Domingo V Cuaresma C. DONDE DIOS NOS PLANTÓ, ES PRECISO
SABER FLORECER
Invocación desde el barro de la tierra
Señor Dios todopoderoso,
perdona a tu Iglesia
su riqueza entre los pobres,
su miedo ante los injustos,
su cobardía entre los oprimidos.
Perdónanos a nosotros, tus hijos,
nuestra falta de confianza en ti,
nuestra falta de esperanza en tu reino,
nuestra falta de fe en tu presencia,
nuestra falta de confianza en tu misericordia.
Restablécenos en tu alianza con tu pueblo;
condúcenos a un arrepentimiento verdadero;
enséñanos a aceptar el sacrificio de Cristo;
danos fortaleza con la ayuda de tu Santo Espíritu.
Quebrántanos cuando somos orgullosos;
haznos de nuevo cuando somos débiles;
humíllanos cuando confiamos en nosotros mismos;
danos un nombre cuando
nos encontremos perdidos.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Meditatio sobre Juan (8,1-11) "QUIEN ESTÉ LIBRE DE PECADO, TIRE LA PRIMERA PIEDRA"
http://www.ciudadredonda.org/calendario-lecturas/evangelio-del-dia/?f=2016-03-13
¿Qué me dice? Para este último domingo de cuaresma, la liturgia nos
propone el evangelio de Juan, y el texto nos introduce en la profundidad
teológica de la enseñanza y la práctica, la ley o la persona. Se acercan ya los
días de la pasión de Jesús y quedan atrás las reflexiones anteriores y las
actitudes que hemos contemplado. Pero no debemos perder de vista, que por muy
elevado que sea el evangelio de Juan, a toda vida interpela. Así que este
evangelio también es de hondura para nuestra vida. Partimos de la base de que
los hijos de Israel nunca abrieron su corazón al Mesías- el Hijo de Dios-, pues
tenían tan idealizada su venida, que tanto le esperaron con ejércitos y pompa,
que se quedaron en el intento. Por eso mismo, lo único que de Dios tienen es su
Ley. Aquella que les dio Moisés en las tablas de la ley y que no se han
preocupado de actualizar. Y la actualización llega con Jesús, hasta el punto de
que este, es motivo continuo de escándalo para ellos. Por ello, a Jesús le van
con un problema complicado y de difícil solución; salvar a pecadora o cumplir
la ley. Lo que ellos no pueden entender, es que Jesús apostará por las dos
cosas. Sí. Porque él mismo es la nueva ley, y el objetivo primordial de su
reinado es la atención justa a los desfavorecidos. No nos importa el pecado de
la mujer, pero ha tenido una actitud que le ha apartado de la presencia de
Dios. Esta mujer es merecedora de la muerte a manos de los judíos pues así lo
manda la ley, pero Jesús, una vez más les demostrará que los caminos de Dios,
en ocasiones son distintos a los de los hombres y mujeres que judicializan la
vida de los demás. Y lo curioso de este episodio del evangelio, es que Jesús plantea
lo que posteriormente será su situación de condena, desde la perspectiva
misericordiosa de Dios.
Misericordia: La cuaresma nos introduce en el injusto proceso
judicial al que es sometido Jesús, y que desemboca en su muerte salvaje a manos
de unos conspiradores. Con Jesús utilizan el “ojo por ojo y diente por diente”.
Se ha atrevido a cuestionar las bases religiosas, económicas y jurídicas del
judaísmo y le hacen pagar con su vida, lo que ellos consideran una perversión.
¿En alguna ocasión le hemos hecho pagar a alguien una ofensa, con la misma
medida? Es posible, y desde luego también es injusto. Porque si en este mundo
no aplicamos la misericordia e incluso la ternura con muchas personas y
circunstancias, sería un autentico caos; pues llegaríamos a tener un mundo
habitado por alimañas en lugar de seres humanos. No perdamos de vista que Jesús
reproduce con esta mujer pecadora lo que luego será su propia situación. Porque
a esta mujer le esperaba la muerte, pero Jesús al apelar a la moralidad de los
actos de los judíos, reblandece su interior y les hacer ver a cada uno, que de
perdón estamos todos todos necesitados. Por eso mismo, la que iba a ser
condenada a muerte, de la mano de Jesús vuelve a la vida y sin que Jesús pase
de largo su pecado “en adelante no peques más”, salva al pecador “tampoco yo te
condeno”; pues ya se condena uno mismo con el mal que hace.
Conclusión: Hagámonos merecedores del favor de Dios, no echando en
saco roto las enseñanzas de su Evangelio. Bastante nos condena en ocasiones las
injusticias de la propia vida y el sistema injusto de los gobiernos que
anteponen la economía al bien personal; como para que cada uno de nosotros
apliquemos en nuestra vida aquello de: “me las pagarás”. Pues quien así obra,
no tiene nada que ver con Jesús, que es el rostro humanizado del amor de Dios.
Estamos en el mundo, Dios nos planto en esta tierra para dar frutos a su
tiempo. Pero hay que saber florecer. Hay que saber crear ocasiones de vida,
siendo bondadosos, comprensivos y misericordiosos. No olvidemos algo, Jesús
llevó a la mujer desahuciada y pecadora a la resurrección. Esa misma
resurrección de la que el luego participaría. Participemos también nosotros y
no perdamos de vista durante la semana santa, la esperanza y esperanza
pascuales.