CARTUJO CON LICENCIA PROPIA

viernes, 27 de febrero de 2015

ALABADO SEAS SEÑOR, POR CADA DÍA

LA SALADA. LAUDES (Un día cualquiera)

"Alabadlo por sus obras magnificas, alabadlo por su inmensa grandeza"
(Sal 150)

Como bien dice Ionesco, "siempre habrá un lugar para las conciencias aisladas que se hayan alzado a favor de la conciencia universal", así como contra el ánimo de masa. Su lugar es la soledad, no tiene otro. Por eso es en el silencio (en la ciudad, en el desierto, en el pueblo o en la aldea) donde se hace a la humanidad el inestimable favor de recordarle su verdadera capacidad de maduración, de libertad y de paz. 


Por ello, esta mañana al levantarme, decido que el amanecer es demasiado hermoso para quedarme en la ermita. Es tan grande la capacidad de Dios para manifestarse, que en el leve viento, en el pajarito o en el verdor de los olivares y el la tranquilidad que desprende e impregna la montaña, -digo que- allí igualmente esta él. Haciéndome consciente de cada realidad, de cada vida, de cada situación. De lo necesitado que está el mundo de paz y de libertad. De la necesidad que tienen los atribulados de encontrar un remanso en el que sentir su equilibrio; en la fuerza con la que "Su" Espíritu debe de atender a los que se encuentran en el hospital al límite de sus fuerzas. De los que ríen y de todos aquellos que afrontan este viernes con esperanza renovada...etc.

Por ello en camino con mi fiel compañeros de camino, Vela, Morgan y Bolitho me dispongo a partir hacia el horizonte donde nace el sol. "Ese sol que nace de lo alto". No es solo un breve paseo que durará lo que dure el oficio de Laudes. Es un ponerse en camino, es un renovar la esperanza, es un voto a Dios durante el día, es un abrir los ojos, es un encontrarse consigo mismo y no permitir dejar de ser lo que uno es, es hacer vida de uno las cuitas de cada persona que puebla en mundo. Y escuchar en la soledad los gritos, alegrías, desdichas y quehaceres de todos los que compartimos en sentido humanitario de la vida, y desde luego no dejar de interceder por los que perdieron este sentido o nunca lo encontraron.

Por ello, este día como tantos otros es un ponerse en camino, es un acto de fe y e movilidad, es…. un partir

Partir es ante todo,
salir de uno mismo,
romper la coraza del egoísmo
que intenta aprisionarnos en nuestro propio yo.

Partir es dejar de dar vueltas
alrededor de uno mismo, como si este fuera
el centro del mundo y de la vida. 
Partir es no dejarse encerrar
en el círculo de los problemas
del pequeño mundo al que pertenecemos
cualquiera que sea su importancia.

La humanidad es más grande.
Es a ella a quien debemos servir.
Partir no es devorar kilómetros,
atravesar los mares
o alcanzar velocidades supersónicas.

Es, ante todo, abrirse a los otros,
descubrirlos, ir a su encuentro,
abrirse a otras ideas,
incluso las que se oponen a las nuestras.
Es tener el aire de un buen caminante.
(Hélder Câmara)

La Salada.
Laudes
Viernes 27 de Septiembre de 2015. I Cuaresma. Laus Deo.

jueves, 26 de febrero de 2015

LA BÚSQUEDA DEL AUTENTICO BAUTISMO

La búsqueda del autentico bautismo
Según el título puede preguntarse usted, cuántos bautismos existen. En la teoría uno, y en la práctica también aunque con una salvedad. Lo que ocurre es que hay que saber diferenciar un poco lo que es el carácter ritual y simbólico del bautismo, lo que entraña en realidad. Bautismo deriva del verbo “baptein/baptizein”, que significa sumergir, lavar. Encontramos en el lavado de la ropa el ejemplo más exacto de lo que significa, pues la prenda sale sin impurezas del agua. 

