ORACIÓN ANTE EL MONUMENTO -
JUEVES Y VIERNES SANTO
“El que come de este pan, vivirá
para siempre”
INTRODUCCIÓN
¿Tienes dudas de quién es este
que se muestra ante ti? Él fue llamado por sus contemporáneos: maestro, rabí,
profeta, anticristo. Nosotros le llamamos Jesús el Hijo de Dios o el Hijo del
hombre. Pero, a pesar de su realeza como hijo de Dios, aprendió a soportar –como hombre que era- los envites que la vida
le presentaba. “Padre aparta de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad sino
la tuya”. Este que está ante ti es el mayor signo sacramental que una persona
puede ofrecer a otra por amor, pues Jesús se puso en manos de Dios y gritó
“hágase tu voluntad”.
La voluntad de Dios
no es la cruz ni la
muerte ni el sufrimiento.
La voluntad de Dios es
que las personas vivan
y tengan vida en abundancia.
Vamos a acercaros al monte de los olivos donde Jesús se hace ofrenda, donde
Jesús, confiando en el Padre, arriesga su vida. Todo está en juego. Su grito es
“hágase tu voluntad”, su actitud será...”Padre, me fío de ti”. Vamos a
Getsemaní a acompañar a Jesús que hoy sigue diciendo “Padre, me fío de ti”;
vamos a abrir los ojos a quienes están hoy en Getsemaní y se debaten entre la
confianza y la decepción, entre la esperanza y la desilusión, entre el sueño de
justicia y la realidad tantas veces injustificable. Y en Getsemaní también
están los que pasan hambre y sólo esperan un plato de comida, los que sufren la
violencia y sólo sueñan en un día de paz, quienes han perdido el norte de su
vida y sólo esperan una señal que aporte una dirección a su existencia.
Vamos a Getsemaní a acompañar a
Jesús. Vamos a Getsemaní a acompañar a los que aun hoy sufren con la cruz, que
es su cruz particular. Relájate. Cierra un momento los ojos y nota tu
respiración, abandónate ante la Presencia de Dios y confía… ¡Bienvenido/a a
Getsemaní!
*HIMNO
Tu reino, Señor, se hace presente
cuando se fomenta la justicia y
es respetada la libertad.
Cuando todos somos hijos tuyos,
los sueños se deletrean:
Amistad, hermanos, paciencia,
caridad.
Tu reinado, Señor, viene a
nosotros siempre que el pueblo dispone
de sustento, vivienda, trabajo y
sanidad.
Tú nos enseñas, por Jesús,
a vivir con dignidad la vida
y a festejarla en la fraternidad.
En tu reino, Señor, no caben
privilegios
de quienes se creen el fruto de
la espiga
en honor y dignidad.
Eres un Dios vivo, enemigo de los
ídolos humanos,
y no hay mayor cansancio que el
tuyo.
El reino que predicaste llega
casi de puntillas,
se revela y está escondido. Es
simiente que se esparce
por los campos y levadura que
fermenta entre la masa,
luz que muestra el horizonte a
los perdidos.
El Reino de Dios, según los
evangelios,
es un banquete de bodas, un
adviento de ternura
que reparte los panes
en las manos frágiles de los que
gozan detrás del corazón.
(Casiano Floristan)
“En mi corazón escondí tu palabra
para no pecar contra ti. ¡Bendito seas Señor, enséñame tus preceptos” Salmo119
+ Lectura del Evangelio de Juan
(15,1-13)
“Yo soy la vida verdadera y mi
Padre es el viñador. Si uno de mis sarmientos no da fruto, lo corta; pero si da
fruto, lo poda y lo limpia para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios
por las palabras que os he hablado. […]“Yo soy la vid y vosotros sois los
sarmientos. El que permanece unido a mí y yo unido a él, da mucho fruto; pues
sin mí no podéis hacer nada. El que no permanece unido a mí será echado fuera,
y se secará como los sarmientos que se recogen y se queman en el fuego. “Si
permanecéis unidos a mí, y si sois fieles a mis enseñanzas, pedid lo que
queráis y se os dará. Mi Padre recibe honor cuando vosotros dais mucho fruto y
llegáis así a ser verdaderos discípulos míos. Como el Padre me ama, así os amo
yo, permaneced en mi amor. Si cumplís mis mandamientos, permaneceréis en mi
amor, como yo obedezco los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
“Os hablo así para que os alegréis conmigo y vuestra alegría sea completa. Mi
mandamiento es este: Que os améis unos a otros como yo os he amado. No hay amor
más grande que el que a uno le lleva a dar la vida por sus amigos.
