CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

miércoles, 24 de octubre de 2012

LA ORACIÓN II. 7. SIGLO XXI, UN RETO DE ORACIÓN. 7.1 LA LOCURA DEL MUNDO


7. Siglo XXI, un reto de oración.

7.1 La locura del mundo

En el momento en el que doy forma a este punto de la clase, tengo en mi cabeza el evangelio de Juan en su primer capítulo, que como evangelio dominical del segundo Domingo de Navidad, nos propone la liturgia. “La Palabra se hizo Carne”.
 
Desde el punto de vista orante, podemos interpretar el profundo deseo de Dios, de que sea el hombre –y Jesús como la plenitud de este-, el que haga vida su propia palabra, preparando así las bases para la instauración de su reino. Dios desea que la palabra se haga carne, se haga persona.
 
Pero, ¿qué clase de persona en carne humana, habita hoy nuestro mundo?. Casi sesenta mujeres muertas en nuestro país por causa de la violencia. Y es nuestro país, donde están tienen los mismos derechos que los hombres. No extrapolemos la violencia de genero a países, donde la mujer es igual o un poco más que una palangana -si me permitís el exceso comparativo-.
 
Conflictos enconados que causan muertos inocentes, y cuyas causas es beneficio económico para terceras personas o países. Violación de los derechos humanos y explotación infantil. Falta de lo mas necesario para vivir, como el agua y el sustento básico. El conflicto del Sahara. El terrorismo que encuentra en la matanza, el mayor de sus objetivos. Las falsas solidaridades…etc.
 
Y ya me estoy poniendo demasiado catastrofista. Sobre todo porque sin salir casi de nuestra ciudad, podemos observar pequeños núcleos de violencia, injusticia e infelicidad, que no salen en los periódicos pero que afectan a nuestros semejantes.

Carlos Amigo, dijo en una eucaristía de inicio de curso: no debemos de caer en el excesivo catastrofismo que nos hunde en la desesperanza. Lejos de esto, el cristiano tiene que ser realista y dejarse de evaluar si el ayer fue mejor que el hoy, o el hoy peor que el mañana. En el momento en el que estamos y en el lugar en el que vivimos, el cristiano tiene que ser luz. Luz que alumbre y ejemplarice.”

Por ello el siglo XXI en el que estamos es un reto que tenemos que afrontar con las armas que Dios nos da. Sintiéndonos miembros de nuestra comunidad eclesial y social, e intentando no tener repercusión mundial de nuestros actos, pero si siendo efectivos en el espacio que ocupamos en nuestra ciudad junto a las personas.

Mt 10,42 "el que dé de beber a uno de estos pequeñuelos tan sólo un vaso de agua fresca porque es mi discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa".

Para ello el ejemplo de vida cristiana, del que evangeliza, ora y trabaja “ora et labora”, es la mejor baza que tenemos. Para, en primer lugar dar un testimonio de fe, adaptado a la situación concreta del sector al que nos acercamos, y en segundo lugar compaginarlo con una vida interior que nos haga crecer en la fe y en la observancia de la palabra.

Aun así, para comenzar toda obra debemos de revestirnos de una buena dosis de fortaleza e integridad, para no caer en el desánimo; ya que entre los gobiernos que en términos generales hacen pagar el desastre económico y humano a los más pobres, y entre los jerarcas eclesiásticos que parecen que no están en el mundo, quizás lo que nos hace falta a cada uno es una dosis proporcionada de locura, para mostrarnos sin miedo alguno.

Juan XXIII dijo: “sin un poco de santa locura la Iglesia no podrá extender sus pabellones” ni hacer nada positivo para los hombres, ya que parece que solo estuviera interesada en encerrarse incontaminada en sus bastiones.
Una santa locura que se compromete, a resultas de equivocarse muchas veces, pero que sabe seguir adelante difundiendo su comprensión y apoyo al que sufre abandono humano espiritual y material, haciendo nuevos ensayos para remediar las preocupaciones humanas, sin pensar ni en el derecho canónico ni en las teologías romanas que paralizan cuanto tocan. Seamos locos y no estilistas, y dejemos de lado tantos comportamientos, que nos acercan al ejemplo del levita en la parábola del samaritano:

           Lc 10,32 […] "al verlo, dio un rodeo y pasó de largo."

 

Hablemos, confortemos, vivamos de un modo ejemplarizante y tengamos en cuenta que este es el verdadero reflejo de nuestra vida de oración, en cuanto a su consecución en el mundo y en la sociedad en la que vivimos.

Nos puede costar trabajo, pero seamos conscientes de que permanecer en el inmovilismo solo nos reportará la carga de nuestra conciencia.
Seamos locos como san Francisco, aquel que dio en beso al leproso en su locura por alcanzar la pobreza. Oh, aquella locura que le hizo al cardenal Billot, ser perseguido por Pío XI y el cual argumento algunas curiosas persecuciones en la iglesia, recordando que san Basilio fue acusado de hereje; san Cirilo, depuesto por un concilio de 40 obispos; inculpado de brujería san Juan Crisástomo; condenado solemnemente por el Santo Oficio san José de Calasanz.
 
San Ignacio de Loyola sufrió la iras del, santo tribunal,. y lo mismo san José de Cupertino; san Juan de la Cruz fue encerrado en una inmunda cárcel por sus compañeros y superiores; santa Liduina, atacada por su párroco, tronando públicamente contra ella, y, dados por locos la beata Columba o san Juan Bosco.
 
Me siento a gusto también con los que, desde fuera del cristianismo, supieron orientar a los humanos en sus deseos de algo mejor, y se entregaron a luchar por ello, como Martin luther king en su lucha por los derechos de los negros, y una Gandhi que utilizo la paz como oposición y bandera, y una Teresa que mitifico la caridad como única norma de su vida, y un Oscar Romero al que le encajaron una bala en la corazón mientras levantaba el cáliz, solo por ponerse junto a los desfavorecidos.
 
Autor: Florencio Salvador Díaz Fernández.
Estudiante de Teología Cristiana.
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