CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

jueves, 21 de abril de 2011

ORACIÓN ANTE EL MONUMENTO - JUEVES Y VIERNES SANTO

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“El que come de este pan, vivirá para siempre”
+.En el nombre del padre y del Hijo y del Esp.Sto.Amén.

¿Tienes dudas de quién es este que se muestra ante ti?. Él fue llamado por sus contemporáneos: maestro, rabí, profeta, anticristo. Nosotros le llamamos Jesús el Hijo de Dios o el Hijo del hombre. Pero, a pesar de su realeza como hijo de Dios, aprendió a soportar  –como hombre que era a todos los efectos- los envites que la vida le presentaba. “Padre aparta de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad sino la tuya”. Este que está ante ti es el mayor signo sacramental que una persona puede ofrecer a otra por amor; y Jesús se puso en manos de Dios y gritó “hágase tu voluntad”.
La voluntad de Dios no es la cruz ni la muerte ni el sufrimiento. La voluntad de Dios es que el hombre viva y tenga vida en abundancia. Vamos a acercaros al monte de los olivos donde Jesús se hace ofrenda, donde Jesús, confiando en el Padre, arriesga su vida. Todo está en juego. Su grito es “hágase tu voluntad”, su actitud será...”Padre, me fío de ti”.
Vamos a Getsemaní a acompañar a Jesús que hoy sigue diciendo “Padre, me fío de ti”; vamos a abrir los ojos a quienes están hoy en Getsemaní y se debaten entre la confianza y la decepción, entre la esperanza y la desilusión, entre el sueño de justicia y la realidad tantas veces injustificable. Y en Getsemaní también están los que pasan hambre y sólo esperan un plato de comida, los que sufren la violencia y sólo sueñan en un día de paz, quienes han perdido el norte de su vida y sólo esperan una señal que aporte una dirección a su existencia.
Vamos a Getsemaní a acompañar a Jesús. Vamos a Getsemaní a acompañar a los que aun hoy sufren con la cruz, que es su cruz particular.

*Himno.
Tu reino, Señor, se hace presente

cuando se fomenta la justicia y es respetada la libertad.

Cuando todos somos hijos tuyos, los sueños se deletrean:
Amistad, hermanos, paciencia, caridad.

Tu reinado, Señor, viene a nosotros siempre que el pueblo dispone
de sustento, vivienda, trabajo y sanidad.
Tú nos enseñas, por Jesús, a vivir con dignidad la vida
y a festejarla en la fraternidad.

En tu reino, Señor, no caben privilegios de quienes se creen
el fruto de la espiga en honor y dignidad.
Eres un Dios vivo, enemigo de los ídolos humanos,
y no hay mayor cansancio que el tuyo.

El reino que predicaste llega casi de puntillas,
se revela y está escondido.
Es simiente que se esparce por los campos y levadura que fermenta entre la masa, luz que muestra el horizonte a los perdidos.

El Reino de Dios, según los evangelios,
es un banquete de bodas,
un adviento de ternura que reparte los panes
en las manos frágiles
de los que gozan detrás del corazón.
Casiano Floristan

*Liturgia de la Palabra.
“En mi corazón escondí tu palabra para no pecar contra ti. ¡Bendito seas Señor, enséñame tus preceptosSalmo119
    
+ Del Evangelio de Juan Capítulo 15                 (Biblia Latinoamericana)
 1 «Yo soy la vid verdadera y mi Padre el viñador.
 2 Él corta todos los sarmientos que no dan fruto en mí, y limpia los que dan fruto para que den más. 3 Vosotros estáis ya limpios por la palabra que os he dicho.  4 Seguid unidos a mí, que yo lo seguiré estando con vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no está unido a la vid, así tampoco vosotros si no estáis unidos a mí.  5 Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece unido a mí y yo en él, da mucho fruto; porque sin mí no podéis hacer nada.  6 Al que no está unido a mí se lo echa fuera, como a los sarmientos, que se los amontona, se secan y se los prende fuego para que se quemen. 7 Si estáis unidos a mí y mis enseñanzas permanecen en vosotros, pedid todo lo que queráis y se os concederá».
 8 «Mi Padre es glorificado si dais mucho fruto y sois mis discípulos.  9 Como el Padre me ama a mí, así os he amado yo; permaneced en mi amor.   10 Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.  11 Os he dicho estas cosas para que mi alegría esté dentro de vosotros y vuestra alegría sea completa». 12 «Éste es mi mandamiento: amaos unos a otros como yo os he amado.   13 Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos.   14 Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que os mando.  15 Ya no os llamo siervos, pues el siervo no sabe qué hace su señor; yo os he llamado amigos porque os he dado a conocer todas las cosas que he oído a mi Padre.  16 No me elegisteis vosotros a mí, sino yo a vosotros; y os designé para que vayáis y deis fruto y vuestro fruto permanezca, a fin de que todo lo
que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda.  17 Esto os mando: amaos unos a otros».

PALABRA DEL SEÑOR


*Reflexión a la luz de la Palabra y el misterio Eucarístico.
         Ten en cuenta que ahora el que te habla es JESÚS.
         Si yo vine a tu mundo para servir y no ser servido, ¿cómo no sirves incondicionalmente tú?. ¡Sabes que en el amor el servir es lo primero!. Desde la eterna fuente de mi inmensa ternura yo vine a amar con el ardor del fuego que enciende tu corazón. Y vive Dios, que de amor as de colmar el aire que respiras. Sirve sin distinción, como cisterna plantada en las entrañas del desierto. Da tu vida vertiendo gota a gota, luz en la noche trágica del ciego, gozo en el pobre, triste y abatido, y bálsamo en la herida del enfermo. Se tú, el amor que busca los caminos de tanta soledad sin alma y sin remedio. No cuestiones jamás el amor que a los humanos sin reproche se concede, pues de mi Padre desde el cielo este procede. Da, más bien tu vida sin cesar a todos, e infunde en la tierra la luz de mi evangelio: pues yo vine a servir y no a ser servido; y reflejo mío has de ser tú, para ser digno del pan y alimento que contemplas.
(después de leído pausadamente, sé honesto/a  y reconoce tus insuficiencias como cristiano/a)
  
*Padre nuestro que es estás en el cielo... (sigue)  

*Poema del autentico pan sacramentalizado.
            Un pan inmenso, un pan multiplicado,
            Pan crujiente, pan dulce, pan contento
            De ser comido todo por hambrientos,
            Pan rico de amores, entregado.
¡Que bueno es Dios, un Dios empanado!
Vida es para los pobres y alimento
Y viático y santo sacramento
Del gran amor de Dios enamorado.
            Vosotros, rechazados, excluidos
            Por gentes del poder y de dinero,
            Seréis en mi Reino los primeros,

 
            Mis hijas y mis hijos preferidos.
Escucho vuestras quejas y gemidos,
Esclavos, humillados, pordioseros,
Ahora de este mundo el basurero,
Pero os llevo en mi entraña dibujados.
¡Venid todos, comed pan de los hijos!

*Oración final. 
¡Mírame, Señor! Soy incluso menos de lo que yo creía ser. Por eso te pido que mostrándome mi cruda realidad, sea verdaderamente consciente de la obligación que tengo como hijo/a tuyo/a; de construir tu Reino en el corazón de mis prójimos. Amén. Bendíceme Señor.