PALABRA DEL SEÑOR
*MEDITACIÓN (haz silencio y
vuelve a leer detenidamente el evangelio, observando el mensaje significado en
negrita)
Ten en cuenta que ahora, el que
te habla es Jesús.
Amigo/a, bienvenido a este oasis
de paz en el que se te concede la Paz y el Bien.
No has venido por cualquier
motivo, sino porque deseas visitarme en este misterio Eucarístico, del que por
ti y por tu salvación dio su vida en testimonio.
Vine al mundo para dar un mensaje
de salvación de parte de nuestro Padre Dios. Vine al mundo para dejar
constancia de que el trabajo por el Reino de Dios, es el único objetivo en la
vida de un/a cristiano/a. Déjame que te pregunte algo en este momento de
conversación contigo: -Si yo vine a tu mundo para servir y no ser servido,
¿como no sirves incondicionalmente tú? ¡Sabes que para quien ama, el servir es
lo primero!
Desde la eterna fuente de mi inmensa ternura yo vine a amar con el
ardor del fuego que enciende tu corazón. Y vive Dios, que de amor has de colmar
el aire que respiras. Si deseas seguir mis huellas, sirve sin distinción, como
cisterna plantada en las entrañas del desierto, cuyas aguas aplacan toda sed de
vida.
Da tu vida vertiendo gota a gota, luz en la noche trágica del ciego, gozo
en el pobre, triste y abatido, y bálsamo en la herida del enfermo.
Se tú, el
amor que busca los caminos de tanta soledad sin alma y sin remedio. De tanta
exclusión humana e incomprendida en el mundo. No cuestiones jamás el amor que a
los humanos sin reproche se concede, pues de mi Padre desde el cielo ese amor
procede.
Da, más bien tu vida sin cesar a todos, e infunde en la tierra la luz
de mi Evangelio: pues yo vine a servir y no a ser servido; y reflejo mío has de
ser tú, para ser digno del pan y alimento que contemplas.
(Después de leído pausadamente,
sé honesto/a y reconoce tus
insuficiencias como cristiano/a)
¿Qué tienes que superar para
llegarte a ser discípulo/a de Cristo?
Resucitar a una vida nueva
renunciando a todo lo que obstaculiza tu acceso a Dios y a los hermanos, ¿está
entre tus metas a cumplir?
PRECES. Pon ahora en ante la
Presencia del Señor, las necesidades del mundo y todos tus afanes.
PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL
CIELO SANTIFICADO SEA TU…
*EL PAN SACRAMENTALIZADO
Pan crujiente, pan dulce, pan
contento
De ser comido todo por
hambrientos,
Pan rico de amores, entregado.
¡Qué bueno es Dios, un Dios
empanado!
Vida es para los pobres y
alimento
Y viático y santo sacramento
Del gran amor de Dios enamorado.
Vosotros, rechazados, excluidos
Por gentes del poder y de dinero,
Seréis en mi Reino los primeros,
Mis hijas y mis hijos preferidos.
Escucho vuestras quejas y
gemidos,
Esclavos, humillados,
pordioseros,
Ahora de este mundo el basurero,
Pero os llevo en mi entraña
dibujados.
¡Venid todos, comed pan de los
hijos!
ORACIÓN DE CONCLUSIÓN
Dios y Padre bueno que nos amas y
nos buscas, y en tu Hijo Jesús nos ofreces un ejemplo de amor, ternura y
servicio a seguir; permite que al contemplar este misterio eucarístico de amor
entregado, sintamos la necesidad de expandir tu amor por el mundo. Permítenos
con la asistencia de tu santo Espíritu, que seamos en el mundo las manos y el
corazón de Jesús, que por amor entrego su vida al mundo. Por Jesucristo nuestro
Señor. Amén.
¡Feliz camino y feliz Pascua.
El Señor resucitará y esa es
nuestra alegría y esperanza!
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