Ayer domingo estando celebrando
la vida y tras el gozo de la mesa compartida en el almuerzo con familia y
amigos, paseando con los queridos Pepe Diáñez y José Antonio hablábamos de
nuestras cosas. Y como otras veces ha sucedido, ellos señalaron el tesoro que
para mí supone mi familia y mis amigos, pues es cierto que quien me quiere es
porque me quiere bien. No, no es un juego de palabras. Con mis luces y mis
sombras todo el que me conoce sabe quién soy y como soy. Me entrego con pasión
y puedo llegar a retirarme con la misma determinación con la que me doy, pero
soy claro, preciso y no me gusta repetir las cosas dos veces.
Ante todo mis padres y la
familia. Mis padres han sido un regalo del cielo y yo un regalo para ellos, así
me lo han demostrado mil veces. Si me querían siendo niño o joven, tras
sincerarme con ellos respecto de mi sexualidad pues me quisieron mucho más. Y
la familia y los amigos de verdad, pues son un colchón en el que –aunque nos relacionemos
más o menos unos con otros- uno descansa y por el que estoy dispuesto a
entregarme en el momento en el que se me necesite tanto en cuerpo como en alma.
“[…]Amar para el amor que está abrasando/ de
vida y de ilusión donde yo muero, amando en el amor que me estás dando. Amores de
un amor siempre sincero/ vivido por amor, vivir amando… que amando y por amor
la vida espero.” Escribió mi hermano José en el poema AMOR que me dedicó en su
libro RIMARIMANDO. Y es que a veces se preocupa uno demasiado de algunas cosas
y se me olvida amar. Os confieso que cuando estudiaba teología me daba la
sensación de que podía conocer a Dios mejor que a las personas; pero
afortunadamente caí en la cuenta de que es una incongruencia absoluta el pretender eso, pues Dios mismo es amor y reside en cada uno de nuestros
corazones.
Hoy es día de bendecir la vida.
41 años es una buena cifra que siempre nos recordará en casa la película BENHUR,
pues 41 era el número de remero que tenía Judá en la galera romana al que le
condenó el malvado Mesala. 41 años como digo con luces y posibles sombras, pero
pidiendo al Señor que la sombra la torne luz para alumbrar a quien se relacione
conmigo. Nací a la hora de la merienda, a las cinco. Será por eso que tanto me
gusta una magdalena “mojá” en café con leche.
Activista por los derechos
civiles, creyente progresista, florista y enamorado de mi profesión, deportista
y amante de mis animales y la naturaleza, ocasional maestro litúrgico de
ceremonias, cuasi-teólogo, político de bajo rango (jajaja), descuidado en el vestuario,
estuve enganchado a la avellanitas, convencido de no volver a tener flequillo
jamás y bromista hasta el punto de reírme hasta de mi sombra. Y seguro que tú
puedes añadir algo más.
Lo dicho, ¡gracias a la vida que
me ha dado tanto! Gracias a quienes formáis parte de mi vida y a quienes quiero
de corazón. ¡¡GRACIAS!!