Andalucía.