No se las veces que en la escuela
me dijeron “maricón”. Creo que llegó un momento en que perdí la cuenta. Cierto que
no solía entrar al trapo de los insultos, y quizás por ello llegó un momento en
el que los cafres de turno me dejaron tranquilo.
Por cierto, nunca me consideré
como tal. Maricón es el cobarde sea gay o heterosexual. El que tiene mujer e
hijos y busca rollo con machotes como él, ¡¡JÁ!! Frente a estos soy más machote
que cualquiera y desde luego más hombre, sí, lo soy.
Soy un hombre porque
quiero serlo, me encanta y estoy más que a gusto con mi cuerpo condición, pelo
en el pecho, atributos físicos y personales. Soy deportista, respetuoso y me
hago respetar, algo importantísimo en la vida. Y junto a todo esto, tengo que
decir que la conquista de nuestros derechos no es completa, pues culturalmente
hay muchos condicionantes que frenan la plena equiparación de derechos y
libertades.
Hoy en día, a muchos chicos y chicas les sigue costando un disgusto enfrentarse
cada día a la vida y al desprecio de muchos. Recordamos a algunos chicos
transexuales que se han suicidado en nuestro país y en los homosexuales
colgados de las grúas en el terrorífico Irán.
¿Qué decir de los que aun no
pueden decir nada en casa, y saben que no cuentan con el necesario respaldo
familiar para afrontar la vida? Pues para todos estos, para los que nos
consideramos plenamente libres y podemos serlo; incluso para los que no son
homosexuales pero nos respetan, quieren y aprecian; -digo que- para todos se
celebra este día del Orgullo Gay.
Las carrozas están geniales, y habrá quien
diga: ¿pero porque se desnudan? A los cuales responderemos, ¿Por qué se viste
usted de largo o de corto para cual o tal acontecimiento? Todo lo que no
representa una violencia, debe ser respetado pues cada ser humano tiene su
espacio y su necesidad vital de ser libre.
A mi particularmente no me va el
rollo carrozas, pero veo necesaria esa visibilidad de quienes participan. Sí. Cada
cual tenemos nuestra ventana en la que expresarnos y si el día de hoy se presta
a ello, pues allá vamos. Luchemos y trabajemos por el necesario mantenimiento de
nuestros derechos, pues hay países donde se nos persigue.
¡Jamás tendrían que
haberse celebrado el mundial de futbol en Rusia, un país donde los periodistas
y opositores al Kremlin siguen desapareciendo por la noche y donde la
homosexualidad está penalizada! Pero claro, el fútbol se pasa por el forro todo
eso.
Lo dicho, a trabajar desde el respeto y la contundencia. Como me ha dicho
esta mañana mi querido amigo Antonio Gallardo: “nada se nos da de forma
gratuita, todos los días y todos los minutos tenemos que pelear esa
felicidad....en la familia, en el trabajo, en las carrozas, en la discoteca, en
los quinarios, entre nosotros....y resistir para que lo conseguido no retroceda
ni un milímetro....FELIZ LUCHA....te mandamos un abrazo enorme”.
Ese mismo beso
envío yo a todos y todas las personas que lean este escrito y respalden estos principios,
y amen, respeten y sean fraternos.