CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

martes, 2 de octubre de 2012

LA ORACIÓN II. 4.3 LA ESENCIA DE LA EUCARISTÍA, SACRAMENTO DE FRATERNIDAD


4.3 La esencia de la Eucaristía, Sacramento de Fraternidad.

Tal y como suele celebrarse en ocasiones la eucaristía, es evidente que, para muchos cristianos, es difícil comprender y vivir correctamente lo que según los relatos evangélicos, nos dejo dicho Jesús.

Es decir: “haced esto para que os acordéis de mí, para que actualicéis mi presencia y mi memoria entre vosotros”. Pero, ¿podemos estar seguros de que una misa de pontifical solemne, celebrada en un contexto grandioso, con un estricto protocolo y la pompa de las catedrales, puede evocar espontáneamente el recuerdo y la presencia viva del Jesús del evangelio?.
 
Mi intención aquí no es la de tirar por tierra esas ceremonias, ni mucho menos excluirlas de sentido sacramental. Pero estando de acuerdo en que el ser humano se siente bien donde se le estimulan lo sentidos, la vista por medio de magníficos edificios ricamente decorados, el oído por medio de cánticos, órganos o diversas melodías, el olfato al quemar inciensos en los turiferarios…etc, -digo que- todo ello contribuye a que la persona se sienta a gusto en un lugar en el que está además entretenida.
 
Pero, ¿en que grado del uno al diez, queda el sentido de fraternidad que crea la unidad de la comunidad?. La evolución histórica en el modo de celebrar la eucaristía, ha orientado las cosas de tal modo que ha prevalecido lo sagrado sobre lo comunitario, y Jesús no nos pidió que celebráramos y durmiéramos la siesta –entiéndaseme-:

Lucas 12,49 "He venido a traer fuego a la tierra, ¡y cuánto deseo ya que arda!”

 

Indudablemente Jesús no desea nuestra destrucción por medio del fuego. Pero sí desea, que despertemos de nuestro inmovilismo y de esta manera realiza la comparación del fuego como elemento ante cuyo contacto, el sujeto reacciona inmediatamente.
¿Qué sucede cuando celebramos por un carácter meramente cultual?, ¿en que lugar dejamos la eucaristía cuando asistimos a ella, solo para hacer presencia y no compartir, sin salir de nuestro yo y nuestro inmovilismo?.

La eucaristía, se celebre donde se celebre tiene unas exigencias sociales que están afirmadas y confirmadas con fuerza en algunos testos del NT:

1Cor 11,17”Al daros estos consejos, no puedo felicitaros, pues, al parecer, vuestras reuniones, en lugar de haceros bien, os hacen daño. 11,18 En primer lugar, he oído decir que, cuando os reunís, hay divisiones entre vosotros, y en parte lo creo; 11,19 y hasta es conveniente que haya divisiones entre vosotros para que se sepa quiénes son de virtud probada. 11,20 Cuando os reunís en común, ya no es eso comer la cena del Señor. 11,21 Porque cada cual se adelanta a comer su propia cena; y mientras uno pasa hambre, otro se emborracha. 11,22 ¿Es que no tenéis vuestra casa para comer y beber? ¿O es que despreciáis a la Iglesia de Dios y queréis dejar en vergüenza a los que no tienen? ¿Qué os voy a decir? ¿He de felicitaros? En esto no os puedo felicitar.”

Esta comunidad de Corinto celebra mal la eucaristía y Pablo les reprende. El fallo no estaba en que se dejasen de cumplir determinadas normas litúrgicas, ni siquiera en que el ministro estuviera debidamente ordenado. O que los corintios tuviesen ideas equivocadas en cuanto a la presencia de Cristo en el pan y en el vino.
 
Nada de lo que ahora preocupa a los teólogos, en relación a la eucaristía, era allí motivo de preocupación. Todo consistía en que cada uno iba por su lado, la comunidad estaba dividida. Porque entre ellos había ricos y pobres y los ricos se atiborraban mientras los otros pasaban hambre y necesidad, estableciendo así unas duras diferencias sociales, situación impropia de una comunidad fraterna en común-unión.

Por ello, de lo dicho se desprende que la significación fundamental de la eucaristía se ha de interpretar a partir del símbolo de la comida compartida. Compartir la misma mesa es compartir la misma vida.
Y como en la eucaristía la comida es Jesús mismo en cada una de sus variantes, alimentos, palabra, personas…etc; de ahí se sigue que la eucaristía es el sacramento en el que los creyentes se comprometen a compartir la misma vida que llevó Jesús y la misma vida entre ellos, en el amor y la solidaridad.
 
Esto es lo que expresa el evangelio de Juan. Este evangelio, que habla ampliamente de la eucaristía en el capitulo sexto, no recoge el relato de la institución eucarística. De manera que justamente donde otros evangelios cuentan esta institución, entre el anuncio de la traición de Judas (Mt26,21-25) y el anuncio de la negación de Pedro (Mt 26,31-35), Juan coloca el mandamiento del amor:

Juan 13,34 Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros. Que como yo os he amado, así también os améis unos a otros. 13,35 En esto reconocerán todos que sois mis discípulos, en que os amáis unos a otros".

El cuarto evangelio expresa así dónde está el significado profundo de la eucaristía. Lo fundamental en ella, no está en repetir miméticamente el relato de la institución. Ni siquiera en comer ni beber el pan y el vino consagrados. Lo determinante es la experiencia profunda que se expresa en el ritual eucarístico. Y esa experiencia no es otra que la unión de las personas en el amor. Por ello debemos esforzarnos en ver, en comprender la Eucaristía como Sacramento de Fraternidad.

 
Autor: Florencio Salvador Díaz Fernández.

Estudiante de Teología Cristiana.


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