La práctica bautismal se cree que tiene su origen en la clase alta de la cultura egipcia, donde se observaba la pulcritud y la pureza por medio de los lavatorios diarios y el rasurado total del bello. Históricamente desde la práctica creyente, los baños rituales son frecuentes entre los esenios según Flabio Josefo, así como en las comunidades de Damasco y Qumrán; aunque nunca pueden ser aguas estancadas “o muertas”, sino “aguas vivas” de algún arroyo o río que pueda llevarse lo impuro. Me refiero aquí a un bautismo cotidiano y ritualista destinado a manifestar la sinceridad de la conversión, o la adhesión a un concreto modo de vida, manifestando la aspiración a la gracia purificadora –más o menos como la renovación de unos votos religiosos-. Uno mismo se sumerge en al agua, mientras que los penitentes que se presentan a Juan recibirán el bautismo de sus manos y una vez para siempre. Y en esto último vemos la dualidad de lo que significaba el bautismo y lo que nos mueve al bautismo tras conocer a Jesús de Nazaret. Está claro que la persona que se bautiza no puede ser la misma tras el bautismo, aunque no apreciamos cambios significativos pues los bautizados son generalmente recién nacidos. El bautismo que tradicionalmente tenemos inculcado no es un mero trámite –aunque tristemente lo sea para muchos-, esta asistido por el Espíritu Santo, aunque esta asistencia sea mucho más efectiva si el bautizado tiene la luz de la razón que ilumina la conciencia. ¿Cómo entender un bautismo sin conciencia? En muchos casos, la conciencia de los llamados no es idéntica a la conducta, y esto tergiversa todo el sentido de la realidad sacramental. Se nos debe notar que somos bautizados. Por ello es tan importante el vivir y disponerse a la experiencia de Dios. Experiencia de Dios, es lo fundamental de un bautismo que se considere efectivo y adulto. Experiencia de Dios que por ejemplo tuvo Naamán el sirio, el potentado que según la biblia tuvo lepra. El profeta Eliseo le invita a bañarse siete veces en el Jordán y el, tras alguna reticencia lo hace y queda limpio. ¿Realmente se curó de la lepra? Es muy posible que fuera otro mal el que aquejaba a Naamán, y mucho peor que la lepra; la oscuridad del entendimiento, la sinrazón y cerrazón de su corazón. Al conocer a Eliseo, este le abre el entendimiento le habla al corazón le restituye como persona y como sujeto que puede volver a mirar cara a cara a Dios sin avergonzarse. Ahí está la penitencia: báñate siete veces. O sea, siempre –significa siete- as de vivir con amor y compasión, pues con amor y compasión te creó Dios. 

Naamán por lo tanto vive en sus carnes una experiencia religiosa. No nos importa si verdaderamente hubo o no agua, todo es ritual, lo verdaderamente importante es la actitud ante la realidad que se nos presente y en esa realidad está el Señor. La Biblia está plagada de ejemplos semejantes en los cuales se nos hablan de aguas que lavan – “os lavaré con agua pura, os limpiaré de todas vuestras impurezas, os purificaré […] y pondré en vosotros un corazón nuevo y un espíritu nuevo”, (Exequiel 36,25-25a), cuando lo que se nos quiere decir es que lavemos nosotros mismos nuestras conductas, reconduzcamos nuestra realidad o la senda de nuestro caminar, y se nos dice con insistencia: - “Una voz grita: Preparad al Señor un camino en el desierto, trazad para nuestro Dios una calzada recta en la región estéril”, (Isaías 40,3.3). Todos estos llamamientos nos hablan de actitud ante Dios y ante los hombres y mujeres de nuestro mundo. Sentir la experiencia de Dios es estar sometido a unas circunstancias extraordinarias –sean positivas o negativas-, en las cuales sentimos la dura prueba, experimentamos el gozo o la dicha, flaquea nuestra fe, apreciamos el tener o no tener salud, la marcha de los seres queridos, un alumbramiento, un estado de shock. Y en esta experiencia formidable, encontramos el rostro de Jesucristo y la razón de nuestra vida y nos sentimos en consonancia con el medio y participes de la humanidad e hijos de Dios. Por ello, “zambullirse en el agua y salir de nuevo simboliza hundirse en la muerte y renacer a la vida. Jesús abandonó su pueblo, su casa, su familia. Se quedó solo. Y emprendió una forma de vivir y hablar que le llevó al conflicto, al juicio, la condena y la muerte. Se “auto-estigmatizó”. Y así nos dijo cómo podemos renovar esta iglesia y este mundo” (José Mª Castillo-teólogo). Por ello, “es importante que cada persona asuma su realidad, su YO. Y de esta manera, el YO del sujeto de estas experiencias vitales participa de manera más o menos consciente de todos los actos de la conciencia” (Joseph Ternus-Doc.Filosofía). Una de las características de Jesús es que aun siendo una persona sin formación reconocida (Jn 7,15b), atesoraba una sabiduría que le llevó a ser un conocedor nato de la escrituras sagradas. El sabía del pasaje de Jeremías, “así te blanquees con salitre (natrón) y te des bien con lejía, se te nota la culpa en mi presencia“ (Jr 2,22), pero no es por eso por lo que decide bautizarse pues no podía ser consciente de que como hijo de Dios estaba exento de pecado. ¿Por qué se bautiza Jesús? ¿Acaso lo necesitaba? Tengamos en cuenta algo. Salvando el episodio de la perdida en el templo a la edad de doce años (Lc 2,41ss), desde el nacimiento de Jesús hasta el episodio del bautismo como primera aparición pública siendo adulto, pasan veintiocho años “pues fue esa con toda probabilidad la edad del bautismo” (J.Ant. Pagola). Nadie se equivoca al pensar que Jesús durante toda su vida pública solamente fue una persona normal que vivía entre los suyos y como judío de aquel tiempo. El no pudo prepararse para actuar, premeditando sus actuaciones para favorecer la puesta en escena de él mismo como hijo autentico de Dios. Cuando el acude al bautista, acude porque se siente llamado a realizar un signo que determine la culminación de un proceso interior y de maduración interna; por medio del cual se decide a apostar su vida por la causa del Reino de Dios, asumiéndolo como tal y llamándole “abba” = Padre. 

