Falsedad en la Verdad
Eclesiástica
Florencio Salvador Díaz Fernández
Estudiante de Teología Cristiana
Hoy soy participe de dos
circunstancia distintas, que a su vez tienen un nexo de unión; la Hipocresía de
la Verdad Eclesiástica. Y diferencio algo.
Verdad Eclesiástica es la de los
obispos y los jerarcas católicos. La Verdad Eclesial por el contrario, es la
Verdad del pueblo, la verdad de la vida y de la gente. La verdad de quienes son
objeto de la sensibilidad de Jesús y fundamentan su verdad en la vida, sin
preocuparse por sentar cátedra o escribir una excelente y teologal homilía. Comienzo
por la primera circunstancia.
Hace unos días escuche al rosado obispo portavoz
de la CEE (Conferencia Episcopal Española), referirse al contento de los
obispos con la reciente resolución del gobierno para con la asignatura de
religión. ¿Qué persona que puebla España, no advirtió que la Iglesia Católica
Española se alegró más que nadie, del triunfo del Sr. Rajoy? ¡Bien me lo
fiáis!, pudiéramos decir.
El caso es que inmediatamente recordé varias
opiniones al uso del tema, una de ellas de un sacerdote cercano y otra de una
conocida profesora de religión. El sacerdote es categórico, al admitir que la
escuela no es el lugar idóneo para enseñar religión específicamente católica, y
menos aun para ser el primer arranque del proselitismo católico. Digo yo, que
si tanto apuestan los obispos por la “familia Tradicional”, poca confianza le
otorga sin embargo, al no fiarse de ella para transmitir exclusivamente y con
la ayuda de la parroquia la esencia de la fe. A esto se le llama en mi pueblo,
adoctrinamiento.
La segunda opinión admite con la boca demasiado chica, que
nunca ha obtenido el profesorado de religión tantos derechos, como con el
otrora presidente Zapatero. Antes de este, cotizaban a la seguridad social por
horas lectivas. Tenían un sueldo muy escueto pagado por el estado. Los docentes
como en la actualidad, son elegidos a dedo por el obispo diocesano (ordinario
del lugar). En algunas diócesis –valga el ejemplo pasado de las islas Canarias-
se les devenga un porcentaje del sueldo a modo de “regalo para el obispo”;
especie de un óbolo obligatorio a los pobres profesores. Y admite la profesora,
que cada cierto tiempo acude al seminario del centro educativo donde enseña, una
especie de inspector que adoctrina a los profesores, sobre la orientación de la
moral a enseñar y lo que deben de inculcar al alumnado, -nombra el condón,
aborto, el asco a los matrimonios gay, etc- según las orientaciones de la CEE.
Esto,
apreciado/a lector/a, es un escándalo de tamañas dimensiones, que luego de
saber la certeza de estos testimonios a algunas personas me dicen que se les quita la gana de casi todo a
lo que huele a curas en el sentido más peyorativo de la palabra (admiten estos). Y que me
disculpen por estas afirmaciones –por amor de Dios- los buenos curas, que son buenas personas antes
que buenos curas.
La segunda circunstancia, es que
esta mañana saludo y beso por la calle a una señora mayor, amiga, educada y muy
buena persona. Esta mujer es una mujer de mucha generosidad y puntal esencial
para los miembros de su familia. Resumo al decir que parece que está superando
una depresión. Según ella, el mérito no es del todo de ella, sino que el Señor
le ayuda –me dice-.
Yo le confirmo sus palabras y le digo que es así, porque
ella lleva a Jesús en su corazón por medio de muchas cosas, entre ellas la
generosidad. En un momento de su vida en el que estaba muy enferma y
consternada por ciertas cosas, un hombre cercano a ella y católico
recalcitrante le dijo que: “Dios te manda la enfermedad para castigarte por tus
ideales”. Porque es una mujer de izquierdas.
