+
Carta a mis Obispos Juan José y Santiago, en respuesta a la suya pastoral enviada a la Archidiócesis de Sevilla
"espero y deseo que atendáis a la riqueza que aporta a la comunidad diocesana de Sevilla, la diversidad de planteamientos ortodoxos u heterodoxos. En cada uno de estos planteamientos habita el Espíritu que nos anima e impulsa, aun a pesar de los posibles naufragios, a continuar en la Iglesia de Jesucristo"
Estimados Obispos, Don Juan José y Don Santiago:
Vayan por delante mi saludo en la paz del Señor y mi gratitud por la enriquecedora carta que con motivo del curso, han tenido a bien escribir a la Iglesia de Sevilla con la cual estoy en comunión.
Suelo dar lectura a las cartas que Don Juan José, nos escribe de manera periódica; pero esta del comienzo del curso suscitaba en mí un interés particular, porque en ella se explicitan los principales proyectos a impulsar en el presente curso. Por ello, entre las reflexiones del pasado evangelio dominical, entre hijos que trabajan o dicen de trabajar en la viña, -digo que- he dado lectura a vuestra carta, de la cual sustraigo algunas conclusiones propias y concretas.
Juventud, laicos, caridad y familia. Ambicioso proyecto, que desde diferentes flancos debe ser impulsado, con la asistencia del Espíritu Santo y las artes que cada uno posee y para beneficio del pueblo de Dios. Desde luego la frase citada por vosotros: “No hay prioridad más grande que ésta: abrir de nuevo al hombre de hoy el acceso a Dios, al Dios que habla y nos comunica su amor para que tengamos vida abundante” (Benedicto XVI, VD 2); es más que oportuna para denotar la innata vocación a la que es llamada la Iglesia de Jesucristo, desde su colectividad.
Lo que me inquieta es si precisamente nuestra iglesia, está descifrando correctamente los signos de los tiempos, para alcanzar esa iluminación que le predisponga a indicar a otros, cual es el camino oportuno o determinado para acceder a Dios y lo que entendemos por voluntad de Este.
Para intentar ser objetivo, no me puedo centrar en una pastoral concreta para opinar sobre el tema de la juventud, pero si tengo claro, que aunque considero correcto el objetivo del Plan Pastoral Diocesano, “La Parroquia, casa de la Familia Cristiana”; estoy más a favor de descentralizar la parroquia. Intentaré explicarme.
Sevilla, como dijo aquel lema de difusión turística “son sus pueblos”, y los pueblos de Sevilla centran su labor pastoral en el templo sedente y parroquial donde se celebran los ritos religiosos y de carácter cultual. Aun así, todos los que trabajamos a pié de calle reconocemos el déficit colectivo por una vivencia profunda, meditada y auténticamente comunitaria de la vida sacramental de las comunidades locales. La mayoría de las actuaciones pastorales de las parroquias –aunque son voluntarias-, se basan en la pastoral de la costumbre o la obligatoriedad, sin que se realicen actividades determinadas para que por sí mismos, acudan los jóvenes a la iglesia.
Ampliación de actividades varias a los márgenes de la feligresía, diversidad en los proyectos a llevar a cabo sin que implícitamente tenga que mediar el carácter religioso, para que siendo humanos atraigamos a la gente a la carencia de Dios. Diversidad en la celebración eucarística y los lugares de culto, que pueden llegar a ser incluso itinerantes. Inclusión de actividades pastorales y sus agentes, en actividades sociales y municipales, así como la colaboración con determinadas ONG católicas o aconfesionales…etc. Todo ello podría ayudar a la inclusión de los jóvenes a una vida de fe, desde la propia vida vivida junto a ellos. Para plantearlo de manera coloquial, luego de ser sus amigos le hablaríamos de Dios.
Lo que ustedes desarrollan en su carta, respecto de la formación de los laicos es una necesidad imperiosa en nuestra iglesia, la cual no acabo de tener claro. No lo veo claro, quizás porque no soy clérigo ni estoy ordenado de ningún modo ministerialmente. Pero si tengo claro, que el interés fundado de ustedes por la formación de los laicos, es algo respecto de lo que nuestra iglesia esta muy necesitada y a lo cual nunca se le ha dado el impulso necesario. Casi me atrevo a afirmar, que este asunto se les fue de las manos a ustedes los obispos al meter en un profundo cajón la esperanza y el “aggiornamento” del Vaticano II –autentica esperanza para los laicos de la Iglesia; pero creo que de profundizar en este tema me tilden de demagogo, pues todos somos corresponsables en buena medida, en el correcto funcionamiento de nuestra católica iglesia.
Sinceramente, no se cual es el cimiento sobre el que sustentará la iglesia de Jesucristo en el futuro, pero creo ver por los acontecimientos recientes que este sustento no está en el ministerio de los ordenados presbiteralmente. ¿Será quizás lo laico? No lo se, pues no tengo aptitudes vaticinadoras.
Pero considero que nunca se impulsará de una manera decidida la llamada Nueva Evangelización, mientras no se equipare en cada comunidad de una manera equilibrada la responsabilidad entre Laicos y Clérigos en nuestra Iglesia.