Los demás acuden a limpiarse de los pecados, sin embargo Jesús le da al bautismo su autentico toque, pues para él como para otros que lo han vivido; bautismo es cambiar el sentido de la vida y vivirla según Dios. Juan el Bautista era muy consciente de la simpleza de su rito bautismal, sabía que una vez anunciado el Mesías “era preciso que el menguara para que Jesús creciera” (Jn 3.30); por eso mismo le anuncia como Cordero, como pieza fundamental de la obra de Dios en el mundo. No perdamos de vista algo muy importante. Jesús apuesta por el Reino porque se deja iluminar por “Su” Espíritu. ÉL, el Espíritu es la fuerza que nos llama, nos interpela, nos anima en la lucha, nos predispone a la maduración y nos ilumina en la oscuridad. En esta cuaresma, busquémosle como le buscó Jesús. Retirémonos a sitios apartados, reflexionemos sobre nuestra vida a la luz de la Palabra inspirada. En ella y solo en ella, encontramos la clave para parecernos cada vez más a Jesús. Y siendo así, viviremos en nuestra vida una autentica plenitud sacramental pues le tendremos siempre. Hermanas y hermanos, feliz y fructífero camino por el desierto cuaresmal.

Florencio Salvador Díaz Fernández.

Titulado superior en Teología. (I.I.T.A.U.P.Comillas)

jueves, 19 de febrero de 2015

CUARESMA DESDE LA PIEL DEL OTRO

Cuaresma desde la piel del otro
Una cuaresma más y una cuaresma menos, como dijo aquel. Lo cierto es que a los cristianos se nos ofrece este tiempo litúrgico considerado fuerte, para poder profundizar en el misterio de la vida de Cristo; y desde ese misterio iluminar nuestra propia vida. 
Una vida –la nuestra- que es sendero por el que caminar, por el que descubrir el rostro de Dios y a su vez dejarlo ver a los demás. Apuesto por una cuaresma vivida desde la autenticidad más absoluta, que se fundamente en tu día a día y en mi día a día. 

Tengamos cuidado con prestarnos en este tiempo a cosas que no hacemos durante el año y que solo favorecen el mercadeo con Dios, me explico. 
En cuaresma son muchas las personas que se entregan con especial solicitud a las prácticas restrictivas y sobre todo a la penitencia; quizás para demostrarle a Dios aunque sea por cuarenta días que nos merecemos un sitio a su derecha. 
Que conste que no debemos anular el concepto de culpa si se tiene, pues ese sentimiento desde la conciencia nos eleva a la condición de reparar el daño realizado. Pero solo si somos causantes de algún mal comunitario o propio, eso de considerarnos culpables a los ojos de Dios durante veinticuatro horas al día es algo que ni se fundamente en nada, ni algo que Dios quiere y además es un absurdo. 
Jesús desde la vida nos insiste con la voz de los antiguos profetas en lo que verdaderamente merece la pena: “El ayuno que a mí me agrada consiste en esto: en que rompas las cadenas de la injusticia y desates los nudos que aprietan el yugo; en que dejes libres a los oprimidos y acabes con toda tiranía; en que compartas tu pan con el hambriento y recibas en tu casa al pobre sin techo; en que vistas al que no tiene ropa y no dejes de socorrer a tus semejantes.” (Isaías 58, 6-7ss). 
Es por ello que mientras vivamos a Cristo desde nuestra propia vida, pues en esa vida encontramos “al otro”, estaremos haciendo humanidad y estaremos dando cumplimiento al principal mandamiento del amor, el amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como  a ti mismo. Es por ello, que considero que debemos vivir la cuaresma desde la autenticidad y pasando desapercibidos.
 Cada cual irá a tal o cual celebración religiosa, se pondrá la ceniza o no se la pondrá, o no hará nada de esto; y para el Señor será todo relativo mientras con nuestros semejantes y aquellos que nos interpelan desde la vida, seamos solidarios, respetuosos, fraternos, sencillos y efectivamente humanos. 
En cuaresma no tienes que dejar de comer dulce, ni obligarte dejar de fumar –por muy saludable que sea el dejarlo-. Tampoco tienes que reprimir tu vida sexual pues Dios nos ofrece la vida para que la disfrutemos desde el gozo de toda la dimensión de la persona, mientras el sexo no sea tu esclavitud. 
Tampoco debes infringirte daño alguno pues ofenderás a Dios que te ama y al crearte te otorgó la dignidad de su mismo Espíritu. Tampoco debes creer que llegas a ningún sitio dejando de comer carne, pues muchos son los que no tienen que comer y con los que debemos compartir el alimento. 