Y esto le causó a ella tamaño
temor, que a día de hoy aun no acaba de superarlo. Tal es así, que ella se
pregunta si ciertos aspectos de las relaciones personales de algunos miembros
de su familia, que no están –por decirlo de alguna manera- sujetos a la
tradición, son objeto de la ira y el castigo de Dios.
¡Esto es otro escándalo! Como
escandaloso fue en su día, escuchar al hoy monseñor Mazuelos hablar durante 45
minutos sobre la cultura de la muerte relativa a la sociedad, aun cuando la
iglesia ha culturizado en la muerte a millones de hijos que han pasado de largo
por el misterio de la resurrección (valga el ejemplo anterior). Sin culpa de
ellos, sino por ignorancia general básica, ya que se les ha denegado desde la
Iglesia el acceso al conocimiento libre, la libre formación y la búsqueda de la
Verdad libre subjetiva y concreta de cada individuo.
El evangelio del domingo nos
habló de generosidad y de vida (Lc 3,10-18). Nos dice que en la vida el
compartir es el mejor cauce para hallarse ante los ojos de Jesús. Nos habla de
vida, de un Espíritu de la vida, que será el garante de la propia vida, pues
con Él y ante Él, seremos personas sin dobleces ni mentiras. Seremos personas
de verdad. Pero, ¿qué verdad amigos y amigas? ¿La del pueblo, la del grupo, la
de los obispos, la de tal o cual pascual? “El hombre tiene una ley escrita por
Dios en su corazón, en cuya obediencia consiste la dignidad humana y por la
cual será juzgado personalmente. La conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario
del hombre” (Vat II. GS 16). ¿Anulamos nuestra conciencia para dejarnos guiar por
tal o cual?
Creo que no, que debemos
mantenerlos lúcidos y coherentes en el pensar y en el vivir, mientras nuestra
senda sea la de la felicidad. Esta Navidad, somos muchas las personas que vamos
a tener que hacer un acopio considerable de generosidad, para tener buenos
deseos para con la jerarquía eclesiástica. Hace días el Papa dijo que “los
homosexuales ponen en peligro la paz mundial”. No se refirió el obispo de Roma,
ni al hambre, ni a las armas “con cuyos bancos vinculados tienen planes de
pensiones invertidos” (Tika Font), ni a la violencia de cualquier tipo. La homosexualidad,
es lo que pone en peligro la paz mundial.
¡Vaya Benedicto, haber empezado por
ahí!
Llegará el día en que el papa y
cada uno de sus funcionarios episcopales, nos pidan perdón por tanta injuria y
daño que hacen a muchas personas, con la cantinela del sermón sexual, sea cual
fuere la orientación a tratar. ¡Basta ya de falsedades! ¡Basta ya de utilizar
el nombre de Dios para condenar a sus propios hijos y las vidas de sus hijos!
Por
incomprensible que sea, ni en Navidad paran estos señores de blanco y negro de
plantar sus insidias junto a la letra del Evangelio para escarnio de esta.
Luego nos hablan de oración. Bien, buena cosa es. 40 horas de adoración ante el
santísimo para pedirle por la”S” familia”S”. ¡No! Por la familia tradicional.
Señor te pedimos por las familias heterosexuales o tradicionales que lo pasan
fatal. Las otras, que no son familias, no te puedo pedir por ellas.
¡Cuánta
sensibilidad evangélica, cuanta fraternidad! ¡Cuánto ejemplo a seguir! ¿Verdad?
Es que estos hombres, son el vivo reflejo de Jesús de Nazaret. ¿Le preguntamos si
está de acuerdo a Resurrección Galera, la profesora de religión defenestrada en
2001 por el obispado de Almería, tras casarse con un divorciado?
Amigos y amigas, en esta Navidad
intentaré convencerme, de que verdaderamente:
ESTA ES LA IGLESIA QUE QUISO
JESÚS. ¡ja!