Nombran acertadamente ustedes, a un teólogo español –creo que Olegario González de Cardedal- que afirmo que: “la Iglesia en España tiene atrofiado uno de sus pulmones, necesario para la respiración interior y acción exterior: los seglares”. ¿Esta atrofiado el pulmón seglar o el pulmón clerical?, me pregunto con absoluta sinceridad. Desde luego entiendo que el teólogo afirma aquí, que a los seglares es preciso formarles y concederles campo de actuación de una manera efectiva y responsable.
Pero, ¿qué formación? Los programas educativos son variados y cuantiosos y nuestra diócesis posee los suyos propios. Pero, ¿formación doctrinal señores obispos? Me da un poco de vértigo esa palabra pues se desprende intrínsecamente de la dureza y complexión del magisterio de la Iglesia, el cual determina con su enseñanza si uno está dentro o fuera de lo que piensa la iglesia, antes que la enseñanza de los cauces de la felicidad bienaventurada que Jesús nos ofreció en aquella montaña cercana a Tiberiades. Los seglares, la juventud, los niños, las personas en general no necesitamos una formación doctrinal que piense en los frutos de vocaciones sacerdotales o religiosas de una manera concreta.
Entiendo que ese es un camino por el que nunca veremos la luz. Y las cifras vocacionales desgraciadamente hablan por si solas. ¿Acaso no sería más conveniente una formación explicita para vivir bien la vida, descifrando a Dios poco a poco en la vida de los formados, ayudándoles en sus vidas por medio de un apoyo incondicional sea cual fuere su manera de vivir y su propia naturaleza?
Llegado a este punto, respecto de la vida de los humanos y su concepción de Dios, me pierdo un poco, pues ustedes afirman que el hombre se aparta de la verticalidad respecto de Dios y la comunicación con este. Pero Benedicto XVI nos dice que: “el auténtico problema en este momento actual de la historia es que Dios desaparece del horizonte de los hombres y, con el apagarse de la luz que viene de Dios, la humanidad se ve afectada por la falta de orientación”. Yo desde la pobreza de mi conocimiento teologal, considero que para orientarse en la vida, antes que nada hay que ser consciente de la propia realidad de cada uno, desde el estrato en el que vive. El mundo, situado bajo nuestros pies y en una situación horizontal.
La verticalidad de nuestra relación con Dios, es algo heredado del judaísmo y a lo que Jesús renunció con aquello de “donde dos o mas se reúnen en mi nombre…”. Por ello considero que solo en lo humano y por su medio, el hombre y la mujer de hoy hallaremos a Dios.
Cuando ustedes nos escriben sobre la información a desarrollar sobre la pastoral familiar y la difusión del método “Teen Star” de la doctora Hanna Klaus, entiendo que ustedes consideran al igual que esta profesional de la sanidad y religiosa, que la abstinencia es la mejor receta para el orden sexual afectivo y el control de enfermedades de transmisión sexual. ¿Es malo el placer sin que medie el interés por aumentar la prole, señores obispos? ¿De corazón creen ustedes, que estos planteamientos llegarán a las familias cristianas de hoy y se llevaran a cabo en cada uno de sus miembros?
Permítanme la frivolidad señores obispos, pero “ni claro ni tan calvo”. El método “Tenn Star” y su fundadora han sido denunciados en EE.UU. por otros profesionales de la salud sexual, que han definido este programa como «programa de educación sexual extra-curricular discriminatorio, sexista y médicamente inexacto». Y algo sobre lo que hay tal irregularidad respecto de opiniones y presenta una manifiesta inexactitud, al menos yo no lo considero plausible, para desarrollarlo en nuestra pastoral familiar Diocesana.
Puedo entender que ustedes no aconsejen a este respecto a la profesional de la salud, hermana Teresa Forcades y que ni siquiera recomienden la “Nueva ética sexual” de Benjamín Forcano ya que fue denunciado por el entonces cardenal Ratzinger. Pero esto de “Tenn Star” es algo parecido pero un poco mas documentado y moderno, que aquel método tan fallido de “Ogino-Knaus”, por medio del cual algunos creo que llegamos felizmente al mundo. Lo cual quiere decir que de haber salido las cuentas a nuestro progenitores, al menos yo estaría en el inestable limbo.
Como ustedes entenderán, estas reflexiones han sido meditadas pero provienen de un espíritu joven y libre. Al menos espero que ustedes acojan estas letras con fraternidad cristiana, pues para muchos jóvenes no son un asunto baladí.
Desde luego, a pesar de mi disensión con algunos de vuestros planteamientos, me siento en comunión con vosotros. Junto a Cristo, os ofrezco mi humilde trabajo por la difusión del Evangelio de Jesucristo, y espero y deseo que atendáis a la riqueza que aporta a la comunidad diocesana de Sevilla, la diversidad de planteamientos ortodoxos u heterodoxos. En cada uno de estos planteamientos habita el Espíritu que nos anima e impulsa, aun a pesar de los posibles naufragios, a continuar en la Iglesia de Jesucristo.
Gracias de corazón por vuestra carta. Paz y bien.
Estepa a 28 de Septiembre de 2011. Laus Deo
Atte. Floren Salvador Díaz Fernández
Estudiante de Teología Cristiana