En cuaresma si algo debemos es creer apasionadamente en Dios y en Jesucristo, robustecer la fe desde dos planos intrínsecamente inseparables; la humanidad y el cuidado de nuestro interior desde la observancia del silencio la meditación espiritual y la interiorización: “Regresar al Señor con todo el corazón significa emprender el camino de una conversión no superficial y transitoria, sino un itinerario espiritual” (Papa Francisco, ceniza 2015). 
Como he escrito anteriormente tengo claro cuál es el plano humano, el que nos hace vivir la cuaresma colocándonos bajo la piel de esa “OTRA PERSONA” que nos espera en la vida. Puede que necesitada de sustento, de caricias, de escucha, de acompañamiento o de cercanía en la enfermedad. HUMANOS en definitiva como nos advierte Isaías, en el bellísimo capítulo 58. Si así nos comportamos con nuestros prójimos, si construimos humanidad junto a Jesucristo, el Señor nos dice que: “Yo te guiaré continuamente, […] daré fuerza a tu cuerpo y serás como un jardín bien regado, como un manantial al que no le falta el agua.” 
Feliz camino por el desierto cuaresmal.

SALMO DE INTERIORIZACIÓN

Señor, tú me llegas hasta el fondo y me conoces por dentro.
Lo sé: me conoces cuando no paro o cuando no sé que hacer.
Mis ilusiones y mis deseos los entiendes como si fueran tuyos.
En mi camino has puesto tu huella,
en mi descanso te has sentado a mi lado,
todos mis proyectos los has tocado palmo a palmo.
Tú oyes el corazón del hombre sumido en el silencio,
cuando aún no tiene palabras para abrirse a ti.

Es increíble: me tienes agarrado totalmente,
me cubres con tu palma y me siento tuyo.
Como grano de arena en el desierto,
como gota de agua perdida en el mar,
así me encuentro ante ti.
Dios mío, quiero abrir mis brazos y abrazarte,
quiero llegar hasta tu orilla y nunca toco tu tierra.

Cuando escalo mi vida y me supero, allí estás Tú.
Cuando me canso en el camino y me siento barro,
allí, perdido en mi dolor, te encuentro a ti.
Cuando mis alas se hacen libertad sin fronteras
y toco el despertar de algo nuevo;
cuando surco los mares de mis sueños
y pierdo la arena pegadiza de mis playas,
allí está tu mano y tus ojos, y tu boca…
allí, como Amigo fiel, de nuevo estás tú.

Tú eres como manantial de donde brota el río,
como raíz de donde arranca el árbol.
Tu vida se ha hecho vida en mis entrañas,
me has dado el origen y quieres que camine
hacia la meta que no es otra sino tú.
Soy tuyo: sólo tu amor da respuesta a mi pregunta.
Te doy gracias porque me has llamado a ser feliz.

Señor, me conoces hasta el fondo de mi alma,
nada se te esconde de cuanto soy en lo más profundo.
Yo me pregunto si el sentido de mi vida
puede darse si le faltas tú.

Dios mío, sondéame para conocer mi corazón,
ponme a prueba para conocer mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía o se vuelve camino muerto.
Guíame por el camino nuevo que has abierto entre los hombres.
Quiero hacer de él un proyecto para mi vida,

y paso a paso, desde lo hondo de mi ser, vivir para Ti.

Floren Salvador.

jueves, 5 de febrero de 2015

JONÁS Y EL APÓSTOL PEDRO. SIMILITUDES

Unas breves letras para aclarar un detalle bíblico que escuche hoy en casa sobre si el padre de san Pedro era un tal Jonás.

Dos veces hace Jesús de Nazaret referencia al profeta Jonás en el N.T. Y en una de esas ocasiones lo hace para decir a Pedro que acaba de afirmar quien es Jesús: "dichoso tú Simón hijo de Jonás" (Mt 16,17).

