CONSEGUIDO EL CAMINO A SANTIAGO
La verdad es que sí, que lo hemos conseguido.
Tras los muchos kilómetros andados, creo que entre cien y ciento veinte, hemos podido concluir el camino portugués hasta Santiago de Compostela –campo de estrellas-. El camino no ha sido fácil en todas sus etapas, pero los beneficios obtenidos si han sido cuantiosos.
La fraternidad forjada a través de una intensa convivencia y respeto, nos ha valido la pena para ser más humanos entre nosotros y descubrir en cada uno de los compañeros y compañeras peregrinas, una causa por la que caminar y un motivo de superación para hacerlo.
La solicitud con el otro, el abrazo en tal o cual momento y la escucha, así como los necesarios silencios; nos han acercado un poco más a Dios nuestro Señor. La admiración de los parajes naturales de la Galicia profunda.
Los cuantiosos ríos y riachuelos con la sonoridad de sus aguas, la espesura de la vegetación, los numerosos monumentos y la hospitalidad de las gentes, así como de las comunidades cristianas a las que nos hemos acercado para participar de la eucaristía…etc; todo ello junto al encuentro con el apóstol Santiago el amigo del Señor, ha contribuido en alcanzar la indulgencia compostelana, y lo que es más importante, el descubrir a un Dios sacramento, que impregna de su esencia a todo lo creado.
Una y mil veces ha merecido la pena, y sobre todo hacerlo con estas cinco y maravillosas compañeras peregrinas de camino.
A Dios gracias. Laus Deo.
