Hoy he recibido en La Salada una grata visita de un hombre
muy apreciado, de un pueblo cercano. Me ha recordado un artículo creo que de
hace más de quince años, por la parte más corta. TRAQUETEOS A 8.16€. Me compara
con Antonio Burgos, algo absolutamente osado por su parte, pero reconozco que
me motiva mucho el que haya personas que aprecian mi capacidad redactora y
mordaz –si fuera precisa-. Lo tenía bastante guardado pues fue publicado en el
periódico “La Voz de Estepa”. Lo rescato para darle un poco de aire y frescura.
Ahh, fue real como la vida misma… jajajaja, lo que nos hemos reído recordando
mi periplo en el Bus de Sevilla a Estepa.
Traqueteos a 8.16€ (iva incluido)
“No se podría llevar de viaje un fardo más precioso que una
provisión de buen sentido”(Proverbio Islandes) Pero este año no seré viajero en
distancias largas, no me dedicaré a visitar mi anhelada Turquía como tenía
pensado, porque acabo de casarme. ¡Tranqui, tranqui!. Mi matrimonio conyugal ya
llegará si mi destino así lo traza, y si encuentro a la persona adecuada.
Mi
matrimonio actual al que me refiero es con Caja Rural, con la que tengo
contratada una hipoteca cuya fidelidad se prolongará a lo largo de los años y
algunas canas. Pero hace días fui viajero y usuario de autobús en distancias
relativamente cortas. Como vengo haciendo desde hace años, llevo a un amigo a
su retiro veraniego por la parte costera de Huelva.
Nuestra ida es en su
turismo y mi regreso a Estepa es en autobús. Lo que quiere decir que, si al
destino tardamos unas dos horas y pico en llegar, el regreso -teniendo en
cuenta que tengo que hacer tres transbordos de autobuses- se prolonga a lo
largo de unas cinco horas y pico. Es un día que gustosamente dedico a hacer
este viaje. Desayunado, aseado y siempre ilustrado con la novela que me leo en
la actualidad y que me ayuda a evadirme de los tiempos muertos o esperas en las
estaciones.
El primer autobús estuvo bastante bien para ser un trayecto corto
de unos veinticinco kilómetros. El segundo trayecto de Huelva a Sevilla, fue
masificado pero directo en su transcurso, sin pausas y solamente aderezado con
los fastidiosos olores de alguna que otra axila mal atendida, pero cuya
circunstancia es comprensible y soportable teniendo en cuenta las altas
temperaturas fuera del autobús.
Porque dentro el aire acondicionado era una
autentica realidad. Dará fe de ello una anciana señora del barrio sevillano de
Los Remedios, a la que en calidad de antiguo monaguillo dije innumerables veces
¡Jesús!, porque se estaba destemplando y no paraba de estornudar; ¡Jesús! Al
llegar a Sevilla nos recibió una flama propia de las fechas y que casi nos hizo
retroceder a los viajeros hacia el interior del autobús.
¡Pero había que seguir
para llegar a Estepa! Digamos que lo más penoso de este día comienza cuando
después de una rápida fanta de limón y su correspondiente tapa de huevas de
bacalao (riquísimas por cierto), me dispongo a subir al autobús destino Estepa
y propiedad de la compañía LINESUR.
8.16 € me costó el billete, aunque hubiera
pagado el doble por un poco mas de bienestar. Bueno, yo no soy catastrofista
pero si tengo que calificar el trayecto cuya duración es de dos horas y sus
diez minutos, no me queda más remedio que admitir que CERO PATATERO. Los suelos
del autobús estaban limpios, y el conductor era un buen profesional por ese
lado –que no es poco- todo bien. Pero en lo que se refiere a lo confortable,
pues déjeme que le diga que la pulcritud y ausencia de ruidos brillaban por su
ausencia.
El techo del transporte estaba como tapizado de algo parecido al
turquesa, color que junto al blanco sucio se nos ha puesto de moda en los
vestuarios de bodas y otros aspectos tanto textiles como ornamentos del hogar.
¡Porque casi todo el mundo lleva algo turquesa!
Lo que pasa es que el techo
presentaba tal brillo y tales manchas de humedades que bien parecía que se nos
estaba calando el vehículo por las lluvias invernales. Para colmo un junquillo
de metros de largo estaba medio suelto y cuando aquello circulaba por los
baches de la decana A-92, hacia tal ruido que era imposible conciliar un poco
de sueño.
A esto le sumaremos el constante ruido de la aceleración del
vehículo. ¡Vamos, cuando el conductor pisa el acelerador! Es imposible pedir
una insonorización total, pero escuchar la aceleración de este autobús como si
un avión Boeing 747 nos sobrevolara a dos metros de distancia es para …(me voy
a callar).
El aire acondicionado no era “pa” tirar cohetes, estaría sobre 24
grados ya que alguien delante mía machacaba las varillas de un abanico al golpe
de dale que dale. El cambio de marchas, una terribleza. Yo llegue a pensar que
bajo los asientos en la cubierta inferior, había una persona realizando el
cambio de marcha a base de martillazos.
¿Estaremos dejando un rastro de
tornillería a nuestro paso?, dijo alguien tras de mí. Y así comenzó el viaje
pensando que eso sería todo. Pero ingenuo de mí, aun nos esperaba las bandas
reductoras de El Arahal y la resistencia del autobús a sortearlas de una manera
amortiguada. Cuando llegamos a la Puebla y se presentaron los pasos de peatones
elevados, déjeme que le diga querida o querido lector que yo por unos momentos
cerré los ojos y ante los descomunales saltos rememoré mis infantiles años de
octava de los Remedios montado en el “Sapito” con mi amigo Nene y otras
hiervas.
Esto fue este año, y el pasado vendieron más billetes de la cuenta y
hubo overbooking en el autobús. Y haciendo gala de amabilidad en el 2006 deje
mi asiento a una señora embarazadísima que hizo el favor de bajarse en
Aguadulce. Yo hice el trayecto en las escalerillas y le aseguro que en otra
ocasión dejo que a la fecundada señora se le rompa la fuente en pié -es broma
desde luego-.
En fin esta es mi experiencia con LINESUR, y tengo la seguridad
de que todos los autocares no serán iguales. Pero si cuando usted se monte en
uno de esta compañía observa que la matricula es CO-0822-AW, prepárese y quítese
las dentaduras si son postizas sino quiere tirárselas encima al conductor. ¡Y
menos mal que están financiados por la Junta de Andalucía, que si no nos
teníamos que poner un yugo al cuello y tirar los usuarios del destartalado
autobús!