En ningún caso Jesús se refiere a Jonás como el padre de Pedro, sino haciendo referencia al profeta.
Jonás es uno de los pequeños profetas de la Biblia, su libro no tiene nada más que 4 capítulos. Sin embargo de mucha importancia pues son siempre lecturas propias del miércoles de ceniza.
Lo son porque llaman a la conversión y ese es el vínculo que Jesús aprecia en Pedro. Jonás es una persona corriente a la cual Dios le encomienda una tarea. Huye de Dios y este le castiga desatando una cruel tempestad. Los marineros del barco en el que viaja le arrojan por la borda y se lo traga un gran pez que le retiene en el vientre durante tres días.
Este dato fantástico nos enseña que este hombre vive un proceso de oscuridad en el cual encuentra su camino en la vida y reconoce la obra de Dios sobre él.
Es un profeta elegido para proclamar la conversión y el posterior perdón de Dios para la ciudad de Nínive, prototipo de pecado en aquellos tiempos.
En Pedro tenemos el prototipo de quien se aparta de Dios, huye de Jesús por temor a su vida -como huye Jonás-. Es posible decir que Pedro muere para la vida al negar al que es la propia vida. Tened en cuenta la similitud del tiempo. Tres días está Jesús en el sepulcro, tres Lazaro, a los tres días resucitan, a los trs días escupe el pez a Jonás y le devuelve sano y salvo a la vida. Tres veces niega Pedro al Señor, y su perdón será siempre paradigma de lo que es capaz un corazón sincero.

Floren Salvador.

martes, 3 de febrero de 2015

Teresa Forcades: “La historia de Jesús es muy cercana a la de la izquierda radical

Teresa Forcades: “La historia de Jesús es muy cercana a la de la izquierda radical: detenido, torturado y acusado falsamente”


