CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

domingo, 3 de marzo de 2019

TRAQUETEOS A 8,16€


Hoy he recibido en La Salada una grata visita de un hombre muy apreciado, de un pueblo cercano. Me ha recordado un artículo creo que de hace más de quince años, por la parte más corta. TRAQUETEOS A 8.16€. Me compara con Antonio Burgos, algo absolutamente osado por su parte, pero reconozco que me motiva mucho el que haya personas que aprecian mi capacidad redactora y mordaz –si fuera precisa-. Lo tenía bastante guardado pues fue publicado en el periódico “La Voz de Estepa”. Lo rescato para darle un poco de aire y frescura. Ahh, fue real como la vida misma… jajajaja, lo que nos hemos reído recordando mi periplo en el Bus de Sevilla a Estepa.

Traqueteos a 8.16€ (iva incluido)

“No se podría llevar de viaje un fardo más precioso que una provisión de buen sentido”(Proverbio Islandes) Pero este año no seré viajero en distancias largas, no me dedicaré a visitar mi anhelada Turquía como tenía pensado, porque acabo de casarme. ¡Tranqui, tranqui!. Mi matrimonio conyugal ya llegará si mi destino así lo traza, y si encuentro a la persona adecuada. 
Mi matrimonio actual al que me refiero es con Caja Rural, con la que tengo contratada una hipoteca cuya fidelidad se prolongará a lo largo de los años y algunas canas. Pero hace días fui viajero y usuario de autobús en distancias relativamente cortas. Como vengo haciendo desde hace años, llevo a un amigo a su retiro veraniego por la parte costera de Huelva. 
Nuestra ida es en su turismo y mi regreso a Estepa es en autobús. Lo que quiere decir que, si al destino tardamos unas dos horas y pico en llegar, el regreso -teniendo en cuenta que tengo que hacer tres transbordos de autobuses- se prolonga a lo largo de unas cinco horas y pico. Es un día que gustosamente dedico a hacer este viaje. Desayunado, aseado y siempre ilustrado con la novela que me leo en la actualidad y que me ayuda a evadirme de los tiempos muertos o esperas en las estaciones. 
El primer autobús estuvo bastante bien para ser un trayecto corto de unos veinticinco kilómetros. El segundo trayecto de Huelva a Sevilla, fue masificado pero directo en su transcurso, sin pausas y solamente aderezado con los fastidiosos olores de alguna que otra axila mal atendida, pero cuya circunstancia es comprensible y soportable teniendo en cuenta las altas temperaturas fuera del autobús. 
Porque dentro el aire acondicionado era una autentica realidad. Dará fe de ello una anciana señora del barrio sevillano de Los Remedios, a la que en calidad de antiguo monaguillo dije innumerables veces ¡Jesús!, porque se estaba destemplando y no paraba de estornudar; ¡Jesús! Al llegar a Sevilla nos recibió una flama propia de las fechas y que casi nos hizo retroceder a los viajeros hacia el interior del autobús. 
¡Pero había que seguir para llegar a Estepa! Digamos que lo más penoso de este día comienza cuando después de una rápida fanta de limón y su correspondiente tapa de huevas de bacalao (riquísimas por cierto), me dispongo a subir al autobús destino Estepa y propiedad de la compañía LINESUR. 
8.16 € me costó el billete, aunque hubiera pagado el doble por un poco mas de bienestar. Bueno, yo no soy catastrofista pero si tengo que calificar el trayecto cuya duración es de dos horas y sus diez minutos, no me queda más remedio que admitir que CERO PATATERO. Los suelos del autobús estaban limpios, y el conductor era un buen profesional por ese lado –que no es poco- todo bien. Pero en lo que se refiere a lo confortable, pues déjeme que le diga que la pulcritud y ausencia de ruidos brillaban por su ausencia. 

El techo del transporte estaba como tapizado de algo parecido al turquesa, color que junto al blanco sucio se nos ha puesto de moda en los vestuarios de bodas y otros aspectos tanto textiles como ornamentos del hogar. ¡Porque casi todo el mundo lleva algo turquesa! 
Lo que pasa es que el techo presentaba tal brillo y tales manchas de humedades que bien parecía que se nos estaba calando el vehículo por las lluvias invernales. Para colmo un junquillo de metros de largo estaba medio suelto y cuando aquello circulaba por los baches de la decana A-92, hacia tal ruido que era imposible conciliar un poco de sueño. 
A esto le sumaremos el constante ruido de la aceleración del vehículo. ¡Vamos, cuando el conductor pisa el acelerador! Es imposible pedir una insonorización total, pero escuchar la aceleración de este autobús como si un avión Boeing 747 nos sobrevolara a dos metros de distancia es para …(me voy a callar). 
El aire acondicionado no era “pa” tirar cohetes, estaría sobre 24 grados ya que alguien delante mía machacaba las varillas de un abanico al golpe de dale que dale. El cambio de marchas, una terribleza. Yo llegue a pensar que bajo los asientos en la cubierta inferior, había una persona realizando el cambio de marcha a base de martillazos. 
¿Estaremos dejando un rastro de tornillería a nuestro paso?, dijo alguien tras de mí. Y así comenzó el viaje pensando que eso sería todo. Pero ingenuo de mí, aun nos esperaba las bandas reductoras de El Arahal y la resistencia del autobús a sortearlas de una manera amortiguada. Cuando llegamos a la Puebla y se presentaron los pasos de peatones elevados, déjeme que le diga querida o querido lector que yo por unos momentos cerré los ojos y ante los descomunales saltos rememoré mis infantiles años de octava de los Remedios montado en el “Sapito” con mi amigo Nene y otras hiervas. 
Esto fue este año, y el pasado vendieron más billetes de la cuenta y hubo overbooking en el autobús. Y haciendo gala de amabilidad en el 2006 deje mi asiento a una señora embarazadísima que hizo el favor de bajarse en Aguadulce. Yo hice el trayecto en las escalerillas y le aseguro que en otra ocasión dejo que a la fecundada señora se le rompa la fuente en pié -es broma desde luego-. 
En fin esta es mi experiencia con LINESUR, y tengo la seguridad de que todos los autocares no serán iguales. Pero si cuando usted se monte en uno de esta compañía observa que la matricula es CO-0822-AW, prepárese y quítese las dentaduras si son postizas sino quiere tirárselas encima al conductor. ¡Y menos mal que están financiados por la Junta de Andalucía, que si no nos teníamos que poner un yugo al cuello y tirar los usuarios del destartalado autobús!