Ojo. Lo digo por la situación mundial, no por otra circunstancia.
El caso es que leyendo hace días a la apreciada teóloga Dolores
Aleixandre[1],
pensaba en lo que escribía sobre tragarnos a Jesús por el hecho de comulgar. Como
bien dice ella solemos decir que “comulgamos con ruedas de molino” cuando nos
vemos obligados a hacer algo. Y el hecho de comulgar bien parece ya que es un
acto cultual más que un acto de fe, de unión y de participación con la
comunidad eclesial donde están las personas que tragamos y las que NO TRAGAMOS.
Esa es la cuestión.
El hecho es que en cada conversación que tenemos solemos
escuchar que del covid saldremos transformados, que nos está cambiando la vida,
que los que hemos tenido la enfermedad –yo mismo- salimos de ella apreciando
más las cosas… y, -siento generalizar- todo es una pura ambigüedad e incluso
falsedad pues el ser humano solo aprende cuando quiere y en este caso como en
otros, la humanidad en general no aprenderá.
La comunidad de los que siguen a Jesús pisando sus propias
huellas son unos. Pero los cristianos (o católicos) que se consideren así por
tradición cultural o por otra condición, quizás no quieren escuchar nada de que
comulgar-tragar a Jesús es tragar-comulgar con el prójimo. Y prójimo es el que
viene sin papeles a las costas queriendo lo mismo que tu y que yo, una vida
digna y mejor, NO SER MANTENIDO.
Prójimo es la pareja de personas del mismo sexo cuyo amor es
tan puro como el tuyo –heterosexual- pero que no alcanzan la bendición de una
Iglesia que NO es auténticamente fraterna, guiada por un Papa que da al gremio
una de cal y otra de arena. Ahora mismo estamos en la arena.
Prójimo es la persona encarcelada a la que hay que conceder
la posibilidad de la reinserción. Prójimo es RESPETO con mayúsculas.
Prójimo es facilitar la vida a las mujeres. Sí, a ellas
PORQUE LAS MATAN por cuestiones de género un 99% más que a los hombres, siendo nefasta
toda violencia.
Prójimo es atención y ternura. Cariño, buenos días y
consideración…etc.
Así que llegados a este punto, como cristiano convencido me
reafirmo en que lo de menos es comulgar. Lo de menos es tragarte la forma, por
muy sagrada que la consideres. Sí. Es así aunque te pueda resultar incómodo.
Dios, que es Padre y Madre no quiere ofrendas ni actos de
piedad mientras realices acepción de personas o las clasifiques. Mientras justifiques
con papeles la atención al inmigrante, mientras admitas que la mujer asesinada
ella se lo habrá buscado, mientras consideres por defecto a los sin techo como
delincuentes; o si consideras inmorales o enfermos a los transexuales entre
otras identidades sexuales…etc.
Otra opción es ir a misa y comulgar. Y al hacerlo, estar
convencido de que te sientes comprometido a servir y a construir el Reino de
Dios. Un reino de paz y de justicia, un reino de vida y de verdad.
Ojalá este sea el talante de la persona cristiana hoy,
comulgue o no comulgue. Pero si comulgas y no te movilizas y te sientes más
cómodo con Jesús solo en el sagrario y no lo reconoces en la patera o en el
rostro de la persona necesitada, que sepas que para ti la muerte de Jesús y su
resurrección no te ha servido para nada; y no eres apto para la redención.
Me despido con una excelente frase de San Agustín de Hipona: “ama
y haz lo que quieras”. Más claro, el agua.
Con todo respeto.
Fraternalmente, Floren.
[1] https://www.feadulta.com/es/buscadoravanzado/item/12872-tragarse-a-jesus.html?fbclid=IwAR3HQGLaq-GRYN9wKKiL3vVlPLYMqZwcpM_qCMQpEZvApvGfoVLn-H-aaFg