- viene de: http://blog.cristianismeijusticia.net/?p=11815&lang=es
Voces. Irene Ramentol[Crític] Teresa Forcades (Barcelona, 1966) es monja benedictina, teóloga y médico internista. Cofundadora de Procés Constituent juntamente con el economista Arcadi Oliveres (…) Su vocación religiosa surge de un “enamoramiento” a los 15 años después de leer los evangelios y desde entonces concibe el activismo como una parte irrenunciable de su fe. 
“La religión es el opio del pueblo”. Seguro que esta frase de Marx te suena
Es una frase del joven Marx, de cuando tenía 25 años. Otros filósofos ya habían expresado la misma idea, pero él la recoje y a partir de ahí se difunde. Normalmente se acostumbra a citar en el sentido de que la religión es algo negativo. Y evidentemente Marx es crítico, pero en el contexto de esta crítica lo que está reconociendo es que la religión, de hecho, es útil para consolar al pueblo. El problema, según Marx, es que el pueblo consolado no tiene la fuerza necesaria para cambiar las estructuras. Y entonces es cuando realiza la crítica radical diciendo que el consuelo que la persona oprimida busca externamente y que es bueno, ha de encontrarlo dentro. La justicia no se ha de buscar más allá, fuera de la historia. El evangelio de Juan habla de una noción teológica que llamamos escatología realizada. Afirma que todas estas promesas de Dios en el cristianismo no son solamente para el más allá. Es cierto que la religión cristiana sostiene que el justo nunca quedará defraudado, que hay una justicia final. Que esta realidad donde el que tiene más poder oprime al que menos tiene y donde reina la injusticia, que esto Dios no lo quiere y que hay una posibilidad de vivir con justicia, sin violencia, sin lágrimas y sin dolor. Todo esto es cierto. Pero esto no es auténticamente fiel al evangelio si no pensamos que empieza ahora. Y esta esperanza ha de ser para la acción, no para la inacción.
Sea o no sea un consuelo, el hecho es que la religión ha ido perdiendo adeptos. ¿Somos más incrédulos?
En este país nos lo hemos ganado a pulso. La Iglesia católica- no toda- estuvo durante 40 años dando apoyo a una de las dictaduras más criminales del siglo XX. Es cierto que el caso de Cataluña fue un poco diferente porqué aquí hubo una entidad como el monasterio de Montserrat donde se produjo aquel encierro de intelectuales y muchas otras iglesias que acogieron grupos clandestinos que trabajaron para la democracia. Por tanto, aquí tenemos una historia plural. Pero jerárquicamente y de forma mayoritaria se dio apoyo a un régimen dictatorial. Y este es uno de los elementos que explican el alejamiento de muchas personas que podrían haber estado de acuerdo con este espíritu de justicia social pero que han decidido buscarlo fuera de la religión. Otro elemento a tener en cuenta, es que en la actualidad la posibilidad de dar sentido religioso a nuestra vida es mucho más amplio que antes. Tenemos acceso a textos impresionantes desde el punto de vista de la profundidad religiosa. Esto contribuye a que mucha gente tienda a un sincretismo religioso. Interesa la espiritualiad, pero no quieren sentirse encajados en una institución. Es una inquietud religiosa que quiere romper con los límites institucionalizados. Y, esta inquietud, la necesitamos porque de estos límites los hay que no tienen ningún sentido.
¿Por qué creer en un Dios “todopoderoso” que permite tanta miseria en el mundo?
Esta es una pregunta clásica; en teología se llama “teodicea”. Efectivamente podríamos pensar que, si Dios es todopoderoso, entonces es el responsable de todo lo que pasa. El Dios en el que creo es un Dios que en el momento de la creación hizo un movimiento de repliegue, como explica la filósofa Simone Weil. No hizo la creación como un apéndice suyo. Crea algo que sea capaz de amarlo en libertad. Por esta razón se repliega, para crear un espacio donde sea posible una realidad que sólo estará en Dios si esta realidad lo quiere.
Libre albedrío…
Sí, pero no solamente. Para mi es la radicalidad de la autodeterminación. Lo que viene de Dios siempre es una oferta. Nos invita a decir sí o no. Y no solamente de una forma existencialmente compleja. Cada día elegimos. Y esta elección existe no porqué Dios es impotente y no es poderoso, sino porqué es potente y ha elegido la libertad. Y el correlato es como nos hemos de comportar con los otros o la Iglesia respecto al mundo. No puede ir a imponer, ha de ir con una propuesta que respete de una forma radical la autodeterminación del otro. Si no, sería incoherente.
¿Se puede captar desde la reclusión monástica la realidad social y participar de los cambios? De entrada parece contradictorio, teniendo en cuenta que allí no se experimentan las principales problemáticas sociales: desahucios, paro…
…o propiedad privada, que tampoco tenemos. Somos como una comunidad neorural que no se espera a que la sociedad cambie en su conjunto para intentar vivir de una manera diferente. En nuestra comunidad, cuando entras, si tienes alguna posesión, la das. Si trabajas y ganas dinero, también lo das y de esta caja común dispones cuando lo necesitas. A mi evidentemente me resulta muy positivo experimentar algunos aspectos que demuestran que es posible vivir de una manera diferente. Ahora bien, ¿lleva esto a una incapacidad de incidir en las luchas sociales? Yo espero que no. A mí personalmente me conlleva unas limitaciones de tiempo, pero también me pasaría si tuviese una familia. En cambio, creo que el vivir como posible una organización alternativa me da fuerza para participar en las luchas sociales.
