CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

sábado, 9 de enero de 2016

¿CABALGATA DE REYES, O LA PERVERSIÓN DE UNA TRADICIÓN?

¿Cabalgata de reyes, o la perversión de una tradición?
El espectáculo no tiene parangón en algunos lugares de España, y me atrevo a decir que si fueran preguntados al respecto los propios reyes magos, quizás dirían que: “si llegamos a saberlo ni aparecemos por allí”. El caso es que da la sensación en algunos casos, de que hay una intencionalidad clara por hacerlo todo del revés, para así demostrar que se es más “guay” o más progre, o más de izquierdas o más contracorriente. 
Yo me considero una persona tolerante de amplias expectativas, o progresista si se quiere, y opino categóricamente que la cabalgata de reyes o se ciñe a la realidad o no es cabalgata. 
Son tres hombres y punto, y –según la tradición- se llaman Melchor, Gaspar y Baltasar; pues aunque la Biblia nunca dice sus nombres ni en Mateo (2,1-12) se nombra si son tres o veinte –solo se les nombra como magos en plural-, estos magos representan a las tres grandes civilizaciones paganas de aquellos entonces. 
Todo esto desde la tradición. Ya que desde la historicidad bíblica “es sabido que el relato de los Magos no pasa de ser una leyenda, redactada además de una manera inverosímil” (José Mª Castillo-Teólogo). Pero es una bella tradición que podrá gustar o no gustar, pero él no participar de ella no significa que haya que alterarla. 
Casi toda la sociedad participa de esta fiesta que implica la ilusión y alegría, sobre todo de los más pequeños que tienen idealizada la figura de los tres reyes magos. A mi particularmente me da igual la indumentaria más o menos clásica o modernista, mientras los niños vean a los reyes. Incluso admito –como no podía ser de otra manera- que sean mujeres las que se vistan de reyes, con su posible voluptuosidad, ¡claro que si! 
Pero pretender hacer pasar a tres mujeres con cara descubierta, traje de fantasía y sendos tocados a juego colocados en el pelo, me parece un despropósito que ralla en el ridículo más absoluto, pues esta tradición de los reyes no se puede manipular desde su esencia. El ser humano es muy creativo y por ello confío en que quienes gustan de hacerlo todo del revés, busquen o creen espacios adecuados para instalar otra posible tradición paralela a esta. 

Pero que no moleste, ni estorbe ni pretenda enmendar o sustituir. 
Acabo. Como creyente y como ciudadano si me apena algo, y es lo siguiente. Aunque es reconocido como un personaje histórico en Jesús de Nazaret se podrá creer o no creer, pero lo que es curioso es que se lie semejante lio con la cabalgata de reyes, y se omita el mensaje que encierra la tradición y el misterio de la EPIFANÍA –manifestación del Hijo-. 
Y este mensaje es el siguiente: que los valores que Jesús de Nazaret trajo al mundo y sigue trayendo, son asumibles por toda persona de buena voluntad sea cual sea su religión o condición. Porque superan la dimensión de toda religión por su universalidad, ya que Jesús nos enseña que Su prioridad es la dignidad personal, el servicio a los necesitados, la ayuda a los pobres y la asistencia a los enfermos.
 HUMANIDAD al fin y al cabo. HUMANIDAD de la que tanta falta nos hace y de la que se hacen eco tantos partidos políticos. Y mientras, por aquí nos seguimos peleando a modo de policías y ladrones, pervertimos una tradición haciéndola pasar por un jocoso carnaval y dejamos de lado lo principal; que lo más importante y necesario es la PERSONA. Sin el ser humano no existe, ni Jesús, ni Dios ni nada. Esa es la realidad.

Feliz año. Sereno año. Vive y deja vivir.

Atte. Floren.   

Posdata para el ámbito local de mi pueblo Estepa. Sres/as. Miembros de la comisión de festejos y sr. Alcalde; el ser rey Mago es un honor que debe de estar al alcance de cualquier estepeño o estepeña. No solo los industriales o personas acomodadas pueden serlo. Hay que equilibrar la designación de los reyes para que toda la ciudadanía pueda acceder a ello, si se quiere. Y si alguien quiere o puede serlo y es humilde, pues se le apoya de manera más significativa. OK? pues eso.