Todo lo que explicas choca con las ostentaciones que hay dentro de la Iglesia…
Igual que en la sociedad, creo que en la Iglesia el cambio nunca viene de arriba. Ahora la Iglesia católica tiene un papa al cual se le han de reconocer gestos y algunos cambios muy importantes. Ha actuado, por ejemplo, contra la corrupción en la banca vaticana, un escándalo mayúsculo. Pero lo que está haciendo este papa no es la revolución dentro de la Iglesia. Está levantando bloqueos con la fuerza que viene desde abajo. Con este cambio de papado creo que empezamos a hacer pasos institucionales dirigidos a eliminar el exceso de ostentación. Pero, todavía más que la ostentación, lo que me gustaría que eliminásemos inmediatamente es cualquier privilegio que pueda tener la Iglesia.
¿Es una utopía pensar en una revolución dentro de la Iglesia?
La respuesta espontánea es no. Aún más: es necesaria. En el caso de la Iglesia, la revolución debería ser anticlerical y contra la misoginia estructural si lo que queremos es una ruptura radical con las estructuras que no están al servicio de las personas. El clericalismo no tiene nada a ver con el evangelio ni con las comunidades. Es decir, que entre Dios y las personas hay unos mediadores que son los clérigos. En el evangelio de Mateo, cuando Cristo muere, dice que en aquel momento se rasgó de arriba abajo la cortina del templo, la que marcaba la separación entre el espacio sagrado y el que no lo era. Esta separación, no solamente en los textos sino también en la historia, ha comportado divisiones sociales. Pues ¿qué hay más simbólico que afirmar que en el momento de la muerte de Cristo se ha dado fin a esta división? En ello hay algo tan radical que aún no hemos entendido después de veintiún siglos. Y, por otro lado, es necesario que la revolución sea contra la discriminación de las mujeres. Hoy en día en la Iglesia católica hay un vínculo entre el hecho de ser ordenado como sacerdote y poder tener acceso a los cargos de toma de decisión dentro de la Iglesia. Ya que las mujeres se supone que no podemos estar ordenadas, esto significa que no podemos tener acceso a los lugares de toma de decisión que nos afectan a todos.
Y ¿que debería pasar para que cambiasen estos roles patriarcales?
Lo primero es que las mujeres estuviésemos convencidas nosotras mismas. Yo siempre intento alejarme de cualquier victimismo. De acuerdo que lo tenemos que hacer entre todos, pero el motor principal hemos de ser las mujeres. En la misma comunidad, si preguntase a mis treinta hermanas qué les parece la ordenación de las mujeres, la mayoría no estarían de acuerdo. Para mi es una obviedad teológica y, además, humana. Pero, cuando me doy cuenta de que no lo es para todo el mundo, siento una mezcla de tristeza y coraje al mismo tiempo porque pienso que no es que arriba nos tengan oprimidas: es que aquí, a ras de tierra, tenemos mucho trabajo que hacer. Y en el ámbito social pienso lo mismo. Claro que existen los grandes capitales, es evidente que estos poderes existen. Pero el punto determinante de la revolución no es la presencia o la ausencia de la represión externa: es la presencia o la ausencia de la conciencia; la subjetivación o la activación de la subjetividad política.
Tú que lo has estudiado en profundidad, ¿qué papel tiene la mujer en la religión?
En el caso del cristianismo, hay pasajes de los textos sagrados que son claramente y explícitamente discriminatorios, como, por ejemplo, el pasaje de la primera carta a Timoteo que afirma que las mujeres se mantengan en silencio en la iglesia, que no se les permita enseñar y que, si no han entendido alguna cosa, cuando lleguen a casa, que lo pregunten al marido. O el texto de Ezequiel donde Dios sostiene que la menstruación es una inmundicia. ¿Qué se puede hacer con estos textos? Yo creo que nos sirven para no idolatrar la Biblia, para poder asumir responsabilidad con la propia fe y para la correcta interpretación, sabiendo que tomamos la decisión de dar más importancia a unos textos que a otros y de rechazar algunos. En las otras grandes tradiciones religiosas (judaismo, islam, hinduismo, budismo) pasa lo mismo.
La izquierda política actual ¿está alejada del cristianismo?
Cuando escucho la palabra izquierda, no puedo evitar preguntarme cuál. Soy consciente de toda la tradición europea que ha visto la izquierda como una reforma del capitalismo. Pero, cuando yo utilizo la palabra izquierda, es para indicar una alternativa al capitalismo. Si pienso en esta izquierda, yo creo que sí que está bastante alejada del cristianismo. Porque son anticlericales y la Iglesia católica hoy en día es clerical. Pero no hay historia más cercana a la izquierda radical que la de Jesús. Detenido por la policía del momento, es torturado como a tanta gente hoy en día y es asesinado, ajusticiado por el Estado bajo una falsa acusación. Evidentemente, los que nos llamamos seguidores de este Jesús no acostumbramos a tener una historia así. Los hay que sí, y tenemos a un Pedro Casaldáliga y a otras figuras, pero la mayoría nos hemos acomodado. Y a mí lo que me gustaría es contribuir a descentrar este acomodamiento.
Los dogmas de la institución eclesiástica cada vez están más lejos de la sociedad. Justamente lo contrario de lo que defiendes. ¿Qué es lo que te motiva a seguir?
Yo no nací en una familia religiosa. Fue a los 15 años cuando leí los evangelios por primera vez y me impactaron. Por tanto, yo parto de una cosa que es profunda en mí. Como un enamoramiento. A partir de este primer impacto, leí la teología de la liberacion y quedé fascinada por todo lo que decían. Después fui a la parroquia de Sant Pere Claver en el Poble Sec (Barcelona). Allí eran coherentes con lo que estaba leyendo. Y todo esto fue tejiendo una biografía imborrable. Pero de hecho, hasta el día de hoy, no he sentido en la pertenencia eclesial que se me cerrase la puerta de trabajar con autenticidad en aquello que creo he de trabajar. De los tres lugares -universidad, hospital y comunidad- donde he pasado o paso más tiempo, es en el monasterio es donde me siento más libre. En la universidad debes tener cuidado con las vacas sagradas porque pisas según que callos y acabas fuera. En los hospitales, algo parecido y más últimamente y, cuando lo viví en los Estados Unidos, me sentí completamente ahogada. Por tanto, esta comparativa entre una iglesia represora y una sociedad que ya lo tiene superado no es mi experiencia.
Hablas de enamoramiento: ¿la fe es para ti irracional?
No, pero no es racionalista. ¿Es irracional amar? Puede serlo, a veces, pero lo que no es, es racionalista. El amor no se puede cuadricular, no se puede conceptualizar, no se puede reducir a un argumento cognitivo. ¿La poesía es irracional? No, pero no es racionalista. Es una actividad del espíritu humano que dinamiza la parte más libre. Lo mismo vale para la religión.
¿Has recibido alguna vez presiones por tu activismo político?
Por mi activismo político propiamente, no. Recibí una carta de amonestación del cardenal Rodé, pero eso fue por el tema del aborto. He tenido también algunas censuras en que me han prohibido hablar. Me pasó en Tarragona cuando fui a hablar críticamente de las beatificaciones que hicieron el año pasado de los mártires de la Guerra Civil. Iba a dar una charla y el arzobispo de Tarragona la prohibió. Pero donde he tenido más intentos de censura es en la parte médica. En un congreso me dijeron que ya no me podrían invitar más porque dos farmacéuticas habían retirado la financiación. Y otra este mismo año: tenía que hablar en Lleida sobre la vacuna del papiloma y hubo presiones incluso del Ministerio. No niego pues problemas dentro de la Iglesia, pero fuera veo todavía mucha falta de libertad.
El obispo de Solsona opina que el aborto no es un “derecho”, sino un “crimen terrible y abominable”. ¿Qué piensas de ello?
Reconozco que hay un conflicto ético en el tema del aborto. Uno de los derechos fundamentales e innegociables es el derecho a la vida. Pero el derecho a la autodeterminación es tan fundamental como el derecho a la vida. A veces se plantea el tema del aborto como un tema donde no hay conflicto, y yo creo que sí que lo hay. Porque reconozco no solamente un principio, sino dos. El magisterio católico afirma que este conflicto siempre se ha de resolver de modo que la vida pase delante. Pero yo he encontrado ejemplos en que ante esta colisión de derechos la Iglesia permite que el derecho a la autodeterminación pase delante. En el caso, por ejemplo, de un hijo que necesita un trasplante de riñón y su padre tiene uno compatible. Es un ejemplo real. En los Estados Unidos 90.000 personas esperan cada año un trasplante de riñón. En estas circunstancias, la Iglesia católica sostiene que quien ha de decidir es el padre. Pues eso es una hipocresía.
¿Qué te parece que la Iglesia disfrute de exenciones en el impuesto de los bienes immuebles?
Me parece bien. Tampoco pagan los bienes de las confesiones no católicas ni los de las entidades u ONG por ser colectivos sin ánimo de lucro. Pero efectivamente creo que hoy en día hay una situación de privilegio de la Iglesia en España porque sí hay algunas subvenciones que llegan por vías indirectas a según que escuelas. Pero no sé si este impuesto es el mejor ejemplo.
Por cierto, ¿el monasterio de Sant Benet paga IBI?
No, no lo paga, como el resto de monasterios e iglesias.
Hemos hablado de justicia social pero desde el cristianismo, y aún más estos días, se habla mucho de caridad. Hay quien critica este concepto porque, en su opinión, suplanta el concepto de solidaridad que defiende un reparto justo y sobre la base de unos intereses comunes.
La noción de caridad, la defiendo porque tal y como la entiendo tiene relación con la dignidad y la libertad. Ahora bien, también veo la versión paternalista. Hay quien puede decir: no toquemos las estructuras que generan la pobreza; demos al pobre una limosna y hagámosle saber que es una lismosna. Esta es la gran diferencia entre derechas e izquierdas. Los de derechas son personas que piensan que la competitividad en el ámbito social es bueno que exista. Y entonces utilizan las instituciones caritativas para ayudar a las personas que puedan tener una desventaja competitiva. En cambio, una persona de izquierdas, para mí, no cree en la competitividad como valor fundamental, sino en la solidaridad porque toma la perspectiva de la persona desfavorecida.
Y en este contexto evidente de injusticias ¿no te invaden nunca crisis de fe?
De fe no he tenido nunca. He tenido momenos de desánimo. Pero momentos de tener dudas de que Dios existe, no. Algunas veces sí que he pensado: Dios me llama a estar en el monasterio pero yo no puedo más. Durante el noviciado viví momentos así, porque sentía que me había puesto en un agujero en el cual no veía como sería mi vida diez años después. Lo pasé mal durante unos meses muy largos. Y ahora, con el proceso político, cuando a veces veo que por cuestiones incluso personales se hace imposible un paso que habría sido bueno, también hay momentos de desánimo. Pero esto es humano.